Bloque 7. La Restauración Borbónica:
implantación y afianzamiento de un nuevo sistema político (1874-1902)
B7.1. Teoría y realidad
del sistema canovista: inspiración en el modelo inglés; la Constitución de 1876
y el bipartidismo; turno de partidos, caciquismo y fraude electoral.
HEB7.1.1. Explica los
elementos fundamentales del sistema político ideado por Cánovas.
HEB7.1.2. Especifica
las características esenciales de la Constitución de 1876.
HEB7.1.3. Describe el
funcionamiento real del sistema político de la Restauración.
HEB7.1.4. Representa
una línea del tiempo desde 1874 hasta 1902 y sitúa en ella los principales
acontecimientos históricos.
B7.2. Oposición al sistema: catalanismo,
nacionalismo vasco, regionalismo gallego y movimiento obrero
HEB7.2.1. Resume el origen y la
evolución del catalanismo, el nacionalismo vasco y el regionalismo gallego.
HEB7.2.2. Analiza las corrientes
ideológicas del movimiento obrero y campesino español, así como su evolución
durante el último cuarto de siglo XIX.
B7.3. Éxitos políticos: estabilidad y
consolidación del poder civil; liquidación del problema carlista; solución
temporal del problema de Cuba.
HEB7.3.1. Compara el papel político
de los militares en el reinado de Alfonso XII con el de las etapas precedentes
del siglo XIX.
HEB7.3.2. Describe el
origen, el desarrollo y las repercusiones de la tercera guerra carlista.
B7.4. Pérdida de las últimas colonias
y crisis de 1898: guerra de Cuba con Estados Unidos; Tratado de París;
regeneracionismo.
HEB7.4.1. Explica la política
española respecto al problema de Cuba.
HEB7.4.2. Señala los
principales hechos del desastre colonial de 1898 y las consecuencias
territoriales del Tratado de París.
HEB7.4.3. Especifica
las consecuencias para España de la crisis del 98 en los ámbitos económico,
político e ideológico.
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B7.1. Teoría y realidad del sistema
canovista: inspiración en el modelo inglés; la Constitución de 1876 y el
bipartidismo; turno de partidos, caciquismo y fraude electoral.
INTRODUCCION.
LAS BASES DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN
Tras el pronunciamiento de Martínez Campos en
Sagunto, en diciembre de 1874, se instaura un nuevo sistema político conocido
como Restauración. El régimen se fundamenta en el sistema liberal
parlamentario[1];
un sistema muy conservador que no es democrático.
La idea de la restauración de la monarquía Borbón
en el hijo de Isabel II se va gestando durante el Sexenio. Un grupo de
moderados, entre los que está Antonio Cánovas, van elaborando un programa
conservador que se resume en las palabras “Paz y orden”, que es del gusto de
las clases altas y medias temerosas de los excesos revolucionarios, y en la
fidelidad al hijo de Isabel II. A este inicial “grupo alfonsino”, se suman también
los militares y el llamado “lobby” esclavista cubano, grandes propietarios
cubanos que no querían ni independencia de Cuba, ni democracia, ni emancipación
de los esclavos.
En la Restauración podemos diferenciar dos etapas:
1ª.
1875-1902. Perfecto funcionamiento del sistema. Reinado de Alfonso XII[2]
(1875- noviembre de 1885) y regencia de María Cristina (26 de diciembre
1885-1902).
2ª.
1902-1923. Perdida de estabilidad, crisis y descomposición. Cambio por: muerte
de los líderes que la hicieron y fraccionamiento de los partidos dinásticos,
crisis de Cuba, aparición de un nuevo rey, desarrollo del movimiento obrero y
de los partidos nacionalistas.
La idea de la Restauración era resolver
los conflictos políticos y sociales de la etapa isabelina y del Sexenio.
Los objetivos eran:
-
Crear un sistema político compartido por todos los sectores burgueses, para evitar el recurso al
pronunciamiento militar y mantener el orden social y económico.
-
Asegurar
la exclusión de las clases bajas de la vida política (su actuación en el
Sexenio alterara el orden social burgués).
EL
PENSAMENTO POLÍTICO DE CÁNOVAS y el modelo inglés
El artífice y diseñador fue Antonio Cánovas del
Castillo (1828-1897)[3].
Ligado a los sectores menos conservadores participa en 1854 (Manifiesto de
Manzanares) y en el Sexenio. Crítico con la declaración de derechos del hombre,
con el sufragio universal, con los republicanos y con el movimiento obrero
(respaldó la prohibición de la AIT en España). Era un liberal moderado, un
conservador partidario de los principios del liberalismo doctrinario. Un
político pragmático. Buscó garantizar la estabilidad integrando la mayor parte
de las fuerzas liberales en el sistema por él diseñado, y evitando recurrir a
la violencia para acceder al gobierno. El pensamiento de Cánovas
parte de dos instituciones, Corona y Cortes, y de dos principios, la soberanía
compartida y la constitución histórica de España. El rey, la Corona, representa
el orden y la autoridad, las Cortes la voluntad del pueblo y la libertad.
En función de lo anterior, la Corona debe ser la pieza clave del sistema, por
lo tanto, tendrá el poder de hacer la ley con las Cortes (soberanía compartida)
y se considera que la monarquía está por encima de la Constitución escrita ya
que es, la monarquía, fundamento mismo del Estado.
Cánovas toma como ejemplo para su sistema el modelo
inglés: la alternancia de dos partidos, el liberal y el conservador, con el
respeto a la ley, y la consolidación de dos instituciones fundamentales, la
corona y el parlamento.
En resumen, el sistema que propone
Cánovas es un sistema abierto a las clases poderosas y cerrado a las bajas.
Este sistema de la Restauración o sistema canovista contará con los siguientes puntos
fundamentales para su funcionamiento:
-La monarquía hereditaria,
constitucional y doctrinaria. Un rey que acrecienta sus poderes y acepta la
situación turnista, no vinculándose con ninguno de los dos.
-La existencia de dos grandes partidos
(Liberal y Conservador) muy semejantes que aceptan el sistema de no hacer
ninguna ley que el otro partido tenga que reformar y el transaccionismo (ceder
en sus posiciones, transigir).
-La alternancia pacífica entre
los dos partidos. Sin tener contar con el recurso militar.
-La necesidad de contar con una
doble confianza: la del Rey, que es preeminente, él nombra al que será jefe de
gobierno, y la parlamentaria: el jefe de gobierno tiene que tener el apoyo
(mayoría) de las Cortes.
- La Constitución de 1876.
-El fraude electoral y el
caciquismo que permiten asegurar la victoria en las elecciones.
-El ejército, que acepta
mantenerse al margen de la política, solo entra a defender el orden a cambio de
no ser controlado (gastos y funcionamiento).
-El control por parte de la
oligarquía.
-El mantener fuera del proceso
político a los movimientos nacionalistas y al movimiento obrero.
-El transaccionismo (cesión por
ambas partes, progresistas y conservadores) en materia de derechos y
libertades.
