La Guerra Civil se inicia a partir del alzamiento de las tropas africanas en Melilla el día 17 de julio, seguido en la Península el 18, día del “Glorioso Alzamiento Nacional”. La guerra es el resultado de una sublevación militar fracasada y de una sociedad profundamente dividida.
Desde la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero del 36 comienzan los preparativos del golpe. La aceleración de las reformas por parte del Frente Popular lleva a una intensa conflictividad social. La derecha se veía amenazada e inicia una estrategia de enfrentamiento (puños y pistolas de la Falange) y los militares se convirtieron en defensores de sus ideas. Un grupo de militares, dirigidos por el general Emilio Mola, comienza a preparar el golpe.
En la calle la tensión se va radicalizando. El gobierno de Casares Quiroga intenta tomar alguna medida contra el golpe, pero es ineficaz. En el verano la situación es más tensa y en julio se producen los acontecimientos clave: el día 12, un grupo de extrema derecha asesina a José Castillo, teniente de la Guardia de Asalto, en represalia por la muerte de un falangista; el 14, un grupo de guardias de asalto asesina a Calvo Sotelo.
El día 17 de julio de 1936 las tropas españolas del Protectorado de Marruecos se sublevan contra la República. El día 18 se alzan en la Península. Empezaba la Guerra Civil.
Las causas de la Guerra son muy complejas, es difícil simplificarlas. El Alzamiento significó que las reformas que se intentaban llevar a cabo por la República para modernizar España chocaron con la oposición de las clases dirigentes, que temiendo a la revolución y a la pérdida de sus privilegios optaron por la vía del golpe de Estado. La guerra también es resultado de la dinámica social y política de los años treinta. En la guerra se luchara por imponer una dictadura militar o defender una república democrática; pero en la guerra también estará presente el enfrentamiento de clases, la contienda religiosa, el choque entre nacionalismos y el enfrentamiento entre el fascismo y el comunismo.
La guerra fue presentada en cada bando en términos ideológicos. En el caso del bando republicano la guerra era antifascista, como vemos en el doc. 1, donde Dolores Ibarruri (Pasionaria) (dirigente del PCE) llama a la lucha contra los fascistas que quieren eliminar las conquistas democráticas del pueblo (doc. 1. Lín. 1-2), cuando se produce el alzamiento y ante los avances de las tropas de Franco sobre Madrid. Ante esos acontecimientos, Pasionaria anima a los trabajadores y con el lema “no pasarán” organizan la defensa de Madrid. En el caso del bando nacional la guerra es presentada como una lucha contra el marxismo, es una guerra antibolchevique (Doc. 2, lín. 4), luchar contra el ejército republicano es luchar contra el ejército rojo (los marxistas) (doc. 7, lín. 2). El bando nacional anima a luchar contra los que quieren imponer un sistema marxista como el de la URSS y eliminar la propiedad privada, el capitalismo, y las tradiciones de España, entre ellas la religión católica.
El levantamiento fracasa y España queda divida en dos zonas: la España Nacional y la España Republicana. El día 21 los sublevados dominaban el norte de Marruecos, Canarias, Baleares, Galicia (día 20, tras breves enfrentamientos), Oviedo, Álava, Navarra, Aragón, Castilla la Vieja-León, Sevilla, Cádiz, Córdoba y Granada. Los sublevados contaban con el apoyo de la mayor parte de la oficialidad y tropa del ejército de Tierra, Guardia Civil, de los propietarios agrarios, de los afiliados a los partidos de derechas, de los grupos católicos, de los carlistas, de la Iglesia (calificará el movimiento militar como una cruzada contra el comunismo y en defensa de la fe católica).
La España republicana tenía el apoyo de parte del ejército de Tierra, de la Aviación, Marina, de la Guardia de Asalto, de las masas obreras urbanas de las ciudades industriales, de la pequeña burguesía urbana y de los jornaleros del sur de España.
Los dos bandos buscaron el apoyo internacional, y la “guerra de España” suscitó el temor a su expansión por Europa. Las potencias más afectadas, Francia y Gran Bretaña, impulsaron una política de neutralidad y no injerencia, e impulsaron la creación de un Comité de Non Intervención (en el que entrarán Francia, Gran Bretaña, Alemania, Italia, Portugal, Bélgica, URSS, etc.). Tenían miedo a la expansión de la guerra por Europa y, también a la instalación de una república marxista en España. De cualquier modo, las ayudas se prestan. Aunque se plantea el control naval a los barcos que llegan a España. En el doc.2 vemos un texto de Galeazzo Ciano[1], ministro de Asuntos Exteriores italiano, en el que alude a la formación de los dos frentes y de las ayudas que recibe cada bando.
