OPOSICIÓN AL FRANQUISMO: 1939-75
La oposición política al franquismo tuvo que manifestarse desde la clandestinidad y estuvo sometida a una fuerte represión policial y judicial (Ley de Responsabilidades Políticas, Tribunal de Orden Público). Fue constante del franquismo la existencia de presos políticos, censura, control de los medios de comunicación y marginación de los represaliados y enemigos políticos. La oposición política partió inicialmente de los partidos y sindicatos derrotados en la guerra, pero progresivamente surgieron nuevas formas de oposición, incluso desde dentro del propio régimen, demandando libertades.
LA OPOSICIÓN EN LA POSGUERRA: AÑOS CUARENTA
La oposición democrática de los partidos obreros se manifestó mediante la lucha armada de los guerrilleros, los “maquis”. Al principio, se trata de simples escapados o huidos de la represión de Franco por los montes; después se convierten en guerrilleros. Hacen acciones de resistencia desde los montes contando con el apoyo de la población civil y de la ayuda que les proporcionaba el PCE. Intentaron una penetración por el valle de Arán, en 1944, que fracasa. Después actuaron, durante varios años en las zonas montañosas (Galicia-León-Asturias, Extremadura), esperando la ayuda de los aliados, pero la falta de apoyo internacional y en el país llevó al fracaso de la guerrilla. Acaban capturados, muertos o en el exilio (algunos colaborarán en la resistencia francesa durante la 2ª Guerra Mundial). En Galicia destacaron las acciones de Benigno Andrade (Foucellas) y de José Veiga Castro (Piloto), que murió en 1965.
En los años cuarenta, Franco también tuvo que enfrentarse con la oposición MONÁRQUICA: aristócratas y generales (Varela, Moscardó, Aranda) que defendían la vuelta a la monarquía, a la que se sumó D. Juan de Borbón en 1945 (Manifiesto de Lausana). Franco logró desarmarla colocando a los generales opositores en destinos sin importancia y proponiendo la Ley de Sucesión de 1947, por la que España se constituía en reino.
LA OPOSICIÓN EN LOS AÑOS CINCUENTA Y SESENTA
En los años cincuenta aparece también un movimiento de oposición al franquismo dentro de la Universidad. Gente de clase media de tendencia liberal o democristiana. Coincide con los intentos aperturistas de Joaquín Ruiz Jiménez en la Universidad y con enfrentamientos con los falangistas. En los años 1955-56 se producen manifestaciones y enfrentamientos entre estudiantes “aperturistas” y falangistas que Franco tiene que reprimir y zanjar cesando a Joaquín Ruiz Jiménez y a Raimundo Fernández Cuesta (Falange). Estos enfrentamientos demostraban el desgaste de la Falange y el nacimiento de una oposición no vinculada a la guerra. En los años siguientes las protestas contra el SEU (sindicato único universitario) continuaron y a partir de 1964 casi ningún distrito universitario reconocía al SEU. En 1965 las manifestaciones estudiantiles aumentaron por la destitución por el Gobierno de prestigiosos catedráticos (Tierno Galván, Aranguren, García Calvo, etc.) y continúan en los años siguientes, sobre todo bajo la influencia del Mayo del 68, siendo duramente reprimidas por la policía.
El movimiento obrero tuvo poca importancia en los años cuarenta y principios de los cincuenta (huelga de tranvías de Barcelona de 1951). Las primeras protestas importantes no se producen hasta 1956-58: manifestaciones en las zonas mineras (Asturias) e industrializadas (País Vasco). Es en estas huelgas donde comienzan a formarse las futuras Comisiones Obreras (CC.OO). Estas “comisiones” se fueron consolidando como alternativa a las centrales clásicas (CNT, UGT: estructuras muy débiles y escasa implantación), y con el apoyo del PCE consiguieron una fuerte implantación entre los trabajadores. Trabajaban desde la clandestinidad y también infiltrados en los sindicatos verticales (líder del movimiento Marcelino Camacho). Este movimiento obrero se fortaleció al amparo de la liberalización de las relaciones laborales que supuso la Ley de Convenios Colectivos de 1958.
Desde el nacionalismo también renace un movimiento de oposición. En el País Vasco una escisión de jóvenes del PNV fundaron, en 1959, la organización Euskadi ta Askatasuna (Euskadi y Libertad, ETA). Reaccionaban contra la pérdida de identidad del pueblo vasco y contra la represión franquista; tenían un referente de admiración en los movimientos de liberación nacional que se estaban a desarrollar en el Tercer Mundo; comenzará las acciones armadas a partir de 1967.
En cuanto a la oposición política en los años 50 y 60, se encontraba muy fragmentada y tenía muy pocos militantes. Estaban: los democristianos de Gil Robles y los de Manuel Jiménez Fernández; los socialdemócratas de Dionisio Ridruejo; los liberales de Joaquín Satrústegui; los republicanos; el PSOE, liderado por Rodolfo Llopis, muy dividido entre los militantes del interior y exilio (sufre una escisión con la creación por Tierno Galván del Partido Socialista del Interior). Una de las acciones que tuvo más repercusión fue la “reunión de Munich”, de 1962. Con motivo del IV Congreso del Movimiento Federal Europeo se reunieron en Munich representantes de los movimientos de oposición del interior y del exilio. Llegaron a acuerdos sobre las reformas que tenía que efectuar España y la instauración de instituciones democráticas: garantías para el ejercicio de los derechos de la persona (en especial el de expresión), supresión de censura, libertades sindicales, etc.
