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miércoles, 21 de septiembre de 2011

TEXTOS GUERRA CIVIL

LLAMAMIENTO DE FRANCO
«¡Españoles!:
A cuantos sentís el santo amor a España, a los que en las filas del Ejército y Armada habéis hecho profesión de fe en el servicio de la Patria, a los que jurasteis defenderla de sus enemigos hasta perder la vida, la Nación os llama a su defensa. La situación en España es cada día que pasa más crítica; la anarquía reina en la mayoría de sus campos y pueblos [...]. Huelgas revolucionarias de todo orden paralizan la vida de la Nación [...]. La Constitución, por todos suspendida y vulnerada, sufre un eclipse total; ni igualdad ante la Ley, ni libertad, aherrojada por la tiranía, ni fraternidad cuando el odio y el crimen han sustituido al mutuo respeto, ni unidad de la Patria, amenazada por el
desgarramiento territorial más que por regionalismos que los propios poderes fomentan [...].
Pero, frente a eso, una guerra sin cuartel a los explotadores de la política, a los engañadores del obrero honrado, a los extranjeros y a los extranjerizantes que directa o solapadamente intentan destruir a España. En estos momentos es España entera la que se levanta pidiendo paz, fraternidad y justicia; en todas las regiones, el Ejército, la Marina y las fuerzas del orden público, se lanzan a defender la Patria. La energía en el sostenimiento del orden estará en proporción a la magnitud de las resistencias que se ofrezcan. [...] Como la pureza de nuestras intenciones nos impide el yugular aquellas conquistas que representan un avance en el mejoramiento político-social, el espíritu de odio y venganza no tiene albergue en nuestros pechos, del forzoso naufragio que sufrirán algunos ensayos legislativos, sabremos salvar cuanto sea compatible con la paz interior de España y su anhelada grandeza, haciendo reales en nuestra Patria, por primera vez, y por este orden, la trilogía FRATERNIDAD, LIBERTAD E IGUALDAD.
Españoles: ¡¡¡VIVA ESPAÑA!!! ¡¡¡VIVA EL HONRADO PUEBLO ESPAÑOL!!!
Comandante General de Canarias Santa Cruz de Tenerife, a las cinco y cuarto horas del día 18 de julio de 1936.»
La Tarde, Santa Cruz de Tenerife, 18 de julio de 1936.

El inicio de la sublevación    ALOCUCIÓN DE FRANCO

“La situación en España es cada día más critica; la anarquía reina en la mayoría de los campos y pueblos; autoridades de nombramiento gubernativo presiden, cuando no fomentan, las revueltas; a tiro de pistola y ametralladoras se dirimen las diferencias entre los asesinos que alevosa y traidoramente os asesinan, sin que los poderes públicos impongan la paz y la justicia. Huelgas revolucionarias de todo orden paralizan la vida de la población, arruinando y destruyendo sus fuentes de riqueza. Los monumentos y tesoros artísticos son objeto de los más enconados ataques de las hordas revolucionarias. El Ejército, la Marina y demás institutos armados son blanco de los más soeces y calumniosos ataques, precisamente por aquellos que debían velar por su prestigio. La Constitución, por todos suspendida y vulnerada, sufre un eclipse total. Ni igualdad, ni libertad, ni fraternidad, ni unidad de la Patria, amenazada por el desgajamiento territorial.
Al espíritu revolucionario e inconsciente de las masas engañadas y explotadas por los agentes soviéticos se unen la malicia y negligencia de las autoridades de todas clases. ¿Es que podemos abandonar España a los enemigos de la Patria? Eso no lo haremos quienes juramos defenderla. [...]
Justicia e igualdad ante las leyes ofrecemos, paz y amor entre los españoles, trabajo para todos, justicia social llevada a cabo sin encono ni violencia, y una equitativa y progresiva distribución de la riqueza. La energía en el sostenimiento del orden estará en proporción de la resistencia que se ofrezca. El espíritu de odio y venganza no tienen albergue en nuestro pecho [...] haciendo reales en nuestra Patria por primera vez y en este orden la trilogía libertad, fraternidad e igualdad.
Españoles: ¡Viva España! ¡Viva el honrado pueblo español!”
Manifiesto de Franco, 17 de julio de 1936, Tetuán. Alocución radiofónica, transcrita en el diario ABC, el jueves 23 de julio de 1936



DOS VISIONES DE LA SUBLEVACION MILITAR DEL 17 Y 18 DE JULIO
El gobierno
“Se ha frustrado un nuevo intento criminal contra la República. El Gobierno no ha querido dirigirse al país hasta conseguir conocimiento exacto de lo sucedido y poner en ejecución las medidas urgentes e inexorables para combatirlo Una parte del Ejército que representa a España en Marruecos se ha levantado en armas contra la República, sublevándose contra la propia Patria y realizando un acto vergonzoso y criminal de rebeldía contra el poder legítimamente constituido.
El Gobierno declara que el Movimiento está exclusivamente circunscrito a determinadas ciudades de la zona del Protectorado, y que nadie, absolutamente nadie, se ha sumado en la Península a tan absurdo empeño. Por lo contrario, los españoles han reaccionado de un modo unánime y con la más profunda indignación contra la tentativa reprobable y frustrada ya en su nacimiento.”
Comunicado emitido por radio, la mañana del 18 de julio de 1936.