El bando republicano logró el apoyo de México (más simbólico que efectivo, acogerá a exiliados de la República), Francia (miedo al triunfo de la revolución, era una ayuda vacilante para no perder las inversiones en España, pero con el temor a la revolución comunista) y URSS (armas, víveres, especialistas -pagado con el oro del Banco de España- y acogida de niños) y 60.000 voluntarios de las Brigadas Internacionales (hombres de organizaciones obreras y sindicales que venían a luchar en defensa de la democracia) (Defensa de Madrid y fortalecimiento de la moral, André Malraux, Hemingway, Orwell, etc. Abandonan España en octubre de 1938).
El bando nacional tiene el apoyo de Alemania (barcos y aviones para el paso de las tropas de África a España, Legión Cóndor, armas, municiones, especialistas), Italia (armamento y los Camisas Negras), Portugal (Oliveira Salazar, armas, víveres e 10.000 hombres) y compañías americanas (suministros, gasolina, repuestos).
La política de no intervención fue injusta para la República ya que se le negó a un estado soberano y legítimo la capacidad para defenderse. El problema era que la guerra era vista por las potencias aliadas como un modo de frenar el avance del comunismo sobre Europa. Como consecuencia de la llegada de las ayudas, la guerra se prolonga y se convierte en una guerra larga y muy cruenta, y posibilitó al bando nacional la superioridad sobre el bando republicano.
La evolución de la guerra en cada bando fue distinta. En el bando republicano lo más destacado es la fragmentación tanto militar como política, y la constante discusión entre revolución y guerra. En el bando nacional se forma un férreo poder dictatorial dirigido para ganar la guerra e impulsar la contrarrevolución.
En el bando republicano, ante las noticias del alzamiento, el jefe de gobierno Casares Quiroga ordena el cese de los sublevados y disuelve los cuerpos de ejército que los apoyan. Estas medidas no paran el alzamiento, y la República no hace frente a los sublevados que se imponen en casi todos los lugares sin casi oposición. Dimite el mismo día 18. Durante el día 19, intentó formar gobierno Martínez Barrio, pero no lo consiguió y pasó a formarlo José Giral (Izquierda Republicana), un gobierno solo de republicanos y sin ningún apoyo. Al principio tampoco arma al pueblo, por el miedo a que los obreros, al tener armas, no obedeciesen e iniciasen la revolución, pero ante la necesidad de defenderse, sobre todo por el avance de las tropas rebeldes hacia Madrid, arma al pueblo. Desde ese momento se forman multitud de comités y juntas que empiezan a hacer la revolución y no atienden las órdenes del gobierno. Las cosas no marchan bien, empiezan las primeras derrotas, hacía falta un mando único que fuese respetado y así es nombrado Largo Caballero.
Francisco Largo Caballero (5-9-36—17-5-37), proviene del ala izquierda del socialismo, secretario de la UGT. Forma un gobierno de concentración (republicanos, socialistas, incluso los anarquistas entran en el gobierno–Federica Montseny-) para recuperar la autoridad. Este “gobierno de la victoria” intentó dar orden, disolvió juntas, comités; militarizó a las milicias (Organización del Quinto Regimiento controlado por el PC); intentó reorganizar la economía para abastecerse; pero las medidas no dieron resultado. En la zona republicana se mantiene la discusión entre:
- Primero ganar la guerra y luego hacer la revolución. Postura defendida por el PCE e parte do PSOE E UGT. Primero ganar la guerra y para eso defendían controlar la producción y reconvertirla en una economía de guerra, y dejar ciertas reformas para después. Como vemos en el doc. 4, en el Mundo Obrero, periódico del PC, exponen la idea de luchar por la República, una república que contiene un gran contenido social, por eso hay que defenderla, ganar la guerra y dejar para después la profundización de las reformas. En el mismo sentido se pronuncia Largo Caballero, en el doc. 5.
- Hacer la guerra y la revolución al mismo tiempo. Postura de la CNT, FAI y POUM[2] y parte más radical del PSOE y de la UGT: defendían la inmediata colectivización de las tierras y fábricas y la constitución de las comunas como células de producción. Como se ve en el doc. 3 “…estamos a loitar polo triunfo da revolución proletaria. A guerra e a revolución son inseparables”.
Esta discusión le restaba autoridad y capacidad de acción al gobierno. Se llegó a un momento en el que las discusiones fueron tan fuertes que desembocó en un enfrentamiento entre ellos. En Cataluña, en mayo de 1937, el PC y el PSUC se enfrentaron a la CNT y POUM rematando con la disolución del POUM y la eliminación de la CNT de la vida política.
Estos acontecimientos debilitan al gobierno de Largo Caballero y, como la guerra va mal (se puede hacer una alusión a la marcha de la guerra), tiene que dimitir. Los comunistas exigen la dimisión de Largo Caballero, y como los comunistas son los que mantienen las ayudas de Rusia, es sustituido por Juan Negrín (17-5-37—5-3-39).
