EL MOVIMIENTO
OBRERO 2007
(nota: solución
para el 2007)
El desarrollo de la
industrialización genera una nueva clase social: el proletariado. El cambio
producido en el régimen de propiedad de la tierra, de explotación agrícola y en
el trabajo industrial produce un endurecimiento de las condiciones de vida de
la clase trabajadora.
En
las ciudades los trabajadores tienen que someterse a unas condiciones de
trabajo industrial muy duras: largas jornadas, trabajos penosos, condiciones infrahumanas,
salarios miserables... Además, un trabajo que afecta a hombres, mujeres y
niños.
Para
mejorar su condición, los trabajadores irán organizándose progresivamente,
empleando medios de presión, que ni la ley ni los patronos conceden de buen
grado. Primero se organizan en asociaciones puramente laborales, para
pasar más adelante a reivindicaciones más globales, según los modelos
defendidos por las principales ideologías inspiradoras del movimiento obrero:
anarquismo y socialismo.
Los
trabajadores al inicio de la industrialización no se encuentran unidos, solo
cuentan con SOCIEDADES DE AYUDA MUTUA, que no tienen una finalidad
reivindicativa, ni de defensa de sus intereses. Tienen como finalidad la
organización de algún acto festivo o ayudarse en momentos de dificultad (falta
de trabajo, enfermedad, muerte, etc.). Con la llegada del liberalismo, este
tipo de organizaciones, al igual que los gremios, van a estar mal vistas por la
burguesía, que prefiere tratar con el obrero de modo individual para imponerle
sin oposición sus duras condiciones de trabajo, por eso serán prohibidas.
En
la década de 1830, durante la
Regencia de María Cristina, es cuando se instala el
liberalismo político y económico al compás de la industrialización. Se
desarrollan los núcleos industriales y llegan las máquinas movidas por vapor,
como la de la fábrica Bonaplata en Cataluña (primera de España en incorporar el
vapor a la industria textil), o la fábrica de tabacos de A Coruña (Doc.1,
aunque en Galicia llegan más tarde). Las máquinas cambian las condiciones de
trabajo (doc. 1), los trabajadores no se acomodan a los cambios e incluso ven
disminuir sus salarios. En esta situación, los trabajadores ven en las máquinas
un competidor que les saca el trabajo (“apenas sacan a tercera parte del
salario…” Doc. 1). Así que su respuesta es la destrucción de las máquinas y las
fábricas. Es lo que se conoce con el nombre de LUDISMO (estos actos ya
se han producido Inglaterra en el XVIII, precisamente el nombre de ludismo
deriva de Ned Ludd, un trabajador textil que destruye máquinas textiles). Estas
acciones se producen en los primeros momentos de la industrialización, por
ejemplo, en Alcoy o en la fábrica Bonaplata en 1835. En Galicia se producen más
tarde, el doc. 1 pone la fecha de 1857, debido a la tardía industrialización
que se produce en Galicia. Estos actos serán duramente contestados por parte
del estado y de los patronos (el estado permite a los patronos actuar con gran
dureza para defenderse), como nos muestra el documento 1. Por estas razones los
obreros se dieron cuenta que tendrían que seguir otro camino para mejorar sus
condiciones de vida y trabajo.
Durante
los años 30 se vuelven a desarrollar sociedades de ayuda mutua, que poco a poco
se hacen más reivindicativas. Por otro lado, el gobierno permite, a partir de
1839, las sociedades de ayuda mutua y beneficencia. De este modo en Barcelona,
en 1840, se funda el primer SINDICATO, La Asociación de Tejedores
de Barcelona. En principio son de oficio y de carácter local. Estos sindicatos
tienen un carácter más reivindicativo, pero al estar prohibidos por la ley son
perseguidos y a los trabajadores sólo les queda la HUELGA como forma de
lucha, pero también está prohibida.
