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jueves, 23 de mayo de 2019

TEORÍA COMPOSICIÓN 24. LA CRISIS DE LA UCD Y EL GOLPE DE ESTADO


COMPOSICIÓN 24. LA CRISIS DE LA UCD Y EL GOLPE DE ESTADO


COMPOSICIÓN 24. LA CRISIS DE LA UCD Y EL GOLPE DE ESTADO
ORIENTACIONES DEL GRUPO DE TRABAJO: Sempre tendo en conta a información subministrada polos documentos, o alumnado deberá demostrar que coñece as dificultades básicas polas que pasou UCD e que levaron ao seu líder, Adolfo Suárez, a presentar a dimisión. Igualmente analizará o intento de golpe de Estado que tivo lugar no contexto do proceso de substitución do presidente de goberno (obxectivo, principais líderes, actuación da monarquía e consecuencias).

Adolfo Suárez (presidente en 3 ocasiones: 1ª julio 76 a julio 77, 2ª de julio del 77 a abril del 79 y 3ª de abril del 79 al 29 de enero del 81) desenvolvió un programa de gobierno centrado en la democratización de la vida española, iniciándose la puesta en marcha de los principios constitucionales. Entre las principales medidas destacan:
-              La reforma del Ejército y de la legislación militar para adaptarlo al nuevo marco constitucional. En esta labor contó con el teniente general Manuel Gutiérrez Mellado que desempeñó la Vicepresidencia del Gobierno y el Ministerio de Defensa.
-              Los Pactos de la Moncloa. Acuerdo firmado durante la etapa constituyente que manifiesta el espíritu de consenso (octubre de 1977). En él los agentes sociales se comprometían a establecer una estrategia común para lograr la estabilidad del país mediante la consolidación de la democracia, reducir la conflictividad social y adoptar medidas para abordar la crisis económica (crisis que venía desde 1974). -             Inicios de la Reforma Fiscal. Impulsada por Francisco Fernández Ordóñez con la introducción de un nuevo sistema impositivo sobre las personas físicas y su patrimonio (IRPF). Base para la creación del Estado de Bienestar.
-              También una reforma en la Seguridad Social y un incremento de su financiación pública, lo que permitió la extensión del seguro de desempleo y un incremento de las pensiones de jubilación.
-              Proyección exterior e integración en Europa: reinicio de las gestiones para entrar en la CEE.
-              Desarrollo del proceso autonómico. De 1978 a 1983 el Estado español quedó organizado en 17 CC.AA. regidas por sus Estatutos de Autonomía.

Después de aprobada la Constitución se celebraron elecciones el 1 de marzo de 1979, que tuvieron unos resultados semejantes a los del 77. No supusieron un reforzamiento de la UCD, como pensaba Suárez, ni un triunfo de la alternativa socialista. También fueron convocadas elecciones municipales para el 3 de abril, consiguiendo el PSOE un triunfo en los núcleos urbanos. Pero también se había producido otro acontecimiento que fue la fuerte abstención del electorado; se estaba incubando el fenómeno del desencanto político.
                Suárez comenzaba a tener problemas para gobernar y al no tener mayoría absoluta tenía que ir pactando para sacar adelante las distintas leyes orgánicas que desarrollaban la Constitución. Eran momentos de tensión y de gran éxito, como fue la aprobación consensuada de los Estatutos de Cataluña y del País Vasco o el desarrollar el proceso autonómico a través del artículo 143 (vía lenta). Su posición se erosionaba no solo en el Parlamento.
El desarrollo del estado de las autonomías era un gran problema: Los nacionalismos históricos tenían un gran peso y los nacionalismos no históricos reivindicaban una forma de acceso a la autonomía y un techo competencial similar a las nacionalidades históricas. Era lo que se llamaba "café para todos". Los vascos y los catalanes se negaban a ello, pues entendían que no se les reconocía su hecho diferencial y que era una forma de diluir sus reivindicaciones históricas. En este sentido, especialmente graves fueron los problemas políticos surgidos con Valencia y Andalucía que querían acceder a la autonomía por la vía del art. 151., que permite acceder más rápido que por la vía del art. 143 de la Constitución, y permite acceder a un techo competencial más elevado.
La autonomía catalana: Suárez había pactado con el líder nacionalista Josep Tarradellas su vuelta del exilio (era presidente de la Generalitat en el exilio desde 1954) y el restablecimiento provisional de la Generalitat. Por el Real Decreto-Ley 41/1977, de 29 de septiembre de 1977, quedaba restablecida y Tarradellas se convertía así en el primer presidente de la nueva Generalitat, el 17 de octubre del 77 (discurso desde el balcón del palacio de la Generalitat: «Ciutadans de Catalunya, ja sóc aquí!»), a la vez que se elaboraba un proyecto de Estatuto de Autonomía. La negociación del proyecto de Estatuto será muy dura, las enmiendas que presenta la UCD rebajan los contenidos del estatuto, que será finalmente aprobado, pero que llevan al enfrentamiento de la UCD con Convergencia i Unió de Jordi Pujol. En las elecciones al parlamento catalán de 1980, gana Convergencia y la UCD queda relegada al cuarto lugar.
En el País Vasco, los obstáculos fueron mucho mayores por la existencia de la banda terrorista ETA y un sector independentistas más radical y violento. Sin embargo, eso no impidió que se aprobara en enero de 1978 el Consejo General Vasco, por Real Decreto-ley 1/1978, de 4 de enero, y se elaborara el proyecto de Estatuto. El primer presidente del Consejo fue el socialista Ramón Ruibal. El segundo Consejo General Vasco se constituyó en junio de 1979, siendo su presidente Carlos Garaikoetxea, del Partido Nacionalista Vasco. El proyecto presentado llevó al enfrentamiento con la UCD, como en el caso catalán, y después de ser aprobado en el Parlamento, fue sometido a referéndum el 25 de octubre de 1979, siendo aprobado.
En el caso de Galicia, el proceso fue un poco más lento: Fue aprobado por la Asamblea el 25 de junio del 79. Sometido a votación (el BN-PG pedía el No y el Partido Obreiro Galego la abstención) fue aprobado el Estatuto de Autonomía el 21.12.80 y ratificado por las Cortes el 17-2-1981. Promulgado mediante la Ley Orgánica de 6 de abril de 1981.
El resto de comunidades mostraban un descontento, como Andalucía y Valencia (que conseguirán más adelante ser admitidas por la vía del 151), lo que desgasta la posición de la UCD.
Por otra parte, dentro de su partido se hacían más fuertes las diferencias ideológicas y los personalismos, o que unido a la pérdida de apoyo en los distintos procesos electorales llevaría a la UCD, finalmente, a su desintegración en 1983.
Por su parte ETA seguía con los atentados terroristas (ahora más numerosos que durante el régimen de Franco) a los que se añadían los realizados por la ultraderecha.
Por otra parte, el principal partido de la oposición, el PSOE, llevó a cabo una serie de cambios para presentarse como una alternativa viable. Cambios en la organización y dirección que lo convierten en un partido muy centralizado y cohesionado con gran disciplina.  No ganar las elecciones había sido una decepción y la dirección, Felipe González, planteó, en el 28 Congreso Socialista, la necesidad de abandonar el marxismo de la definición del partido, para poder aumentar su base electoral; no fue aceptada y la dirección presentó la dimisión. En septiembre de 1979, se celebró el 29 Congreso, siendo aclamado Felipe González y aceptadas sus tesis, ahora integrado en la socialdemocracia europea. En lo que respecta a la estrategia política, a partir de mayo de 1980, abandonan la política de consenso, y presentan una moción de censura al gobierno, que fracasa pero que potenció la figura de Felipe González y erosionó definitivamente la de Adolfo Suárez.
 Finalmente, a estas dificultades políticas hay que añadir las económicas, el avance del terrorismo (más de 200 muertos entre 1979 y 1980,)  y la presión de los militares (romper la unidad de España con las Autonomías y no parar el terrorismo) es constante, en 1978 se frustra un intento de golpe (la Operación Galaxia _nombre del bar de las reuniones-) en la que estaban implicado el t. coronel Tejero, que solo es condenado a 7 meses; la débil condena y la presión de la derecha erosiona aún más a Suárez, lo que le lleva a presentar  la dimisión el 29 de enero de 1981.   
El candidato propuesto para la presidencia del gobierno fue Calvo Sotelo. Al no tener la UCD la mayoría absoluta fue necesaria una segunda votación. El 23 de febrero de 1981 cuando se estaba celebrando la votación se produjo el intento de golpe de estado (23-F). El teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero, que ya había participado en otras intentonas golpistas, al mando de unos cuatrocientos guardias asaltó el Congreso y mantuvo como rehenes al gobierno y a los parlamentarios, mientras se anunciaba la llegada de una autoridad (hablaban del Rey, ¿sería el “Elefante Blanco” ¿¿??) que se pondría al mando. Más tarde llegó el general Armada, para formar un gobierno de concentración. (Su plan era capturar a los poderes ejecutivo y legislativo, levantar varias regiones militares –Valencia, Madrid, Valladolid…-, para forzar el seguimiento de las demás, y presentarse en el Congreso para la formación de un gobierno encabezado por el general Armada, que supuestamente contaba con la aprobación de la Corona). El resto de capitanías generales y regiones militares mantuvo la legalidad, menos el general Miláns del Bosch en Valencia, que sacó los tanques a la calle exigiendo la rendición de la población, y el general Torres Rojas, que llegó de A Coruña a Madrid e intentó movilizar la división acorazada Brunete y controlar la radio y la tele (son ocupadas, pero el regreso del general Juste que era el jefe de la Brunete desmoviliza esa operación). Dentro del Congreso seis diputados son apartados del resto (Adolfo Suárez, Gutiérrez Mellado, Rodríguez Sahagún (de UCD), Felipe González, Alfonso Guerra y Santiago Carrillo. Fuera, para evitar un vacío de poder, se formó un gobierno Provisional o Comisión permanente con los subsecretarios de todos los ministerios, presidido por Francisco Laína. Se intenta negociar con Tejero y se llama a la calma de la población, que se mantiene expectante ante los hechos. La radio fue fundamental para conocer los acontecimientos (“noche de los transistores”). El general Armada tenía un plan que consistía en acudir a Zarzuela, para que el rey le autorizase a ir al Congreso para formar un gobierno de coalición (con Felipe González y gente de todos los partidos, incluso comunistas; pero no acudió (o no lo dejaron acudir; “no está ni se le espera” fue la frase del Secretario de la Casa del Rey, el general Sabino Fernández Campos al general Juste, jefe de la Brunete, para constatar que el rey no estaba en los planes del golpe; eso hizo que Juste no movilizara sus tropas sobre Madrid). Armada fue al Congreso, pero el plan no fue del gusto de Tejero por la presencia de gente de la izquierda, por lo que no permitió la proclamación de ese gobierno. La actuación del Rey fue clave para la resolución del conflicto. Desde el palacio de la Zarzuela convocó la Junta de Jefes de Estado Mayor, contactó con las capitanías, exigiendo el respeto a la Constitución y su lealtad, y emitió un mensaje por la televisión (a la una y cuarto de la madrugada del 24) en la que confirmaba que había ordenado mantener el orden constitucional vigente y que no toleraba la interrupción por la fuerza del proceso democrático. Tras el mensaje del Rey, Miláns retira sus tropas, y en el Congreso queda solo Tejero. La situación queda controlada y en la mañana siguiente se produce la rendición de los sublevados (se negocia la salida de Tejero sin periodistas y que solo fuesen juzgados los participantes de teniente para arriba). A las doce y cuarto de la mañana todo acababa. Armada, Tejero y Miláns serán condenados a 30 años de prisión
                El día 25 de febrero inicia Calvo Sotelo su gobierno durante el que se lleva a cabo la aprobación de leyes muy importantes como: la ley del Divorcio, la Ley del defensor del Pueblo, y la LOAPA (ley que obligaba a las comunidades autónomas no históricas a desarrollar su estatuto de Autonomía por el artículo 143 (vía lenta)). También se produce en junio de 1982 la entrada de España en la OTAN.
                El gobierno de Calvo Sotelo fue ganando cada vez una oposición mayor, sobre todo con la LOAPA y la entrada en la OTAN. A eso se une el proceso de descomposición de la UCD tras la salida de Adolfo Suárez. En ese contexto se produce la disolución de las Cortes y la convocatoria de elecciones para el 28 de octubre de 1982.
               El resultado de esas elecciones fue el aplastante triunfo del PSOE (48%), y la casi desaparición de la UCD (7%). La coalición de derechas AP-PDP quedó en segundo lugar, pero muy lejos (106 deputados), y los partidos nacionalistas se mantuvieron. El PCE llevó un gran descalabro.
                El triunfo socialista en estas elecciones cerraba la etapa de la transición democrática. La mayoría de la población apostaba por el cambio ofertado por los socialistas. Se inauguraba el periodo de la consolidación democrática.



