POBLACIÓN Y MOVIMIENTO
OBRERO
1ª parte aspectos relacionados con la demografía y el cambio social
2ª parte aspectos relacionados con el movimiento obrero: inicios y evolución
Se recogen estándares vistos en bloques anteriores para dar unidad.
B8.1. LENTO
CRECIMIENTO DE LA POBLACIÓN: MANTENIMIENTO DE UN RÉGIMEN DEMOGRÁFICO ANTIGUO;
EXCEPCIÓN DE CATALUÑA. (ya está visto) repaso o estudio.
A
lo largo del siglo XIX la población creció de manera importante, pero fue un
crecimiento menor que en otros países de Europa por el mantenimiento de unas
tasas de mortalidad elevadas. Junto con el crecimiento es importante destacar
los movimientos migratorios interiores y exteriores que muestran las
dificultades de la estructura económica española.
De
1797 a 1900 la población pasó de 11,5 a 18,6 millones de habitantes, un
crecimiento del 60% aproximadamente, menor que en otros países de Europa. Esto
es debido al mantenimiento de un régimen
demográfico propio de Antiguo Régimen, con altas tasas de natalidad y mortalidad,
mortalidad infantil y una esperanza de vida de 35 años en 1900.
La mortalidad se mantiene elevada,
sobre el 29‰, desapareció la peste, pero aparecen otras enfermedades: viruela,
tifus, fiebre amarilla, y sobre todo el cólera (1833, 54-55, 85), y aunque se
aumenta la superficie cultivada y se introducen nuevos cultivos (maíz, patata)
siguen produciéndose crisis de subsistencia provocadas por las malas cosechas.
Las
crisis demográficas están relacionadas con épocas de escasez (1857, 67-8) que
se deben a problemas coyunturales (sequía) y estructurales (bajos rendimientos,
etc.). A estos elementos que mantenían la mortalidad elevada y que afectaban
más a las clases desfavorecidas, habría que añadir los problemas de higiene,
sanidad e ignorancia.
También
hay que señalar la incidencia de las distintas guerras que se producen durante
el XIX.
La
reducción de las tasas de mortalidad se produce a finales de siglo. (1900, 27
por mil)
Finalmente,
hay que hacer mención a la incidencia de
la emigración en el lento crecimiento de la población.
Los
movimientos migratorios se dirigen hacia las capitales de provincia, que se
desarrollan por la industrialización y el crecimiento de actividades
administrativas, y que provocan zonas casi despoblados. Al mismo tiempo se
produce un crecimiento, aunque muy lento de la urbanización (solo 11 ciudades
superan los 100.000 habitantes en 1900). En cuanto a la emigración exterior: No
alcanzaron un volumen considerable hasta principios del siglo XX, y además es
muy difícil de cuantificar. Entre 1882 y 1914 se calcula sobre un millón, y
como en el resto de la emigración europea está relacionada con las coyunturas
económicas y políticas mundiales.
emigrantes eran mayoritariamente varones,
procedentes de zonas rurales: Galicia, Asturias, Castilla, Extremadura, y con
destino a la costa mediterránea, América del Sur e también Francia.
La natalidad se mantiene elevada por encima
del 34 ‰, las únicas causas que inciden en su descenso son las derivadas de
las dificultades de acceso al matrimonio (económicas) y de su ruptura por las
guerras, enfermedades o migraciones.
Cataluña
fue una excepción porque industrialmente estaba a la cabeza de España y, así,
va a iniciar su transición al régimen demográfico moderno como en el resto de
Europa. De 1787 a 1900 la población aumentó un 145%, sólo por debajo de Gran
Bretaña. Las tasas de natalidad se mantienen elevadas, hay mucha inmigración, y
se reduce la mortalidad, antes y con más intensidad que en el conjunto de
España.
HEB8.1.1. IDENTIFICA LOS FACTORES DEL LENTO CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO
ESPAÑOL EN EL SIGLO XIX. (ya está visto) repaso o estudio…
De 1797 a 1900 la población pasó
de 11,5 a 18,6 millones de habitantes, un crecimiento del 60% aproximadamente,
menor que en otros países de Europa. Esto es debido al mantenimiento de un
régimen demográfico propio de Antiguo Régimen, con altas tasas de natalidad y
mortalidad.
Los factores
que influyen en este lento crecimiento son: La mortalidad se mantiene elevada
por:……completar con lo anterior.
También
influye la emigración…
HEB8.1.2. COMPARA LA
EVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA DE CATALUÑA CON LA DEL RESTO DE ESPAÑA EN EL SIGLO XIX. (ya
está visto) repaso/estudio
Históricamente,
Cataluña siempre ha sido una región bastante más poblada que la media de la
península. En el siglo XVIII, coincidiendo con el declive de la economía
castellana, se produjo un resurgimiento económico catalán. Este resurgimiento,
principalmente comercial, impulsó la producción y explica la aglomeración
barcelonesa. En esa época, igual que actualmente, la densidad de población
decrecía en proporción directa a la distancia a la capital, aunque en 1857, la
población urbana no pasaba aún del 28%. No obstante, la fuerte
industrialización de Cataluña produjo la llegada de inmigrantes, tanto
regionales como del resto peninsular de forma constante. Desde mediados del
siglo XIX el área de Barcelona recibió inmigrantes de las zonas agrarias, que
elevaron sus tasas demográficas, pero la situación de exceso de mano de obra,
que generaba pobreza, hizo retrasar el descenso de las tasas de mortalidad
frente a otras zonas industriales.
LA SOCIEDAD EN EL SIGLO
XIX
Desde las
décadas iniciales del siglo XIX se produjeron importantes cambios en la
estructura y organización de la sociedad española. Los más significativos
fueron la liquidación de la sociedad estamental, el crecimiento de la
burguesía, la formación del proletariado obrero y la organización de la
sociedad de clases. La sociedad se hizo mucho más fluida y de mayor movilidad frente
a la sociedad estática e inmovilista del A. Régimen. Los negocios, la valía
personal, etc., posibilitaban el ascenso de los individuos en una sociedad que
valoraba más el esfuerzo, la capacidad de empresa y de trabajo, el servicio
público que el nacimiento o la pertenencia a los viejos linajes nobiliarios.
LOS
GRUPOS TRADICIONALES
Nobleza,
clero y campesinado evolucionaron de modo diferente ante las transformaciones
provocadas por la revolución liberal y la formación de la sociedad de clases.