HEB7.1.1. Explica los elementos
fundamentales del sistema político ideado por Cánovas.
Un
elemento sobre el que se asienta el sistema de la Restauración es la Monarquía constitucional
parlamentaria. Esta idea quedó recogida en el Manifiesto de Sandhurst (conocido como programa político da
Restauración). El Rey y las Cortes elementos fundamentales de la Constitución
interna de España. El rey debe ejercer la soberanía conjuntamente con las
Cortes.
El
Manifiesto es una
declaración que hace desde Inglaterra el futuro Alfonso XII (1-12-74), que fue
redactada por Cánovas. En él se presenta como rey de todos los españoles
(no como su madre, Isabel II, vinculada a los moderados), y apela a los principios
del liberalismo y del catolicismo. El Manifiesto respondía a las
aspiraciones de todos los sectores deseosos de orden y estabilidad. Aporta la
legitimidad dinástica a un vacío político y jurídico, aumentado con la
desaparición de la república (“huérfana la nación...”), intenta conciliar y dar
cabida al máximo de posiciones para estabilizar el régimen (carácter abierto e
integrador de la monarquía, “posee…necesaria flexibilidad”), alude a una
soberanía compartida entre rey y cortes (“...fácil será que se entiendan y
concierten sobre todas las cuestiones por resolver un príncipe leal y un pueblo
libre”) y anuncia tolerancia en materia religiosa y liberalismo en materia
política.
El manifiesto acababa proclamando las esencias fundamentales que han de
regir su reinado: «…ni dejaré de ser buen español ni, como todos mis
antepasados, buen católico, ni, como hombre del siglo, verdaderamente liberal».
Otro elemento es la existencia de dos grandes partidos: Liberal y Conservador. Muy semejantes. Aceptan no monopolizar el poder y la idea de
no hacer ninguna ley que el otro partido tenga que reformar.
LOS
PARTIDOS
Los dos partidos son muy semejantes:
-
Defensa
de la monarquía.
-
Defensa
de la constitución.
-
Defensa
de la propiedad privada.
-
Defensa
del Estado liberal unitario y centralista.
Diferían en que los conservadores eran proclives al
inmovilismo y a la defensa de la iglesia y del orden social, por el contrario,
los liberales eran defensores de un reformismo progresista de carácter laico.
Se trataba de partidos de notables, con poca
cohesión ideológica y estructura organizativa, sin estatutos ni afiliados.
Tenían un carácter muy personal y los cambios de partido eran frecuentes. Su
base social era muy semejante: las élites económicas y las clases medias
acomodadas.
El Partido Liberal Conservador[4]. Organizado en torno a Antonio
Cánovas hasta su muerte en 1897, integraba a moderados, unionistas, algún
progresista y algún sector católico.
El Partido Liberal Fusionista[5]. Unido hasta 1903 a Práxedes
Mateo Sagasta. Aglutinaba a los progresistas y algunos unionistas, moderados y
republicanos.
Entre ambos partidos existía un acuerdo tácito de
no promulgar ninguna ley que forzase al otro a abolirla cuando llegase al
gobierno. (transaccionismo)
Los partidos también aceptan otro elemento: el turno pacífico entre ellos.
EL
TURNO
El
funcionamiento teórico de la restauración era la construcción de un sistema
constitucional parlamentario. Elecciones libres a Cortes para escoger los
diputados, después la propuesta del Rey para formar gobierno al líder del
partido que hubiera resultado vencedor en las elecciones. La práctica no era
eso.
Cánovas y Sagasta
aceptaban dos principios básicos: que el ejercicio del poder no debía quedar en
exclusividad en una fuerza política, y que el cambio de gobierno no podía
depender de unas elecciones. Para llevar estos principios a la práctica,
idearon el sistema del turno pacífico entre sus partidos. El sistema se
producía del siguiente modo:
1-
Cuando el partido en el gobierno sufría una crisis o
desgaste, el Rey llamaba a gobernar al otro partido. Así este contaba ya con
apoyo de la Corona.
2-
El Rey entregaba al nuevo jefe de gobierno el decreto
de disolución de las Cortes. Ya que el jefe de gobierno tiene que tener mayoría
en las Cortes. Se preparaban las elecciones; obtenían la mayoría parlamentaria
y estaban representados todos los partidos, y así parecía que el sistema funcionaba.
El turno contaba con dos condiciones:
-
La implicación de la Corona en el sistema
político como árbitro entre partidos.
-
El falseamiento electoral.
Otro
elemento es que el
ejército, que acepta mantenerse al margen, solo entra a defender el orden
a cambio de no ser controlado (gastos y funcionamiento).
EL PAPEL
DEL EJÉRCITO
El ejército constituye otro de los pilares
básicos del sistema de la Restauración. Pero lo que se pretende es acabar
con la intervención del ejército en la vida política. Queda establecida la supremacía
del poder civil sobre el militar otorgando, a cambio, la autonomía de la
milicia y del generalato.
Los militares obtuvieron prestigio con las
victorias (carlista, cubana) lo que hizo que se integraran en los partidos
Conservador y Liberal. Los mandos del ejército serán diputados y senadores de
los partidos dinásticos.
Ahora bien, los militares seguirán siendo un elemento
de presión sobre la vida civil. Mantendrán un cierto distanciamiento y crítica
sobre el sistema político y sobre la sociedad en general, sobre todo con la
prensa. Irán adoptando posiciones cada vez más conservadoras.
También hay que destacar el papel de los reyes como
rey-soldado. Monarcas con formación militar, que dirigen el ejército y
tienen una posición activa en las guerras (carlista), lo que le permite tener
el apoyo de los militares.
Otro elemento es el fraude electoral y
el caciquismo. La alternancia fue posible gracias a un sistema
electoral corrompido. El control del proceso electoral se ejercía a través
de dos instituciones: el ministro de gobernación y el cacique.
El ministro de
gobernación, antes
de las elecciones, hacía las listas de los candidatos a elegir, el
encasillado. En el encasillado entraban los diputados del partido del
gobierno, para tener una mayoría cómoda; los diputados del partido que pasaba a
la oposición, para repartir escaños entre los principales líderes; y algunos
diputados de otros partidos, para dar idea de pluralidad política. Después
ordenaba a los gobernadores, alcaldes y caciques su elección. Coloquialmente a
los diputados que estaban en el encasillado le llamaban “ministeriales”, ya que
contaban con el favor del gobierno, y, naturalmente, se facilitaba su elección;
a los diputados de la oposición se les llamaba “legales”. La realización del
encasillado era muy compleja, ya que había que contar con muchos líderes, y
también tener en cuenta los distritos “enfeudados”[6],
es decir los distritos que estaban controlados por una persona o familia y que
no se podían cambiar.
El cacique. El caciquismo era la relación
político-personal que se establecía entre una persona y sus clientes.
-
El
cacique era un jefe local que controlaba una determinada área.
-
Tenía no
tanto poder económico como político para emplear la
administración del Estado en beneficio de amigos y contra los enemigos.
