BASES DE LA RESTAURACIÓN
Tras la caída de Isabel II se
inicia un gobierno provisional en manos del general Serrano que dio paso,
después de la elaboración de la Constitución de 1869, al reinado de Amadeo de
Saboya. En 1873 dio comienzo la 1ª República. Debido a la gran inestabilidad y
a las graves diferencias entre los republicanos acaba en la intervención del
general Pavía. Disuelto el parlamento, se formó un gobierno en manos del
general Serrano, esperando el momento adecuado para la vuelta a la monarquía.
Esto se producirá después del pronunciamiento del general Martínez Campos en
Sagunto, el 29 de diciembre de 1874. La falta de oposición al pronunciamiento
permite la entrada de Alfonso XII en enero de 1875 y su proclamación como rey,
se iniciaba la Restauración.
La Restauración es un sistema político que se fundamenta en
el sistema liberal parlamentario, pero no es democrático y si muy conservador.
El régimen está ideado por Antonio Cánovas del Castillo que se impone en
España tras el Sexenio Democrático. Se trata de una monarquía liberal
doctrinaria controlada por la oligarquía, a través del fraude electoral y de
camarillas políticas, para mantener el orden social y evitar los conflictos
políticos y sociales de la etapa
isabelina y del Sexenio.
La Restauración se extiende de 1875 a 1923. Se puede
dividir en dos etapas: la primera abarca el reinado de Alfonso XII (1875-1885)
y la regencia de María Cristina 1885-1902), momento de establecimiento y
consolidación; y la segunda, está ocupada por una parte del reinado de Alfonso
XIII (1902-1923), periodo de deterioro, crisis y descomposición.
Cánovas había encabezado el Partido Alfonsino,
aglutinando a los antiguos moderados, que pidió durante el Sexenio la vuelta al
trono de los Borbones. En 1873, Isabel II le dio plenos poderes y empezó a
maniobrar para construir este sistema, inspirado en el modelo inglés. Fue
atrayéndose cada vez más partidarios entre los descontentos del Sexenio a
medida que éste evolucionaba. A punto de finalizar la dictadura del general
Serrano, Cánovas anunciaba sus intenciones a través del manifiesto de
Sandhurst. (Academia militar inglesa donde el futuro rey culminaba sus
estudios). Pocos días después de la publicación del manifiesto tiene
lugar el pronunciamiento militar de Martínez Campos en Sagunto (29-XII-74).
Esta asonada no era lo que Cánovas deseaba, pues él prefería un medio más
pacífico y legal, pero se acabó aceptando y se procedió a la formación de un
gobierno provisional con Cánovas a la cabeza, que preparó la vuelta de Alfonso
XII (enero de 1875) en un ambiente de moderación y conciliación.
Las bases del nuevo sistema serían:
-La monarquía
hereditaria, constitucional e doctrinaria. Un rey que acrecienta sus poderes y acepta la situación turnista.
-La
Constitución de 1876.
-La existencia
de dos grandes partidos (Liberal e Conservador), muy semejantes, los cuales
aglutinan a la oligarquía, y que aceptan el sistema y no hacer ninguna ley que
el otro partido tenga que reformar.
-La
alternancia pacífica entre los dos partidos.
-La necesidad
de contar con una doble confianza: la del rey, que es preeminente, y la
parlamentaria.
-El fraude
electoral y el caciquismo que permiten asegurar la victoria en las elecciones.
-El ejército,
que acepta mantenerse al margen y defender el orden a cambio de no ser controlados
(gastos y funcionamiento).
-El mantener
fuera del proceso político a los movimientos nacionalistas y al movimiento
obrero.
Un elemento clave para el éxito del sistema fue la Pacificación.
Para lograr la estabilidad era necesario poner fin a los conflictos abiertos en
el país.
-1876. Guerra Carlista. Victoria militar sobre los
carlistas. La derrota obliga al pretendiente Carlos VII a marcharse al exilio.