El gobierno de Negrín representa el triunfo de la centralización y de la política frentepopulista sobre los sindicatos y comités. Apoyado por los comunistas, que se convertirán, gracias a su disciplina y control del ejército, en la principal fuerza de izquierdas. Negrín reforzará la autoridad gubernamental y la coordinación militar lo que le permitirá realizar las ofensivas de Teruel y del Ebro. Propuso el programa de resistencia de la República y de la democracia, el Programa de Trece Puntos[3], del 30 abril de 1938, que el bando de Franco no aceptó. Negrín esperaba que al desencadenarse el conflicto en Europa la República pudiese mantenerse. Pero los continuos reveses de la guerra y el cansancio de la gente hacen que se quede solo. Después de la derrota del Ebro, a finales de 1938, presenta un programa de Tres Puntos: salida de las tropas extranjeras, ausencia de represalias de los vencedores y establecimiento de un régimen democrático. Pero Franco solo aceptaba una “rendición sin condiciones”. Franco ocupa Cataluña. Después de la caída de Cataluña (y con el gobierno de la república en el exilio), y reconocido el régimen de Franco por Francia y Gran Bretaña, en Madrid se produce el golpe del coronel Segismundo Casado, provocado por las discrepancias sobre la dirección de la guerra, ya que una parte del gobierno (los comunistas) quería resistir hasta el final, mientras que una parte de socialistas e anarquistas descontentos y cansados de la guerra quieren negociar una rendición. Organizan un Consejo de Defensa Nacional sin comunistas. El coronel Casado y Julián Besteiro (PSOE) iniciaron conversaciones para la rendición, que Franco no aceptó. El Coronel Casado, sale hacia Valencia y, con la entrada de Franco en Madrid, Besterio y miembros del Consejo de Defensa son detenidos y encarcelados.
En resumen, el problema del bando republicano fue la desorganización y la constante discusión entre guerra y revolución.
Así la derrota del bando republicano viene dada por la desunión y constante división, a la improvisación y falta de planificación, a los pocos recursos que fueron capaces de generar por el desarrollo de la revolución y al menor respaldo internacional que reciben. Por el contrario, el bando sublevado contará con un perfecta unidad y planificación, a unos mejores recursos generados en la zona que controlaron y a las mayores ayudas internacionales que reciben.
Así la derrota del bando republicano viene dada por la desunión y constante división, a la improvisación y falta de planificación, a los pocos recursos que fueron capaces de generar por el desarrollo de la revolución y al menor respaldo internacional que reciben. Por el contrario, el bando sublevado contará con un perfecta unidad y planificación, a unos mejores recursos generados en la zona que controlaron y a las mayores ayudas internacionales que reciben.
La revolución que quisieron hacer consistía en acabar con el capitalismo y desarrollar un proceso de colectivización, abolir la propiedad privada de los medios de producción e implantar la propiedad colectiva y defender a ultranza el principio de igualdad. Estas medidas estaban impulsadas por la CNT, FAI y sectores radicales de la UGT y PSOE. Las principales acciones fueron: la expropiación de los bienes de los “facciosos” y de los grandes propietarios, y el reparto de las tierras[4] entre los campesinos pobres (para su explotación individual o colectiva). Expropiación de los bienes del clero. Confiscación de las cuentas bancarias. Organización de la enseñanza y asistencia social. Socialización de las empresas industriales, sobre todo en Cataluña y mejorar las condiciones de trabajo y salarios.
El resultado de todas estas acciones fue distinto, en general produjo un descenso de las producciones y dificultaron el aprovisionamiento de los ejércitos de la República.
En el caso del bando nacional lo fundamental fue la formación de un férreo poder dictatorial dirigido para ganar la guerra e impulsar la contrarrevolución. Se va a crear un nuevo estado partiendo de la concentración de poderes en Franco y con la creación de un único partido.
Después del alzamiento, los sublevados formaron una Junta de Defensa Nacional (24-7-36), que preside el general Cabanellas, ya que Sanjurjo había muerto días antes en un accidente de aviación viniendo de Portugal. El 1 de octubre de 1936 la dirección del alzamiento va a recaer en Franco, siendo nombrado Jefe de Gobierno del Estado y Generalísimo de los Ejércitos, desapareciendo la Junta de Defensa Nacional y formándose una Junta Técnica del Estado, con sede en Valladolid y Burgos. En Franco, en el Generalísimo, se concentran los poderes ejecutivos (Presidente del Consejo de Ministros) y legislativos.