TEORÍA COMPOSICIÓN 23 LAS PRIMERAS ELECCIONES DEMOCRÁTICAS Y LA CONSTITUCIÓN DE 1978


COMPOSICIÓN 23 LAS PRIMERAS ELECCIONES DEMOCRÁTICAS Y LA CONSTITUCIÓN DE 1978

ORIENTACIONES GRUPO DE TRABAJO: Sempre tendo en conta a información subministrada polos documentos, o alumnado deberá explicar o proceso de preparación das eleccións xerais de xuño de 1977 e as numerosas dificultades que o puxeron en perigo (reacción da ultradereita e da ultraesquerda, legalización do Partido Comunista...), así como os resultados destas primeiras eleccións e a elaboración e principios fundamentais da constitución de 1978.

La Ley para la Reforma Política, aprobada en referéndum el 15 de diciembre de 1976, establecía las bases jurídico-políticas para desmantelar el franquismo. Ahora el objetivo era construir un sistema democrático al tiempo que se liquidaba el viejo régimen.
El gobierno había salido reforzado del referéndum, pero en un ambiente muy hostil. Así, buscó un pacto con la oposición. El 23 de diciembre de 1976 se abrió oficialmente el diálogo entre ambas partes. La oposición aceptaba la reforma y renunciaba a la ruptura democrática. Esta confluencia desembocó en una política de consenso para evitar tensiones. Sin embargo, la transición estaba amenazada por las acciones terroristas de la ultraderecha y extrema izquierda, junto a las acciones de ETA y GRAPO.
Para llevar a cabo las elecciones convocadas para el 15 de junio de 1977 había que avanzar en la normalidad democrática. En este sentido las acciones más importantes son: La supresión del Tribunal de Orden Público (TOP), que estaba destinado a la represión política, la concesión de una nueva amnistía, que afectaba sobre todo a presos de ETA, una nueva normativa electoral y la legalización de los partidos políticos. Con la ley del 8 de febrero de 1977 quedan legalizados todos los partidos menos el PCE. La oposición llevaba presionando para conseguir la legalización de los partidos de izquierda. El PCE celebró el 10 de diciembre una conferencia clandestina en Madrid, con la presencia de su secretario general Santiago Carrillo. Con esta conferencia se pretendía presionar para la legalización del PCE y se insistía en la necesidad de la reconciliación de todos los españoles. La legalización del PCE se produce, después de intensas conversaciones entre Suárez y Carrillo el 9 de abril de 1977 (Semana Santa) (produjo enorme crispación en las Fuerzas Armadas). A cambio de su legalización el PCE aceptaba: la monarquía como forma de gobierno, la bandera bicolor, la unidad de España y la democracia. Todos cedían algo de sus principios buscando la reconciliación, la paz y la democracia.
Con el anuncio de las elecciones se aceleró el proceso de creación de formaciones políticas (111) dando lugar a una gran sopa de letras. Paralelamente a este proceso, se producía la vuelta de muchos exiliados como: Alberti, Pasionaria, Federica Monstseny, Tarradellas, etc.
Con la finalidad de obtener mejores resultados en las elecciones, muchos grupos se unieron según afinidades ideológicas. Las fuerzas de centro formaron la coalición Unión de Centro Democrático (UCD), liderada por Adolfo Suárez. Los socialistas se presentaron divididos destacando el PSOE, dirigido por Felipe González, y el Partido Socialista Popular (PSP), dirigido por Tierno Galván. El PCE se presentó en solitario.
La campaña electoral es muy intensa, y Adolfo Suárez, se presenta como un buen gestor, aglutinando a los grupos y personalidades de centro y moderadas.  Su discurso del 13-6-77, con el “puedo prometer y prometo”, fue muy efectivo y consigue la victoria en las elecciones. Se presentó con el discurso como cumplidor de las promesas hechas y expone las ideas básicas de gobierno partiendo de la idea de moderación y búsqueda de consenso.
En los resultados de las elecciones del 15 de junio de 1977 salieron reforzados los grandes partidos y ganó la moderación y el centro: UCD ganó con una mayoría relativa (165), PSOE (118), a mayor distancia se situaron el PCE (20), y AP (Alianza Popular) (16), y el PSP de Tierno Galván (6); dentro de las fuerzas nacionalistas tuvieron importancia los 8 diputados del PNV de X. Arzallus y los 11 del PDC de J. Pujol. La UCD no había conseguido mayoría absoluta y quedaba a expensas de futuros pactos para poder sacar adelante las leyes.
El 22 de julio de 1977 el Rey presidió la apertura de las Cortes que comienzan a elaborar una Constitución. Una ponencia del Congreso (Ponencia formada por: J.P. Pérez Llorca, M. Herrero y Rodríguez de Miñón, y G. Cisneros de UCD; G. Peces Barba do PSOE; J. Solé Tura del PSUC (partido de los comunistas catalanes); M. Fraga de AP; y M. Roca de Minoría Catalana (PDC)) comenzó la redacción de la Constitución. La elaboración de la constitución respondía, por primera vez en la historia de España, a una negociación entre los más importantes partidos políticos, y fruto de un gran pacto nacional entre ellos.
Después de una compleja y dilatada tramitación (1.133 enmiendas), el 31 de octubre de 1978 el Congreso y el Senado aprobaron por mayoría absoluta el texto constitucional (votaron en contra los diputados de extrema derecha y el PNV se abstuvo). El pueblo español también la aprobó en referéndum el 6 de diciembre de 1978 (67% de participación y 88% de votos afirmativos).
LA CONSTITUCIÓN DE 1978: Los principios más destacados son:
-              España se define como un Estado social y democrático de derecho, lo que significa que todo individuo y organismo está subordinado, en su actuación, al ordenamiento jurídico. El calificativo democrático implica la participación ciudadana y el reconocimiento de la soberanía popular (Art. 1.2.). El aspecto social hace referencia a los principios rectores que debe tener la ley.
-              La forma política de España es la monarquía parlamentaria.
-              España es un Estado unitario que garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades, dando lugar al Estado de las Autonomías.
-              El castellano y las demás lenguas españolas son oficiales en las comunidades autónomas.
-              Queda reconocido el pluralismo político y sindical. 
Derechos, deberes y libertades: Enumeración muy detallada de los derechos individuales: igualdad ante la ley, objeción de conciencia, libertad de reunión y asociación, derecho al sufragio, a la vida (abolición de la pena de muerte, salvo tribunales militares en tiempos de guerra) etc. En la Constitución se establecen unos mecanismos para garantizar estos derechos, que solo pueden ser suspendidos en caso de excepción o sitio, los más importantes son recurribles ante el Tribunal Constitucional y el Defensor del Pueblo.
Entre los deberes destacan, la defensa de la patria y la contribución al gasto público.
Además de estos derechos y deberes están recogidos en la Constitución una serie de principios rectores de la política económica e social entre los que destacan:
-              la protección a la familia; a la tercera edad (pensiones y servicios sociales adecuados); a la salud; al deporte, vivienda, medio ambiente, etc.
- División de poderes:
-              Poder legislativo: Las Cortes: formadas por dos cámaras (Congreso y Senado) que representan el pueblo español; órgano supremo de la soberanía popular. Ejercen la potestad legislativa del Estado. Su mandato es por cuatro años. La circunscripción electoral es la provincia. El Congreso se compone de un mínimo de 300 y un máximo de 400 diputados. Ceuta y Melilla están representadas por un diputado cada una. El Senado es la cámara de representación territorial. Cada provincia elige cuatro senadores. Las Comunidades autónomas designan un senador por cada millón de habitantes de su territorio que elige la Asamblea legislativa de la comunidad autónoma. Cada Cámara elabora su reglamento y elige sus presidentes. La función legislativa es una de las funciones más importantes, así como la de ejercer el control sobre el poder ejecutivo y aprobar los presupuestos.
-              Poder ejecutivo, en manos del Gobierno que dirige la política interior y exterior. Está formado por el Presidente, Vicepresidentes y los Ministros. Después de las elecciones el Rey propone al Congreso un candidato a Presidente. El candidato expone ante el Congreso su programa (voto de investidura) que será aprobado por mayoría absoluta o simple, siendo a continuación nombrado presidente por l Rey. Si ningún candidato obtuviese la confianza en un plazo de dos meses, el Rey disolverá las Cámaras y convocará nuevas elecciones. Los demás miembros del gobierno son nombrados por el Rey a propuesta de su Presidente.
-              Poder judicial: está en manos de los jueces y de los tribunales de justicia. La justicia emana del pueblo y se administra, en nombre del Rey, por jueces y magistrados independientes, inamovibles, responsables y solo sometidos al imperio de la ley. La justicia es gratuita para los que carezcan de recursos. Su órgano máximo de gobierno es el Consejo General del Poder Judicial. El Tribunal Supremo, con jurisdicción en toda España, es el órgano jurisdiccional superior (menos en garantías constitucionales). El pueblo participará en la administración de justicia a través del jurado. El Tribunal Constitucional entiende de los temas de inconstitucionalidad y de la violación de los derechos y libertades de los ciudadanos.
-              La corona: El Rey es el jefe del Estado, tiene una serie de funciones reguladas por la Constitución: sanciona y promulga las leyes; convoca y disuelve las Cortes; convoca elecciones; propone jefe de gobierno, nombra ministros; ejerce el mando supremo del ejército; declara la guerra y acuerda la paz, previa autorización de las Cortes. Como corresponde a una monarquía parlamentaria, las funciones son representativas: es un rey que reina, pero no gobierna. 
-              Las Comunidades Autónomas: En la constitución se establece el modelo del Estado de las Autonomías, una forma mixta entre estado unitario y federal. Cada una de las 17 CC.AA. posee sus propios órganos de gobierno con la capacidad legislativa que le conceden sus Estatutos de Autonomía.
En lo referente a la Religión: ninguna religión tendrá carácter estatal.
A modo de conclusión podemos destacar las siguientes características de la Constitución de 1978:
-              Presenta una estructura tradicional: está organizada en dos partes: una parte dogmática (Título Preliminar y Título I), que recoge los grandes principios y definiciones que deben inspirar al Estado y los derechos fundamentales y una parte orgánica que recoge la organización del estado, la división de poderes, la organización territorial y las competencias.
-              Es poco original. Es una mezcla de constituciones españolas y extranjeras.
-              Es extensa: la mayor de todas y la segunda en número de artículos.
-              Es rígida, ya que los mecanismos de reforma son complejos (3/5 de las Cámaras y referéndum popular).
-              Es ambigua y ecléctica, redactada de una forma que permite distintas interpretaciones. Para unos es un inconveniente, pero para otros es una virtud ya que permite gobernar sin necesidad de reformarla.
-              Es progresista y democrática.
-              Es fruto del consenso. Fue el resultado del acuerdo entre los diversos partidos políticos con proyectos distintos e incluso antagónicos.







TEORÍA COMPOSICIÓN 22. LA AGONÍA DEL FRANQUISMO Y EL INICIO DE LA TRANSICIÓN


COMPOSICIÓN 22. LA AGONÍA DEL FRANQUISMO Y EL INICIO DE LA TRANSICIÓN


ORIENTACIONES DEL GRUPO DE TRABAJO: Sempre tendo en conta a información subministrada polos documentos, o alumnado deberá demostrar que coñece os principais problemas aos que debe facer fronte o Franquismo na súa etapa final: crise económica, incremento das forzas de oposición, “Marcha Verde”...., así como as diferentes medidas postas en marcha polo primeiro goberno da monarquía e  polo goberno de Suárez para chegar á implantación dunha democracia parlamentaria desde a legalidade franquista vixente, analizando máis en profundidade a Lei para a Reforma Política.