Se abolieron los fueros vascos y navarros pero se mantuvieron ventajas fiscales
en estos territorios.
-1878. Guerra de Cuba. Arsenio Martínez Campos consigue
la Paz de Zanjón, con la que habrá amnistía y autonomía administrativa para
Cuba.
Un elemento sobre el que se asienta el funcionamiento del
sistema de la Restauración es la existencia de una monarquía constitucional.
Esta idea la vemos expuesta en el Manifiesto de Sandhurst (Documento 1).
El
Manifiesto de Sandhurst (Documento 1),
fue redactado por Cánovas pero firmado por Alfonso de Borbón. Era una
declaración de intenciones del sistema que se proponía para acabar con la
situación que se vivía en España, bajo el gobierno monárquico del general
Serrano, pero en la República. Se publica en Inglaterra, a donde fue trasladado
Alfonso a estudiar, para transmitir la imagen de modernidad, firmeza, estabilidad,
liberalismo, etc., que proporciona ese país. La propuesta era la de una
Monarquía liberal constitucional. Se
presenta a Alfonso XII como rey de todos los españoles, apelando a los
principios de liberalismo y catolicismo. El Manifiesto respondía a las aspiraciones de todo los
sectores deseosos de orden y estabilidad. Aporta la legitimidad dinástica a un
vacío político y jurídico, aumentado con la desaparición de la república
(“huérfana la nación...”). Defiende el
sistema monárquico-constitucional como un sistema bueno, flexible e integrador
para atender los problemas (Doc. 1, lín
4). Intenta conciliar y dar cabida al máximo de posiciones para estabilizar el
régimen “ de conformidad cos votos e a conveniencia da nación). Alude a una soberanía compartida entre el Rey
y las Cortes (“...fácil será que se entiendan y concierten sobre todas las
cuestiones por resolver un príncipe leal y un pueblo libre”) y anuncia
tolerancia en materia religiosa y liberalismo en materia política.
Otro elemento sobre el que se asienta este nuevo régimen
es la Constitución de 1876 (Doc. 2). Fue realizada por el primer parlamento de la
Restauración, elegido en las elecciones con sufragio universal que organizó el
gobierno provisional y que fueron fraudulentas. La mayoría conservadora elaboró
una Constitución parecida a la de 1845, pero con elementos de la de 1869. Su
principal característica es su flexibilidad, gracias a su ambigüedad, ya que
deja a expensas de desarrollos legislativos posteriores temas importantes. Permite
a conservadores y liberales poder gobernar sin cambiar la constitución. Algunos de los principales principios están
en el documento 2:
- Soberanía
Compartida, recogida en el preámbulo (doc. 2, lín 2, “…en unión y de acuerdo…”)
y en artículo 18. Se vuelve al concepto de compartir que era un punto básico en
el pensamiento moderado y de Cánovas. La Soberanía la comparten:
- Cortes:
Bicamerales (artículo 19), constituidas por un Congreso, diputados elegidos y
un Senado.
- El
Rey.
- Se establece la
División de poderes, pero con un
aumento de los poderes del rey.
El poder ejecutivo en manos del rey y el jefe de gobierno. El rey
aumenta sus poderes. El rey es inviolable y controla el poder ejecutivo (nombra
y cesa al jefe de gobierno) (artículo 50) y parte del legislativo (convoca y
disuelve Cortes, tiene iniciativa legal y veto). Ostenta el mando del ejército.
El jefe de gobierno, nombra ministros y tiene el poder ejecutivo de gobierno.
Poder legislativo en las
Cortes:
Bicamerales (artículo 19), constituidas por un Congreso, diputados elegidos, y
un Senado elitista formado por senadores por derecho propio, elegidos por el
rey o por las altas dignidades. Comparten con el rey el poder legislativo
(artículo 18).
