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domingo, 28 de abril de 2019

PREGUNTAS BLOQUE 4


14. EL CAMBIO DINÁSTICO Y LA GUERRA DE SUCESIÓN (CAUSAS DE LA GUERRA, BANDOS EN CONFLICTO, LA PAZ DE UTRECHT)

Dada la falta de descendencia de Carlos II, comenzó una red de intrigas en torno de la sucesión. Primero fue proclamado heredero José Fernando de Baviera; su muerte complicó la situación.  Carlos II hizo nuevo testamento el 3 de octubre de 1700 en favor de Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia y de su hermana, la infanta María Teresa de Austria. Mariana de Neoburgo, su mujer, en cambio, apoyaba las pretensiones de su sobrino, el archiduque Carlos de Austria, hijo del emperador Leopoldo I. Las pretensiones del archiduque austríaco fueron respaldadas por Inglaterra y Holanda, las tradicionales enemigas de España durante el siglo XVII, que además rivalizaban con la Francia hegemónica de Luis XIV. Al morir el rey Carlos II en noviembre de 1700 Felipe de Anjou salió para España y fue reconocido como rey por las Cortes de Castilla, Aragón, Cataluña, Sicilia, Nápoles y Milán, jurando respetar en cada territorio sus privilegios forales.
Los Habsburgo no aceptaron el testamento, y las demás potencias europeas temían el engrandecimiento de la posición de Luis XIV de Francia. El 7 de septiembre de 1701 Inglaterra, las Provincias Unidas y Austria firmaron el Tratado de La Haya y en mayo de 1702 todos declararon la guerra a Francia y España. Se inicia la Guerra de Sucesión (1702-1713/15). Un conflicto internacional y también interno ya que el interior de España la cuestión sucesoria también dividió a los reinos peninsulares. Castilla, las provincias vascas y Navarra fuero partidarias de Felipe, mientras que Aragón (Aragón, Cataluña, Mallorca y Valencia, a partir de 1705 se decantaron por Carlos, ante el temor a las tendencias centralizadoras y uniformizadoras de los Borbón, que rompían la tendencia pactista de Aragón.
Entre las causas del conflicto podemos señalar:   Impedir la hegemonía borbónica y defender la candidatura de archiduque Carlos de H. Conseguir la división de las posesiones españolas y obtener ventajas comerciales en el comercio colonial.
-a nivel interno: Se enfrentaban dos modelos: el de los Austria, tradicionalmente pactista, que respetaba las instituciones forales de los reinos y su diversa legislación y fiscalidad; y el de los Borbones, que importaba el modelo francés absolutista, unificador y centralizador.
La composición de los bandos:
Felipe V: Castilla junto con provincias vascas y el reino de Navarra y Francia.
Carlos de Habsburgo: La Corona de Aragón (Cataluña, Aragón, Valencia y Baleares), Austria, Inglaterra, Portugal y el ducado de Saboya, Prusia y las Provincias Unidas.
El principio de la guerra fue favorable a Carlos. Fue proclamado rey en Barcelona en 1705 y en 1710 toma Madrid. Pero, en 1711, muere su hermano el emperador José I (1705-1711). Carlos de Habsburgo pasaba a ser el emperador, por lo que la unión de con la Corona española era ahora tan temida como la alianza de España y Francia.  Así, ingleses y holandeses prefirieron acabar la guerra y reconocieron como rey a Felipe V.
La guerra con las potencias europeas finaliza con el Tratado de Utecht (1713). El objetivo era mantener el equilibrio europeo (idea inglesa). Felipe V es reconocido como rey de España y de las colonias americanas (renunciando a los derechos sobre el trono de Francia), pero los territorios europeos de la monarquía son repartidos: Austria obtiene: el Milanesado, Flandes, Nápoles y Cerdeña; Saboya obtiene Sicilia (liderará la unificación italiana); los Países Bajos: fortalezas en Bélgica y Gran Bretaña: Gibraltar y Menorca, junto con el monopolio del comercio de esclavos con América (Tratado de asiento de negros) y un navío de permiso para comerciar con América.
El emperador Carlos no acepta el tratado e intenta mantener la guerra, también en Cataluña. Pero Felipe V toma Barcelona en 1714 (en 1715 ocupará Mallorca e Ibiza) y el emperador Carlos VI acepta el tratado de Utrecht por las paces de Rastatt y Baden (Alemania) de 1714.
Para España supone la pérdida de posesiones (sobre todo en Italia) que años más tarde intentarán recuperarse (Tratados de Familia con Francia). De este modo, los principales intereses españoles pudieron concentrarse en preservar América. Pasamos a ser una potencia menor.