Pese a los profundos cambios económicos y sociales de la década de los sesenta que transformaron totalmente la sociedad española, el Régimen no estaba decidido a adoptar las formas políticas propias de las democracias occidentales. La idea de Franco, del franquismo, era su permanencia, por eso en 1967 se promulga la última de las Leyes Fundamentales, la Ley Orgánica del Estado, para dejar diseñado el futuro de España, y se completaba el proceso con la designación de Juan Carlos de Borbón como sucesor de Franco, a título de rey, en julio de 1969, de ese modo quedaba, en palabras de Franco, “atado y bien atado para el futuro”.
                Al mismo tiempo promulgan una serie de leyes para apaciguar las tensiones sociales y canalizar las crecientes discrepancias entre las diversas familias que componen el régimen. Entre las leyes promulgadas destacamos la Ley de Prensa (1966) que suprimía la censura previa, la Ley de Libertad Religiosa (1967) que reconocía la igualdad de todas las religiones, la Ley de Educación (1970) que establecía la escolarización obligatoria hasta los 14 años. Los sectores más inmovilistas, por su parte, no querían ninguna suavización ni apertura. Presionaban para expulsar a los tecnócratas e incluso fue aireado el escándalo “Matesa”, para provocar su salida del gobierno, pero Franco los mantuvo en el poder. Franco necesitaba el apoyo económico y el gobierno de 1970 fue el llamado gobierno monocolor, por estar formado casi exclusivamente con tecnócratas y con la novedad de estar el almirante Carrero Blanco en la vicepresidencia, en el camino de preparar la sucesión. Ese proceso se culmina en el verano de 1973. Franco abandona la presidencia del gobierno y es nombrado Carrero Blanco como jefe de un gobierno en que estaban integradas todas las “familias”, en la idea de tenerlas controladas en el momento del fallecimiento de Franco. Pero el franquismo tiene que enfrentarse a varios problemas: crisis política, crisis económica y crisis internacional.
                La crisis política: los planes de Franco quedaron truncados en diciembre de ese mismo año cuando Carrero Blanco fue asesinado por ETA en un atentado perpetrado en Madrid en diciembre de 1973. Carrero era la pieza clave para la continuidad y estabilidad del sistema franquista.  ETA es una organización terrorista fundada en 1959, de una rama juvenil del Partido Nacionalista Vasco. La organización Euskadi ta Askatasuna (Euskadi y Libertad, ETA). Reaccionaban contra la pérdida de identidad del pueblo vasco y contra la represión franquista. Desde 1967 realizaban atentados.
                El atentado supuso un duro golpe para el franquismo, interinamente ocupó la presidencia del gobierno Torcuato Fernández Miranda, que evitó el “golpe de fuerza” que reclamaba la derecha.  La fractura entre inmovilistas (el búnker), defendían el carácter inalterable de los principios del 18 de julio, y los aperturistas, que defendían la necesidad de aplicar pequeñas reformas en un sentido democrático, fue haciéndose cada vez mayor.
               En enero de 1974 se formó un nuevo Gobierno presidido por Arias Navarro que pretendía unir a aperturistas e inmovilistas; un gobierno sin tecnócratas, con algún aperturista y, sobre todo, franquistas duros, mantener al régimen unido pese a las discrepancias para asegurar su futuro. El programa de gobierno que presentó quedó resumido en el llamado “Espíritu del 12 de febrero”, que fue la declaración más liberal nunca efectuada por un Ministro de Franco. En él, Arias prometió una nueva Ley Municipal que permitiese la elección de los alcaldes y de las diputaciones provinciales, aumentó el poder de los procuradores en las Cortes cuyo número ascendió, anunció reformas sindicales y una nueva Ley sobre las Asociaciones Políticas.
                Estos intentos de conciliación y aperturistas van a quedar cortados por los sectores ultraderechistas que denunciaban el inminente peligro de destrucción del régimen y forzaron el retorno al inmovilismo. Girón de Velasco, Presidente de la Confederación Nacional de Excombatientes, es uno de los máximos defensores del inmovilismo, defiende la necesidad de “cerrar el paso a los que quieren arrebatarnos la victoria”, hay que mantener las mismas ideas presentes en el Alzamiento del 18 de julio para evitar el “holocausto”. Se trataba, como hablaba la prensa de la época de un “gironazo” hacia las posiciones defendidas por el “bunker”.
Las reformas presentadas en febrero se cortan y los ministros aperturistas (Fraga, Fernández Ordóñez, Pío Cabanillas...) se alejaban del régimen. El intento de apertura había fracasado demostrando claramente la incapacidad del franquismo para democratizarse desde dentro. El gobierno vuelve a la represión y a mantenerse dentro de sus esencias.
El gobierno de Arias Navarro no sólo tuvo que hacer frente a la ruptura entre inmovilistas y reformistas sino también al aumento de la conflictividad social que se tradujo en un incremento del número de huelgas, al auge del terrorismo (ETA incrementó sus atentados y aparecieron nuevos grupos terroristas ultraizquierdistas como FRAP y GRAPO), a la cuestión marroquí (reclamaciones sobre el Sahara y Marcha Verde) y a la crisis económica. La presión al régimen desde el movimiento obrero también aumentaba, sobre todo la protagonizada por Comisiones Obreras. La dirección del sindicato ilegal (Marcelino Camacho) estaba en la cárcel desde 1972, y habían sido duramente condenados en el “proceso 1001” de diciembre del 73 a largas condenas de cárcel. A esa situación hay que unir el fin del crecimiento económico del desarrollismo y e inicio de la crisis del 73.
                La crisis económica se inició en 1973 y fue producida por la subida de los precios del petróleo y el inicio de un nuevo ciclo tecnológico que afectó gravemente a la economía mundial. Pero el Estado franquista no adoptó ningún tipo de medida y la crisis sacó a la luz los defectos estructurales del desarrollo económico de los años sesenta: la dependencia tecnológica del extranjero, el elevado endeudamiento de las empresas públicas, el aumento del paro… En la primavera de ese mismo año, la gran profundidad de la crisis económica era evidente, afectaba a todos los sectores económicos, que agravaba el negro panorama de nuestra economía y del futuro del régimen franquista, incapaz de atajar la profundidad de la crisis.
                Al mismo tiempo que se producía la desunión en el régimen entre las posiciones más inmovilistas y las reformistas, la oposición aumentaba y promovieron la creación de organismos unitarios para reivindicar la democratización del país e impedir la continuidad del franquismo. En este sentido, en Julio de 1974, a iniciativa del PC, se crea en París la Junta Democrática que tenía como objetivos “la formación de un Gobierno Provisional, la legalización de los partidos políticos, y la celebración de una consulta popular”. Se reclama una “ruptura” con la legalidad de la dictadura y la brusca desaparición del sistema franquista.  Al año siguiente el PSOE impulsó la Plataforma de Convergencia Democrática y en 1976 ambos organismos, con una programación similar, se unieron en la Coordinación Democrática, la Platajunta. Optaron por la vía de la “reforma” o “ruptura pactada”, es decir, la transformación de la dictadura en democracia partiendo de su propia legalidad, e incluso contando con la voluntad de las fuerzas aperturistas. En su Programa fundacional, entre otras cosas, piden: liberación de presos políticos, ejercicio de derechos humanos y libertades políticas, y la ruptura política con el inicio de un periodo constituyente.