Al mismo tiempo se produce un proceso de concentración de las fuerzas políticas que apoyan el golpe. De ese modo todo se supedita a la figura de Franco y a la idea de ganar la guerra. Por decreto de 20 de abril de 1937 se unifican falangistas y requetés (doc. 6) (los requetés son fuerzas carlistas que combaten junto a Franco, están dirigidas por Fal Conde) en un único partido o Movimiento: Falange Española Tradicionalista y de las JONS), en el que se integrarían todos, siendo Franco Jefe Nacional y Supremo Caudillo (doc. 6). Falange Española había sido fundada por José Antonio Primo de Rivera en 1933, en 1934 se había unido a las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista de Onésimo Redondo e Ramiro Ledesma Ramos. De ese modo, quedaban bajo la dirección de Franco las fuerzas políticas, sociales y militares. Franco controla todas las fuerzas políticas, evita las discusiones y enfrentamientos entre grupos distintos y relega a los puestos sin importancia los dirigentes que no estaban completamente de acuerdo. Franco se aprovecha de la ideología de estos grupos, de carácter fascista, tradicional, católico, como vemos e el párrafo 2º del doc. 6, para la construcción de un Nuevo Estado. Se adoptarán los símbolos falangistas (de origen fascista): el saludo brazo en alto, los eslóganes ¡Arriba España!, ¡España, una, grande, libre!, los emblemas como el yugo y las flechas, himnos (Cara al sol), el uniforme (la camisa azul) pero con la boina roja carlista. También habría que decir que a Iglesia le prestó su apoyo incondicional, definiendo la guerra como una “cruzada” contra os rojos, y alabando las acciones del bando nacional.
Completando ese proceso, sobre a zona que controla, comienza una legislación inspirada en el fascismo italiano. Una de las primeras leyes será el Fuero del Trabajo (elevada a Ley Fundamental en 1947). Inspirada en los principios de la Falange, de la Iglesia y el fascismo italiano. Define el Nuevo Estado como “nacional” y “sindicalista” y se presenta contraria al capitalismo liberal y al materialismo marxista. De este modo las zonas que contralan comienzan a producir para abastecer los ejércitos y poder ganar la guerra (la ley prohibía las huelgas). La legislación continúa con leyes sobre la imprenta, prensa, educación e Iglesia (beneficios, enseñanza, pagos del Estado, derogación divorcio, etc.) para el control ideológico y cultural.
También se llevó a cabo una fuerte y sistemática represión desde el inicio de la guerra. Los “paseos”, el terror, servían para cimentar la dictadura y frenar toda oposición. El punto culminante es la Ley de Responsabilidades Políticas, de febrero de 1939, para represaliar a todas las personas vinculadas con los partidos de izquierdas.
De igual modo, en la zona nacional se impulsó una contrarrevolución basada en la defensa de la propiedad, de la Iglesia y orden. Tres valores que hay que defender para conseguir el apoyo de la Burguesía, oligarcas, financieros, propietarios, clases medias, etc. Para controlar ideológicamente y extender las ideas del Régimen y evitar cualquier tipo de cuestionamiento (depuración de funcionarios de la administración, enseñanza, etc., confesionalidad del Estado, censura, ...).
De este modo, el bando de Franco pone todos los recursos en función de la guerra y obtiene la superioridad para ganar la guerra.
El día 28 de marzo de 1939; Franco entra en Madrid, sin resistencia se hace con la capital, y ante el avance hacia el Mediterráneo, el frente republicano no ofrece resistencia, por lo que Franco redacta el último parte de guerra el 1 de abril de 1939 (doc. 7); la guerra había terminado.
Como consecuencias de la guerra podemos señalar las cuantiosas pérdidas económicas que se producen en la guerra, la reducción de los niveles de producción industrial y agrícola, la sangría demográfica de la guerra (sobre un millón de desaparecidos entre los muertos en la guerra y los exiliados) y la instalación en España de una dictadura militar que se mantendrá hasta 1975, que nos aparta de las democracias occidentales que se instalan en Europa después de la Segunda Guerra Mundial.
[1] Conde de Cortellazzo y Buccari, yerno del dictador Benito Mussolini. Ministro de Exteriores. Acabó fusilado, en 1944, acusado de alta traición (había votado la destitución de Mussolini).
[2] POUM: partido comunista de inspiración trotskista, por lo tanto antisoviético y enfrentado al PC.
[3] En este programa Negrín recogía las condiciones mínimas para un acuerdo entre los beligerantes. En esencia se proponía una vuelta al estado democrático y la renuncia de cada bando su revolución. El programa tampoco gustaba a la CNT y FAI que lo consideraba muy insuficiente.
[4] En las zonas agrarias que quedaron bajo la autoridad de la República se produjo una intensa colectivización de tierras (Andalucía e Aragón). Fue realizada por campesinos y fuerzas revolucionarias (CNT e UGT).
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