LA NOBLEZA
Va a sufrir un declive a lo largo del siglo XIX. En un primer momento, su
situación no varía mucho: pierden los privilegios, pero mantienen la propiedad
de la tierra, y aun la pudieron aumentar. Pero a medida que avanzaba el siglo
los patrimonios nobiliarios fueron menguando (desinterés por la agricultura,
mala gestión, caída de precios) ya que las rentas de la tierra no aumentaban al
mismo ritmo del nivel de vida que mantenían. Así para compensar esa situación
se pusieron a la cabeza del liberalismo y formaban parte de las “camarillas”
que rodeaban a la Corona, y donde conseguían participación en negocios y
privilegios. También fue frecuente acudir a matrimonios con la burguesía
industrial y de negocios para mantener y aumentar las fortunas. Ya que la
nobleza perdía dinero, pero mantenía su influencia social (deseo de imitarlos)
y prestigio, incluso parte de la burguesía deseaba integrarse en la nobleza.
En Galicia
la hidalguía rural mantuvo su papel principal continuando como receptora de las
rendas forales, dejadas al margen de la desamortización. Su permanencia
manifiesta la ausencia de transformaciones agrarias en Galicia a lo largo del
XIX. Los hidalgos fueron los cabecillas de las luchas contra el liberalismo,
tanto en el Trienio como en la 1ª Guerra Carlista, apoyados por el clero. Desde
mediados de siglo decreció su importancia hasta su desaparición a principios
del XX, cuando los foros van desapareciendo en beneficio de la propiedad del
campesinado.
EL CLERO
La Iglesia sufrió un fuerte desmantelamiento. Entre 1836 y
43 se tomaron medidas decisivas para
acabar con la Iglesia del Antiguo Régimen: desamortización, supresión de
monasterios y conventos y abolición de los diezmos.
El número de
eclesiásticos bajó en toda España a causa de la pérdida de poder económico.
Mayor fue el descenso del clero regular, debido a la supresión de las órdenes
religiosas, frente al secular que fue muy semejante.
Con el
Concordato de 1851 se estableció una Iglesia renovada, que finalmente aceptó el liberalismo, la pérdida de sus privilegios y de
sus propiedades, pero que conservó una sólida posición aliándose con la
burguesía moderada. Mantuvo una
influencia espiritual sobre los fieles, y el Estado le reconoció una función
fiscalizadora sobre la educación. A cambio el Estado se hacía cargo de los
gastos de culto y clero.
EL CAMPESINADO
Su situación era muy variada. En el
siglo XIX predominaba el proletariado agrícola, aunque en disminución debido a
la emigración. El jornalero, trabajador sin tierra, sufría paro estacional lo
que obligaba al trabajo de mujeres y niños. Después estaban los arrendatarios,
que tenían cierta estabilidad sobre todo si tenían contratos a largo plazo.
Finalmente, los pequeños propietarios, generalmente de pocas tierras por lo que
tenían que complementar con el trabajo en otras tierras o actividades.
LOS NUEVOS GRUPOS
Burguesía y
proletariado industrial constituyeron los grupos que adquirieron trazos novedosos y antagónicos
en la nueva sociedad de clases.
LA BURGUESÍA
Es el grupo hegemónico dentro de la
vida política, social y económica de España hasta 1939. Era un grupo bastante
heterogéneo formado por la burguesía agraria, antiguos nobles, burguesía
comercial compradora de tierras desamortizadas, pequeños propietarios de tipo medio,
etc. Junto a estos, un grupo formado por hombres de negocios, banqueros, nuevos
industriales y comerciantes que vivían en Madrid e intentaban beneficiarse de
las influencias políticas, constituyendo una burguesía nacional situada en la
cima del poder.
Al lado de
esta burguesía central se encuentra la burguesía periférica formada por los
burgueses industriales de Cataluña, País Vasco y Cádiz, lejos de los centros
del poder, que se limitaba a pedir una política proteccionista que les permitiese
desarrollar sus negocios.
El
desarrollo económico y urbano originó la aparición e incremento de las chamadas
clases medias, término que se emplea para referirse a una serie de grupos
sociales que comparten su carácter de masa intermedia y diferenciada entre la
alta burguesía y los trabajadores manuales.
La clase
media es un conglomerado muy heterogéneo y al tiempo numéricamente pequeño,
dado el escaso crecimiento urbano e industrial. Forman parte los rentistas
acomodados, los pequeños y medianos propietarios agrarios, comerciantes,
artesanos, profesionales liberales, funcionariado y ejército.
Entre ellos
destacan los notables locales y regionales que formaban la élite de su
comunidad (transmisión del sistema de poder), los profesionales liberales, los
empleados de la Administración (los pretendientes y cesantes) y los mandos
medios del ejército.
Tenían un
nivel de ingresos medio, pero compartían con los grupos poderosos el estilo de
vida. Eran conservadores y defendían la propiedad y el orden.
EL PROLETARIADO INDUSTRIAL
Se desenvuelve parejo a la
industrialización, de modo que este grupo no alcanza importancia numérica
significativa hasta el siglo XX. Eran trabajadores procedentes del campo y
también de los talleres artesanales, arruinados por la competencia de las
máquinas. Los obreros industriales tuvieron que soportar unas duras condiciones de vida: jornadas
extenuantes, pésimas condiciones de trabajo, códigos y disciplina laboral para
favorecer al empresario, salarios ínfimos, trabajo infantil, explotación
laboral, viviendas y barrios obreros insalubres, falta de higiene, enfermedades
(venéreas), alimentación muy deficiente, esperanza de vida muy baja, mortalidad
más elevada que la burguesía, no acceso a la educación, impuestos elevados….
por lo que tuvieron que organizar acciones reivindicativas para ir logrando mejoras
salariales y laborales.
Creció
lentamente concentrándose en Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia. Las
condiciones de vida eran muy duras (1919, jornada de 8 horas), compensadas con
unos salarios más elevados que en el campo.
HEB6.2.5. ESPECIFICA
LAS CARACTERÍSTICAS DE LA NUEVA SOCIEDAD DE CLASES Y COMPÁRALA CON LA SOCIEDAD ESTAMENTAL
DEL ANTIGUO RÉGIMEN
La sociedad estamental del Antiguo Régimen dio paso a la sociedad de
clases, en la que la posición dependía de la riqueza. Se establece la igualdad
ante la ley y el reconocimiento de derechos, libertades y participación en el
proceso político. En la cima estaban las clases altas, una alianza entre la
vieja nobleza y la nueva burguesía enriquecida, que tenían el poder político,
económico y los cargos públicos. Por debajo había unas escasas clases medias y
una gran masa con poco poder económico. Las clases populares constituían el
resto de la población, su denominación hacía referencia a quienes trabajaban
(campesinado y clases bajas urbanas) y excluía a los marginados: mendigos o
pobres de solemnidad... Con el crecimiento urbano irán creciendo las llamadas
clases medias (forman parte los rentistas acomodados, los pequeños y medianos
propietarios agrarios, comerciantes, artesanos, profesionales liberales,
funcionariado y ejército) y, a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, irá
apareciendo otro nuevo grupo social: el proletariado industrial.