-
Hacía la
tarea de intermediario entre el Estado y la comunidad. Al Estado le
ofrecía el control de la comunidad y a esta su influencia en el
Estado.
Para su funcionamiento se valía del fraude
electoral, de la poca participación en las elecciones (con el
sufragio censitario hay pocos votantes y se puede controlar bien su voto;
cuando se establece el sufragio universal se sigue controlando ya que los
distritos electorales son pequeños y no vota todo el mundo) y del clientelismo.
El clientelismo se daba más en el mundo rural como pervivencia de otras formas
de dominación (arrendamiento de tierras, etc.), por la miseria e inseguridad
del campesino y por el analfabetismo. Para el fraude electoral se valían de
cualquier método: suplantación de las personas, soborno, alteración de las
listas, impedir el voto, y si podía quedar duda el cambio de la urna por otra
preparada (pucherazo) para que en el
recuento de los votos no hubiese sorpresa.
De ese modo se escogían los
diputados. Los que quedaban fuera podían protestar, y presentar denuncias ante
las Cortes, pero ahí la mayoría del gobierno en las Cortes resolvía siempre en
su favor[7].
Otro elemento para
que funcione el sistema es tener controlados a los partidos de la oposición.
Fuera del turno están el resto de los partidos que tienen una incidencia menor.
Están siempre vigilados y los partidos dinásticos emplean la represión sobre
ellos. Su participación política es casi testimonial, menguados siempre por el
fraude electoral. Entre esos partidos están los carlistas, los republicanos,
los socialistas, los anarquistas y los nacionalistas. (se pueden completar).
LOS CARLISTAS:
terminada la tercera guerra carlista. Carlos VII deja en España como
representante a Cándido Nocedal. Este pone al carlismo en un catolicismo
intransigente. Después de 1885 el carlismo se fragmenta:
El partido Integrista (1888) formado
por los seguidores de Nocedal. Poco éxito. Desaparece lentamente.
Las Juntas Tradicionalistas, que
defendían principios del tradicionalismo fuerista. Poca importancia.
Los republicanos fueron marginados por el sistema, pero eran una
fuerza importante. Tenían tres problemas:
-
El
fraccionamiento: Divididos en varias tendencias, Emilio Castelar líder del
Partido Posibilista, Ruiz Zorrilla del Partido Republicano Progresista, Nicolás
Salmerón con el republicanismo unitario y Pi i Margall con los federalistas.
Con el sufragio universal tienen una revitalización y se unen, menos los
posibilistas, en la Unión Republicana en 1893.
-
La
compleja composición social. Eran muy interclasistas, aunque su base estaba en
las ciudades.
-
La fuerte
represión a la que estaban sometidos.
Finalmente,
otro elemento es la existencia de una nueva constitución, la Constitución de
1876.
HEB7.1.2. Especifica
las características esenciales de la Constitución de 1876.
Una vez en España, Alfonso XII
nombra a Cánovas jefe de gobierno. Cánovas organizó una Comisión de notables
para redactar una nueva Constitución y, en diciembre de 1875, convocó
elecciones a Cortes constituyentes por sufragio universal, tal como establecía
la constitución de 1869. El proceso electoral fue manipulado, y Cánovas obtuvo
los resultados esperados.
La Constitución de 1876 fue la más duradera de la
Historia de España. Es de carácter moderado y se inspira en la de 1845.
Cánovas quería una constitución que durase, que permitiese gobernar a partidos
distintos y que acabase con el recurso al pronunciamiento militar. Intenta
mantener ciertos principios tradicionales (doctrinarios y conservadores) y la
incorporación de principios democráticos de la Constitución de 1869. Los principios
fundamentales son:
-
Soberanía compartida entre la Corona y las Cortes (ya en la de 1845). Así el Rey tiene
potestad legislativa junto a las Cortes.
-
Establece división de poderes. El poder ejecutivo entre Rey y Jefe de
gobierno, pero el Rey es la pieza clave del sistema ya que: convoca, cierra y disuelve las
Cortes; tiene el poder ejecutivo (nombra ministros) y el mando supremo del
ejército (rey soldado). Además, se considera que la monarquía está por
encima de la Constitución, ya que es fundamento del Estado (se separa de la
idea de que el origen del poder está en la Nación). El jefe de gobierno nombra
ministros y tiene el poder ejecutivo.
El poder legislativo en manos de
las Cortes bicamerales: Congreso y Senado. Mandato por 5 años, elegidos por sufragio
censitario. Unas cortes que pueden ser “controladas” por el ejecutivo, ya que
las disuelve cuando quiere y en el Senado hay senadores por derecho propio[8],
por nombramiento real y elegidos por altas dignidades, lo que le da un carácter
muy conservador.
El poder judicial en manos de
jueces, pero
desaparece el juicio por jurados.
-
Declaración de derechos semejante a la de 1869, pero recortados o
remitidos a leyes posteriores que los restringen.
-
Proclamación
de la confesionalidad del Estado, pero con tolerancia de otras
religiones en el ámbito privado (no gusta a la Iglesia). Mantenimiento de los
gastos de culto y clero y privilegios en la enseñanza y en la moral social.
-
En cuanto
al Sufragio, queda establecido el de tipo censitario, y no está presente
en la Constitución. En 1890 se aprueba el sufragio universal masculino.
HEB7.1.3. Describe el
funcionamiento real del sistema político de la Restauración.
El funcionamiento real era el del
turnismo entre los dos partidos (que aceptan no monopolizar el poder y no
complicar la tarea de gobierno cuando están en la oposición), con la
intervención de la Corona como árbitro y el alejamiento de los militares en los
cambios de gobierno, con la manipulación, fraude electoral y caquismo para
confirmar el turnismo y el control de las fuerzas de oposición.
El sistema ya está descrito
antes, MIRAR EL APARTADO DEL TURNO Y DEL FRAUDE Y CACIQUISMO.
HEB7.1.4. Representa
una línea del tiempo desde 1874 hasta 1902 y sitúa en ella los principales
acontecimientos históricos.
Hay
que repasar fechas…..
B7.2. Oposición al sistema:
catalanismo, nacionalismo vasco, regionalismo gallego y movimiento obrero
HEB7.2.1. Resume el origen y la
evolución del catalanismo, el nacionalismo vasco y el regionalismo gallego.
HEB7.2.2. Analiza las corrientes
ideológicas del movimiento obrero y campesino español, así como su evolución
durante el último cuarto de siglo XIX.
EL NACIONALISMO
Aparece como reacción frente a las pretensiones
uniformizadoras y centralizadoras de la Restauración. Podemos diferenciar entre
regionalismo y nacionalismo. El regionalismo consiste en la reivindicación de
cierto grado de autogobierno, dentro del Estado. El nacionalismo tiene como
objetivo la creación de un Estado-nacional.
EL CATALANISMO
En la década de los 30 aparecen en Cataluña, en el
contexto cultural del Romanticismo, un amplio movimiento cultural conocido como
Reinaxença. La finalidad era la recuperación de la lengua y cultura
catalana, y no tenía aspiraciones políticas.