15. LOS DECRETOS DE NUEVA PLANTA Y SUS EFECTOS


Con Felipe V de Borbón se tendrán cambios en el sistema político, en la forma de gobierno y en la política exterior, que están inspirados en el modelo francés. La idea es la construcción de una monarquía absoluta y centralizada en la persona del rey, que pretende uniformizar todo el territorio con las mismas leyes e instituciones. Acabar con los diferentes reinos que formaban España y poner fin al sistema polisinodial de gobierno de los Austrias. Se impone el reformismo y centralismo borbónico: concentrar en pocas manos las decisiones políticas y controlar de modo más efectivo todo el territorio. Incluso se tiene que subordinar el poder de la Iglesia aplicando políticas regalistas (regalismo, doctrina que afirma la superioridad de la autoridad real sobre la Iglesia en sus reinos). Este proceso de construcción de un estado absoluto y centralizado comienza durante la Guerra de Sucesión Española.
 Los Decretos de Nueva Planta son un conjunto de decretos promulgados entre 1707 y 1716, por el rey Felipe V de Borbón, vencedor de la Guerra de Sucesión Española, por los cuales quedaron abolidas las leyes e instituciones propias del Reino de Valencia y del Reino de Aragón el 29 de junio de 1707, del Reino de Mallorca el 15 de noviembre de 1715 y del Principado de Cataluña el 16 de enero de 1716, todos ellos integrantes de la Corona de Aragón que se habían decantado por el archiduque Carlos. Se impone la organización política y administrativa de Castilla a todo el territorio (excepción de Navarra y provincias vascas). No serán aplicadas a los territorios de Navarra y las Provincias Vascas, por mantenerse fieles a Felipe V.
Entre los efectos que se producen podemos señalar:
Se potencia la figura del rey. El monarca tiene todo el poder, y el mismo poder, en todos los territorios. Excepción: conservación de los fueros vasco-navarros.
Se unifican todas las formas de gobierno desapareciendo las instituciones propias de la Corona de Aragón. El Consejo de Aragón fue abolido y el de Castilla quedó como órgano esencial de gobierno ya que contaba con funciones consultivas, legislativas y judiciales y actuaba como Tribunal Supremo de Justicia. Se integran en las Cortes de Castilla los representantes de la Corona de Aragón, que pasan a ser como unas Cortes españolas.
Desaparecen los reinos y aparecen las provincias, gobernadas por un capitán general (desaparecen los virreyes salvo en América), con funciones militares y administrativas (militarización de la administración). En las ciudades se potenciaba la figura del Corregidor para el control y subordinación al poder del rey.
Se crearon los Intendentes (de inspiración francesa) que dependían directamente del rey y tenían como misiones la recaudación de impuestos y dinamizar la economía, controlar las autoridades locales, cuidar de las reales fábricas, confeccionar mapas, hacer censos...
Se someten todos los súbditos al mismo ordenamiento jurídico de Castilla. Los tribunales judiciales fueron modificados mediante la creación de Audiencias en Zaragoza, Valencia, Mallorca y Barcelona a imitación de las de Castilla.
Se eliminan las aduanas entre Castilla y Aragón, lo que favorece al comercio catalán. Se aplica una sola lengua administrativa, el castellano.
La reordenación se extiende también a la Hacienda. El modelo impuesto estaba basado en un único impuesto de cuotas fijas, repartido en función de la riqueza de los vecinos, que habría de inspirar el proyecto de Única Contribución que intentó implantar en Castilla en marqués de la Ensenada. La idea era que la Corona de Aragón contribuyera como Castilla en los gastos de la Corona: llevó el nombre de catastro en Cataluña, equivalente en Valencia, contribución única en Aragón y talla en Mallorca.
Los Decretos de Nueva Planta son un avance en la construcción de un estado centralizado y la administración mejoró en su eficacia. Pero el resultado final fue un proceso incompleto en cuanto a la aplicación de medidas y a su extensión sobre el territorio, ya que las Provincias Vascas y Navarra conservaron su régimen foral, por su fidelidad a Felipe V durante la guerra de Sucesión y muchas tierras y personas siguieron bajo la jurisdicción de los señores feudales.

16. EL REFORMISMO BORBÓNICO EN GALICIA (LA MATRÍCULA DE MAR, EL ARSENAL DE FERROL, LA APERTURA DEL COMERCIO COLONIAL).
                En Galicia coexistieron las viejas instituciones creadas por los Austrias con una nueva institución fruto del reformismo borbónico: la Intendencia del Reino de Galicia. Creada en 1712 y establecida en 1718. El Intendente tenía amplias competencias en temas relacionados con el ejército (recluta, alojamiento de tropas, abastecimientos, fortificación de ciudades), hacienda (administración y control de las rentas y contribuciones reales), justicia y policía. Su sede estaba en A Coruña, convirtiéndose en la principal institución potenciadora del desarrollo económico de Galicia. El cargo desaparece a partir de 1775 con la muerte del último intendente. Esta institución tendrá conflictos casi constantes con el Capitán General y con la Audiencia por la duplicidad de funciones en todas las materias, por lo que su funcionamiento será muy irregular durante todo el siglo.
                Galicia mantuvo su importancia estratégica como baluarte en la defensa del imperio colonial americano, frente al paso de las armadas enemigas, sobre todo inglesas. Entre las principales realizaciones destacan:
El arsenal de Ferrol y las fortificaciones costeras. Por su posición geoestratégica, Galicia se convirtió en el lugar en el que recibir y rechazar los ataques de las flotas extranjeras (inglesas) que se dirigían a saquear las ciudades costeras españolas o a capturar los barcos del comercio colonial. Ante esta situación la costa fue reforzada con la construcción de castillos y baterías de defensa. En 1726 José Patiño decidió establecer en Ferrol la sede del Departamento Marítimo del Norte y una base de las Armadas reales. Con el marqués de la Ensenada, a partir de 1746, se inició la construcción de los astilleros y del arsenal que convirtieron a Ferrol en la principal ciudad de Galicia y en objeto de admiración por los extranjeros.
Para la formación de los mandos militares de la Armada se creó, en 1776, la Academia de Guardias Marinos. La llegada masiva de población a Ferrol obligó a añadir los barrios nuevos Esteiro, para trabajadores y el de Magdalena, sobre todo para oficiales de la Armada; el diseño de estos barrios siguió el modelo de cuadrículas que era el preferido por los arquitectos ilustrados.
Estos cambios supondrán una gran transformación en la ciudad y alrededores al crearse los astilleros y arsenales. Cambios urbanísticos y sociales y desarrollo de actividades de tipo industrial en una región esencialmente agraria.
La Matrícula de Mar fue un sistema de inscripción marítima que buscó garantizar y mejorar la oferta de tripulaciones para la Armada. Fue establecida en el siglo XVI (1625), reformada con Felipe V con la Ordenanza del Infante Almirante de 1737 y definitivamente consolidada con la Ordenanza de 1751. La mejora de la Armada pasaba para el reformismo borbónico por la ordenación racional del territorio costero (creación de los tres departamentos marítimos en 1726 de Cartagena, Ferrol, y Cádiz), la recluta de soldados para los barcos de guerra (la matrícula de mar) y la formación de los soldados (creación de Academias de Guardias Marinos). La Matrícula de Mar (similar a las "quintas" para el Ejército) se basaba en la obligación de servir en la marina de guerra a todos aquellos jóvenes que luego quisieran ejercer oficios relacionados con el mar. Eran los matriculados. Eran tres listas de matrícula: la marinería, la maestranza (carpinteros, toneleros, etc.) y embarcaciones. Teóricamente, el servicio naval se compensó con privilegios de orden militar (la exención de quintas y de levas para el Ejército de tierra), jurisdiccional (el fuero de Marina), económico (la controvertida exclusividad para el desempeño de las actividades marítimas, actividades pesqueras, marisqueo y explotación de algas (fertilizante) y también para tener empleos en la navegación) y la exención de alojamientos (obligación de dar alojamiento a soldados) y de ciertas cargas municipales. La matrícula fue complicada de gestionar, posiblemente desalentó las inversiones en el sector pesquero (reducción de pescadores, carpinteros… en tiempos de guerra), no logró el alistamiento y control de todos los profesionales del mar ni cubrir por completo las demandas de hombres para la Armada en tiempo de guerra.
La apertura del comercio colonial, Los Correos Marítimos y el comercio con América. La eliminación del monopolio con América ejercido por Sevilla y Cádiz favoreció a Galicia, sobre todo a Coruña. En 1764, el gobierno de Carlos III estableció en A Coruña el Servicio de Correos Marítimos, una compañía estatal de buques encargada de llevar la correspondencia al puerto de la Habana y desde 1777 al de Buenos Aires, y también podía transportar personas y mercancías, salvo en tiempo de guerra momento en el que se transformaban en barcos de guerra. En 1765 el puerto de A Coruña fue autorizado a comercias directamente con América. Con estas medidas se pretendía favorecer el crecimiento comercial y la renovación urbanística y portuaria de la ciudad (restauración Torre de Hércules, 1791).
Otras instituciones ilustradas relacionadas con el reformismo del XVIII son: la fundación de la Academia de la Agricultura del Reino de Galicia, promovida entre otros por Cornide Saavedra que, aunque tenía como objetivo principal investigar las causas del descenso de la agricultura gallega y alentar su desarrollo, no logro sus objetivos por los enfrentamientos entre sus miembros. En 1785 se fundó El Real Consulado del Mar de A Coruña, una institución que nace con el objeto de regular el tráfico mercantil del puerto de la Coruña que desde 1764 tenía autorizado el comercio con las colonias de América. Entre sus miembros figuran Lucas Labrada, que fue su secretario. Realizó una intensa actividad (apoyo a las manufacturas, creación de escuelas técnicas, edición de informes…). Entre sus realizaciones destaca la restauración de la Torre de Hércules. Otras instituciones impulsadas por el reformismo borbónico fueron las Sociedades Económicas de Amigos del País de Santiago y Lugo, fundadas en 1784 y 1785. Para fomentar el desarrollo económico de su territorio y lograr la participación de la nobleza y clero en la regeneración. La de Santiago fomentó las industrias textiles a partir del lino y del cáñamo y estableció una escuela de hilado y una industria de mantelería, etc., y difundió sus novedades a través de la Revista Económica. La de Lugo, con menor actividad, también promovió la industria textil y la creación de escuelas de primeras letras.