Mientras que la sociedad burguesa del siglo XIX, una vez
que se implanta el liberalismo, basa su posición en la riqueza económica, la
del Antiguo Régimen, se dividía en tres estamentos: nobleza, clero y pueblo
llano o tercer estado. Cada uno de estos estamentos estaba definido por la
posesión de un régimen jurídico y económico propio, lo que implicaba una
división social basada en la existencia de privilegios (nobleza y clero:
privilegiados: no pagar impuestos, ocupar cargos públicos…; y estado llano o
tercer estado: no privilegiado). Era por tanto una sociedad con muy escasa
movilidad social.
B6.5. INICIOS DEL MOVIMIENTO OBRERO ESPAÑOL: CONDICIONES DE VIDA DE LA
POBLACIÓN OBRERA Y CAMPESINA; LA ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE TRABAJADORES Y LA
APARICIÓN DE LAS CORRIENTES ANARQUISTA E SOCIALISTA
Los inicios del movimiento obrero se
desenvuelven parejos a la industrialización, de modo que este grupo no alcanza
importancia numérica significativa hasta el siglo XX. Eran trabajadores
procedentes del campo y también de los talleres artesanales, arruinados por la
competencia de las máquinas. Los obreros industriales tuvieron que soportar unas
duras condiciones de vida: jornadas
extenuantes, pésimas condiciones de trabajo, códigos y disciplina laboral para
favorecer al empresario, salarios ínfimos, trabajo infantil, explotación
laboral, viviendas y barrios obreros insalubres, falta de higiene, enfermedades
(venéreas), alimentación muy deficiente, esperanza de vida muy baja, mortalidad
más elevada que la burguesía, no acceso a la educación, impuestos elevados…. por
lo que tuvieron que organizar acciones reivindicativas para ir logrando mejoras
salariales y laborales.
Con la instalación del
liberalismo son suprimidos los gremios y los trabajadores no tenían ningún
tipo de organización asociativa, a excepción de las asociaciones de ayuda mutua que solo servían para ayudarse en caso de una desgracia, pero que no tenían
una función reivindicativa. Por eso los obreros comienzan a protestar y a
intentar organizarse cuando se introducen las máquinas, aumentan los trabajadores
asalariados y empeoran las condiciones de vida y trabajo.
Una de las
formas de protesta es el Ludismo, la
destrucción de máquinas y fábricas. El primer foco se produce en Alcoy
(Alicante), en 1821, donde queman telares y máquinas de hilar. Después, en los
años 30, las protestas se desarrollan en Cataluña, cuando se inicia la
mecanización de la industria textil. Una de las protestas más importantes fue
la destrucción de máquinas de la fábrica de los hermanos Bonaplata en Barcelona
en 1835. Después se van produciendo por toda España a medida que se cambian los
modos de producción tradicionales y se introducen las máquinas. La máquina
cambiaba el modo te trabajo e imponía un ritmo y unas condiciones muy duras, al
mismo tiempo eliminaba trabajos tradicionales y suponía para los trabajadores
un esfuerzo adicional para acostumbrarse a las nuevas formas de producción,
además se producían accidentes de los cuales no se responsabilizaba el
empresario, teniendo que ser cubiertos por los propios trabajadores (no tienen
dinero para pagar médicos, ni tampoco seguros que cubran la baja laboral por el
accidente). Por todo ello los
trabajadores contestaban con la destrucción de las máquinas. Pero pronto se
dieron cuenta los trabajadores que la lucha tenía que tomar otro camino, ya que
esas acciones eran duramente reprimidas por el gobierno y los patronos, no
conseguían sus objetivos y quedaban sin empleos.
Así en la década de los treinta aparecieron
sociedades (al amparo de la orden de 28 de febrero 1839 que permite las
sociedades obreras de ayuda mutua y beneficencia) que en principio son de
oficio y tienen solo un carácter mutual, para ser después más reivindicativas
(mejoras salariales...). De este modo, en
1840 se fundó en Barcelona el primer sindicato: la Asociación de Tejedores de
Barcelona; sus objetivos eran: la disminución de la jornada laboral, el
aumento del salario y el derecho a hacer asociaciones.
Estas
asociaciones, en principio reconocidas, son prohibidas por el Regente,
Espartero, y tienen que pasar a la clandestinidad, aunque mantienen sus
peticiones, como ellos expresan en un Manifiesto: ”Tejedores y demás jornaleros
asociados, no os dejéis sorprender. Nuestra Asociación no necesita de la
aprobación ni de la reprobación de nadie; con los derechos que nos concede la
naturaleza y la ley, tenemos bastante, y los que digan lo contrario son los
perturbadores. Por consiguiente, nuestra asociación es un acto voluntario y
recíproco que no está sujeto a disolución. Mucha firmeza y mucho silencio es lo
que debemos guardar y vengan decretos”. Manifiesto de la Sociedad de Tejedores
de Cataluña, 20 de diciembre de 1841.
La ideología
dominante en estas asociaciones era el republicanismo (un programa democrático
en política: sufragio universal, federación de pueblos... y reformas sociales:
tributar según la riqueza, distribuir la propiedad de la tierra, etc., y
también los inicios de un socialismo utópico.
En la década moderada la situación de los trabajadores
empeoró, ya que se
vuelven a dictar órdenes de prohibición (en 1844 se ilegalizaron las sociedades
obreras) y los conflictos son constantes. La represión es dura y las sociedades tienen que desenvolver su
labor desde la clandestinidad.
Durante el Bienio progresista, a partir
del conflicto de las selfactinas de 1854 en Barcelona son reconocidas las
Sociedades Obreras y autorizadas debido a la masiva petición de los obreros. En
Madrid en 1854 se funda el primer semanario obrero en España, El Eco de la clase obrera. En 1854
apareció en Barcelona la primera Confederación de Sociedades Obreras de España.
Su denominación fue «Unión de clases». Pero
en 1855 se produce la primera huelga general en Barcelona, motivada por la
orden que disolvía las asociaciones obreras ilegales, y ponía bajo el control
militar todas las asociaciones de socorros mutuos permitidas. Esto une a los trabajadores de todas las
empresas con el objetivo alcanzar la legalización de las sociedades obreras
(obtener el derecho de asociación), la reducción de los consumos, la abolición
de quintas, la preocupación por la posible imposición del librecambismo, etc.