                En ese contexto de crecimiento de la oposición, desunión del régimen, crisis económica y aislamiento internacional (había caído las dictaduras portuguesa y griega) se produce la reclamación de Marruecos sobre el Sahara, que agravo la crisis final de la dictadura.
En 1970, la ONU había aprobado una resolución para efectuar en el Sahara un referéndum de autodeterminación. España se niega a hacerlo hasta 1974. En 1973 se fundó el Frente Polisario que es un movimiento de liberación nacional que se formó por un grupo de estudiantes y soldados saharauis refugiados en Mauritania y que luchaban por la independencia del Sahara. Marruecos no quería el referéndum. El Rey Hassan de Marruecos organizó la “Marcha Verde”, grupos civiles que entrarían en el Sahara para anexionarlo, para octubre de 1975. Marruecos contaba con el apoyo de los EE.UU. y Francia, ante la vinculación del Frente Polisario y Argelia con la Unión Soviética. El día 6 de noviembre la Marcha Verde entró en el Sahara lo que determinó la salida de España (el 9 del 11 el rey ordena el repliegue. La ONU condenó la entrada, pero EE.UU. y Francia aceptaron la anexión. Se llega a los Acuerdos de Madrid, 14, 15 de noviembre de 1975, reparto del Sahara entre Marruecos (zona norte y oriental) y Mauritania (zona meridional), España abandona en febrero de 1976).
               
                El 20 de noviembre de 1975 Franco falleció dejando tras de sí un régimen anacrónico y en profunda crisis.
                Dos días después de su muerte Juan Carlos de Borbón fue proclamado rey y con él se inicia la Transición hacia un sistema democrático. En su primer gobierno, mantiene como jefe de gobierno a Carlos Arias Navarro y como Presidente de las Cortes y del Consejo del Reino a Torcuato Fernández Miranda. Dentro de ese gobierno había partidarios de mantenerse en el régimen, sin cambios, los que querían alguna transformación y los que esperaban poder avanzar hacia la democracia.
En este contexto ante los posibles cambios se perfilan tres posibilidades:
– Los continuistas (conocidos como el búnker), se mantienen fieles al espíritu de Franco y se oponen a cualquier reforma. Son minoritarios en el conjunto de la sociedad, pero tienen peso entre las Fuerzas Armadas y los servicios de Seguridad.
Los rupturistas: creen que desde el franquismo no puede hacerse una reforma hacia la democracia. Consideran necesario romper con el sistema vigente para formar un Gobierno Provisional que legalice partidos y convoque elecciones a Cortes Constituyentes. Es la postura de casi toda la oposición.
– Los reformistas: son partidarios de iniciar una reforma dirigida desde la Dictadura para dar lugar a una democracia controlada. Favorecida por los poderes económicos y el entorno internacional (sobre todo EEUU). Los principales representantes de esta postura serán el Rey y Adolfo Suárez.
El gobierno contaba con una oposición democrática cada vez más fuerte, sobre todo desde la formación de la citada anteriormente Platajunta. La oposición de los inmovilistas también era mayor.  Al mismo tiempo se produce un incremento de la conflictividad social y laboral que provoca huelgas, protestas, etc. Los atentados terroristas de ETA, GRAPO, FRAP también se suceden. La respuesta del gobierno de Arias fue la represión, en algunos casos con gran dureza (sucesos en una iglesia de Vitoria el 3-3-1976). El cambio estaba paralizado, así que el Rey, que ya había estado lanzando mensajes de libertad y cambio (Discurso en el Congreso de Estados Unidos) y que había conseguido apoyos dentro y fuera de España (EE.UU.) solicitó a Arias su dimisión el 1 de julio de 1976.
Tras la dimisión de Arias, Torcuato Fernández Miranda, como Presidente del Consejo del Reino, le propuso al Rey, como era preceptivo, una terna de candidatos para la elección de jefe de gobierno: Adolfo Suárez, Gregorio López Bravo y Federico Silva. El día 3 de julio de 1976 Adolfo Suárez fue designado por el Rey para desempeñar el cargo de jefe de gobierno. Suárez provenía del franquismo, había sido ministro en el gabinete anterior, por lo que su nombramiento causó un gran recelo en la oposición y satisfacción en los sectores del régimen. Nombró un gobierno aperturista e inició un nuevo talante en un ambiente de poca colaboración: José María de Areilza o Fraga no querían colaborar, la Platajunta convocaba manifestaciones en apoyo de la amnistía…
Poco a poco el gabinete presidido por Suárez fue cobrando protagonismo y credibilidad y el 17 de julio hizo una declaración programática que marca el inicio de las reformas. En esa declaración, partiendo del principio de que “la soberanía reside en el pueblo”, anuncia la celebración de elecciones generales antes del 30 de julio de 1977. La idea era hacer la reforma dentro de la legalidad, hacer una ruptura pactada contando con mayor consenso y apoyo de las fuerzas políticas, para desmantelar lentamente la dictadura para llegar a la democracia. Acompañando estas ideas, Suárez pone en marcha algunas medidas reformistas, como la aprobación de una amnistía para presos políticos (salvo terrorismo), recogida en la declaración del 17 de julio. Ampliación de la tolerancia pública que amplía la libertad de expresión, negociaciones para legalizar centrales sindicales y partidos políticos, etc.
                Esta declaración fue recibida con rechazo en los sectores del bunker y con escepticismo en la oposición democrática. Al bunker había que aislarlo y a la oposición democrática ganarla para que se apartase de las posiciones rupturista y aceptase la vía reformista y de consenso, para pasar del régimen franquista a la democracia desmantelando lentamente las estructuras de la dictadura. Los partidos políticos comienzan a reorganizarse, la derecha en torno a Fraga forma Alianza Popular, democristianos y liberales forman el Partido Popular (PP) que será el aglutinante de la Unión de Centro Democrático (UCD), el Partido Comunista habla de la concordia entre españoles y abre una vía de diálogo con el gobierno, etc.). El gobierno por su parte, intenta controlar a los poderes fácticos: al ejército, con el vicepresidente del gobierno el general Gutiérrez Mellado, y a la Iglesia con la labor del cardenal Tarancón.
Finalmente, todo este proceso quedaría confirmado con la aprobación de la Ley para la Reforma Política (última Ley fundamental de la legislación franquista). Ley que fue el instrumento para encauzar la transición a la democracia, pasando de la ley a la ley (idea de Torcuato Fernández, pasar de las leyes franquistas a un verdadero Estado de Derecho utilizado las posibilidades de reforma de sistema anterior). La Ley fue presentada por Suárez a las Cortes para ser tramitada por el procedimiento de urgencia (para evitar oposiciones de los inmovilistas), es aprobada por las Cortes el 18 de noviembre de 1976 y ratificada, en referéndum nacional, el 15 de diciembre de 1976 (la prensa hablará de las Cortes haraquiri, por haber aprobado su autodisolución).  El búnker hizo campaña por el voto negativo, y la oposición, que consideraba la ley muy insuficiente, recomendó la abstención. Los resultados de la votación de diciembre de 1976 fueron claros: 77% de participación y 94% de votos afirmativos. Adolfo Suárez tenía un claro apoyo popular para culminar la Transición.
La Ley reconocía la soberanía popular, afirmaba la inviolabilidad de los derechos fundamentales y creaba unas Cortes democráticas de carácter bicameral. Las Cortes debían ser elegidas por sufragio universal, directo y secreto. Serían elegidos 350 diputados y 207 senadores.
 Desde ese momento se iniciaba la voladura controlada del régimen, se iniciaba el camino hacia la democracia que arrancaba la transición y que dejaba atrás el duro periodo de la dictadura franquista.