17. LAS IDEAS DEL PENSAMIENTO ILUSTRADO

La ilustración surge a finales del XVII en el Reino Unido, pero es en Francia, a lo largo del XVIII, el siglo de las Luces (la luz de la razón combate las tinieblas), donde encuentra su centro difusor. Es una nueva corriente de pensamiento que se caracteriza por la utilización de la razón para la comprensión de la realidad. Nada puede estar por encima de la razón, ni la autoridad, ni la tradición, ni la revelación. Sólo con la razón se podría alcanzar el conocimiento, que es la base de la felicidad. Por eso defiende la educación y el progreso. La idea del pensador ilustrado es aplicar la razón para conocer la naturaleza, resolver los problemas y mejorar la sociedad.
                La introducción y difusión de las nuevas ideas ilustradas en España fue lenta y difícil. La ausencia de amplios grupos burgueses, el anquilosamiento y conservadurismo de los medios intelectuales universitarios y el enorme peso de la Iglesia obstaculizaron la difusión hasta la segunda mitad del siglo XVIII. Durante el reinado de Felipe V y de Fernando VI, se denomina protoilustración, estaba encabezada por los llamados proyectistas (por elaborar proyectos para el gobierno) y los novatores (por querer innovavar en el pensamiento y en la ciencia, entre ellos destacan Feijoo y Mayans. A partir de 1750-1760 surgió una generación de pensadores plenamente ilustrados; Campomanes, Floridablanca, Olavide, y destaca Cornide en Galicia. No formaban un grupo homogéneo, pero coincidían en el interés por la ciencia, el espíritu crítico y la idea de progreso. Aunque con varios decenios de retraso respecto a algunos países europeos, en esencia se expandieron los mismos principios y se intentaron parecidas reformas.
                Las ideas de la Ilustración calaron en una minoría de intelectuales españoles pertenecientes a la baja nobleza y a la burguesía. El principal obstáculo a su difusión fue el fanatismo religioso y el temor a la Inquisición.
                En general la ilustración española fue más moderada y prefirió colaborar con la Corona (reformismo y despotismo ilustrado), era partidaria de compaginar las reformas con el mantenimiento del orden establecido.
                La preocupación básica de los ilustrados era encontrar soluciones a la decadencia española. Para ello propugnaban:
                La crítica a la realidad vigente, a la ignorancia, a la falta de cultura, al atraso técnico y económico, a los prejuicios sociales y a los abusos de los poderosos.
                Un primer objetivo era una reforma del sistema educativo, primando el estudio de las ciencias, para lograr un progreso técnico y científico. Defendieron la necesidad de una enseñanza útil y práctica, obligatoria para todos los niveles, común a los dos sexos, impregnada por los nuevos conocimientos y relacionada con el extranjero. Creación de Escuelas Técnicas y Academias (Lengua, Historia…).
                Un segundo objetivo: la economía. Preocupación básica.  Conscientes del atraso del país que provenía de la gran cantidad de tierras amortizadas en manos de la nobleza y el clero y del desconocimiento de las nuevas técnicas e inventos. Algunos criticaron la miseria en la que vivía el campesinado, el predominio de la propiedad privada vinculada, el escaso rendimiento de los montes. Potenciaban el desarrollo de las actividades económicas fomentado por las “Sociedades económicas de amigos del País” (la Bascongada creada en 1765); en Galicia destacó el Real Consulado de La Coruña (1785). También el desarrollo de la prensa para difundir esas ideas: El Pensador, El Censor, las tertulias de salón en donde se reunían las personas cultas como un medio para intercambiar experiencias. Además, los ilustrados criticaban a los estamentos privilegiados, por considerarlos clases improductivas, que paralizaban la modernización de España.                 
Carlos III impulso parte de estas ideas de la Ilustración uniéndolas con el absolutismo monárquico, fue llamado el despotismo ilustrado. Reforzar el poder del rey, impulsar las reformas para aumentar la riqueza y la felicidad de los súbditos, pero sin contar con ellos: “todo para el pueblo pero sin el pueblo”. Se apoyó en los partidarios de las reformas y buscó la colaboración de los nobles. Pero tuvo que hacer frente a la oposición de los privilegiados y a la ignorancia de las masas populares. Un ejemplo de esa oposición lo constituye el motín de Esquilache.
Las reformas ilustradas presentan un balance positivo: se mejora la Administración, se hacen progresos en las actividades comerciales, agrícolas e industriales, en la educación, en el urbanismo.