- Religión
católica oficial (artículo11), lo que supone un claro retroceso en lo
relativo a la libertad de conciencia con respecto al Sexenio. Al menos, se
toleran otras religiones. El control de la educación también quedará en manos
de la Iglesia. (No le gustó a la Iglesia).
Además en la constitución se hacía referencia a:
Además en la constitución se hacía referencia a:
- Reconocimiento de derechos
y libertades, semejantes a la Constitución de 1869, pero poco definidos
pues se delega en regulaciones posteriores que los recortan (idea de moderar. No hay derecho de asociación).
- Sufragio sin
concretar. Primero será censitario (permite control del proceso político) y
desde 1890 (ley realizada por Sagasta) universal (aunque fraudulento).
Otro elemento
sobre el que se asienta el sistema de la Restauración es la existencia de dos
partidos que se turnarán en el poder, el
“Turnismo”. Dos partidos (bipartidismo), denominados dinásticos por su
apoyo al sistema, se turnan en el poder de forma pacífica mediante el fraude
electoral. Los dos partidos dinásticos eran de ideología liberal:
· Conservador. Dirigido por Antonio
Cánovas del Castillo. Estaría formado por antiguos moderados y unionistas. Su
base social era la alta burguesía latifundista y financiera, la aristocracia y
la jerarquía católica. Eran de carácter centralista y defensores del orden
social, no dudando en aplicar una política represiva para mantenerlo sin hacer
concesiones (ley antiterrorista de 1894), por eso sus periodos de gobierno se
caracterizan por leyes restrictivas de las libertades (control de la educación,
ley de imprenta de 1879, sufragio censitario).
· Liberal. Dirigido por Práxedes Mateo
Sagasta (creado en 1876). Eran los antiguos progresistas y republicanos
moderados. Su base social eran la alta burguesía comercial e industrial y las
clases medias. En sus gobiernos establecieron ciertas libertades como la
libertad de cátedra, la libertad de expresión (Ley de prensa 1883), libertad de
asociación (Ley de asociaciones 1887), y derechos políticos como el sufragio
universal (1890). También realizaron algunas reformas eco nómicas como el
Código de Comercio de 1885 y reformas sociales como la emisión del Código Civil
en 1889 y la abolición de la esclavitud en Cuba.
Los
dos partidos aceptaban el sistema y defendían el Turnisno, que fue ratificado
entre Cánovas y Sagasta en 1885, en el
Palacio de El Pardo (Pacto de El Pardo). Con motivo del fallecimiento de
Alfonso XII y no teniendo asegurada la sucesión ya que no había nacido su hijo
(María Cristina está embarazada), para evitar la inestabilidad y asegurarse
ellos el control del proceso político y los beneficios del sistema Cánovas y
Sagasta se reúnen y acuerdan: apoyar a la Regencia, mantener el turno, esperar a proclamar al
heredero, no hacer ninguna ley que el otro partido tenga que modificar. Para
garantizar ese acuerdo Cánovas dimite y deja gobernar a Sagasta. En el Documento 3 vemos una viñeta donde se
expone de forma gráfica ese turnismo entre Cánovas y Sagasta, alternándose
entre comensal y cocinero que hace el caldo gordo, mientras España, el pueblo,
siempre friega los platos. En la primera
viñeta, Sagasta se sienta a la mesa y come, es decir ocupa el gobierno y se
aprovecha de esa situación. Mientras, Cánovas, en la oposición, es decir,
detrás, no hace nada para molestar el gobierno de Sagasta, esto es, remueve el
caldo gordo. Completa la viñeta la figura de una mujer, el pueblo español, que
es la que trabaja fregando los platos. En la segunda viñeta, Cánovas y Sagasta
se cambian los papeles, pero España sigue trabajando, aprovechándose de ella
sin sufrir ningún cambio.