Las primeras formulaciones con contenido político
vienen con Valentí Almirall, un republicano federal que convocó el
Primer Congreso Catalanista (1880), con la intención de unificar las corrientes
catalanistas en un proyecto liberal y laico. Este movimiento culminó en
la creación del “Centre Catalá” (1882), organización que pretendía conseguir
la autonomía. En 1885 presentó a Alfonso XII el Memorial de Greuges
(Memorial de Agravios, Memoria en defensa de los intereses morales y materiales
de Cataluña). El Memorial defendía el proteccionismo industrial y el derecho
particular catalán frente a la uniformización del derecho español. El problema
de Almirall era que chocaba con otras formas de entender el catalanismo de base
más conservadora y católica.
En 1891 un grupo de intelectuales fundaron la Unió
Catalanista, de tendencia conservadora con la intención de defender
la tradición jurídica catalana. Su programa se fija en las Bases de
Manresa, que se basaba en los principios de orden, tradición, religión y
propiedad. Defendía una organización confederal, la soberanía de
Cataluña en política interior, y el restablecimiento de las instituciones
tradicionales de Cataluña.
A finales de siglo la burguesía catalana dejó de
apoyar a los partidos dinásticos y pasó a defender un catalanismo moderado.
Este cambio se produce en el contexto de:
-
Crisis de
Cuba, perdida del mercado colonial.
-
Crisis
del sistema político, regeneración.
-
Descentralización
del Estado.
La convergencia de la burguesía con el catalanismo moderado
se plasmó en la formación de la Lliga Regionalista en 1901. Su triunfo
en las elecciones hizo perder peso a los partidos dinásticos en Cataluña y
provocó la crisis de la política caciquil.
EL
NACIONALISMO VASCO
Arranca políticamente con la fundación en 1895
del Partido Nacionalista Vasco por Sabino Arana, en el contexto
de los cambios políticos y económicos de finales de siglo:
-
Abolición
de los fueros en 1876.
-
Rápida e
intensa industrialización acompañada de inmigración (españolización) y formación
de una burguesía vinculada al sistema de la Restauración.
Los principios del nacionalismo se apoyaban
en la defensa de la lengua, cultura y en la etnia, su lema era “Dios y
las Antiguas leyes”. El Nacionalismo vasco atacaba tanto a las clases
dirigentes (por destruir la sociedad tradicional) como a los obreros
(por perturbar el orden). Sus postulados se planteaban desde el integrismo
católico y los valores culturales de la sociedad tradicional.
Al principio el nacionalismo tuvo poca presencia,
hasta la incorporación del grupo fuerista de Ramón de la Sota. En 1898-9
tuvieron los primeros éxitos en el ámbito local y provincial. Desde entonces se
mantuvieron dos tendencias, una independentista y otra autonomista.
EL GALLEGUISMO
El regionalismo gallego se desenvuelve a partir del
renacimiento cultural de los años ochenta. Fue más débil y tardío, por el
escaso desarrollo de la burguesía. Están presentes dos corrientes:
-
Una tendencia
tradicionalista representada por Alfredo Brañas. Antiliberal.
Mitificador de la sociedad tradicional.
-
Una tendencia
liberal-democrática, encabezada por Manuel Martínez Murguía.
Criticaba la política centralizadora y el atraso de Galicia.
En los años 90 se llevan a cabo los primeros
intentos organizativos pero con poco
éxito, debido a las divisiones y a la poca base social.
HEB7.2.2. Analiza las corrientes
ideológicas del movimiento obrero y campesino español, así como su evolución
durante el último cuarto de siglo XIX.
repasar los estándares del bloque
6.5.1
El
movimiento obrero tuvo su origen en los núcleos industriales, especialmente
catalanes, hacia 1830. Trataron de conseguir mejoras laborales y salarios más
altos. La consolidación de este movimiento llegó en 1868 con los aires de
libertad por influencia del movimiento obrero internacional. Anarquistas y
socialistas fueron los que surgieron durante la Restauración. El anarquismo fue
introducido por Giussepe Fanelli, discípulo de Bakunin, que creó en Madrid y
Barcelona la sección española de la Asociación Internacional de Trabajadores
(AIT) llamada “Federación Regional Española”, en 1870. El socialismo marxista
lo introdujo Paul Lafargue, yerno de Carlos Marx, quien en 1871 difundió entre
los obreros españoles las ideas del “Manifiesto Comunista”. Los anarquistas se
extendieron principalmente por Andalucía y Cataluña y los socialistas por
Madrid, Cataluña, Bilbao, Santander y Asturias.
Las dos
principales corrientes ideológicas son el anarquismo y el socialismo.
LAS CORRIENTES ANARQUISTAS
Aprovechando una circular del ministerio de gobernación de
1881, que permitía salir de la clandestinidad a las asociaciones obreras, la
F.R.E. pasó a llamarse Federación de Trabajadores de la Región Española, debido
a estar prohibidas las asociaciones de carácter internacional. A partir de ahí empieza su crecimiento,
expansión y acciones. Tendrán un debate intenso entre mantenerse públicas o
clandestinas (una parte quería mantenerse en la clandestinidad para evitar las
represalias de empresarios) y en las acciones a desarrollar: la lucha legal o
la “propaganda por el hecho”. Su base social se encontraba en Cataluña y
Andalucía, pero era fuertemente reprimida por lo que una parte se decanta por
la “acción directa”, comenzando a atentar contra: Estado, burguesía e Iglesia.
Destacadas las acciones atribuidas a la Mano Negra en Andalucía (se produjeron
en el bienio 1882-1883, en el contexto de un clima de aguda lucha de clases en
el campo andaluz). De 1893 a 97 será el momento de acción más fuerte con varios
atentados y un fuerte proceso represivo como los procesos de Monjuïc de 1897 en
los que son condenados 5 anarquistas –atentado a Martínez Campos-). Estas
acciones dividirán a los anarquistas entre:
- Radicales,
mantienen los atentados. El anarcocomunismo: partidarios de Kropotkin.
- Partidarios
de crear un gran movimiento de masas con la creación de sindicatos, abandono
del insurreccionalismo y defensa de la lucha sindical para conseguir reformas.
Fundación del sindicato “Solidaridad Obrera” en 1907 y la Confederación
Nacional del Trabajo (C.N.T.) en 1910. Anarco-colectivismo: defienden la
propiedad colectiva controlada por los sindicatos.
Principios
anarquistas:
-
Destrucción del Estado.
-
Economía colectivizada, cada comunidad tiene autonomía.
-
Propiedad colectiva administrada por todos.
- Rechazo de la participación política:
revolución violenta para acabar con el Estado.
-
Sociedad sin clases: cada individuo tiene plena libertad.