PREGUNTAS BLOQUE 3


9. LA NUEVA MONARQUÍA DE LOS REYES CATÓLICOS (UNIÓN DINÁSTICA, REORGANIZACIÓN POLÍTICO-ADMINISTRATIVA)
Isabel hereda el trono (1474) de su hermano Enrique IV, después de unos enfrentamientos, primero con su hermano Alfonso y después haciendo frente a los partidarios de Juana la Beltraneja, su sobrina, hasta 1479 en que es reconocida por Portugal por el tratado de Alcaçovas-Toledo. El matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón (1469), herederos de las dos Coronas con mayor peso e importancia de la Península, dio origen, al acceder ambos al trono en 1479 a un nuevo Estado que se denominó Monarquía Hispánica. Esta monarquía debe entenderse como una unión dinástica de las dos Coronas, basada en un vínculo personal, (Según la Concordia de Segovia firmada en 1475, ambos monarcas dispondrán de igual poder) en la que cada reino conservó sus leyes, sus instituciones, sus Cortes, su moneda y las fronteras y aduanas entre ellos. Sin embargo, para gobernar sus reinos los reyes acordaron gestionar conjuntamente los asuntos de ambas coronas y establecer un único escudo, con los símbolos de Castilla y Aragón. Poco a poco se fue extendiendo la denominación de Reyes de España. A pesar de este aparente equilibrio, el mayor peso territorial, demográfico y económico de Castilla originó una creciente castellanización de la propia monarquía y un descenso del peso político de la Corona Aragón a lo largo de los s. XVI y XVII.
Los Reyes Católicos (título concedido por el papa en 1496) se marcaron el objetivo de transformar una monarquía de carácter feudal en una monarquía moderna y autoritaria. La idea de los RRCC tenía cuatro objetivos: El fortalecimiento de la autoridad real, la modernización del Estado, la permanencia de la sociedad estamental y la unidad religiosa.
Unidas las dos coronas los reyes coincidían en la necesidad de completar la unificación territorial de los reinos hispánicos para consolidar un Estado fuerte que pudiera expandirse fuera de la Península: Granada fue incorporada a Castilla en 1492 y Navarra en 1515 aunque conservó sus privilegios forales e instituciones de gobierno propias.
El fortalecimiento del poder real se hizo evidente desde el comienzo del reinado: sometieron a la nobleza a su autoridad (Pedro Madruga y Pardo de Cela en Galicia) reduciendo sus abusos feudales, ordenando el derribo de fortalezas y castillos y recuperando parte del patrimonio real en manos de los señores, aunque aceptaron garantizar a la aristocracia y a la Iglesia su poder e influencia a cambio de su sumisión política. De este modo consolidaron sus privilegios jurisdiccionales (señoríos) y generalizaron la institución del mayorazgo. Además para controlar a los nobles indisciplinados y el bandolerismo crearon la Santa Hermandad (milicia armada financiada por las ciudades que rápidamente impuso la autoridad real en todo el territorio).
Una vez dominada la nobleza y el clero, los monarcas para lograr la modernización del Estado y reforzar su autoridad  adoptaron  una serie de medidas de carácter político y administrativo entre las que destacamos: la reorganización del Consejo Real (más tarde denominado Consejo de Castilla) que constituyó el principal órgano asesor del gobierno formado por nobles y letrados y con funciones muy amplias (justicia, hacienda…); la creación de nuevos  Consejos  como el de la Inquisición y el de Aragón; la creación de nuevos cargos como los virreyes y secretarios reales (actuaban de intermediarios entre los Consejos y el rey); se revitalizó el cargo de corregidor  como delegado del poder real en las villas y ciudades de realengo y con competencias administrativas, judiciales y militares; se reorganizó el sistema judicial a través de las Cancillerías o Audiencias (Valladolid, Granada, Sevilla y Galicia);  se creó un ejército permanente y se redujo el papel de las Cortes, sobre todo en Castilla, que perdieron protagonismo y únicamente se reunían cuando los monarcas necesitaban recursos financieros o cuando tenían que confirmar al nuevo rey.
En esta política de reforzamiento del poder real tuvo un papel destacado su política religiosa que pretendía conseguir la unidad y para ello decretaron la expulsión de los judíos (1492), obligaron a bautizarse a los musulmanes (1502)   y crearon el Tribunal de la Inquisición (1478) para defender la pureza del dogma y de la moral católica (conversos y moriscos se convirtieron en su principal objetivo).




10. LA CONFIGURACIÓN DEL IMPERIO ESPAÑOL EN EL SIGLO XVI (LA HERENCIA DE CARLOS I, LOS CAMBIOS EN TIEMPOS DE FELIPE II: REBELIÓN DE FLANDES, INCORPORACIÓN DE PORTUGAL, GUERRA CONTRA INGLATERRA).
Carlos I, hijo de Juana I de Castilla (la Loca) y de Felipe de Habsburgo (el Hermoso) recibe, a la muerte de Fernando el Católico, en 1516, una inmensa herencia que proviene de sus padres y de sus abuelos maternos y paternos. Se introduce en España la Casa de Austria o Casa de Habsburgo. Heredero de las coronas de Castilla, Aragón, de Navarra y de todos los territorios que estos reinos poseían en Italia, norte de África y América. Además, heredará de sus abuelos paternos las posesiones de la casa de Borgoña en los Países Bajos y en el Franco Condado, las posesiones alemanas y austriacas de los Habsburgo y los derechos al título de emperador del Sacro Imperio. Tras el fallecimiento de su abuelo Maximiliano de Austria fue coronado emperador con el nombre de Carlos V. Desde una perspectiva europea el suyo era, verdaderamente, un imperio universal.
El ideario político de Carlos I se basaba en la supremacía de la autoridad imperial sobre los reyes de la cristiandad (según la concepción medieval del poder los reyes le debían obediencia y vasallaje) y en la defensa del catolicismo, es decir, la Universitas Christiana. Sin embargo, esta supremacía imperial fue un ideal difícil de conseguir debido, principalmente, a la división religiosa provocada por la reforma protestante, el permanente enfrentamiento con Francia y a la escasa colaboración del Papado. Los frentes principales serán: las guerras contra Francia (6 guerras , -todas favorables a Carlos-, destacando la batalla de Pavía (1525), en la que el Francisco I fue hecho prisionero, o el saqueo de Roma en 1527, que era aliado de Francia),las guerras contra los turcos que intentan avanzar sobre Europa continental y obstaculizan el comercio en el Mediterráneo, y las guerras en las posesiones alemanas ante el desarrollo de la reforma protestante (victoria sobre los protestantes en la batalla de Mülberg, en 1547), pero al final tiene que aceptar la paz de Augsburgo de 1555 que permite que cada príncipe decida libremente la religión de su territorio.
                En 1555, enfermo y desilusionado con los fracasos ante Francia y Alemania decide abandonar el poder. Le cede a Felipe, primero la corona de los Países Bajos, y en 1556 la corona de Castilla y Aragón con todas sus posesiones.  Las posesiones en Alemania y el título imperial fueron para su hermano Fernando. Se retira al monasterio de Yuste (Cáceres) hasta su muerte en 1558.
Aunque Felipe II no heredó el título de emperador se convirtió en el rey más poderoso de su tiempo y gobernó sobre un inmenso imperio desde Madrid, donde instaló su corte. De ahí que a su reinado se le denomine Monarquía Hispánica o Imperio Hispánico. Dicho imperio se incrementó en 1580 con la anexión de Portugal y de todas sus posesiones en ultramar al reclamar sus derechos al trono, como hijo de Isabel de Portugal, a la muerte sin descendencia del rey portugués. Tras una breve guerra civil fue proclamado rey en las Cortes de Tomar, pero fueron respetadas sus libertades e instituciones propias.
A diferencia de su padre, Felipe II fue un monarca dedicado a los asuntos hispánicos que atendió apoyado en una extensa y eficaz burocracia. Sin embargo, siguió manteniendo dos grandes objetivos: la hegemonía dinástica en Europa y la defensa del catolicismo. Debido a ello tuvo que enfrentarse a una serie de conflictos, algunos heredados del reinado de su padre: enfrentamiento con Francia por la hegemonía de Europa y freno al expansionismo turco en el Mediterráneo, y otros nuevos: rebelión de Flandes y guerra contra Inglaterra.
La Guerra contra los turcos a los que, en una alianza con Venecia y el Papa, se derrotaron en 1571 en la batalla de Lepanto. Lepanto supuso un freno a la expansión turca, aunque no se acabó con la piratería mediterránea.
Motivos religiosos (cisma anglicano), políticos (apoyo a los protestantes de Flandes) y económicos (actos de piratería a los barcos españoles procedentes de América) a los que hay que añadir la ejecución de María Estuardo, reina católica de Escocia, decidieron a Felipe II a organizar la invasión y conquista de Inglaterra con una gran flota, la Armada Invencible. La expedición fue un desastre y la Gran Armada regreso diezmada y vencida en 1588. Sin embargo, el mayor problema de Felipe II fue la rebelión de los Países Bajos (Flandes) debido a la presión fiscal, al rechazo al poder real y a la persecución del calvinismo. Para solucionar el conflicto, Felipe II optó por la represión y envió un potente ejército al mando del duque de Alba que sometió duramente a los sublevados y ajustició a sus dirigentes. En 1580 el sur de los Países Bajos, católico, aceptó la obediencia al rey (Unión de Arrás), pero las provincias del norte declararon su independencia (Unión de Utrecht) y prosiguieron su lucha, finalmente cede la soberanía de los Países Bajos a su hija Isabel Clara Eugenia, como dote por su boda con el archiduque Alberto de Austria.
Muere en El Escorial en septiembre de 1598.