Con la
llegada de la Década
Moderada estas sociedades son ilegalizadas, sus miembros perseguidos
y los conflictos duramente reprimidos, con una legislación que favorece a los
industriales burgueses. Con la llegada del liberalismo progresista durante el
Bienio, los trabajadores tienen una mayor permisividad, que es aprovechada para
luchar por conseguir el derecho de ASOCIACIÓN (Doc. 2). En ese documento,
extraído el Eco de la Clase Obrera (primer semanario obrero de España fundado
en 1854) los trabajadores señalan algunas razones para obtener el derecho a
asociarse: salarios bajos, trabajo de mujeres y niños (doc. 2, lín. 2,3 y 4). Exponen
a las Cortes Constituyentes que sólo pueden tener sociedades de ayuda mutua,
pero que son insuficientes para defender “todos nuestros intereses” (doc. 2,
lín. 12). Por ese motivo piden “…el libre ejercicio de un derecho: del derecho
de ASOCIARNOS”. Pero las Cortes no atienden su petición de concederles el
derecho de asociación y en la
Constitución de 1856 (non nata), aunque se recogen muchos
derechos políticos, no se atienden las peticiones del proletariado, no se
atiende la “cuestión social”. Así, durante 1856, se llevarán a cabo en
Barcelona numerosas huelgas que supondrán una gran inestabilidad y la caída de
Espartero y del régimen progresista. O´Donnell se hace con el poder con la
misión de volver al régimen moderado, las asociaciones vuelven a estar prohibidas
y perseguidos los líderes obreros.
Los
años 60 son de gran dureza para los trabajadores (aunque sus condiciones de
vida mejoran algo por el desarrollo industrial). O´Donnell gobierna de un modo
autoritario, y cuando la crisis económica estalla, a partir de 1866, todos se
unen para derribar el régimen. Estalla la Revolución Gloriosa
y se instala un gobierno (Prim, Serrano, Sagasta) que aspira a construir un
régimen democrático.
Se
inicia el Sexenio democrático. Durante estos años el movimiento obrero tendrá
un florecimiento. El gobierno concede el derecho a asociarse, que es
recogido en la
Constitución de 1869. A partir de este momento se comienzan a
formar multitud de organizaciones obreras y entran en España las principales
ideologías del movimiento obrero europeo: el socialismo marxista (Marx) y el
anarquismo (Bakunin).
En
1864 se había fundado en Londres la
AIT (Asociación Internacional de Trabajadores). En 1868 envía
a España representantes para fundar asociaciones dentro de la Internacional. En
1868 llega Fanelli, enviado por Bakunin, y con él la ideología anarquista
cuyas principales características son: la lucha por la destrucción del estado,
la lucha por la destrucción de cualquier forma de autoridad o poder, la
supresión de la propiedad privada, la organización en comunas y la
transformación de la sociedad por parte del trabajador agrícola. Fanelli
fundará en Barcelona en 1870 la Federación Regional Española que se extenderá
rápidamente por España (Andalucía y Cataluña). En 1872 tendrá su momento más
álgido y causará un fuerte temor en los empresarios y sociedad en general, como
nos muestra el Documento 3. Los sucesos de la Comuna de París y los disturbios de Alcoi de 1873
y otros levantamientos en España, llevará a la prohibición de la AIT en 1874, lo que beneficia
los intereses de la burguesía industrial. La corriente anarquista seguirá
desarrollándose en los años siguientes, y se producirá una división: una
parte se decantará por la vía de la “acción directa”, los atentados,
contra los principales elementos de la opresión de los trabajadores: el Estado,
la burguesía y la Iglesia.
(se pueden citar atentados, la
Mano Negra en Andalucía, etc.). Otra parte será partidaria de
crear movimientos de masas y fundará Solidaridad Obrera en 1907 y la CNT (Confederación
Nacional del Trabajo) en 1910, que defenderá la huelga revolucionaria
como táctica esencial para la emancipación del trabajador.
Por
otro lado, en 1871 llega a España Paul Lafargue, que será el que introduzca la ideología
marxista, cuyas principales ideas son: la idea de construir una sociedad
socialista, que el medio para conseguir esa sociedad es la lucha de clases, que
esa transformación tiene que hacerla el proletariado industrial, organizado en
sindicatos y partidos, que los trabajadores tienen que conquistar el poder y
establecer una dictadura del proletariado para acabar con las
desigualdades, sobre todo con la “propiedad privada de los medios de
producción”, que pasarán a manos del Estado, una vez socializados todos los
medios de producción, esto es eliminada la propiedad privada, se conseguiría
una sociedad igualitaria.