A
principios del XX, la corriente sindicalista anarquista crece y fruto de su
aumento y mejora en las formas organizativas es la creación de la Solidaridad
Obrera y de la CNT en 1910. La CNT se expande desde 1914 al crecer emigración a
ciudades y zonas industriales. En el congreso de 1918 integró a 75.000 obreros
en Cataluña, el 30% de la población obrera catalana, y mantuvo su hegemonía
hasta la guerra, porque logró integrar a los sindicatos de oficios. En años de
1918 y 1919 crece por toda España y llega a los 700.000 afiliados (más de la
mitad, unos 400.000 de Cataluña, cuando aquí había unos 500.000 obreros; unos
128.000 del País Valenciano; 90.000 de Andalucía y Extremadura; 26.000 de
Castilla y 15.000 de Aragón).
CORRIENTES SOCIALISTAS
Los
socialistas madrileños se reorganizaron en torno a un núcleo de tipógrafos y
algunos intelectuales. En 1879 la Nueva Federación Madrileña pasó a denominarse
Agrupación Socialista Madrileña, fundando Pablo Iglesias el PSOE, de carácter
marxista. Su primer programa se basaba en:
la abolición de las clases y la emancipación de trabajadores, la
transformación de la propiedad privada en colectiva y la conquista del poder
político por la clase trabajadora; además de otras reivindicaciones políticas y
laborales. Con la Ley de asociación de 1887, el grupo socialista crea un
sindicato en 1888, la UGT. El partido se afilia a la 2ª Internacional,
participando en la celebración del 1º de mayo de 1890. Cuenta con un periódico,
El Socialista, fundado en 1886.
Los núcleos socialistas se
caracterizaban por los siguientes rasgos:
- Influencia
del marxismo francés: preocupación por el proletariado industrial.
- Lucha
contra las fuerzas políticas burguesas: lleva al enfrentamiento con los
republicanos.
- Creencia
en el hundimiento inevitable del capitalismo.
El crecimiento del movimiento será
lento. Los lugares de mayor implantación serán Madrid, Vizcaya, Asturias, y más
tarde en Barcelona y en el campo andaluz. Desde 1890 se presenta a las
elecciones municipales y generales; los primeros concejales socialistas se
consiguen en Bilbao en 1891, la primera acta de diputado no se consigue hasta
1910 (Pablo Iglesias) en alianza con los republicanos.
Siguiendo consignas de la
Internacional, participan en 1890 en la celebración del 1º de mayo, dando lugar
a numerosas manifestaciones.
Principios marxistas:
- Propiedad
en manos del Estado.
- Estado
dictatorial (dictadura del proletariado) previo a la instauración definitiva
del comunismo.
- Economía
centralizada y colectiva.
- Creación
de partidos y sindicatos que promueven la conquista del estado por medio de la
revolución. Las condiciones materiales y sociales determinan las condiciones
sociopolíticas; el medio más eficaz para conseguir esa modificación es la lucha
de clases; los cambios debe realizarlos el proletariado organizado en
sindicatos y partidos políticos. Los trabajadores deben conquistar el poder,
establecer una dictadura del proletariado para eliminar todas las diferencias
de clase (acabar con la propiedad privada; conseguido esto todos los individuos
deberían tener las mismas condiciones de vida en la nueva sociedad socialista.
- Sociedad
sin clases sociales, pero el individuo queda anulado por la colectividad.
La
guerra de Cuba permite aumentar su popularidad entre los trabajadores. Los
socialistas se opusieron al servicio militar y denunciaron la guerra como
imperialista y antisocial.
A
partir de 1900 la UGT aumentará sus afiliados. Su carácter moderado,
republicano y antimilitarista tendrá una gran acogida entre los trabajadores.
La UGT intentará mantenerse apartada del PSOE, pero no siempre lo conseguirá.
Poco a poco se irá politizando cada vez más y dependiendo más de la dirección
del PSOE.
A
partir de 1917, en el PSOE se producirá un fuerte debate a raíz del triunfo de
la Revolución bolchevique y por la fundación de la III Internacional Comunista
por Lenin en 1919, sobre la conveniencia o no de seguir el modelo soviético.
Fruto de este debate, en 1921, se producirá una escisión fundándose el Partido
Comunista de España, en el que confluyen dos grupos el Partido Comunista
Español, fundado en 1920, y el Partido Comunista Obrero Español (1921) (este es
la escisión del PSOE ante la negativa a sumarse a las III Internacional).
En lo referente al campesinado tiene una menor participación en la creación de los
sindicatos y asociacionismo. El socialismo está más preocupado por el
proletariado industrial. Es el anarquismo la ideología que más preocupación
tiene y sobre todo en Andalucía. Promoverán algunas asociaciones.
Los conflictos y revueltas en el
campo fueron constantes en la España del siglo XIX. El aumento de la población
agraria asalariada, sin un crecimiento paralelo del trabajo y los recursos
provocó un grave problema social, especialmente en Andalucía. En la década de
1840 se sucedieron las manifestaciones y ocupaciones de tierras donde los
jornaleros eran mayoritarios y los años de malas cosechas provocaban
situaciones de hambre crónica y sumían en la miseria a miles de campesinos. La
situación provocó quemas de cosechas y matanzas de ganado en un movimiento que
podría asemejarse al ludista.
La
situación se agravó en 1855 con la desamortización de los bienes comunales de
los municipios, pues estas tierras de aprovechamiento común pasaron a manos
privadas. Como consecuencia se produjeron alzamientos campesinos, que fueron
duramente reprimidos por el ejército y la Guardia Civil. Los movimientos más
intensos tuvieron lugar en Andalucía, en algunos lugares de Castilla y en las
zonas montañosas de Aragón. Poco después se produjeron las fuertes revueltas de
Utrera y El Arahal (Sevilla). Todo su
programa podía condensarse en esta forma: “pastos comunales y guerra a los
ricos”. En 1861, un levantamiento en Loja (Granada) alcanzó gran virulencia y
se extendió por las provincias de Jaén y Málaga. La represión del movimiento
provocó numerosas víctimas entre los campesinos sublevados. A raíz de estas luchas sociales, en las
décadas de 1860 y 1870, el bandolerismo se extendió por Andalucía como
respuesta individual y violenta a las grandes desigualdades sociales. Fue la
época de los bandidos que tenían su refugio en Sierra Morena, y que reunidos en
cuadrillas asaltaban caminos, cortijos y pequeños pueblos. En los años
siguientes se producirán distintas acciones promovidas por asociaciones
clandestinas de pocos miembros, generalmente influidos por la ideología anarquista,
como la Mano Negra en la década de los 80, pero siempre duramente reprimidos
por el gobierno.
Hacía
finales del XIX y principios del XX, en el mundo agrario aparece un fuerte
movimiento asociativo, en parte inspirado por la Iglesia Católica. La expansión
del sindicalismo agrario se produce a partir de la Ley de 1906 de sindicatos
agrícolas. La mayor parte de los sindicatos acabaron encuadrados en la
Confederación Nacional Católica Agraria, fundada en 1917.El Agrarismo tendrá
una labor importante en el desarrollo del crédito agrícola, abonos, maquinaria
y modernización.