11. LA CRISIS SOCIO-ECONÓMICA DEL SIGLO XVII (LA CRISIS DEMOGRÁFICA, EL DETERIORO DE LA ECONOMÍA, LOS PROBLEMAS DE LA HACIENDA REAL).

El siglo XVII se caracteriza por la aparición de una grave crisis económica que afectó a toda Europa y a España de forma muy grave, por su incidencia en la crisis política y fiscal de la monarquía. Los aspectos más destacados de la crisis son los siguientes:
 CRISIS DEMOGRÁFICA: Desde finales del siglo XVI (1580) y durante el siglo XVII la población peninsular se estancó e incluso decreció (pasó de 8 a 7 millones). Fueron varias las causas que motivaron este periodo crítico:
- Las epidemias que afectaron a toda la península en diversas oleadas, sobre todo la peste: ciclos de 1596 y 1602, 1647 y 1652 (sobre todo en la Corona de Aragón y Levante) y 1676 a 1685.
- La reiteración de las malas cosechas provocaba, frecuentemente, crisis de subsistencia.
- La expulsión de los moriscos en 1609 – 1614 hizo disminuir la población de algunos reinos hispanos: Valencia, Murcia y Aragón.
-las continuas guerras de la monarquía.
La crisis afectó más al centro peninsular y más acusada en las ciudades que en el campo, aunque también habrá zonas que noten la despoblación.
CRISIS ECONÓMICA
- agraria y la disminución de la producción ganadera: algunas zonas rurales quedan despobladas, aumentan las cargas impositivas, se sustituyen los cereales por otros cultivos comerciales lo que se traducen en reducción de producciones. La producción de lana también disminuye.         
- La crisis de las actividades textiles, sobre todo en Castilla; debido a la disminución de la demanda, la reducción de la producción de lana al disminuir la cabaña ganadera de la Mesta, al aumento de impuestos y a la competencia extranjera (flamenca, inglesa). Excesiva alza de precios y falta de competitividad.
-otras actividades artesanales también disminuyen, sobre todo las relacionadas con las actividades del Estado, por ejemplo, la construcción naval o la metalurgia.
- La disminución de la llegada de metales preciosos de América. Los que llegaban se destinaban a pagar deudas de la monarquía o caían en manos de los comerciantes extranjeros.
- Los problemas de la Hacienda Real, por el incesante aumento de los gastos en guerras, y para que el rey Felipe IV mantuviese su patrimonio familiar. El constante aumento de los gastos y la disminución de los ingresos condujo periódicamente a la bancarrota del Estado. El recurso era el aumento de los impuestos que provocaba aún más el estrangulamiento de los sectores productivos. Otros recursos fueron el aumento de la deuda pública, los ”juros”, que eran un papel por el que se definía un privilegio a favor de la persona citada en él; esta persona declaraba entregar al rey un capital y, a cambio, el rey le concedía el privilegio de cobrar una parte de determinados impuestos de la Renta feudal, citados en el documento, hasta una cantidad prefijada. Otro recurso fue la emisión de moneda de poca calidad, los reales de vellón, moneda mezcla de plata y cobre. Pero todas estas medidas provocaban el aumento de la inflación y el agravamiento de la recesión económica.
Ante la gravedad de estos problemas surge un grupo de intelectuales, economistas (Tomas de Mercado, Sancho de Moncada…) que analizan las causas y problemas y plantean algunas soluciones: son los arbitristas.  Intelectuales que le proponen al rey que adopte una medida, solución (arbitrio) para la mejora del reino. Hubo una gran cantidad de arbitrios, muchos sin sentido, otros más válidas como las de Sancho de Moncada que propone medidas proteccionistas y de fomento de la industria, para recuperar la decadencia económica.
La situación económica comienza a mejorar en Cataluña y Valencia, impulsada por el comercio y la industria, desde mediados del XVII, y en Castilla la recuperación se nota desde 1680.
Como consecuencia de la crisis la sociedad estamental española se fue polarizando, por un lado, el empobrecimiento de un campesinado que constituía la mayor parte de la población, la debilidad de la burguesía y las clases medias, y por el otro, el crecimiento de los grupos sociales improductivos como la nobleza y el clero. La mentalidad social imperante, marcada por el desprecio al trabajo agravó la crisis social y económica. El hidalgo ocioso y el pícaro se convirtieron en arquetipos sociales de las España del Barroco.