Para
llevar a cabo ese turnismo se ponía
en marcha un sistema complejo que afectaba a todo el país. Cuando
el partido que gobierno sufre una crisis o desgaste, e Rey llama a gobernar al
otro partido. Así este contaba ya con el
apoyo de la Corona. Después el Rey entregaba a nuevo jefe de gobierno el
decreto de disolución de las Cortes. Se
preparan las elecciones y obtiene la mayoría parlamentaria quien las organiza, así cuenta también con el respaldo de las Cortes.
De
este modo el turno contaba con dos condiciones:
-
La
implicación de la Corona en el sistema político como árbitro entre partidos.
-
El
falseamiento electoral.
Para
obtener la victoria en las elecciones era necesario el fraude electoral y el caciquismo, como nos ponen de manifiesto los
docs, 4 y 5. El ministro de Gobernación, como expone el nacionalista catalán
Valentí Almiral en el Doc 5, es el que organiza la “farsa” de las elecciones,
en la que solo hay un elector: el ministro de Gobernación. El ministro de gobernación, antes de las
elecciones, hacía las listas de los candidatos a elegir, el encasillado.
En el encasillado entraban los diputados del partido del gobierno, para tener
una mayoría cómoda; los diputados del partido que pasaba a la oposición, para
repartir escaños entre los principales líderes y evitar que el partido se
fragmentase; y algunos diputados de otros partidos, para dar idea de pluralidad
política. Después ordenaba a los gobernadores, alcaldes y caciques su elección. Coloquialmente a los diputados
que estaban en el encasillado se les llamaba “ministeriales”, ya que contaban
con favor del gobierno, y, naturalmente, se facilitaba su elección; a los diputados de la oposición
se les llamaba “legales”. La realización del encasillado era muy compleja, ya que había que contar con
muchos líderes, y también tener en cuenta los distritos “enfeudados”, es decir
los distritos que estaban controlados por una persona o familia y que no se
podían cambiar.
Para
cumplir lo el encasillado y la realización de la elecciones era fundamental el
cacique.
-
El
cacique era un jefe local que controlaba una determinada área.
-
Tenía poder
económico pero sobre todo político, para emplear la administración
del Estado en beneficio de amigos y contra los enemigos.
-
Hacía
la tarea de intermediario entre el Estado y la comunidad. Al Estado le
ofrecía el control de la comunidad, a esta su influencia en el Estado
(doc. 4, líns 5 y 6).
El poder de estos caciques era especialmente notable en
las áreas rurales, donde tenían en sus manos el sustento de las familias más humildes
del lugar (“…dá e quita miserentos postos…”, doc.4 lín 2), como nos describe
Benito Pérez Galdós. Sólo en las zonas urbanas era posible escapar de la tenaza
de estos nuevos señores feudales, pero la población urbana era aún muy
minoritaria, solo el 25% del total, con respecto a la rural. De esta manera una
misma oligarquía, que ostentaba siempre los cargos políticos y administrativos,
formada por la aristocracia, alta burguesía, Iglesia y ejército, gobernaba para
mantener el orden social, impidiendo a la oposición política alcanzar el poder.
Para su funcionamiento
se valía del fraude electoral, de la poca participación en las
elecciones (con el sufragio censitario hay pocos votantes y se puede controlar
bien el voto; cuando se establece el sufragio universal se mantiene el control
ya que los distritos electorales son pequeños y no vota todo el mundo) y del clientelismo.
El clientelismo se daba más en el mundo rural como pervivencia de otras formas
de dominación (arrendamiento de tierras, etc.), por la miseria e inseguridad
del campesino y por el analfabetismo. Para
el fraude electoral se valían de cualquier método: suplantación de gente, soborno, alteración de las listas,
impedir el voto, y si podía quedar duda el cambio de la urna por otra preparada
(pucherazo) para que en el recuento
de los votos no hubiese sorpresa.