En
Galicia las protestas campesinas no tienen motivaciones exclusivamente
agrarias, sino que son conflictos sociales derivados de la abusiva presión
tributaria. Hacia finales de siglo se empiezan a desarrollar en unos
movimientos asociativos con el objetivo de conseguir la redención de foros. Fue
un movimiento conocido como Agrarismo. El agrarismo es el término con el que se
denomina la organización de los labradores en sociedades agrarias o en
sindicatos agrícolas en Galicia a fines del siglo XIX y sobre todo a partir de
1907 cuando apareció Solidaridad Gallega que ayudó a dinamizar el movimiento.
Los objetivos del agrarismo consistían fundamentalmente en la lucha contra el
sistema foral y contra el caciquismo además de promover la renovación técnica
del sector agrario gallego. En las filas del agrarismo militaron personalidades
de las más opuestas ideologías, interesados en lograr mejoras para los
agricultores. Uno de los más destacados fue Basilio Álvarez, sacerdote y
periodista, fundador de Acción Gallega, grupo político que se presenta a las
elecciones de 1910 con un programa agrarista.
LOS GRUPOS CATÓLICOS
El sindicalismo confesional tuvo poca
importancia, explicable por el posicionamiento de la Iglesia que nunca llegó a
asumir que los intereses de los patronos y de los trabajadores eran
contradictorios. Predicaban la colaboración (sumisión) de las clases y no el
enfrentamiento. La encíclica del Papa León XIII Rerum Novarum denunciaba el
socialismo y animaba a encauzar los intentos de mejora de la clase obrera a
través del Evangelio.
En el sector agrario fue donde tuvo
más influencia, sobre todo en el norte de Castilla, creándose la Confederación
Nacional Católica Agraria, CONCA, compuesta por pequeños propietarios.
LAS ASOCIACIONES PATRONALES
Los patronos, comerciantes y
artesanos, también hicieron sus organizaciones para defender sus intereses,
defenderse frente a los obreros y presionar al Estado. Generalmente fueron
organizaciones de ámbito regional o provincial, solo alguna logró alcanzar una
implantación nacional, como la Liga Nacional de Fomento del Trabajo Nacional o
la Confederación Nacional Española.
B7.3. Éxitos políticos: estabilidad y
consolidación del poder civil; liquidación del problema carlista; solución
temporal del problema de Cuba.
El éxito de la implantación de este modelo fue la
pacificación. Alfonso XII, llamado el Pacificador, llega a España y se pone fin
a la guerra carlista y a la de Cuba. Se produce la paz y estabilidad que quería
el pueblo y la burguesía. Pero, al mismo tiempo, se pone fin a la constante
intervención del ejército en la vida política y se consolida el poder civil
sobre el militar. Esta supremacía del poder civil se consolida con la
alternancia pacífica que establecen Cánovas y Sagasta, que se ratifica, con el
llamado Pacto de El Pardo, cuando se produce la muerte de Alfonso XII. El 24 de
noviembre de 1875, vísperas de la muerte de Alfonso XII, se reúnen Cánovas y
Sagasta. Cánovas se compromete a cederle el gobierno a Sagasta, a cambio de su
lealtad a la Constitución de 1876 y a la monarquía. No proclamar heredero y
apoyar la regencia de María Cristina. Era un momento crítico. No había nacido
Alfonso XIII. Los conservadores estaban algo divididos y los liberales de
Sagasta estaban pensando en aliarse con los republicanos.
En el ejercicio del poder
podemos distinguir los siguientes períodos:
1875-81: Gobiernos
iniciales de los conservadores. Interpretación restrictiva de los derechos y
libertades; sufragio censitario; restricción de la ley de prensa, reunión y asociación.
Persecución del movimiento obrero.
1881-84: Gobiernos
liberales. Primera alternancia pacífica. Primeras aperturas del régimen.
1884-85: Gobierno
de Cánovas. Muerte de Alfonso XII. Ante esa circunstancia (no hay hijo varón): Pacto
del Pardo de 1885 (24 de noviembre): Cánovas y Sagasta se reúnen y
acuerdan: apoyar a la Regencia, mantener el turno, hay que esperar a proclamar
al heredero (María Cristina estaba embarazada), no hay que hacer ninguna ley
que el otro partido tenga que modificar. Para garantizar ese acuerdo Cánovas
dimite y deja gobernar a Sagasta que garantiza el funcionamiento del turno.
1885-90: Gobiernos
de Sagasta que introducen reformas:
legalización de organizaciones obreras (1887), ley de juicios por jurados
(1888), Código civil (1889), Sufragio universal para varones de más de 25 años
(1890).
1890-92: Cánovas:
1891 se vuelve a establecer un arancel proteccionista. (crisis finisecular)
1892-95: Sagasta:
intentos de Sagasta por evitar la guerra de Cuba.
1895-97: Cánovas.
1897-99: Sagasta.
1899-01: Silvela,
Azcárraga.
1901-02: Sagasta.
En los turnos de la década de los noventa el funcionamiento del sistema de la Restauración empieza a ser peor por: el
fraccionamiento en los partidos dinásticos (dentro del partido Conservador y
del Liberal aumentan las tensiones entre sus líderes que provocan dimisiones y
cambios de gobierno), el aumento de la conflictividad social (huelgas en las
ciudades –celebraciones de los 1º de Mayo- y en el campo), aumento de los
atentados anarquistas, del crecimiento del nacionalismo y la crisis de Cuba.
La guerra de Cuba supondrá el inicio de la
crisis. Comienza a extenderse la
idea de Regenerar el sistema, y los gobiernos van intentar hacer algo, pero
serán incapaces por las presiones de los sectores más intransigentes.
HEB7.3.1. Compara el papel político
de los militares en el reinado de Alfonso XII con el de las etapas precedentes
del siglo XIX.
Pese a los éxitos militares, su papel va a
estar subordinado al poder civil. Hasta este momento los militares constituían
elemento fundamental. Eran líderes de los partidos partidos políticos y se
usaban para ocupar el poder, defenderlo, y poder acceder a él desde la
oposición. Ahora, en el régimen canovista, lo que se pretende evitar es tener
que recurrir a ellos constantemente. Ahora quedarán subordinados al poder
civil. Quedará establecida la supremacía del poder civil sobre el militar
otorgando, a cambio, la autonomía de la milicia y del generalato.
Aunque esto no sucede del
todo. Como señala el historiador
Raymond Carr (en el doc. 3.) es un proceso de “desmilitarización” aparente.