En la reunión no estuvo el Partido Comunista de España (PCE dirigido por Santiago Carrillo) debido a la hostilidad de los otros participantes (contexto internacional de rechazo al comunismo) pese a ser el partido con más implantación (CC.OO) y mejor estructurado en el interior de España.
El régimen reaccionó con una gran campaña de prensa contra lo que denominó el “contubernio de Munich” y con represalias con los asistentes.
Desde la Iglesia también se va gestando una oposición al régimen. El distanciamiento con el régimen cobra más fuerza entre 1962-65 con motivo del Concilio Vaticano II, y con el nombramiento en 1971 del cardenal Vicente Enrique y Tarancón como presidente de la Conferencia Episcopal Española. En septiembre de 1971 aprobaron un documento en el que se abogaba por una separación entre Iglesia y Estado y se rechazaba la participación de los obispos en las instituciones franquistas y se pedía la instalación de un sistema democrático. Esa tendencia se incrementa en 1973 con el documento titulado “La Iglesia y la comunidad política”, en el que pedían la revisión del Concordato y el respeto al pluralismo ideológico.
LA OPOSICIÓN EN LOS AÑOS 70.
En los años finales del franquismo se intensificaron los actos de oposición al régimen. Entre las causas podemos indicar:
- El desarrollo económico, social y cultural que demanda libertades políticas.
- El crecimiento del movimiento obrero y universitario y las huelgas.
- El aumento de la prensa crítica con el régimen.
- El alejamiento de la Iglesia e incluso de militares (Unión Militar Democrática).
- La propia debilidad del régimen: aparición de un grupo reformista; debilidad física de Franco.
Los distintos partidos políticos van aumentando su base social y organización. El de mayor base social era el PCE (sobre todo en Cataluña con el PSUC) que defendía una alianza de todas las fuerzas democráticas o “Pacto por la Libertad”. En el PSOE se dio un crecimiento y cambio de dirección recayendo esta en los dirigentes que vivían dentro de España (Congreso de Suresnes, 1973, Felipe González). Los partidos nacionalistas (PNV y CDC, Convergencia Democrática de Cataluña) tenían también un fuerte arraigo en las clases medias de ambas regiones. Junto a estos partidos aparecieron otros, a finales de los sesenta y principios de los setenta, la llamada nueva izquierda: la ORT (Organización Revolucionaria de Trabajadores), la LCR (Liga Comunista Revolucionaria), el PCE m.l (P. Comunista marxista leninista), etc. Influidos por el maoísmo, trotskismo, etc. defendían la acción directa, violenta. (De algunos grupos se desprendieron grupos violentos como el FRAP).
Dentro del régimen también aparecen escisiones: algunos cargos importantes como Fraga, Areilza, Fernández Ordóñez, Pío Cabanillas, Calvo Sotelo defienden una línea reformista aunque sin llegar a proponer un sistema democrático (Gabinete de Orientación y Documentación, GODISA de M. Fraga; colectivo “Tácito”; Federación de Estudios Independientes, FEDISA).
El paso final del movimiento opositor fue la realización de uniones o alianzas como pedía el PCE en su Pacto por la Libertad. Una de las primeras alianzas fue la Asamblea de Cataluña, en la que participaban todos los grupos de oposición de Cataluña. Las alianzas más importantes son las que formarán el PCE y el PSOE. En julio de 1974 se constituyó en París la Junta Democrática de España, liderada por el PCE, en la que se integraban: Partido Socialista Popular (Enrique Tierno Galván), personalidades independientes (García Trevijano), asociaciones (vecinos, amas de casa, juventud, etc.), Comisiones Obreras, etc. Sus objetivos constituían un programa democrático mínimo (formación gobierno provisional, amnistía, legalización partidos, libertad de huelga, derechos de reunión, expresión, celebración sufragio sobre la forma de gobierno, etc.). Tuvo una gran repercusión por promover la oposición política sin pertenecer a ningún partido. En 1975, las fuerzas que no habían entrado en la Junta promovieron la creación de la Plataforma de Convergencia Democrática, liderada por el PSOE, en la que se encontraban: UGT, Izquierda Democrática, Unión Socialdemócrata Española, Organización Revolucionaria del Trabajo, Movimiento Comunista y Partido Carlista. Desde el principio comenzaron conversaciones entre las dos formaciones para luchar conjuntamente. Un primer acuerdo se da el 30 de octubre de 1975 (Franco enfermo): liberalización de presos, libre ejercicio derechos humanos, libertades políticas y ruptura democrática. Las conversaciones se mantienen hasta alcanzar la unidad, en marzo de 1976, con la formación de Coordinación Democrática, que luchará por la ruptura democrática (elecciones generales a Cortes Constituyentes).
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