(Doc. del examen. Hace alusión a las condiciones de vida y trabajo de los
trabajadores –1º párrafo— y a la petición del derecho de asociación, ya que
solo se permiten las sociedades mutuales, pero no tienen capacidad
reivindicativa frente a los empresarios –2º párrafo--). El gobierno
contestó con una fuerte represión y Espartero no recibió a la Comisión de la
huelga, dos representantes de los trabajadores que llevaban un escrito apoyado
por 35.000 firmas (redactado por Pi i Margall). Después en 1856 se aprobó una
Ley de Trabajo que no favorecía en nada a los trabajadores: reducía la jornada
laboral a los niños a media jornada, 10 horas para los menores de 18, permite
las asociaciones obreras que no pasen 500 miembros, establece, para resolver
conflictos laborales, los jurados, formados exclusivamente por patronos. Esta
Ley fue rechazada por los trabajadores que dejaron de apoyar a los progresistas
y se alinearon con demócratas y republicanos y la conflictividad siguió
creciendo, en 1856 hubo violentos motines en el campo y en las ciudades, siendo
reprimidos muy duramente. El gobierno perdió el apoyo de las Cortes y Espartero
dimitió. La Reina encargó formar gobierno al general O’Donnell.
Después del Bienio, durante el gobierno de
la Unión Liberal volverán a ser prohibidas. Pero el asociacionismo
obrero continuó su marcha en la clandestinidad. También se produce una calma en sus
reivindicaciones, en parte por la represión y por la buena marcha de la
economía. En esta época el sindicalismo se hace más fuerte, desde las asociaciones
de oficio a las uniones locales y de éstas a la federación regional de clases.
En los años 1864 a 1868, hubo una cierta tolerancia gubernamental que permitió
reconstruir las sociedades de resistencia obrera. Al tiempo se produce un
aumento en la formación cultural y de conciencia de clase y política de los
trabajadores. Desde instituciones como el Fomento
de las Artes de Madrid o el Ateneo de
la Clase Obrera de Barcelona, se dan clases a los trabajadores y se
difunden ideas socialistas. El
crecimiento de las sociedades obreras aumenta desde 1863, y en diciembre de
1865 se celebró el Congreso Obrero de Barcelona, al que acudieron 40 sociedades
obreras catalanas y en el que además de las sociedades de resistencia,
acudieron a participar asociaciones mutuas y cooperativas. El Congreso Obrero
se pronunció a favor de la libertad de asociación, por el principio de
cooperación y por la federación de las sociedades obreras. Estos sindicatos van
tomando más fuerza y entran en contacto con los movimientos europeos, con los
que empiezan a relacionarse. (relación con
el doc. Del modelo de examen: mensaje de las asociaciones obreras de Cataluña
al Congreso de Bruselas de 1868, realizado en vísperas de la Revolución septembrina,
aun en la ilegalidad, acude un representante español al III Congreso, el de
Bruselas, de 1868, Antonio Marsal Anglora. Por su parte, el Consejo General de
la AIT, sito en Londres, se ocupó de España en diversas ocasiones, pero siempre
sin eficacia y a través de la correspondencia. En diciembre de 1868 se
convocará un Congreso Obrero en Barcelona a instancias de la Dirección Central
de Sociedades Obreras de Barcelona, en el que participan 61 sociedades
catalanas; entre los acuerdos destacan: el apoyo al establecimiento de la
República Federal y a la participación de la clase obrera en las elecciones y
la decisión de publicar un semanario con el nombre de La Federación.
HEB6.5.1. RELACIONA
LA EVOLUCIÓN DEL MOVIMIENTO OBRERO ESPAÑOL DURANTE EL SEXENIO DEMOCRÁTICO CON
LA DEL MOVIMIENTO OBRERO INTERNACIONAL
Hacemos una alusión/referencia a la situación anterior…
Durante el
Sexenio Democrático es cuando maduran
las organizaciones obreras, toman conciencia de clase y entran en contacto con
las ideologías dominantes en Europa. Y al igual que en la Primera Internacional,
se producirá una separación entre las ideas marxistas y anarquistas.
La Primera Internacional o Asociación Internacional de Trabajadores (AIT)
fue fundada en Londres en 1864, fue una organización que agrupó inicialmente a
los sindicalistas ingleses, anarquistas y socialistas franceses e italianos
republicanos. Sus fines eran la organización política del proletariado en
Europa y en el resto del mundo, así como un foro para examinar problemas en
común y proponer líneas de acción. Colaboraron en ella Karl Marx, Friedrich
Engels (marxistas o socialistas) y Mijaíl Bakunin (anarquistas).
En noviembre
de 1868, el gobierno provisional de Serrano, decretó el derecho de asociación.
En octubre ya habían llegados los enviados de la Internacional, para formar
sindicatos y que se adhiriesen a la Internacional. El primero fue Giuseppe
Fanelli (enviado de Bakunin), y a partir de ahí se crean los primeros núcleos
afiliados a la A.I.T. en Madrid y en Barcelona. (ya se habían tenido unos
mínimos contactos, (doc del examen) pero había que extender en España las ideas
de la AIT).
Fanelli
difundió las ideas anarquistas como
si fuesen de la A.I.T.: contrarios a la
participación política y a la propia existencia del Estado, sustituido por “la
unión universal de las libres asociaciones”, además de una postura claramente
anticlerical. La Alianza para la
Democracia Socialista, corriente dentro de la AIT de Bakunin, había sido
disuelta en la AIT y sus estatutos prohibidos. Pero sus ideas son las que
extiende Fanelli. El equívoco inicial fue, sin embargo, el punto de partida
para el triunfo definitivo del anarquismo como la gran ideología obrera
española de la segunda mitad del siglo XIX, que tendrá un gran peso en Cataluña
y Andalucía, mientras que el socialismo tendrá más apoyos en el centro y norte
de España.
En 1870 se
celebra en Barcelona el 1º Congreso de la Federación Regional Española de la
Internacional. Pronto surgieron las diferencias entre la corriente anarquista,
los llamados “aliancistas” (miembros de la Alianza para la Democracia
Socialista, que fue había sido disuelta en la AIT y sus estatutos prohibidos),
y la socialista. En ese congreso se aprobó:
- El recurso a
la huelga.
- El carácter
apolítico, es decir, no colaborar con grupos (partidos burgueses) que tuviesen
como fin la transformación de la sociedad con medidas políticas.
La FRE crece
por Cataluña, Levante y Andalucía, llega a tener unos 40000 afiliados. Tiene
una gran actividad con huelgas y protestas, como los sucesos de Alcoi de 1873 y
la participación en el cantonalismo durante la Primera República, por lo que
causa un gran temor en los empresarios y burguesía (durante el reinado de
Amadeo de Saboya se intentó ilegalizar a la AIT pero fue rechazado por el
Tribunal Supremo), lo que propicia la prohibición de las actividades de la Internacional
en España, aunque seguirá clandestina hasta su disolución en 1881.