TEORÍA COMPOSICIÓN 21: EL FRANQUISMO: POLÍTICA ECONÓMICA


COMPOSICIÓN 21: EL FRANQUISMO: POLÍTICA ECONÓMICA

ORIENTACIONES GRUPO TRABAJO: Sempre tendo en conta a información subministrada polos documentos, o alumnado deberá demostrar que coñece a política económica do franquismo nas súas distintas etapas: os principais trazos da política autárquica característica da primeira fase (período de illamento internacional e bloqueo económico); a política de liberalización económica desenvolvida polo goberno dos tecnócratas; as causas e consecuencias do chamado Desarrollismo e os efectos da crise económica internacional no tardofranquismo.


La política económica del franquismo la podemos dividir en dos grandes etapas: la primera que se extendería entre 1939-59, la etapa de la autarquía, y la etapa de 1959 a 1975, que se puede denominar del desarrollismo.

La guerra remató con la etapa de crecimiento económico de los treinta primeros años de siglo. Después de la Guerra Civil se va a dar una etapa de estancamiento económico en el que se afianza un capitalismo corporativo. La economía estará muy protegida, y el Estado asumirá un gran protagonismo en la producción.

LA POLÍTICA AUTÁRQUICA

El establecimiento de la política autárquica (de autoabastecimiento) parte de los siguientes elementos: situación de destrucción después de la Guerra Civil y la falta de capital, inicio de la Segunda Guerra Mundial y posterior aislamiento, culminación de las tendencias proteccionistas, defensa de lo español e interés político por controlarlo todo.
Las autoridades franquistas pretendían convertir a España en una nación autosuficiente. Para eso se va a orientar toda la producción interior al aprovechamiento de los recursos propios y substituyendo, en todo lo posible, los productos extranjeros por los nacionales. Esto va a llevar a una fuerte intervención de la Administración en la economía, que no es solo fruto de la política económica, sino también de la imposición de la política internacional (Guerra Mundial y aislamiento) y del interés del Estado por controlarlo todo.
Para conseguir la autosuficiencia había que:
-          férreo control del comercio exterior para reducir las importaciones.  (hay que impedir las importaciones que no sean imprescindibles y las que sean necesarias hay que reducirlas, para evitar la salida de capital). El modo de conseguir el control es mediante la concesión de licencias administrativas por parte del ministerio de Industria y Comercio. Solo se permite importar cereales, maquinaria, petróleo y materias primas. Las exportaciones eran muy pocas, solo cítricos y materias primas para la industria bélica (wolframio para Alemania, por la ayuda de la Guerra Civil), que no compensan la balanza de pagos.
Para el control interior se crean: la comisaria de abastecimientos y transportes (1939) y la fiscalía de tasas y Junta de precios; se establece el racionamiento y las cartillas de racionamiento.

-          el desarrollo de la industria de forma rápida para garantizar la autosuficiencia. Para eso se promulgan leyes para proteger y fomentar la industria (Ley de Protección y Fomento de la Industria Nacional, Ley de Ordenación y Defensa de la Industria Nacional, la dos de 1939). El Estado concede la autorización para la creación de industrias de bienes de equipo, al tiempo que impone restricciones a las inversiones extranjeras. Pero ante la falta capital privado y como no se construyen industrias, en la década de los 40, el Estado se convierte en un gran empresario: se nacionalíza RENFE y la Compañía Telefónica, y en septiembre de 1941 se crea el INI (Instituto Nacional de Industria): un conglomerado de empresas públicas para industrializar rápidamente ante la falta de iniciativa privada. Inversiones, sobre todo, en la producción de energía (ENDESA) y construcción de embalses[1], material de transporte (SEAT, CASA), siderurgia, construcción naval (ASTANO) (industrias de carácter estratégico para el conjunto de la economía del país).

-              En cuanto a la agricultura: En principio se continuó con la contrarreforma agraria iniciada en la guerra, a través del Servicio de Reforma Social de la Tierra, pero solo beneficiaba a los terratenientes. Se intentan incrementar las producciones, pero la falta de maquinaria, abonos, malas condiciones meteorológicas (“la pertinaz sequía”, años 44, 45, 46) provocaron unos resultados negativos: no se recuperan las producciones de antes de la guerra y sigue el racionamiento hasta los años 50 (hambre, importaciones, mercado negro –se vende casi un 50%-).
Los resultados de esta política autárquica fueron negativos: una situación de atraso y estancamiento, con una economía poco competitiva donde la escasez, el tráfico de influencias y corrupción eran frecuentes. Y con los niveles de producción son muy bajos. La falta de abastecimientos impone el racionamiento (Cartillas de racionamiento –también para los productos industriales-) viéndose la población obligada a acudir al mercado negro y a los estraperlistas. Todo regulado por la Comisaria de abastecimientos y transportes.

ABANDONO DE LA AUTARQUÍA

Estos malos resultados de la economía ponían al régimen de Franco en una situación muy difícil, incluso aparecen algunas protestas (algún intento de huelga…). Había que abandonar la política autárquica.  España necesitaba ayuda extranjera e integración en el mercado internacional para desarrollar el capitalismo.

La solución a esa situación viene de la mano de los EE.UU. La política anticomunista de España era favorable a los intereses americanos en el contexto de la “guerra fría”. Por eso USA ayudó a desbloquear a España y a facilitar la entrada en los organismos internacionales. Apertura de la frontera francesa, entrada en organismos internacionales, etc. (aunque España no recibe las ayudas del plan Marshall). El punto final de esta alianza fue el acuerdo Hispano-americano de 1953 para el uso de 4 bases militares (Zaragoza, Rota, Morón e Torrejón, en caso de ataque de la URSS) a cambio del pago de 1500 millones de dólares, maquinaria y alimentos. España y USA eran aliados, culminará esa amistad con la visita del presidente Eisenhower en 1959.

Estas ayudas, junto a las buenas cosechas agrícolas, permitieron poner fin al racionamiento (1951) y salvar la bancarrota en la que se encontraba la economía. La economía empieza a crecer: más industrias, más crecimiento urbano, reducción de la agricultura, aumento demográfico…
               Pero era necesario salir de la autarquía, España necesitaba ayuda extranjera e integración en el mercado internacional para desarrollar el capitalismo. Por eso se inicia un proceso liberalizador dando entrada, a partir de 1957, a unos ministros favorables al aperturismo económico.

Franco en 1957 formó un nuevo gobierno que se decantó por la liberalización económica. Entran los tecnócratas vinculados al Opus Dei encabezados por Laureano López Rodó, Navarro Rubio, López Bravo, etc.