12. EL VALIMIENTO DEL CONDE DUQUE DE OLIVARES Y LA CRISIS DE LA MONARQUÍA (LOS PROYECTOS DE REFORMA, LAS REVUELTAS DE CATALUÑA Y PORTUGAL)

Gaspar de Guzmán y Pimentel Ribera y Velasco de Tovar, conocido como el conde-duque de Olivares, llega a la corte de Felipe III en 1615. Felipe IV al acceder al trono (1621) nombró como valido al conde-duque de Olivares (1622) cuyo gobierno se caracterizó por el autoritarismo y la centralización. Ambos trataron de mantener la hegemonía de la Monarquía hispánica en el exterior, amenazada especialmente por Holanda y Francia.
El programa de Olivares está contenido en el Gran Memorial que presentó al rey en 1624 y en el que proponía modificar la estructura política de la Monarquía Hispánica eliminando los privilegios forales de los reinos e imponiendo en todo ello las leyes de Castilla, más favorables para el poder real.
Puesto que consideraba que la autoridad y reputación de la monarquía se habían deteriorado, propuso un plan de reformas (influenciados por los arbitristas) encaminadas, no solo, a reforzar el poder real sino también a recuperar el prestigio internacional y a un mayor protagonismo den la política europea y en sus conflictos. Ello nos llevará, en el contexto de la Guerra de los Treinta Años (1818-48), a una serie de conflictos bélicos (Holanda, Francia) que supondrán no solo el declive de la monarquía hispánica sino también el fin de la hegemonía española en Europa.
Entre las reformas propuestas por Olivares (administrativas, económicas…), cuyos resultados fueron desiguales y que en gran parte fracasaron, destacamos: la sustitución del tradicional sistema de consejos por una serie de juntas (Junta Grande de Reformación…) que abarcaban diferentes ámbitos de la administración pública con la finalidad de agilizarla y que también pretendía unificar la monarquía bajo unas mismas leyes e instituciones, siguiendo el modelo de Castilla; el intento de implantar una serie de medidas económicas de corte mercantilista para favorecer el comercio y las manufacturas nacionales y la creación de unos erarios estatales (bancos estatales) que contribuyesen a reducir la deuda pública y a financiar las actividades económicas.
Sin embargo, quizás el plan más ambicioso de Olivares, cuya finalidad era que todos los reinos de España compartieran con Castilla, exhausta y empobrecida, las enormes necesidades económicas y militares de la Corona fue la Unión de Armas (1625): un ejército permanente de 140.000 hombres sostenidos por todos los reinos en proporción a su población y riqueza. La propuesta fue aceptada por las distintas Cortes excepto Cataluña que quedó al margen de la misma.
Olivares se involucra en la Guerra de los Treinta años (1618-48). Intentar recuperar la supremacía sobre Francia y el control de los Países Bajos. La entrada de Francia, en 1635, en la guerra de los Treinta Años hizo que Olivares presionara más a los reinos para obtener recursos, lo que motivó el inicio de fuertes protestas.
La revuelta de Cataluña: En 1639 entran las tropas reales en Cataluña para forzar su participación en la guerra contra Francia. El alojamiento de las tropas castellanas provoca tumultos que culminan con la sublevación de los segadores y la muerte del virrey, el conde de Santa Coloma, (el Corpus de sangre del 7 del 6 de 1640). La Generalitat solicitó ayuda a Francia y proclamó conde de Barcelona a Luis XIII. En 1652 Cataluña, ante el temor al dominio francés, se sometió a Felipe IV bajo el compromiso de respetar sus fueros.
Paralelamente Portugal como consecuencia de la presión fiscal que suponía la Unión de Armas, la política de castellanización de Olivares… se sublevó, proclamando rey al duque de Braganza con el nombre de Juan IV. Los intentos de Felipe IV por recuperar Portugal fracasaron y la independencia portuguesa se consolidó (1668).
En la década de los 40 también hubo otros movimientos separatistas en Andalucía, Aragón, Navarra o Nápoles, que fracasarán. En 1643 Felipe IV prescindió por fin del conde-duque.
 Las rebeliones de la década de 1640 hicieron fracasar la política de Olivares que se retiró del gobierno en 1643 dejando a la monarquía sumida en una grave crisis.
Al final con las paces de Westfalia (octubre de 1648) por los cuales finalizó la guerra de los Treinta Años en Alemania y de los Pirineos (en 1659 se pone fin a la guerra entre España y Francia) marca la pérdida de hegemonía sobre Europa, siendo sustituida por una serie de equilibrios políticos y religiosos entre los principales reinos: Francia, Inglaterra, Holanda Austria y España.



13. ECONOMÍA Y SOCIEDAD EN LA GALICIA DE LOS AUSTRIAS (LA AGRICULTURA Y SUS TRANSFORMACIONES, LA IMPORTANCIA DE LA PESCA EN LA GALICIA LITORAL, LA ESTRUCTURA SOCIAL: SOCIEDAD RENTISTA Y PESO DE LA HIDALGUÍA)