La difusión
de las ideas marxistas correrá a
cargo de Paul Lafargue, que llega a Madrid en 1871 y forma un grupo con José
Mesa, Pablo Iglesias Posse y Francisco Mora. Al contrario que los anarquistas,
optaron por la lucha política y el moderantismo en sus reclamaciones, a la
espera de que la clase obrera estuviese preparada para la revolución
socialista. Partiendo de los principios marxistas (lucha por la abolición de
las clases sociales, socialización de los medios de producción y dictadura del
proletariado), se aferraron a un programa reformista, cuyo objetivo era lograr
mejoras laborales y sociales para los trabajadores a través de la lucha
política.
Fundaron, en
1871, la Asociación del Arte de Imprimir. En el congreso de la Federación
Regional Española de Zaragoza de 1872, controlado por los anarquistas, serán
expulsados, lo que llevó a ese grupo a constituirse en la “Nueva Federación
Madrileña”, presidida por Pablo Iglesias. Sería el núcleo del que nació el
Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en 1879.
Durante la
Primera República el internacionalismo tendrá su momento álgido con la
intención de provocar el derrumbamiento del Estado. La Internacional española
tendrá unos 25000 afiliados (un tercio en Cataluña). Eran obreros textiles, de
la construcción, artes gráficas y campesinos andaluces. Tendrá una
participación muy activa en los movimientos cantonales y en la huelga de Alcoy
de 1873. Los obreros fabriles se
concentraron ante el ayuntamiento durante una huelga general que reclamaba una
mejora salarial. El alcalde republicano, Agustí Albors, apodado Pelletes,
ordenó abrir fuego sobre los manifestantes, que, encolerizados, asaltaron el
ayuntamiento, mataron al alcalde y mutilaron su cadáver. Alcoy se declaró
independiente y fue gobernada por un Comité de Salud Pública entre el 9 y el 13
de julio, hasta la llegada de las tropas federales.
Inmediatamente después del golpe de
Pavía, el gobierno del general Serrano decretará la ilegalización de la
Internacional. Con la Restauración el movimiento seguirá siendo ilegal teniendo
que pasar a la clandestinidad. (relación
con texto modelo examen, temor en la burguesía por las acciones del movimiento obrero).
El Sexenio
significó una etapa de toma de conciencia política y organizativa para el
movimiento obrero, así como el momento de asimilación de las ideologías que
existían en Europa: el marxismo y el anarquismo y su implantación en España.
FORMAS DE LUCHA (hay que introducir este apartado)
Las formas de lucha empleadas por los
trabajadores fueron modificándose con el tiempo. Al principio eran motines, más o menos espontáneos,
cuando surgía un problema por la falta de trabajo, de alimentos o el pago de
impuestos de consumos. Estos motines se producían tanto en el campo (en
Andalucía podemos hablar del bandolerismo y los bandoleros como una
respuesta del campesinado a la mala situación en la que viven y a las
desigualdades sociales) como en la ciudad y son muy frecuentes durante la
Restauración. También se producen los
ataques a las fábricas desde los inicios de la industrialización (los actos
luditas). En algunos momentos estos motines e insurrecciones llegaron a ser muy violentos (durante
el Sexenio). Poco a poco los trabajadores se dieron cuenta de la existencia de
una forma de lucha más eficaz: la huelga.
Abandonado el trabajo, los trabajadores intentaban conseguir las reformas que
no obtenían en la negociación con los patronos. Dentro de la huelga se puede
diferenciar entre la huelga parcial (de un solo sector), general
(todos los sectores) y la huelga general revolucionaria, cuando a las
peticiones de carácter laboral se suman las de carácter político. Las huelgas
también evolucionarán al darse cuenta los trabajadores de que su preparación y
coordinación (entre distintos sectores y sindicatos) les daba más fuerza para
conseguir sus objetivos. La huelga es ilegal durante todo el XIX, castigada
duramente en el código penal. No es tolerada hasta 1902, y reconocida
legalmente en 1909.
HEB7.2.2. ANALIZA LAS
CORRIENTES IDEOLÓGICAS DEL MOVIMIENTO OBRERO Y CAMPESINO ESPAÑOL, ASÍ COMO SU
EVOLUCIÓN DURANTE EL ÚLTIMO CUARTO DE SIGLO XIX.
El
movimiento obrero tuvo su origen en los núcleos industriales, especialmente
catalanes, hacia 1830. Trataron de conseguir mejoras laborales y salarios más
altos. La consolidación de este movimiento llegó en 1868 con los aires de
libertad por influencia del movimiento obrero internacional. Anarquistas y
socialistas fueron los que surgieron durante la Restauración. El anarquismo fue
introducido por Giussepe Fanelli, discípulo de Bakunin, que creó en Madrid y
Barcelona la sección española de la Asociación Internacional de Trabajadores
(AIT) llamada “Federación Regional Española”, en 1870. El socialismo marxista
lo introdujo Paul Lafargue, yerno de Carlos Marx, quien en 1871 difundió entre
los obreros españoles las ideas del “Manifiesto Comunista”. Los anarquistas se
extendieron principalmente por Andalucía y Cataluña y los socialistas por
Madrid, Cataluña, Bilbao, Santander y Asturias.
Las dos principales corrientes ideológicas son el
anarquismo y el socialismo.
LAS CORRIENTES ANARQUISTAS
Aprovechando
una circular del ministerio de gobernación de 1881, que permitía salir de la
clandestinidad a las asociaciones obreras, la F.R.E. pasó a llamarse Federación
de Trabajadores de la Región Española, debido a estar prohibidas las
asociaciones de carácter internacional. A partir de ahí empieza su crecimiento,
expansión y acciones. Tendrán un debate intenso entre mantenerse públicas o
clandestinas (una parte quería mantenerse en la clandestinidad para evitar las
represalias de empresarios) y en las acciones a desarrollar: la lucha legal o
la “propaganda por el hecho”. Su base social se encontraba en Cataluña y
Andalucía, pero era fuertemente reprimida por lo que una parte se decanta por
la “acción directa”, comenzando a atentar contra: Estado, burguesía e Iglesia.
Destacadas las acciones atribuidas a la Mano Negra en Andalucía (se produjeron
en el bienio 1882-1883, en el contexto de un clima de aguda lucha de clases en
el campo andaluz). De 1893 a 97 será el momento de acción más fuerte con varios
atentados y un fuerte proceso represivo como los procesos de Monjuïc de 1897 en
los que son condenados 5 anarquistas –atentado a Martínez Campos-). Estas acciones dividirán a los
anarquistas entre:
- Radicales,
mantienen los atentados. El anarcocomunismo: partidarios de Kropotkin.
- Partidarios
de crear un gran movimiento de masas con la creación de sindicatos, abandono
del insurreccionalismo y defensa de la lucha sindical para conseguir reformas.
Fundación del sindicato “Solidaridad Obrera” en 1907 y la Confederación
Nacional del Trabajo (C.N.T.) en 1910. Anarco-colectivismo: defienden la
propiedad colectiva controlada por los sindicatos.