Comenzaron a cambiar poniendo unas medidas preestabilizadoras. El punto definitivo de esta política es el decreto-ley de Nueva Ordenación Económica (21 de julio de 1959) conocido como Plan de Estabilización[2], que contó con la aprobación de los organismos internacionales FMI (Fondo Monetario Internacional) y OCDE (Organización Europea para la Cooperación y el Desarrollo) en los que entró España en 1959 y que concedieron importantes créditos.
Entramos en la segunda etapa de la política económica, el desarrollismo de 1959 a 1975.

Los objetivos del Plan de Estabilización eran los siguientes:

-          Cortar la inflación y sanear las cuentas exteriores: limitar el gasto del sector público, elevar los tipos de interés (para frenar el crédito) frenar importaciones especulativas, liberalizar el comercio exterior, frenar demanda, estabilizar precios, nuevo cambio de la peseta (60 pesetas por dólar), liberalizar las importaciones de capitales, etc.
-          Deshacer el capitalismo corporativo y establecer un modelo de economía de mercado semejante a la de Europa occidental.

El Plan de Estabilización sentó las bases para el crecimiento. Los efectos fueron positivos: se redujo la demanda y la inflación, saneamiento del comercio exterior..., pero a costa de la congelación salarial y un aumento del paro que encontrará una solución con la fuerte emigración a Europa, que se inicia en los años 60 (vive una fase de prosperidad económica).

Para alcanzar los objetivos planteados en el plan de Estabilización el Estado va a desarrollar la PLANIFICACIÓN INDICATIVA: Las ideas eran: aumentar las producciones, conectar con la economía europea, reducir el paro, redistribuir más equitativamente las rentas, hacer más flexible el sistema económico.

En 1962 se creó la Comisaría del Plan de Desarrollo (dirigida por López Rodo) que intentó copiar el modelo francés de planificación indicativa. Se van a elaborar tres planes: I Plan de Desarrollo (1964-67), II Plan de Desarrollo (1968-71) e III Plan (1972-75). Los planes pretendían programar el crecimiento de la economía, sobre todo de la industria, y de determinadas zonas que estaban atrasadas pero que tenían posibilidades de crecimiento. Se pusieron en marcha los Polos de Desarrollo y los Polígonos industriales, para extender la industria y corregir los desequilibrios regionales (Burgos, Vigo, A Coruña, Valladolid, Zaragoza, Huelva y Sevilla). Los planes constaban de dos partes: una, de carácter indicativo (eran las proyecciones de crecimiento), y otra, de carácter vinculante para a administración (indicativa para los particulares) concretada en el programa de inversiones públicas, créditos, ventajas fiscales, etc.

La planificación tuvo un éxito importante, unas tasas de crecimiento medio próximo al 7% anual (superior al resto de Europa). Fue presentado por el régimen como “el milagro económico español”. Pasamos a ser la décima potencia mundial. Crecen todos los sectores industriales: producción de energía-embalses, industrias de base, de bienes de consumo (el automóvil -600-), también crece la agricultura, las ciudades, carreteras…
 Por el contrario, no evitó los desequilibrios regionales, ni sociales, ni la dependencia exterior (de capital y tecnología) y permitió la entrada de capital extranjero en las grandes empresas españolas. Los grandes problemas de la planificación fueron: no ser verdaderamente indicativos (proyecciones mal hechas y no revisadas), no fueron verdaderamente vinculantes (inversiones que no se cumplieron), no fueron equilibradores (agudización de desequilibrios interprovinciales y sociales), eran demasiado técnicos y manejaban estadísticas poco fiables. Por estas razones se habla de “desarrollismo” y no de verdadero desarrollo.

LOS PILARES sobre los que se asentó el éxito de la planificación fueron:

-          LA EMIGRACIÓN: válvula de escape al paro y a la tensión sobre los salarios. Los efectos son: descenso del paro en España, entrada de divisas (compensa la Balanza de Pagos), aumento del consumo en España.
-          EL TURISMO: Pieza clave del “milagro español”. Pasó de un millón de turistas en 1952 a 34,5 millones en 1973. Proporcionan la entrada de divisas y compensan la Balanza de Pagos.
-          EL CAPITAL EXTRANJERO: en 1959 se liberalizaron las inversiones de capital extranjero que vieron en España un buen lugar para invertir por: estabilidad política, ilegalidad de las huelgas y mano de obra barata. La inversión será sobre todo americana y dirigida a: construcción de materiales de transporte, química, alimentación y eléctrica. Fue muy beneficiosa, pero provocó: desnacionalización de sectores básicos, entrada de multinacionales y más dependencia tecnológica y comercial.

LOS LÍMITES DEL “DESARROLLISMO” Y LA CRISIS DE 1973-75

El crecimiento económico no fue constante ni homogéneo. Hay también desequilibrios muy fuertes en la distribución de los beneficios entre la población y sectores. Se produjo un deterioro progresivo de la renta agraria y se acentuaron las desigualdades sociales. Las causas: apoyo a las clases altas y grandes empresas, sistema fiscal que daña a la clase trabajadora, fraude fiscal.
Por otra parte, existían unos grandes desequilibrios regionales: cinco provincias concentraban en 1973 el 43% de la producción total.
En esta situación se inicia la crisis de 1973 por el efecto de la crisis mundial del petróleo (alza precios consecuencia de la guerra del Yom Kipur entre árabes e Israel en 1973) ), y se agrava durante 1974 (confluyendo con el proceso político) y se desencadena en 1975: el PIB crece menos del 1%.
En 1975 se produce estancamiento económico acompañado de inflación (estanflación). Aumenta el paro y baja la renta. Era necesario un cambio en la economía.
El paro se disparó al frenarse también la emigración. La inflación crece, se devalúa la peseta, las empresas reducen su actividad (cierres, etc.), aumenta la conflictividad social. Se hace necesario un cambio en la economía.





[1]              Se construirán en toda la época más de 500 embalses. La capacidad de los pantanos existentes era de 3.930 Hm³, a su muerte se sitúa en 40.264 Hm³
[2]              Se caracterizaba por la introducción de medidas liberalizadoras.

TEORÍA COMPOSICIÓN 20 EL FRANQUISMO: LAS FORMAS DE OPOSICIÓN AL RÉGIMEN.


COMPOSICIÓN 20 EL FRANQUISMO: LAS FORMAS DE OPOSICIÓN AL RÉGIMEN.

ORIENTACIONES GRUPO TRABAJO: Sempre tendo en conta a información subministrada polos documentos, o alumnado deberá demostrar que coñece e caracteriza as diferentes formas de expresión adoptadas pola oposición ao franquismo ao longo da súa existencia: desde a primeira actividade guerrilleira na inmediata posguerra ata o xurdimento de diversos movementos de oposición dentro dos piares do réxime (o exército, a Igrexa e o partido único) na etapa final do mesmo, pasando pola protesta estudantil e obreira, a organización de partidos políticos clandestinos, a actividade terrorista e a oposición desde o exterior.

La oposición al franquismo se manifiesta desde la clandestinidad y sometido a una fuerte represión. A través de la Ley de Responsabilidades políticas de 1939, se llevó a cabo una depuración de funcionarios, que fueron sustituidos por excombatientes o exprisioneros; unos 400.000 españoles fueron juzgados por tribunales militares al final de la guerra; cualquiera que hubiera militado en partidos y sindicatos o hubiera ocupado un cargo oficial en la II República tenía que pasar por ellos. 70.000 fueron condenados a penas de muerte, de las cuales 25.000 fueron efectivas. Los condenados a prisión sufrían penosas condiciones de vida. En 1943 había más de 20.000 presos haciendo trabajos forzados.
Otras leyes represivas fueron:  la Ley de Represión de la masonería y el comunismo de 1940, la Ley de Seguridad del Estado de 1941 y la Ley de Represión del Bandidaje y del Terrorismo de 1947. A ellas hay que sumar el Tribunal de orden público, el TOP, creado en 1963 para perseguir todos los delitos políticos y “cuya singularidad era subvertir, en mayor o menor gravedad, los principios básicos del Estado o sembrar la zozobra en la conciencia nacional”.
En el momento de la creación de FET y de las JONS, en 1937, hubo un movimiento de oposición a las ideas de Franco. Algunos líderes que se opusieron fueron expulsados o encarcelados por conspirar contra Franco (Fal Conde o Manuel Hedilla[1]). Después quedo completamente sometida.
LA OPOSICIÓN EN LA POSGUERRA: AÑOS CUARENTA
La oposición democrática de los partidos obreros se manifestó mediante la lucha armada de los guerrilleros, los “maquis”. Al principio, se trata de simples escapados o huidos de la represión de Franco por los montes; después se convierten en guerrilleros. Hacen acciones de resistencia desde los montes contando con el apoyo de la población civil y de la ayuda que les proporcionaba el PCE. Intentaron una penetración por el valle de Arán, en 1944, que fracasa. Después actuaron, durante varios años en las zonas montañosas (Galicia-León-Asturias, Extremadura), esperando la ayuda de los aliados, pero la falta de apoyo internacional y en el país llevó al fracaso de la guerrilla. Acaban capturados, muertos o en el exilio (algunos colaborarán en la resistencia francesa durante la 2ª Guerra Mundial). En Galicia destacaron las acciones de Benigno Andrade (Foucellas) y de José Veiga Castro (Piloto), que murió en 1965.       
En los años cuarenta, Franco también tuvo que enfrentarse con la oposición MONÁRQUICA: aristócratas y generales (Varela, Moscardó, Aranda) que defendían la vuelta a la monarquía, a la que se sumó D. Juan de Borbón en 1945 (Manifiesto de Lausana). Franco logró desarmarla colocando a los generales opositores en destinos sin importancia y proponiendo la Ley de Sucesión de 1947, por la que España se constituía en reino.
También se puede señalar durante estos años la oposición que se ejerció desde el Exilio:  los exiliados republicanos desde México, que impulsaron, a propuesta de la delegación de México, que la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptara, el 12 de diciembre de 1946, la Resolución 39, mediante la cual se excluía al gobierno español de organismos internacionales y conferencias establecidas por las Naciones Unidas. Provoca la salida de los embajadores de España y el consiguiente bloqueo. Desde los años 50, con el reconocimiento internacional del régimen de Franco, pasó a no tener importancia, incluso para el resto de opositores    SE PUEDE PONER TODO EL EXILIO AQUÍ…….