Galicia forma parte de la Corona de Castilla con el título de reino; tenía una posición geoestratégica importante en la ruta marítima hacia los Países Bajos. Durante los Austrias Galicia fue divida en 7 provincias: Mondoñedo, Ourense, Tui, Lugo, Santiago, A Coruña y Betanzos. Como representación del reino se creó en el XVI (1528) la Junta del Reino, formada por los delegados de los ayuntamientos de las capitales de las 7 provincias. Esta institución no tenía funciones de gobierno, pero si capacidad para conceder el dinero al rey, ordenar la recluta de soldados, organizar el cobro de impuestos, exponer alguna queja y solicitar alguna mejora. El renio de Galicia había perdido el derecho al voto en Cortes en el siglo XV, por eso una de las mayores preocupaciones fue recuperarlo. Ese proceso termina en 1623 (a cambio de 100.000 ducados para construir una escuadra para defender las costas), momento en el que las Cortes tienen un funcionamiento más representativo que de poder.
                La sociedad gallega del XVI Y XVII es una sociedad estamental, con el mantenimiento del régimen señorial. En la parte superior los perceptores de las rentas señoriales, tanto eclesiásticos como nobiliarios; en la parte inferior, subordinados, estaban los campesinos (80/90% de la población) que trabajaban las tierras bajo distintas fórmulas de cesión, aunque la más extendida era el foro. La alta nobleza es absentista y está asociada a las grandes empresas políticas y militares de la Corte en Madrid, lo que permite el auge de la hidalguía, que se convertirá en el grupo dominante. El origen de esta hidalguía es variado: nobles, campesinos ricos, de escribanos, burgueses ricos, etc. La hidalguía rural va acumulando tierras: unas en propiedad y otras que obtiene en arriendo de las órdenes eclesiásticas regulares (Samos, Meira, …) o de importantes casas nobiliarias absentistas (Lemos, Monterrey, ...) que luego son subaforadas al campesinado en unas condiciones muy ventajosas para el hidalgo “intermediario”. Se configura así una sociedad de rentistas en la que las clases dominantes, la hidalguía rural, en lugar de invertir sus rentas en la tierra las dedicaban a la construcción e pazos e iglesias o a los estudios de sus hijos segundones. 
La agricultura: base de la economía.  tenemos una fase de 1480 a 1630 con unas producciones agrícolas (cereales) y ganaderas en crecimiento, con ampliación de roturaciones, con una cabaña ganadera importante, y también destaca el papel de los bosques gallegos para la construcción de barcos para el comercio colonial. A partir de 1630 entramos en otra fase en la que destacan transformaciones. Habría que diferenciar entre la Galicia Occidental, marítima, de clima más suave, de la del interior de clima más duro.  En la zona occidental la gran transformación proviene de la introducción del maíz, desde principios del XVII, pero, sobre todo, a partir de 1630. Este nuevo cultivo permitió el cambio en el sistema de rotaciones, eliminando casi el barbecho; aumentan las producciones lo que reduce las crisis y ayuda al crecimiento demográfico y finalmente, la expansión de cultivos generó procesos de parcelación y desarrollo del minifundio. A este cultivo hay que añadir las producciones de lino, cítricos y viticultura que mantienen sus producciones hasta finales del XVII en que empiezan a hundirse. En la zona oriental (2/3 del territorio), se introduce el maíz, pero sus rendimientos son menores y no ayudan a disminuir las crisis.
Las actividades comerciales y artesanales son minoritarias (10% de la población). En las artesanales destacan, el textil (producción doméstica de lino), los curtidos, las herrerías y las salazones.
En cuanto a la pesca debemos destacar su importancia en la economía costera y como complemento alimenticio. Las capturas más extendidas son las de sardina, merluza, congrio, pulpo, en las rías gallegas y expediciones al banco canario-sahariano o a Terranova para la captura del bacalao, que se destinan a la salazón y ahumados, sobre todo, para su envío al interior de España. También hay pesca ballenera relacionada con las pesquerías del Cantábrico. También el marisqueo. Es la pesca de la sardina, sobre todo, la que convierte a Pontevedra en el principal puerto pesquero de Galicia.

PREGUNTAS BLOQUE 2


5. LOS MUSULMANES EN LA PENÍNSULA IBÉRICA (ETAPAS POLÍTICAS Y REALIDAD SOCIOECONÓMICA).
La conquista y ocupación musulmana se inicia en el 711 (batalla de Guadalete) aprovechando la profunda crisis del Estado visigodo (luchas sucesorias) y finaliza en 1492 con la toma de Granada por los RR.CC. A lo largo de casi ocho siglos de presencia musulmana podemos distinguir las siguientes etapas políticas:
EMIRATO DEPENDIENTE (711-756): Al-Ándalus se convierte en una mera provincia del califato de Damasco, gobernada por un emir desde su capital, Córdoba. Se trata de una etapa de gran inestabilidad política debido a los enfrentamientos internos entre árabes y bereberes por el reparto de tierras y a las numerosas campañas militares, algunas de las cuales acabaron en derrota (Covadonga (722), Poitiers (732)).
EMIRATO INDEPENDIENTE (756-929): AL-Ándalus se convierte políticamente en independiente con el nombramiento de Abderramán I como emir (Omeya que escapa de la persecución de los abasíes), aunque se siguió respetando la autoridad religiosa del califa de Bagdad.
CALIFATO DE CÓRDOBA (929-1031):se inicia cuando Abderramán III se autoproclama califa, es decir jefe político y religioso, rompiendo, por tanto, la dependencia del califa de Bagdad. Con su hijo Alhakem II (961-976) Al-Ándalus se convirtió en la civilización más brillante y avanzada del momento. Su sucesor Hixem II 9976-1013) delegó el gobierno en su primer ministro Almanzor y tras su muerte (1002) se inició una etapa de auténtica guerra civil que culminó en 1031 con el final del califato.
REINOS DE TAIFAS E INVASIONES BEREBERES (1031-1244): la debilidad y fragmentación de Al-Ándalus en diversos reinos de taifas fue aprovechada por los reinos del norte para avanzar en la reconquista (toma de Toledo por Alfonso VI en 1085). La ayuda prestada por los Almorávides (victoria de Zalaca o Sagrajas en 1086) permitió restablecer la unidad política (1086-1114). Sin embargo, su rigidez religiosa y los nuevos impuestos   propiciaron una serie de rebeliones y la formación de los segundos reinos de taifas (1145-1172). Incapaces de detener el avance cristiano llaman en su ayuda a los Almohades (1146–1232). que restablecen la unidad política. pero tras su derrota en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) se forman los terceros reinos de taifas (Sevilla, Valencia, Murcia, Granada...) que, excepto el de Granada, serán pronto conquistados por los reyes cristianos.
REINO NAZARI DE GRANADA (1246-1492): comprendía las actuales provincias de Granada, Málaga y Almería y parte del territorio de Jaén y Cádiz. Políticamente era muy débil, debía pagar tributos (parias) a los reyes cristianos y las disputas internas (crisis dinástica o guerra civil) favorecieron su conquista por los RR.CC.
La actividad económica  se caracterizó por una agricultura que se fundamentaba en la trilogía mediterránea (cereales, vid y olivo), que introdujo nuevos cultivos (arroz, azafrán, cítricos...) y que desarrollo nuevas técnicas de regadío como la noria y las acequias para asegurar el riego de los campos; una ganadería en la que destacaba la cría de cabras, ovejas y caballos; una minería basada en la explotación de hierro, cobre, plata, plomo... La vida urbana cobra mucha importancia (aumentan en número y población) por ser centros administrativos, políticos y de intercambio: en las ciudades destaca la una artesanía, basada en la fabricación de cueros (cordabanes), joyas, vidrio, cerámica, armas, tejidos (seda) ... y un comercio interior que se desarrollaba en los zocos de las ciudades y un comercio exterior muy activo con el Mediterráneo, norte de África e incluso zonas del Báltico y Extremo Oriente. Se exportaban productos agrícolas y productos manufacturados (cuero, armas, tejidos...) y se importaban esclavos, maderas, metales, perfumes, especias... La existencia de una moneda fuerte de oro (dinar) y de plata (dirhem) facilito los intercambios. Las ciudades no poseen plano definido, las casas se separan por calles estrechas, poseían un núcleo amurallado, la medina, donde se encontraban los edificios más importantes como la mezquita o el alcázar, y el zoco o mercado; fuera de ella estaban los arrabales donde se instalaban los artesanos y los distintos grupos étnicos.
 Desde el punto de vista social las diferencias entre etnias apenas tuvieron importancia. Pero los árabes, aunque minoritarios, fueron, sin duda, el sector dominante de al-Andalus, tanto desde el punto de vista político como económico, ocupando los mejores puestos. Los bereberes formaban parte del ejército invasor y procedían, sobre todo, del Norte de África (mauri o moros). Los bereberes se instalaron en las sierras peninsulares. Se dedicaban, principalmente, al campo o el pastoreo y si situación era muy humilde. Pero también ocupaban cargos en la administración o el ejército. Se sentían explotados y desplazados por los árabes (muchos bereberes pagaban impuestos y los árabes no).  La verdadera división tenía una base religiosa pues había una gran diferencia entre los musulmanes y los no creyentes. A los musulmanes (árabes, sirios, bereberes y muladíes) les estaban reservadas todas las funciones públicas, gozaban de derechos sociales y estaban exentos de tributo personal. Ello provocó una conversión masiva al Islam (muladíes). Los no creyentes, cristianos (mozárabes) y judíos, tenían se generalizaron a partir del siglo XIII tras la conquista de Extremadura y Andalucía,más restringidos sus derechos y estaban sujetos al pago de impuestos y al servicio militar.