Principios anarquistas:
-
Destrucción del Estado.
- Economía
colectivizada, cada comunidad tiene autonomía.
- Propiedad
colectiva administrada por todos.
-
Rechazo de la participación política: revolución violenta para acabar con el
Estado.
- Sociedad
sin clases: cada individuo tiene plena libertad.
A principios
del XX, la corriente sindicalista anarquista crece y fruto de su aumento y
mejora en las formas organizativas es la creación de la Solidaridad Obrera y de
la CNT en 1910. La CNT se expande desde 1914 al crecer emigración a ciudades y
zonas industriales. En el congreso de 1918 integró a 75.000 obreros en
Cataluña, el 30% de la población obrera catalana, y mantuvo su hegemonía hasta
la guerra, porque logró integrar a los sindicatos de oficios. En años de 1918 y
1919 crece por toda España y llega a los 700.000 afiliados (más de la mitad,
unos 400.000 de Cataluña, cuando aquí había unos 500.000 obreros; unos 128.000
del País Valenciano; 90.000 de Andalucía y Extremadura; 26.000 de Castilla y
15.000 de Aragón).
CORRIENTES SOCIALISTAS
Los
socialistas madrileños se reorganizaron en torno a un núcleo de tipógrafos y
algunos intelectuales. En 1879 la Nueva Federación Madrileña pasó a denominarse
Agrupación Socialista Madrileña, fundando Pablo Iglesias el PSOE, de carácter
marxista. Su primer programa se basaba en:
la abolición de las clases y la emancipación de trabajadores, la transformación
de la propiedad privada en colectiva y la conquista del poder político por la
clase trabajadora; además de otras reivindicaciones políticas y laborales. Con
la Ley de asociación de 1887, el grupo socialista crea un sindicato en 1888, la
UGT. El partido se afilia a la 2ª Internacional, participando en la celebración
del 1º de mayo de 1890. Cuenta con un periódico, El Socialista, fundado en 1886.
Los núcleos socialistas se caracterizaban por los siguientes
rasgos:
- Influencia
del marxismo francés: preocupación por el proletariado industrial.
- Lucha contra
las fuerzas políticas burguesas: lleva al enfrentamiento con los republicanos.
- Creencia en
el hundimiento inevitable del capitalismo.
El crecimiento del movimiento será lento. Los lugares de
mayor implantación serán Madrid, Vizcaya, Asturias, y más tarde en Barcelona y
en el campo andaluz. Desde 1890 se presenta a las elecciones municipales y
generales; los primeros concejales socialistas se consiguen en Bilbao en 1891, la
primera acta de diputado no se consigue hasta 1910 (Pablo Iglesias) en alianza
con los republicanos.
Siguiendo consignas de la Internacional, participan en 1890
en la celebración del 1º de mayo, dando lugar a numerosas manifestaciones.
Principios marxistas:
- Propiedad en
manos del Estado.
- Estado
dictatorial (dictadura del proletariado) previo a la instauración definitiva
del comunismo.
- Economía
centralizada y colectiva.
- Creación de
partidos y sindicatos que promueven la conquista del estado por medio de la
revolución. Las condiciones materiales y sociales determinan las condiciones
sociopolíticas; el medio más eficaz para conseguir esa modificación es la lucha
de clases; los cambios debe realizarlos el proletariado organizado en
sindicatos y partidos políticos. Los trabajadores deben conquistar el poder,
establecer una dictadura del proletariado para eliminar todas las diferencias
de clase (acabar con la propiedad privada; conseguido esto todos los individuos
deberían tener las mismas condiciones de vida en la nueva sociedad socialista.
- Sociedad sin
clases sociales, pero el individuo queda anulado por la colectividad.
La guerra de
Cuba permite aumentar su popularidad entre los trabajadores. Los socialistas se
opusieron al servicio militar y denunciaron la guerra como imperialista y
antisocial.
A partir de
1900 la UGT aumentará sus afiliados. Su carácter moderado, republicano y
antimilitarista tendrá una gran acogida entre los trabajadores. La UGT
intentará mantenerse apartada del PSOE, pero no siempre lo conseguirá. Poco a
poco se irá politizando cada vez más y dependiendo más de la dirección del
PSOE.
A partir de
1917, en el PSOE se producirá un fuerte debate a raíz del triunfo de la
Revolución bolchevique y por la fundación de la III Internacional Comunista por
Lenin en 1919, sobre la conveniencia o no de seguir el modelo soviético. Fruto
de este debate, en 1921, se producirá una escisión fundándose el Partido
Comunista de España, en el que confluyen dos grupos el Partido Comunista
Español, fundado en 1920, y el Partido Comunista Obrero Español (1921) (este es
la escisión del PSOE ante la negativa a sumarse a las III Internacional).
En lo referente al
campesinado tiene
una menor participación en la creación de los sindicatos y asociacionismo. El
socialismo está más preocupado por el proletariado industrial. Es el anarquismo
la ideología que más preocupación tiene y sobre todo en Andalucía. Promoverán
algunas asociaciones.
Los conflictos y revueltas en el campo fueron constantes en
la España del siglo XIX. El aumento de la población agraria asalariada, sin un
crecimiento paralelo del trabajo y los recursos provocó un grave problema
social, especialmente en Andalucía. En la década de 1840 se sucedieron las
manifestaciones y ocupaciones de tierras donde los jornaleros eran mayoritarios
y los años de malas cosechas provocaban situaciones de hambre crónica y sumían
en la miseria a miles de campesinos. La situación provocó quemas de cosechas y
matanzas de ganado en un movimiento que podría asemejarse al ludista.
La situación
se agravó en 1855 con la desamortización de los bienes comunales de los
municipios, pues estas tierras de aprovechamiento común pasaron a manos
privadas. Como consecuencia se produjeron alzamientos campesinos, que fueron
duramente reprimidos por el ejército y la Guardia Civil. Los movimientos más
intensos tuvieron lugar en Andalucía, en algunos lugares de Castilla y en las
zonas montañosas de Aragón. Poco después se produjeron las fuertes revueltas de
Utrera y El Arahal (Sevilla). Todo su
programa podía condensarse en esta forma: “pastos comunales y guerra a los
ricos”. En 1861, un levantamiento en Loja (Granada) alcanzó gran virulencia y
se extendió por las provincias de Jaén y Málaga. La represión del movimiento
provocó numerosas víctimas entre los campesinos sublevados. A raíz de estas luchas sociales, en las
décadas de 1860 y 1870, el bandolerismo se extendió por Andalucía como
respuesta individual y violenta a las grandes desigualdades sociales. Fue la
época de los bandidos que tenían su refugio en Sierra Morena, y que reunidos en
cuadrillas asaltaban caminos, cortijos y pequeños pueblos. En los años
siguientes se producirán distintas acciones promovidas por asociaciones
clandestinas de pocos miembros, generalmente influidos por la ideología
anarquista, como la Mano Negra en la década de los 80, pero siempre duramente
reprimidos por el gobierno.