LA OPOSICIÓN EN LOS AÑOS CINCUENTA Y SESENTA
Los anarquistas (CNT), escindidos y con sus cuadros presos, perseguidos o aislados en la guerrilla rural o urbana, se diluyeron poco a poco y perdieron su influencia en el movimiento obrero. 
El PSOE y la UGT, con sus direcciones en el extranjero y desconectadas de la realidad española, intentaron continuar apostando por pactos con los monárquicos, mientras sus organizaciones casi desaparecían de España. Sólo el PCE y el PSUC (Partido Socialista Unificado de Cataluña, de orientación comunista) en Cataluña consiguieron reorganizar penosamente sus cuadros y hacer notar su presencia en los primeros movimientos populares.
Sin embargo, poco a poco, a partir de 1950 aparecen en escena otros grupos: el Movimiento Socialista de Cataluña, los demócratas-cristianos, los grupos nacionalistas en Cataluña y el País Vasco. Su actividad fue mínima y los riesgos que corrían eran enormes. Lo más importante fue el inicio de un movimiento de masas como la huelga de tranvías de Barcelona de 1951, las primeras huelgas en Asturias o la huelga de Barcelona del mismo año. Aunque es indudable que estos movimientos eran débiles y escasos, conformaron la situación que más tarde abrió paso a los movimientos de los años 60. 
En los años cincuenta y sesenta aparece también un movimiento de oposición social al franquismo que viene desde la Universidad, el movimiento obrero y la Iglesia.
EN LA UNIVERSIDAD:  Gente de clase media de tendencia liberal o democristiana. Coincide con los intentos aperturistas de Joaquín Ruiz Jiménez en la Universidad y con enfrentamientos con los falangistas. En los años 1955-56 se producen manifestaciones y enfrentamientos entre estudiantes “aperturistas” y falangistas que Franco tiene que reprimir y zanjar cesando a Joaquín Ruiz Jiménez y a Raimundo Fernández Cuesta (Falange). Estos enfrentamientos demostraban el desgaste de la Falange y el nacimiento de una oposición no vinculada a la guerra. En los años siguientes las protestas contra el SEU (sindicato único universitario) continuaron y a partir de 1964 casi ningún distrito universitario reconocía al SEU. En 1965 las manifestaciones estudiantiles aumentaron por la destitución por el Gobierno de prestigiosos catedráticos (Tierno Galván, Aranguren, García Calvo, etc.) y continúan en los años siguientes, sobre todo bajo la influencia del Mayo del 68, siendo duramente reprimidas por la policía. La agitación continuó (1967) y el Gobierno declaró el estado de excepción en toda España durante dos meses (1969).
El movimiento obrero tuvo poca importancia en los años cuarenta y principios de los cincuenta (huelga de tranvías de Barcelona de 1951). Las primeras protestas importantes no se producen hasta 1956-58: manifestaciones en las zonas mineras (Asturias) e industrializadas (País Vasco). Es en estas huelgas donde comienzan a formarse las futuras Comisiones Obreras (CC.OO.). Estas “comisiones” se fueron consolidando como alternativa a las centrales clásicas (CNT, UGT: estructuras muy débiles y escasa implantación), y con el apoyo del PCE consiguieron una fuerte implantación entre los trabajadores. Trabajaban desde la clandestinidad y también infiltrados en los sindicatos verticales (líder del movimiento Marcelino Camacho). Este movimiento obrero se fortaleció al amparo de la liberalización de las relaciones laborales que supuso la Ley de Convenios Colectivos de 1958. Sobre todo, con la “liberalización” que introduce José Solís Ruiz ministro del Movimiento y de la Organización Sindical que permite que se presenten a las elecciones sindicales trabajadores no vinculados directamente con el Movimiento.
Es en 1964 cuando podemos decir que las CC.OO. inician su andadura como movimiento organizado, logrando la permanencia y la coordinación, en gran medida, del movimiento obrero español bajo el franquismo. Las elecciones sindicales de 1966, en las que CC.OO. logra un gran triunfo, sus representantes infiltrados en las listas oficiales, supusieron un duro golpe al sindicato vertical y permitieron la consolidación de CC.OO. como movimiento organizado. Eso causó un disgusto en el régimen y a partir de ahí pasa de movimiento “semilegal” a ser perseguido sistemáticamente (el Tribunal Supremo, en noviembre de 1967, las declara subversivas e ilícitas). La represión contra CC.OO. es brutal: de 9.000 condenados entre 1963 y 1977 por el Tribunal de Orden Público (TOP), que sustituyó a los Tribunales Militares como instrumento represor, una inmensa mayoría eran militantes de CC.OO.
 En el año 1968 Marcelino Camacho, Julián Ariza y otros dirigentes sindicales son encarcelados y procesados por su pertenencia a CC.OO.
El auge del movimiento obrero es respondido por el régimen declarando sucesivos estados de excepción, destacando el de 1969 y el de 1970-71, que provocan numerosas detenciones y torturas a dirigentes obreros. Destaca la detención y condena a veinte años de prisión de los dirigentes de CC.OO. (Marcelino Camacho, etc.) (el llamado Proceso 1001, celebrado en diciembre del 73, coincide con el asesinato de Carrero Blanco) que, aunque dificulta las movilizaciones, no impide que a partir de 1973 los conflictos colectivos, los paros y las huelgas se suceden en numerosas empresas y sectores de todo el Estado, y que CC.OO. se consolide y fortalezca como organización.
En los años 60, desde la Iglesia también se va gestando una oposición al régimen. El distanciamiento con el régimen cobra más fuerza entre 1962-65 con motivo del Concilio Vaticano II. Una parte de la Iglesia católica, cada vez más numerosa, no sólo se distanciaba del régimen, al hilo de lo apertura acordada en el Concilio Vaticano II, sino que también lo critica y pide cambios. Son los años de la HOAC (Hermandad obrera de Acción Católica), del JOC (Juventud Obrera Cristiana) y USO (Unión Sindical Obrera, obreros cristianos, constituida en la clandestinidad en 1961), años en que las iglesias sirven de refugio a los obreros y estudiantes, años en los que es habitual la figura del "cura rojo". Estos sindicatos de inspiración católica van a servir de lanzadera del movimiento obrero. En los años setenta con el nombramiento en 1971 del cardenal Vicente Enrique y Tarancón como presidente de la Conferencia Episcopal Española, se aumentan las distancias. En septiembre de 1971 aprobaron un documento en el que se abogaba por una separación entre Iglesia y Estado y se rechazaba la participación de los obispos en las instituciones franquistas y se pedía la instalación de un sistema democrático. Esa tendencia se incrementa en 1973 con el documento titulado “La Iglesia y la comunidad política”, en el que pedían la revisión del Concordato y el respeto al pluralismo ideológico.
También desde el movimiento vecinal: las asociaciones de vecinos era una de las pocas asociaciones permitidas por el régimen, y se aprovechaban para "colar" reivindicaciones con aristas políticas siempre que se podía.
También desde finales de los años 50 y sesenta se presenta la oposición que viene desde:
Desde el nacionalismo también renace un movimiento de oposición. En el País Vasco, una escisión de jóvenes del PNV, fundaron en 1959, la organización Euskadi ta Askatasuna (Euskadi y Libertad, ETA). Reaccionaban contra la pérdida de identidad del pueblo vasco y contra la represión franquista; tenían un referente de admiración en los movimientos de liberación nacional que se estaban a desarrollar en el Tercer Mundo; comenzará las acciones armadas a partir de 1967, para acabar con la opresión del pueblo vasco. En 1968 el primer atentado contra un policía acusado de torturador. A partir de ahí se convertiría en el primer problema político y de orden público del franquismo, que respondería al desafío con una represión general e indiscriminada en el País Vasco de enorme dureza.
                En cuanto a la demás oposición política en los años 50 y 60, se encontraba muy fragmentada y tenía muy pocos militantes. Estaban: los democristianos de Gil Robles y los de Manuel Jiménez Fernández; los socialdemócratas de Dionisio Ridruejo; los liberales de Joaquín Satrústegui; los republicanos; el PSOE, liderado por Rodolfo Llopis, muy dividido entre los militantes del interior y exilio (sufre una escisión con la creación por Tierno Galván del Partido Socialista del Interior). Una de las acciones que tuvo más repercusión fue la “reunión de Munich”, de 1962. Con motivo del IV Congreso del Movimiento Federal Europeo se reunieron en Munich representantes de los movimientos de oposición del interior y del exilio. Llegaron a acuerdos sobre las reformas que tenía que efectuar España y la instauración de instituciones democráticas: garantías para el ejercicio de los derechos de la persona (en especial el de expresión), supresión de censura, libertades sindicales, etc.
El régimen reaccionó con una gran campaña de prensa contra lo que denominó el “contubernio de Munich” y con represalias con los asistentes.
En la reunión no estuvo el Partido Comunista de España (PCE dirigido por Santiago Carrillo) debido a la hostilidad de los otros participantes (contexto internacional de rechazo al comunismo) pese a ser el partido con más implantación (CC.OO.) y mejor estructurado en el interior de España.
El PC fue el partido que mejor supo mantener su organización clandestina y el único con una cierta organización de masas. Esto fue a causa de su línea política de penetración en las organizaciones de masas (comisiones obreras, sindicatos estudiantiles, asociaciones de vecinos…) y su acercamiento a todas las fuerzas antifranquistas, independientemente del lado en que hubiesen hecho la guerra: política de “reconciliación nacional”. 
LA OPOSICIÓN EN LOS AÑOS 70.
                En los años finales del franquismo se intensificaron los actos de oposición al régimen. Entre las causas podemos indicar:
-              El desarrollo económico, social y cultural que demanda libertades políticas.
-              El crecimiento del movimiento obrero y universitario y las huelgas.
-              El aumento de la prensa crítica con el régimen.
-              El alejamiento de la Iglesia e incluso de militares (Unión Militar Democrática).
-              La propia debilidad del régimen: aparición de un grupo reformista; debilidad física de Franco.