Lafargue
junto a Pablo Iglesias, Francisco Mora y José Mesa fundarán la Nueva Federación
Madrileña, que en 1879 pasará a denominarse Agrupación Socialista Madrileña y a
continuación el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Durante estos años el
crecimiento es lento, sobre todo por la persecución a la que son sometidos por
parte del Estado. Desde la 1875, con la vuelta a la monarquía borbónica en la
persona de Alfonso XII de Borbón, se suprime el derecho de asociación y se
vuelve a la dura represión sobre el movimiento obrero y a la ilegalidad de las
organizaciones obreras.
En 1887
se consigue, de nuevo, el Derecho de Asociación, y a partir de ahí se
produce un mayor desarrollo de los grupos obreros. El PSOE crece y crea su
sindicato, la UGT
(Unión General de Trabajadores) en 1888, pero lo hacen de forma lenta y
muy controlada por los distintos gobiernos de la Restauración ; así
hasta llegar a la elección del primer diputado a Cortes por parte del PSOE,
Pablo Iglesias, en 1910.
Durante la Restauración , el
movimiento obrero será, un elemento de inestabilidad constante y ayudará en la
crisis y descomposición del sistema da Restauración con la realización de
numerosas huelgas, alguna tan importante como la de la Semana Trágica de
1909 o en la de la crisis de 1917. Anarquistas y socialistas participan en
numerosas huelgas y manifestaciones (Semana Trágica, etc.), manteniéndose,
siempre, por parte del Estado una gran represión. Pero también se van a
conseguir ciertos cambios, como la creación por parte del Gobierno de la Comisión de Reformas
Sociales en 1883 para interesarse por los problemas de los trabajadores y
plantear soluciones; la creación del Instituto Nacional de Previsión en 1908
(para la atención sanitaria, etc.), el reconocimiento del derecho de Huelga en
1909 o la reducción de la jornada a 8 horas en 1919.
Durante
los años finales del siglo XIX y principios del XX también se produce el
desarrollo de organizaciones de trabajadores que tienen su raíz en el
sindicalismo confesional católico, como la CONCA , pero que nunca alcanzó un gran arraigo.
Durante
el siglo XX el crecimiento de los sindicatos obreros será espectacular, y
progresivamente alcanzarán más poder, y sus acciones, las HUELGAS, serán uno de
los elementos de la crisis definitiva de la Restauración.
La huelga, junto a las manifestaciones,
se convierte en el arma más poderosa de los trabajadores. Durante el siglo XIX
las manifestaciones de sus protestas se producían, generalmente, de forma
espontánea, cuando surgía un problema (alza de precios, impuestos de consumos,
falta de trabajo) y revestía la forma de motín.
Se producían tanto en el campo como en la ciudad y siempre eran duramente
contestados por el gobierno. Poco a poco los trabajadores se dieron cuenta que
la mejor forma de lucha era la huelga. La huelga
es parcial cuando afecta a un sector o localidad o general, cuando pretende afectar a todos los sectores o a todo el
país. Con la huelga, abandonando el trabajo, los obreros pretendían alcanzar lo
que no conseguían con la negociación. Para que la huelga tuviese éxito era
fundamental su buena organización, es decir, coordinar bien a los trabajadores,
que participara el mayor número posible de ellos (para eso también los
sindicatos recaudaban dinero –cajas de resistencia- para poder mantener las
huelgas), organizar bien las peticiones e intentar ganar el apoyo de la
sociedad. En el siglo XX sus huelgas se irán haciendo más fuertes, sobre todo
cuando participan los dos sindicatos más importantes, la UGT y la CNT. Y sus
peticiones pasaran del campo laboral al político, pasando la huelga a ser
caracterizada como una huelga revolucionaria.
En 1917 se produce un momento de gran
fuerza y tensión, señalado en el documento 4. La situación de los trabajadores
había empeorado durante los años precedentes (1ª guerra mundial): aumento del
coste de la vida, mantenimiento de los mismos salarios, grandes beneficios para
la burguesía. Así, al compás de la crisis militar y política que se produce en
1917, los trabajadores también intentan conseguir mejoras, y usar la huelga
general como arma de sus reivindicaciones.
Aunque la
huelga fracasó, a partir de ese momento, se mantuvo la conflictividad social
(muy importante en Andalucía y Cataluña –pistolerismo-) y el movimiento obrero,
sobre todo la UGT
y la CNT
continuarán creciendo y será una causa de la debilidad de los gobiernos y de la
definitiva caída del régimen de la Restauración.
finalizar
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