Hacía
finales del XIX y principios del XX, en el mundo agrario aparece un fuerte
movimiento asociativo, en parte inspirado por la Iglesia Católica. La expansión
del sindicalismo agrario se produce a partir de la Ley de 1906 de sindicatos
agrícolas. La mayor parte de los sindicatos acabaron encuadrados en la
Confederación Nacional Católica Agraria, fundada en 1917.El Agrarismo tendrá
una labor importante en el desarrollo del crédito agrícola, abonos, maquinaria
y modernización.
En Galicia
las protestas campesinas no tienen motivaciones exclusivamente agrarias, sino
que son conflictos sociales derivados de la abusiva presión tributaria. Hacia
finales de siglo se empiezan a desarrollar en unos movimientos asociativos con
el objetivo de conseguir la redención de foros. Fue un movimiento conocido como
Agrarismo. El agrarismo es el término
con el que se denomina la organización de los labradores en sociedades agrarias
o en sindicatos agrícolas en Galicia a fines del siglo XIX y sobre todo a
partir de 1907 cuando apareció Solidaridad Gallega que ayudó a dinamizar el
movimiento. Los objetivos del agrarismo consistían fundamentalmente en la lucha
contra el sistema foral y contra el caciquismo además de promover la renovación
técnica del sector agrario gallego. En las filas del agrarismo militaron
personalidades de las más opuestas ideologías, interesados en lograr mejoras
para los agricultores. Uno de los más destacados fue Basilio Álvarez, sacerdote
y periodista, fundador de Acción Gallega, grupo político que se presenta a las
elecciones de 1910 con un programa agrarista.
LOS GRUPOS CATÓLICOS
El sindicalismo confesional tuvo poca importancia, explicable
por el posicionamiento de la Iglesia que nunca llegó a asumir que los intereses
de los patronos y de los trabajadores eran contradictorios. Predicaban la
colaboración (sumisión) de las clases y no el enfrentamiento. La encíclica del
Papa León XIII Rerum Novarum
denunciaba el socialismo y animaba a encauzar los intentos de mejora de la
clase obrera a través del Evangelio.
En el sector agrario fue donde tuvo más influencia, sobre
todo en el norte de Castilla, creándose la Confederación Nacional Católica
Agraria, CONCA, compuesta por pequeños propietarios.
LAS ASOCIACIONES
PATRONALES
Los patronos, comerciantes y artesanos, también hicieron sus
organizaciones para defender sus intereses, defenderse frente a los obreros y
presionar al Estado. Generalmente fueron organizaciones de ámbito regional o
provincial, solo alguna logró alcanzar una implantación nacional, como la Liga
Nacional de Fomento del Trabajo Nacional o la Confederación Nacional Española.
LA ACCIÓN DEL ESTADO
La actitud del Estado frente a los
problemas sociales varió según el Gobierno en el poder. En líneas generales
podemos establecer tres fases: la
primera, hasta los años 70, negativa a
toda petición o manifestación; la
segunda, hasta principios del siglo XX, de tolerancia con los trabajadores e
inicios de una preocupación por su situación; la tercera, en el
siglo XX, en la que se van reconociendo lentamente una serie de derechos
para los trabajadores (derecho a la huelga en 1909, jornada de ocho horas
en 1919).
En la primera etapa, no hay ninguna
legislación laboral y a los trabajadores no se les reconoce ninguno derecho; se
produce abolición de los gremios y de cualquier asociación que impida la libre
negociación de las condiciones de trabajo entre el empresario y el trabajador
(como el empresario es más poderoso impone sus condiciones…). E estado liberal
siempre ejerció una fuerte vigilancia sobre el movimiento obrero, empleando la
fuerza, ejército y Guarda Civil, para limitar sus demandas. La idea de que el
Estado podía y debía intervenir para regular por medio de leyes las condiciones
de trabajo tardó en ser aceptada por las patronales y los gobiernos: la
prohibición de que trabajaran niños, la limitación de la jornada laboral, los
salarios mínimos, eran medidas que provocaban un aumento de los costes
laborales de las empresas y daba poder a los obreros y a sus organizaciones,
que podían denunciar y exigir multas. La respuesta de patronos y gobierno era
una especie de paternalismo aconsejando el ahorro, el apartarse de los vicios,
el asistir a escuelas nocturna, etc. El punto final de esta situación fue la
legislación efectuado durante el Bienio Progresista que no satisfacía ninguna
de las demandas de los trabajadores.
En la segunda etapa, durante la Primera
República se promulgará la primera ley laboral, conocida como ley Benot
(ministro de Fomento Eduardo Benot Rodríguez), que prohibía el trabajo en
fábricas, talleres, fundiciones y minas de los menores de 10 años, limitaba la
jornada para los menores de quince años, obligaba a las empresas a disponer de
escuelas de enseñanza primaria, e introducía las primeras normas de seguridad e
higiene en el trabajo. Pero la aprobación de legislación reguladora y
protectora no significa que se llevase a la práctica. Es ahora debido a la creciente presión
sindical, por lo que algunos sectores liberales se mostraron partidarios de
regular las relaciones de trabajo de la sociedad industrial, y al igual que se
estaba planteando en otros países europeos, se vio la oportunidad de que el
Estado reglase las relaciones económicas y laborales. Esta legislación se
continua 1878 aprobando las primeras leyes de regulación de los trabajos
peligrosos para los niños, la creación de asilos para inválidos de trabajo y la
construcción de barrios para obreros. El paso siguiente fue la creación de la Comisión de Reformas Sociales de 1883,
Comisión para el estudio de las cuestiones que interesan a la mejora o
bienestar de las clases obreras, tanto agrícolas como industriales, y que
afectan a las relaciones entre el capital y el trabajo. El primer presidente de
la Comisión fue el líder conservador Antonio Cánovas del Castillo para subrayar
el carácter suprapartidista del organismo, en el que estaban integrados tanto
los dos partidos dinásticos, liberal y conservador, como los republicanos.
Aunque no fue del gusto de socialistas y anarquistas. La Comisión de Reformas
Sociales sirvió para estudiar las condiciones de vida y trabajo de la clase
obrera y proponer reformas de carácter legislativo para mejorarlas. Funcionó
entre 1883 y 1903, año en que fue sustituida por el Instituto de Reformas
Sociales. Su misión era elaborar dictámenes sobre medidas legales concretas. De
modo expreso, se enumeraban algunas prioridades para que las Cortes legislasen:
el fomento de jurados mixtos, para favorecer las relaciones de obreros y
patronos; la instauración de Cajas de retiros y de socorros para enfermos e
inválidos; la regulación del trabajo de mujeres y niños; medidas de higiene y
salubridad en los talleres; creación de instituciones de crédito agrícola; y la
adopción de disposiciones para favorecer las sociedades de socorros mutuos y
cooperativas, y a estimular la construcción de viviendas obreras.