Los distintos partidos políticos van aumentando su base social y organización. El de mayor base social era el PCE (sobre todo en Cataluña con el PSUC) que defendía una alianza de todas las fuerzas democráticas o “Pacto por la Libertad”. Liderado por Santiago Carrillo. La estrategia del PCE, conocida con el nombre de “Eurocomunismo”, tuvo mucho éxito y consistió en fomentar la unidad de clases contra el franquismo y la “reconciliación nacional”, rompiendo con el comunismo soviético.
 En el PSOE se dio un crecimiento y cambio de dirección recayendo esta en los dirigentes que vivían dentro de España (Congreso de Suresnes, 1973, Felipe González). Los partidos nacionalistas (PNV y CDC, Convergencia Democrática de Cataluña) tenían también un fuerte arraigo en las clases medias de ambas regiones.
Junto a estos partidos aparecieron otros, a finales de los sesenta y principios de los setenta, la llamada nueva izquierda: la ORT (Organización Revolucionaria de Trabajadores), la LCR (Liga Comunista Revolucionaria), el PCE m.l (P. Comunista marxista leninista), etc. Influidos por el maoísmo, trotskismo, etc. defendían la acción directa, violenta. (De algunos grupos se desprendieron grupos violentos como el FRAP).
Dentro del régimen también aparecen escisiones: algunos cargos importantes como Fraga, Areilza, Fernández Ordóñez, Pío Cabanillas, Calvo Sotelo defienden una línea reformista, aunque sin llegar a proponer un sistema democrático (Gabinete de Orientación y Documentación, GODISA de M. Fraga; colectivo “Tácito”; Federación de Estudios Independientes, FEDISA). En el Ejército, La Unión de Militares Demócratas (UMD), sindicato clandestino creado en 1974, nunca fue más que un reducto minoritario, pero mostraba que hasta en el epicentro del Régimen había cierto descontento.
El paso final del movimiento opositor fue la realización de uniones o alianzas como pedía el PCE en su Pacto por la Libertad. Una de las primeras alianzas fue la Asamblea de Cataluña, en la que participaban todos los grupos de oposición de Cataluña. Las alianzas más importantes son las que formarán el PCE y el PSOE. En julio de 1974 se constituyó en París la Junta Democrática de España, liderada por el PCE, en la que se integraban: Partido Socialista Popular (Enrique Tierno Galván), personalidades independientes (García Trevijano), asociaciones (vecinos, amas de casa, juventud, etc.), Comisiones Obreras, etc. Sus objetivos constituían un programa democrático mínimo (formación gobierno provisional, amnistía, legalización partidos, libertad de huelga, derechos de reunión, expresión, celebración sufragio sobre la forma de gobierno, etc.). Tuvo una gran repercusión por promover la oposición política sin pertenecer a ningún partido. En 1975, las fuerzas que no habían entrado en la Junta promovieron la creación de la Plataforma de Convergencia Democrática, liderada por el PSOE, en la que se encontraban: UGT, Izquierda Democrática, Unión Socialdemócrata Española, Organización Revolucionaria del Trabajo, Movimiento Comunista y Partido Carlista. Desde el principio comenzaron conversaciones entre las dos formaciones para luchar conjuntamente. Un primer acuerdo se da el 30 de octubre de 1975 (Franco enfermo): liberalización de presos, libre ejercicio derechos humanos, libertades políticas y ruptura democrática. Las conversaciones se mantienen hasta alcanzar la unidad, en marzo de 1976, con la formación de Coordinación Democrática, que luchará por la ruptura democrática (elecciones generales a Cortes Constituyentes).
También hay que añadir el incremento del terrorismo.  La organización terrorista más importante fue ETA. Esta organización derivó ideológicamente hacia el independentismo radical y el leninismo, y llevó a cabo asesinatos (desde 1968), secuestros y chantajes a empresarios en una autodenominada lucha contra los gobiernos de España y Francia que impedían, según su visión, la libertad del pueblo vasco. El atentado más importante de ETA en este período fue, sin duda, el magnicidio que acabó con la vida del presidente del Gobierno, el almirante Carrero Blanco, el 20 de diciembre de 1973. Además de ETA, aparecieron otras organizaciones terroristas de extrema izquierda, como el Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico (FRAP) y los Grupos Revolucionarios Antifascistas Primero de Octubre (GRAPO), constituidos ambos en 1975. La extrema derecha también constituyó grupos, como los Guerrilleros de Cristo Rey, que organizaron constantes provocaciones y atentados para que el régimen no cediese a las reivindicaciones de la oposición. 
                 
oposición desde el exilio: tiene alguna incidencia en los años 40, pero con divisiones

Se puede señalar la influencia que ejercieron los exiliados republicanos desde México, que impulsaron, a propuesta de México, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptara el 12 de diciembre de 1946 la Resolución 39, mediante la cual se excluía al gobierno español de organismos internacionales y conferencias establecidas por las Naciones Unidas.
En 1945 se creó un gobierno republicano en el exilio, en México. Allí se celebraron las cortes republicanas de 1945 (con un centenar de los diputados de 1936) que eligieron el gobierno republicano en el exilio. Azaña había muerto y Martínez Barrios fue elegido presidente de la República en el exilio y José Giral, presidente del gobierno. Pero no tuvo reconocimiento internacional y sus acciones carecieron de incidencia. Además de estar divididos entre los que querían una estrategia exclusivamente republicana y los que aceptaban colaborar con otras fuerzas políticas. El gobierno republicano en el exilio se mantuvo hasta 1977.

Desde fines de la Guerra Mundial se reorganizan algunos grupos políticos, en el exilio, como el PSOE, la UGT o el PCE y se forman algunas alianzas entre ellos –Unión Nacional Española (UNE), dirigida por el PCE y la Alianza Nacional de Fuerzas Democráticas (ANFD)–. 
-El PSOE, liderado en el exilio de México por Indalecio Prieto, intentó un acercamiento a los partidos monárquicos como mal menor para acabar con el régimen franquista. Este acercamiento no llegó a cristalizar y por ello Indalecio Prieto dimitió en 1950. 
-El Partido Comunista estaba dividido. Finalmente, en 1942, Dolores Ibárruri, «La Pasionaria» fue elegida, en el exilio, Secretaria General del PCE, cargo que desempeñó hasta 1960, en que fue sustituida por Santiago Carrillo. El PCE pretendió crear un frente nacional republicano, pero no fueron apoyados por el resto de grupos políticos en el exilio. A partir de 1951, el PCE defiende la idea de «reconciliación nacional» y su deseo de llegar al poder por medios no violentos como la «huelga nacional pacífica»

La contestación de régimen a toda la oposición fue la dura represión; en ese sentido podemos señalar: en el año 1963 se creó el temible Tribunal de Orden Público (TOP) que juzgaba los llamados delitos políticos o actividades subversivas. Los consejos de guerra y las ejecuciones. Entre ellos destacan, el proceso de Burgos (1970) contra ETA; y el proceso 1001, contra dirigentes de CCOO (1973). En 1974 el anarquista Puig Antich fue ejecutado y en septiembre de 1975 tras un juicio militar, fueron ejecutados cinco militantes del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico) y de ETA.




[1]             Fal Conde se opuso a la unificación y tuvo que exiliarse en Portugal. Manuel Hedilla fue acusado de conspirar contra Franco y fue condenado dos veces a la pena de muerte, luego conmutada.