Los sublevados
“Españoles: el Ejército es dueño de toda España, menos de algunos puntos aislados donde luchamos con ventaja. Las columnas victoriosas que se dirigen a Madrid están en el Guadarrama a pocos kilómetros de la capital, que no tardará en caer en nuestras manos. El general Franco se encontraba ayer en Córdoba al frente de una fuerte columna de tropas procedentes de África.
Es inútil oponerse al avance de la mayor parte del pueblo español sano, que sólo desea una España libre de odios.
El intentar resistir sólo conducirá a derramar sangre que el ejército quiere evitar, pues está convencido que, libres de los errores y majas pasiones que en el pueblo ha; querido encender malos españoles, podemos, todos unidos, conseguir la grandeza de nuestra Patria.”
General Mola. 19 de julio de 1936.



La situación del gobierno tras el alzamiento franquista
Al siguiente día del alzamiento militar el gobierno republicano se encontró en esta situación: por un lado tenía que hacer frente al movimiento que desde las capitales y provincias ocupadas (el noroeste y el centro de la Península y buena parte de Andalucía) tomaba la ofensiva contra Madrid; y por otro, a la insurrección de las masas proletarias, que sin atacar directamente al gobierno, no le obedecían. Para combatir al fascismo, querían hacer una revolución sindical. La amenaza más fuerte era sin duda el alzamiento militar, pero su fuerza principal venía, por el momento, de que las masas desmandadas dejaban inerme al gobierno frente a los enemigos de la República. Reducir aquellas masas a la disciplina, hacerlas entrar en una organización militar del estado, con mandos dependientes del gobierno, para sostener la guerra conforme a los planes de un Estado Mayor, ha constituido el problema capital de la República.
(M. Azaña; ESCRITOS POLÍTICOS Y DE GUERRA)






La evolución política de ambas zonas
La zona republicana
El gobierno no existe. Nosotros colaboramos pero ellos no pueden hacer otra cosa que sancionar lo que las masas ya han hecho. Nuestra táctica en el momento presente consiste en fortalecer nuestra posición a través de avances sucesivos tales como apoderarnos de los servicios públicos, las industrias y la tierra, así como la obtención de salarios más elevados, disminución de las horas de trabajo etc..
Andrés Nin, líder del POUM , agosto de 1.936

Todos los Obreros de todas las industrias deben proceder inmediatamente a apoderarse de las empresas colectivizadas . Deben hacerse lo más rápidamente posible, después deberán nombrar un consejo de obreros para dirigir la industria, aconsejados por los expertos técnicos que sean necesarios.
Boletín de la CNT , 27 de Agosto de 1.936

ENFRENTAMIENTO ENTRE PSUC Y POUM
La contrarrevolución tiene un plan. Los reformistas del PSUC lo han llamado "Plan de la victoria". Etapas de este plan son los hechos sucedidos últimamente (...) Desarme de los trabajadores en medio de la calle. Y ayer por la tarde, asalto armado al edificio de la Telefónica de la Plaza Cataluña (...) Preparativos del ataque a fondo contra las conquistas de la revolución. Pero la respuesta proletaria no ha podido ser más contundente. Miles de trabajadores han salido a la calle con las armas bajo el brazo. Las fábricas, los talleres, los almacenes han parado la producción. Las barricadas de la libertad han vuelto a surgir en todos los lugares de la ciudad.”
Resolución del Comité ejecutivo del POUM. (Mayo de 1937)






POSICION DEL PCE

“(...) a) Rápida formación del Ejército Regular.
El cumplimiento de esta tarea exige la absorción completa de los restos que aún subsisten de unidades militares espontáneas, milicias sindicales y de partido, en las unidades disciplinadas, orgánicas del ejército único (...) Armamento e instrucción militar general y especial. Férrea disciplina revolucionaria de guerra. (...)
g) (...) educar al pueblo en el odio y la intransigencia hasta el exterminio contra el fascismo nacional y extranjero que invade y arrasa con sus armas nuestro país y que traiciona la retaguardia, pero también contra sus agentes disfrazados de revolucionarios que actúan en el seno de las organizaciones antifascistas.”
Resolución del Pleno del Partido Comunista de España. (Mayo de 1937)