En principio los militares aceptan esa subordinación a cambio de poder integrarse
en los partidos políticos como dirigentes (el ministro de la guerra siempre es
un general –doc. 3-), ocupar puestos de importancia (los generales son
senadores) y disponer de un gran presupuesto que no sería controlado (“reserva
sacrosanta”, doc 3). De ese modo los militares no intervienen
durante la Restauración, a excepción del levantamiento del general Villacampa
en 1886 a favor de la República, que acabó fracasando siendo confinado en
África. Pero durante la Restauración serán un elemento de presión constante y
las acciones de los gobiernos tendrán que contar con su aprobación e incluso
con su colaboración, como la del general Polavieja después del desastre de Cuba
para intentar regenerar el sistema e evitar la crisis; ya que necesitan su ayuda
para controlar a la oposición y el orden público. Además, irán adoptando posiciones, cada vez, más conservadoras y serán
causa de las distintas crisis de la Restauración: desastre del 98,
las derrotas en África y la defensa de la ley de jurisdicciones de 1906 son un
ejemplo.
HEB7.3.2. Describe el
origen, el desarrollo y las repercusiones de la tercera guerra carlista.
La tercera guerra carlista se
desarrolla entre 1872 y 1876, entre los partidarios del pretendiente Carlos
VII, duque de Madrid, y los gobiernos legítimos en esos momentos. La guerra se
desarrolla en las Provincias Vascongadas, Navarra y Cataluña. Las ideas
generales son la defensa del catolicismo, el orden y los fueros abolidos por
los decretos de Nueva Planta de Felipe V. El detonante es la pérdida de
diputados en las elecciones de abril del 72.
La insurrección ya estaba preparada con antelación. La falta de apoyo
popular y de dinero para la financiación de la guerra acabará con su derrota.
Como consecuencias de la derrota:
Se eliminan definitivamente los fueros con la ley de 21
de julio de 1876. Después Cánovas pactará el Primer acuerdo económico vasco,
dando a las autoridades vascas cierta autonomía para la recaudación de los
impuestos.
Se produce a continuación un fuerte crecimiento
económico.
Los militares carlistas podían integrase en el ejército,
pero pocos lo hicieron.
Aumenta el sentimiento fuerista vasco, años más tarde se
creará el Partido Nacionalista Vasco por Sabino Arana (1895).
Los carlistas ya no volverán a levantarse en armas, unos
reconocerán a Alfonso XII, otros continuarán la línea política. (hay algo más
antes)
B7.4. Pérdida de las últimas colonias
y crisis de 1898: guerra de Cuba con Estados Unidos; Tratado de París;
regeneracionismo.
HEB7.4.1. Explica la política
española respecto al problema de Cuba.
En
1868 se inicia la llamada Guerra de los
Diez Años, que finaliza con la firma de la Paz de Zanjón de febrero de
1878. El general Martínez Campos se puso al frente de las fuerzas españolas en
Cuba, venció a los rebeldes insurrectos y negoció con los sectores más
moderados un indulto general, la abolición de la esclavitud y medidas de
reforma político-administrativa que facilitaran el autogobierno. En agosto de
1879, transcurrido poco más de un año desde los acuerdos de Zanjón, se produjo
otro levantamiento conocido como la “Guerra Chiquita”. El brote
independentista, falto de apoyo entre la población cubana, fue fácilmente
reprimido. La isla quedó momentáneamente pacificada, pero políticamente
dividida entre el Partido Constitucional,
compuesto por las familias españolas hacendadas, dueñas del comercio del tabaco
y del azúcar, contrarias a cualquier tipo de reformas, y el Partido
Liberal Cubano, fundado en estas fechas, que deseaba reformas en
profundidad y una verdadera autonomía.
Solo
se eliminaba la esclavitud con la ley de 1880 que establecía unos patronatos
sobre los esclavos y la completa eliminación con la ley de 1886.
El comercio con Cuba proporcionaba a
España grandes ingresos y los aranceles impuestos a la Isla obligaban a comprar
los cereales castellanos y los textiles catalanes. Se establecen más impuestos
con el arancel proteccionista de Cánovas de 1891.
Por otro lado, a los Estados Unidos
les interesaba el comercio con Cuba y controlar en exclusiva el área caribeña.
Intentaron negociar la compra, pero España no quiso. Así que se dedicaron a
financiar a los independentistas cubanos.
Al comenzar los años 90, José
Martí funda el Partido Revolucionario Cubano (1892),
partidario de la independencia, que contará con el apoyo de los EEUU. En 1893
el ministro liberal de Ultramar, Antonio Maura, presentó un proyecto de
autonomía para solucionar el problema, pero fue rechazado en el Congreso tanto
por los conservadores como por los liberales, dimitiendo por dicha razón al año
siguiente.
En 1895, con el grito de
Baire se inicia otra guerra (el nombre viene del levantamiento simultaneo de 35
localidades cubanas, entre ellas Baire). Liderada por José Martí, Máximo Gómez
y José Maceo. España envió a Martínez Campos y después a Valeriano Weyler que
con la fuerte represión y táctica que aplica (divide la isla en trochas)
consigue ir imponiéndose, pero en 1898 Sagasta (entra por la muerte de Cánovas)
lo cesa e intenta negociar con los independentistas. Pero en ese momento se
produce la intervención de los EE.UU.
En febrero de 1898, se produce el hundimiento del
acorazado Maine que los EE.UU. habían enviado a La Habana para proteger a los
americanos residentes en la Isla.
El 20 de abril, el presidente McKinley aprobó una propuesta del Congreso en la
que se exigía la inmediata retirada española de Cuba, y ofreció la posibilidad
de compra de la isla. El ultimátum no fue aceptado por el gobierno español, y
el 25 de abril Estados Unidos declaraba la guerra.
Los EE-UU entraron en la guerra tanto en Cuba
como en Filipinas. Las derrotas de Cavite (Filipinas) y Santiago (Cuba)
llevaron a la firma de la Paz de París en diciembre de 1898, que
significó el abandono de Filipinas, Cuba y Puerto Rico y la isla de Guam
(entregadas a EE.UU por 20 millones de dólares). En 1899 las posesiones que
quedaban en el Pacífico, las islas Carolina y Marianas, fueron vendidas a
Alemania. Desaparecía así el imperio español en América y en el Pacífico.
En 1899 aún
resistieron en Baler (pequeña localidad situada en la isla de Luzón, Filipinas)
un puñado de soldados españoles, desconocedores de la firma del tratado, que
acabaron por rendirse el 2 de junio de 1899; para Filipinas había comenzado una
etapa de ocupación estadounidense que se extendió hasta 1946, año en el que
obtuvo la completa independencia, con Manuel Roxas Acuña como su primer
presidente.
Nota: El término mambises (mambí, en singular) se utiliza
para referirse a los guerrilleros independentistas dominicanos, cubanos y filipinos,
que en el siglo XIX participaron en las guerras restauradora de República
Dominicana y por la independencia de Cuba y las Filipinas. La palabra mambí viene asociada a
Juan Ethnnius Mamby "Eutimio Mambí", oficial negro que desertó del
bando español, un líder que luego peleó contra los españoles en Santo Domingo.
HEB7.4.2. Señala los principales
hechos del desastre colonial de 1898 y las consecuencias territoriales del
Tratado de París.
Se completa con lo anterior.
HEB7.4.3. Especifica
las consecuencias para España de la crisis del 98 en los ámbitos económico,
político e ideológico.