En la tercera etapa se van reconociendo
los derechos. En este sentido podemos relacionar la ley Dato (doc. Del modelo de examen). Esta primera disposición
legislativa, conocida como Ley Dato o
Ley sobre Accidentes de Trabajo, se publicó en la GACETA DE MADRID,
antecedente del actual Boletín Oficial del Estado, el 31 de enero de 1900. Se
produce en el contexto de un REGENERACIONISMO (contexto histórico), PARA
atender las demandas del movimiento obrero y mantener sus votos hacia los
partidos dinásticos. Es el germen de lo que posteriormente se generalizó como
Seguridad Social. La Ley Dato trataba de paliar, de alguna manera, las
consecuencias económicas que los accidentes de trabajo tenían para los
trabajadores y sus familias en caso de incapacidad o muerte. En la Ley (se usa
el texto…) se define el accidente de trabajo (texto) y se obliga al empresario
a hacerse responsable de los gastos que se deriven y de las indemnizaciones
correspondientes (se usa texto), incluso los gastos del sepelio (se usa texto).
Las cuantías son mínimas, pero es un primer paso para el reconocimiento de los
derechos de los trabajadores y de su situación. Esta ley es el primer paso para
la creación de un sistema de seguros sociales, y además incorporaba otras
novedades: la edad mínima para trabajar en 9 años, si saben leer y escribir;
tres semanas de descanso para las mujeres después de dar a luz y conservando el
puesto de trabajo; la jornada de 8 horas para niños de 10 a 14 años, etc. De
este modo se inicia una legislación que será continuada, sobre todo, durante el
mandato de Canalejas, aunque en un primer momento la oposición consideraba que
esta ley no tendría ninguna utilidad práctica.
Estas
actuaciones legislativas se continúan en los años siguientes. La Comisión de
Reformas Sociales en 1903 se convertirá en el Instituto de Reformas Sociales
con la finalidad de asesorar al Gobierno e impulsar la legislación en materia
laboral (gobierno del conservador Francisco Silvela). En 1908 se creó el Instituto Nacional de
Previsión para la gestión de una incipiente seguridad social (creado por el
conservador Antonio Maura y promulgado por Alfonso XIII por la Ley del 27 de
febrero de 1908). Durante esto años se producen avances, promovidos tanto por
gobiernos conservadores como por liberales, a veces más preocupados por
desarmar al movimiento obrero que en atender sus peticiones. El derecho a la
huelga se consigue en 1909.
LA REIVINDICACIÓN FEMENINA
Con el trabajo industrial la mujer no mejora su condición que
sigue estando discriminada desde el punto social (sometimiento al hombre),
jurídico (reconocimiento legal de una condición inferior al home) y laboral (a
igual trabajo, menor salario).
La condición femenina era, para el pensamiento burgués, de
subordinación, sometimiento e inferioridad. Se acompañaba de los arquetipos de:
dulce esposa, madre entregada y ángel del hogar.
Desde el punto de vista legal, la mujer estaba sometido al
hombre para cualquier acción de tipo civil, aunque penalmente era considerada como
igual (Concepción Arenal).
A nivel político, las mujeres no tenían reconocido el derecho
al voto. El movimiento sufragista tuvo en España menos fuerza que en otros
países de Europa (en 1918 se fundó la Asociación Nacional de Mujeres Españolas,
en junio 1931 pueden presentarse a las elecciones, y votan por primera vez en
noviembre de 1933).
LOS AÑOS DE 1917 A
1920:
Son momentos de gran conflictividad:
se produce el impacto de la revolución rusa, de la carestía de la vida, etc.
Hay numerosas huelgas y manifestaciones. Se pide el aumento de salarios, la
reducción de la jornada de trabajo. El gobierno responde con dureza y los
patronos crean organizaciones para defenderse, piden al gobierno que emplee el
ejército para establecer el orden y recurren al cierre patronal (lock out) para
doblegar a los trabajadores.
En 1917, la
UGT y la CNT fueron juntos a la huelga, pero la falta de objetivos comunes
impidió el éxito: los anarquistas querían la revolución social, impacientes por
derribar el poder burgués; los socialistas pretendían una huelga pacífica que
logrora un gobierno provisional para preparar elecciones democráticas y
limpias. El ejército mata el movimiento y mata a 71 huelguistas. Reproches
mutuos entre cenetistas y ugetistas, entre socialistas y republicanos,
deshicieron el movimiento.
La huelga de
la Canadiense: El punto más duro de la lucha de clases tuvo lugar en 1919 y
1920. La huelga de La Canadiense en Barcelona paralizó durante febrero y marzo
de 1919 el abastecimiento de gas y electricidad, se detuvo a miles de obreros,
se militarizó al sector en huelga, se decretó el estado de guerra, pero al
final se firmó -tras dos meses de huelga total- el aumento de salarios, la
jornada de ocho horas, la readmisión de los despedidos y la promesa de liberar
a los más de mil detenidos en Montjuïc, gracias a la intervención del gobierno
de Romanones. Un éxito, el primero rotundo, sobre la patronal y un éxito de
control sobre la masa de afiliados que aceptan negociación de los dirigentes
cenetistas. Pero el gobierno incumplió la liberación de los más de mil obreros
y vuelve a estallar la huelga pensando los cenetistas en la fuerza que tenían.
Ahora la patronal fuerza la dimisión de Romanones, arma a los somatenes y los
convierte en cuerpos parapoliciales con los que organiza “sindicatos libres” de
pistoleros anticenetistas, y exigió la vuelta al trabajo en las condiciones
previas al acuerdo firmado, todo a como estaba antes de febrero. El 14 de abril
vence la patronal, los obreros vuelven exhaustos, diezmados por el pistolerismo
de los “sindicatos libres” pagados por la patronal.
El pistolerismo: La línea dura de la patronal
acrecienta la violencia social, exige mano dura al gobierno y logra entre 1920
y 1922 que el gobernador Martínez Anido encarcele a militantes y apliquen la
trágica “ley de fugas”.
La patronal
crea bandas de pistoleros que persiguen a los líderes sindicales. Así cayeron
Salvador Seguí -”el noi del Sucre”-, el más popular líder cenetista, y otros
218 obreros y, también, 127 policías y patronos además de Eduardo Dato, el
conde Salvatierra o el cardenal Soldevila de Zaragoza.
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