LA ZONA NACIONAL

APOYO IGLESIA

La guerra es, pues, como un plebiscito armado. La lucha blanca de los comicios de febrero de 1936, en que la falta de conciencia política del gobierno nacional dio arbitrariamente a las fuerzas revolucionarias un triunfo que no habían logrado en las urnas, se transformó, por la conciencia cívico-militar, en la lucha cruenta de un pueblo partido en dos tendencias: la espiritual, del lado de los sublevados, que salió a la defensa del orden, la paz social, la civilización tradicional y la patria, y muy ostensiblemente, en un gran sector, para la defensa de la religión; y de la otra parte, la materialista, llámese marxista, comunista o anarquista, que quiso sustituir la vieja civilización de España, con todos sus factores, por la novísima "civilización" de los soviets rusos...
 […] Primera: Que la Iglesia, a pesar de su espíritu de paz, y de no haber querido la guerra ni haber colaborado en ella, no podía ser indiferente en la lucha: se lo impedían su doctrina y su espíritu, el sentido de conservación y la experiencia de Rusia. De una parte, se suprimía a Dios, cuya obra ha de realizar la Iglesia en el mundo y se causaba a la misma un daño inmenso, en personas, cosas y derechos, como tal vez no lo haya sufrido institución alguna en la historia; de la otra, cualesquiera que fueren los humanos defectos, estaba el esfuerzo por la conservación del viejo espíritu, español y cristiano. […]
Tercera: Afirmamos que el levantamiento cívico-militar ha tenido en el fondo de la conciencia popular un doble arraigo: el del sentido patriótico, que ha visto en él la única manera de levantar a España y evitar su ruina definitiva; y el sentido religioso, que lo consideró como la fuerza que debía reducir a la impotencia a los enemigos de Dios, y como la garantía de la continuidad de su fe y de la práctica de su religión
Cuarta: Hoy por hoy, no hay en España más esperanza para reconquistar la justicia y la paz y los bienes que de ella derivan, que el triunfo del Movimiento Nacional. […]”
Carta colectiva del episcopado español sobre la guerra (1 de julio de 1937)


NOMBRAMIENTO DE FRANCO

“La Junta de Defensa Nacional, creada por Decreto de veinticuatro de julio de mil novecientos treinta y seis, y el régimen provisional de mandos combinados respondían a las más apremiantes necesidades de la liberación de España.
Organizada con perfecta normalidad la vida civil en las provincias rescatadas, y establecido el enlace entre los varios frentes de los Ejércitos que luchan por la salvación de la patria, a la vez que por la causa de la civilización, impónese ya un régimen orgánico y eficiente, que responda adecuadamente a la nueva realidad española y prepare con la máxima autoridad, su porvenir.
Razones de todo linaje señalan la alta conveniencia de concentrar en un solo poder todos aquellos que han de conducir a la victoria final y al establecimiento, consolidación y desarrollo del nuevo Estado, con la asistencia fervorosa de la nación.
En consideración a los motivos expuestos y segura de interpretar el verdadero sentir nacional esta Junta, al servicio de España, promulga el siguiente:
DECRETO
ARTÍCULO 1. En cumplimiento del acuerdo adoptado por la Junta de Defensa Nacional se nombra jefe del Gobierno del Estado Español al Excelentísimo señor general de División don Francisco Franco Bahamonde, quien asumirá todos los poderes del nuevo Estado.
ARTÍCULO 2. Se le nombra, asimismo, Generalísimo de las fuerzas nacionales de tierra, mar y aire, y se le confiere el cargo de general jefe de los ejércitos de operaciones.”
Decreto de 29 de septiembre de 1936



DECRETO DE UNIFICACIÓN
(…) Llegada la guerra a punto muy avanzado y, próxima la hora victoriosa, urge acometer la gran tarea de la paz. Cristalizando en el estado nuevo el pensamiento y el estilo de nuestra Revolución Nacional. Unidos por un pensamiento y una disciplina común, los españoles todos han de ocupar su puesto en la gran tarea. Esta unificación que exijo en el nombre de España (…) no quiere decir ni conglomerado de fuerzas, ni mera concentración gubernamental, ni unión pasajera (…),
 Dispongo:
 Art. 1° Falange Española y Requetés, con sus actuales  servicios y elementos, se integran, bajo Mi Jefatura, en una sola entidad política de carácter nacional, que de momento se denominará Falange Española Tradicionalista y de las JONS.
Esta organización, intermedia entre la Sociedad y el Estado, tiene la misión principal de comunicar al Estado el aliento del pueblo y de llevar a éste el pensamiento de aquél a través de las virtudes político-morales, de servicio, jerarquía y hermandad. (…). Quedan disueltos las demás organizaciones y partidos políticos (…).
 Art. 2°.- Serán órganos rectores de la nueva entidad política nacional el Jefe del Estado, un Secretariado o Junta Política y el Consejo Nacional (…).
Art. 3°. Quedan fundidas en una sola Milicia Nacional las de Falange Española y de Requetés , conservando sus emblemas y signos exteriores. A ella se incorporarán también, con los honores ganados en la guerra, las demás milicias combatiente.
      La Milicia Nacional es auxiliar del ejército (…).
Dado en Salamanca, a 19 de abril de 1937. Francisco Franco. (BOE Burgos, 20 de abril de 1937). Decreto de unificación




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