REPERCUSIONES DE LA CRISIS DE 1898
Desde la
perspectiva española, la pérdida de las últimas colonias vino a denominarse
el “Desastre del 98”, y tuvo una importante influencia en
la conciencia nacional. La irresponsabilidad de los gobiernos de la
Restauración había llevado a una situación que costó la vida de decenas de
miles de españoles, primero en la guerra contra los insurrectos cubanos, y
después en una guerra contra Estados Unidos que no se podía afrontar.
Como consecuencia
surge el REGENERACIONISMO.
Una reformulación general llevada a cabo por algunos políticos e intelectuales
que buscaban la dignificación de la política, la modernización social y la
superación del atraso cultural.
Aunque desde
una perspectiva económica, no se puede hablar de desastre:
El
fin de la guerra permitió al ministro Fernández Villaverde abordar algunas
reformas necesarias en el sistema de impuestos y en la emisión de deuda, lo que
supuso un saneamiento de la situación de la Hacienda. Por primera vez en mucho
tiempo el pueblo español tuvo superávit a principios del siglo XX.
La
pérdida de las colonias supuso una importante repatriación de capitales que
fueron invertidos en la economía peninsular.
España
no perdió la escasa presencia que ya tenía en los mercados latinoamericanos.
Pero
también hay que señalar la pérdida de más de 50.000 combatientes (no
solo en el combate, sino en la mala atención: mala alimentación, falta de
equipamiento, enfermedades…).
A nivel político, en el 1898, el desastre de Cuba supuso la caída
del gobierno de Sagasta. El nuevo gobierno de Francisco Silvela, conservador, mostró un intento de renovación
al dar entrada en el gobierno a figuras políticas que estaban apoyadas por la
burguesía catalana, como Manuel Durán i Bas o al general Camilo García de Polavieja. La idea era atraer a la
burguesía descontenta y controlar a los militares. Este gobierno está en el
poder de 1899 a 1901 e intentó llevar a cabo una política reformista que se
basó en:
- Una reforma
del sistema tributario que hacía recaer parte de la subida de impuestos sobre
los comerciantes e industriales, y que provocó la oposición de la burguesía
catalana. No se lleva a la práctica.
- Un intento
de descentralización política que contó con la oposición del partido
conservador. No se lleva a la práctica.
- Reformas
militares. No se realizan.
Las
reformas no se llevan a cabo y las dificultades presupuestarias hacen que
Polavieja dimita en 1899. Silvela es cesado en octubre de 1890 (le sucede
Azcárraga).
En 1901, no
contando el gobierno de los conservadores con apoyo suficiente, la regente,
María Cristina, encargó formar gobierno a Sagasta, y la “regeneración” quedó
sin incidencia.
Otro movimiento
regeneracionista al margen del sistema parte de uno de los
intelectuales más significativos, Joaquín Costa[9], que
intentó poner en práctica sus ideas regeneracionistas desde la Unión
Nacional (1900), un partido que quería
convertirse en el tercer partido dinástico pero que fracasó, en parte por la
falta de cohesión interna y la de una estrategia política clara, y se disolvió
en 1903. Su movimiento partía de la Liga Nacional de Productores a la que se le
sumaron las Cámaras de comercio, que en aquellos años suscitaban mucho interés.
Pero el movimiento era muy intelectual y participaban pocos obreros y
campesinos. En las elecciones obtuvieron unos pobres resultados y sus diputados
acabaron integrándose en el sistema de la Restauración. Después el movimiento
se concentró en el análisis intelectual. En el informe titulado “Oligarquía
y Caciquismo”, Joaquín Costa hacía una dura crítica del gobierno y
la necesidad de cambiarlo. Su programa se resume en el lema: escuela y despensa. También afirmaba la necesidad de contar
temporalmente en España con un “cirujano
de hierro”[10]
para solucionar los problemas del país.
A nivel
cultural e ideológico el desastre del 98 provocó
una intensa conmoción en la sociedad española.
Esta conmoción nacional provocó una
profunda crisis de la conciencia nacional que marcó la obra crítica de los
diversos autores que componen la generación del 98 (Unamuno,
Baroja, Maeztu, …). Para ellos España estaba en un estado de postración.
Intentaron proponer soluciones que denominaron de “regeneración nacional”. Una
parte de la intelectualidad mirará hacia Europa y hablará de europeizar España
y, otra parte, mirará hacia los valores tradicionales españoles (los
casticistas) y defenderá su potenciación.
Propuestas de reforma y
modernización política como el Regeneracionismo, con una doble
vertiente de reforma política y de reforma educativa. Está la obra de Joaquim
Costa.
Finalmente,
también debemos destacar:
Mayor empuje
y presencia de los nacionalismos periféricos, ante una evidente crisis
de la “idea de España”.
Y el cambio en la mentalidad de
los militares. Los militares
fueron duramente criticados y adoptaron una postura de defensa corporativa de
sus intereses y de desprecio de la sociedad civil y del sistema liberal.
Los militares se defendían diciendo que fueron enviados a una guerra sin los
medios suficientes para poder ganarla. La derrota provocará un cambio de mentalidad en los militares que
adoptarán actitudes más autoritarias e intransigentes ante las críticas que
reciben y ante el auge del antimilitarismo.
[1]
En la monarquía democrática el rey reina pero no gobierna, en el sistema de la
Restauración la Corona comparte el poder legislativo con las cortes así como la
soberanía de la nación.
[2]
Primer matrimonio con María de las Mercedes de Orleáns del 23 de enero de 1878
a junio de 1878. Segundo matrimonio con María Cristina de Habsburgo el 29 de
noviembre de 1879.
[3]
Político e historiador. Autor de obras como: Historia de la decadencia de
España desde Felipe III hasta la muerte de Carlos II. Fue asesinado por el
anarquista italiano Angiolillo en el balneario de Santa Águeda, en Guipúzcoa,en
agosto de 1897.
[4]
Conservador: 1875-1881: Período de formación, atrae a los líderes de otros
grupos. 1885-1902: Plenitud con dos problemas: 1892, se separa Francisco
Silvela y en 1897, muere Cánovas problema de la sucesión que se resuelve
volviendo Silvela y formando la Unión Conservadora.
[5]
Liberal: 1875-1885: Período de formación, atrae a los líderes: 1880 Partido
Liberal Fusionista. 1885-1903 Plenitud después de salvar la crisis
(fraccionamiento del partido) de 1885 al recoger el gobierno que le cede
Cánovas y poner a los disidentes en los ministerios.
[9]
Abogado, economista y político nacido en Huesca. Fundó la Asamblea Nacional de Productores que
junto a las Cámaras de Comercio que lideraba Basilio Paraíso y la Liga Agraria
dirigidas por Santiago Alba para formar la Unión Nacional, nuevo partido
político popular y muy crítico con el sistema de la Restauración canovista
[10]
Los dictadores del futuro (Primo de Rivera y Franco) se apropiarán de las
palabras de Costa para presentarse como herederos del espíritu do
regeneracionismo.
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