De
este modo se escogían los diputados. Los
que quedaban fuera podían protestar, como hace Valenti Almirall (un republicano
federal que convocó el Primero Congreso Catalanista (1880), con la intención de
unificar las corrientes catalanistas en un proyecto liberal e laico.
Este movimiento culminó en la creación del “Centre Catalá” (1882),
organización que pretendía conseguir la autonomía. En 1885 presentó a
Alfonso XII el Memorial de Greuges (Memorial de Agravios, Memoria en
defensa de los intereses morales y materiales de Cataluña) con el doc. 5, y
presentar denuncias ante las Cortes, pero ahí la mayoría del gobierno en las
Cortes se resolvía siempre en su favor.
Con
el turnismo también se conseguía completar otro elemento de la Restauración que
era tener controlados a todos los partidos de la oposición. En la oposición,
fuera del turno, se encontraban los partidos republicanos, carlistas,
movimiento obrero y partidos nacionalistas. Durante el último tercio de siglo
van creciendo, pero simpre controlados por los partidos dinásticos, que con el
fraude electoral y la represión impiden su crecimiento. (se puden nombrar)....
Otro elemento para el buen funcionamiento
de la Restauración fue contar con el apoyo
del ejército. El ejército constituye uno de los pilares básicos del sistema da Restauración. Pero lo que se
pretende es acabar con la intervención
del ejército en la vida política, que para cambiar de partido en el
gobierno no fuese necesaria la intervención militar. Quedaba establecida la supremacía del poder civil sobre el
militar, otorgando a cambio la autonomía de la milicia y del generalato, es
decir, los militares no serían controlados en la distribución de sus gastos.
Finalmente, los militares con gran
prestigio podían integrarse en los partidos políticos para intervenir en la
política y respaldar las acciones de gobierno.
Ahora
bien, los militares seguirán siendo un elemento
de presión sobre la vida civil. Mantendrán un cierto distanciamiento y crítica sobre el sistema político y
sobre la sociedad en general, sobre todo con la prensa. Irán adoptando
posiciones cada vez más conservadoras.
También
hay que destacar el papel el de los reyes como rey-soldado. Monarcas con formación militar, que dirigen el
ejército y tienen una posición activa en las guerras (carlista), lo que les
permite tener el apoyo de los militares.
Con estos elementos, la oligarquía controla
el proceso político y mantiene al margen al movimiento obrero y al incipiente
movimiento nacionalista cuya presencia durante el siglo XIX es casi
testimonial.
De
este modo el sistema funciona perfectamente hasta los años 90. De 1875-81: gobiernos iniciales de
los conservadores: organización del sistema e
interpretación restrictiva de los derechos y libertades; sufragio
censitario; restricción de la ley de prensa, reunión y asociación. Persecución
del movimiento obrero. De1881-84: Gobiernos liberales. Primera alternancia
pacífica. Primeras aperturas del régimen.
De 1884-85: Gobierno de Cánovas. Muerte de Alfonso XII. Ante esa
circunstancia: Pacto do Pardo de 1885. De 1885-90: Gobiernos de Sagasta
que introducen reformas: legalización de organizaciones obreras (1887), ley de
juicio por jurados (1888), Código civil (1889), Sufragio universal para varones
de más de 25 años (1890). A partir de ahí el sistema empieza a funcionar mal por: el
crecimiento del movimiento obrero (UGT y anarquistas-atentados), por el
crecimiento del nacionalismo y republicanismo, por la crisis económica (crisis
finisecular) y finalmente por la crisis de Cuba. La pérdida de Cuba en el 98 hará caer a la sociedad española
en una situación de desencanto y frustración que destacará los malos
funcionamientos del sistema. Ante esta situación los partidos dinásticos (y
otros partidos como el de Joaquín Costa) iniciarán un proceso de regeneración,
pero que pronto quedará cortado, entre otras razones, porque las reformas
llevarían a que los partidos dinásticos dejarán de controlar el proceso
político y esto no lo podía aceptar la oligarquía gobernante.
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