6. RECONQUISTA Y REPOBLACION (ETAPAS DE LA RECONQUISTA Y MODELOS DE REPOBLACION)

 A) RECONQUISTA: proceso de expansión territorial y militar llevado a cabo por los reinos peninsulares entre los siglos VIII y XV con el objetivo de restaurar la monarquía visigoda y defender el cristianismo frente al Islam. No fueron ocho siglos de constantes luchas ya que hubo largos periodos de paz, convivencia e intercambio cultural, y también de enfrentamiento entre los reinos cristianos. El proceso reconquistador podemos dividirlo en las siguientes etapas:
PRIMERA ETAPA (SIGLOS VIII-X): formación de los primeros reinos cristianos
a) Reinos y condados occidentales: la victoria de los hispano-visigodos al mando de Pelayo (Covadonga,722) frente a los musulmanes les permitirá crear el reino de Asturias.  Sus sucesores amplían el reino hacía el este, oeste (Galicia) y sur. Alfonso II traslada la capital a Oviedo y con Alfonso III (866-910) se extenderá hasta el valle del Duero y en torno al 914 se trasladará la capital a León, creándose el reino de León. Para defender la Meseta se creó el condado de Castilla, dependiente de León, hasta que a mediados del s. X Fernán González proclamó su independencia. Problemas internos y la potencia del Califato de Córdoba frenan el avance.
b) Reinos y condados orientales:  durante el s. IX los condados pirenaicos que habían dependido del Imperio Carolingio comenzaron a liberarse de su dominio. De este modo la antigua "Marca Hispánica" dio origen al reino de Pamplona, embrión del futuro reino de Navarra, con la familia Arista (830); al condado de Aragón con Aznar Galindez (830) y a los condados catalanes que pronto serán gobernados por condes catalanes dependientes del Imperio Carolingio hasta que Borrel II (947-992) consiguió la independencia.
SEGUNDA ETAPA (1040-1150): ocupación de los valles del Duero, Tajo y Ebro
a) Corona de Castilla: la debilidad de Al-Ándalus tras la caída del califato permitió a Fernando I (1010-1065) dominar toda la cuenca del Duero y a Alfonso VI reconquistar Toledo (1085) e iniciar la expansión hacia el valle del Tajo. Sin embargo, la llegada de los Almorávides frenó la expansión cristiana en el s. XII (derrota de Sagrajas en 1086 y Ucles en 1108).
b) Corona de Aragón: los almorávides no pudieron impedir las conquistas de Alfonso I el Batallador (1104-1134) en el valle del Ebro (Zaragoza. Tudela, Tarazona y Calatayud) y que Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, completase la conquista del territorio catalán (ocupación de Tortosa y Lerida,1149).
TERCERA ETAPA (1150-1212/1212-1263): ocupación de las cuencas del Guadiana y Guadalquivir, Murcia, Valencia y Baleares. Mayor empuje cristiano apoyado en los ejércitos de las Órdenes Militares y en las milicias concejiles. Los reyes cristianos firman tratados (Tudilén (1151) entre Alfonso VII de Castilla y Ramón Berenguer IV de Aragón) para el reparto de los territorios a conquistar a los musulmanes y sus áreas de expansión.
a) Corona de Castilla: los reinos cristianos bajo la dirección de Alfonso VIII, (espíritu de cruzada) derrotaron a los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) abriendo el camino hacia el valle del Guadalquivir.  Fernando III consolidó la presencia castellana en la Mancha, en Extremadura y conquisto la taifa de Murcia y el valle del Guadalquivir (Córdoba en 1236, Sevilla en 1242). Su hijo Alfonso X continuó la conquista (Cádiz ,1262; taifa de Niebla, 1295...) con el objetivo de controlar el estrecho de Gibraltar.
b) Corona de Aragón: Jaime I (1213-1270) conquista las islas Baleares, excepto Menorca (1286), y el reino de Valencia.
c) Portugal, reino desde el 1139, completa la reconquista en el 1279, alcanzando sus límites actuales.
FINAL DE LA RECONQUISTA: Desde finales del s. XIII los territorios cristianos abarcaban toda la Península excepto el reino de Granada, conquistada por los RR.CC en 1492 (entrega de llaves por Boabdil el 2 de enero de 1492) y presentaban una división política que se mantendría sin cambios hasta el final de la Edad Media: reino de Castilla, corona de Aragón, reino de Navarra y reino de Portugal.

B) REPOBLACION: proceso de ocupación demográfica y de organización económica y social llevada a cabo por los reinos cristianos de forma paralela a la reconquista, para defender y aprovechar económicamente los territorios que iban recuperando de manos de los musulmanes. La repoblación presenta las siguientes modalidades:
·         Presura o aprisio:  ocupación individual o colectiva (monasterios, obispos o nobles) de la tierra y quien la cultiva se convierte en propietario. Se llevó a cabo en el s. X en el valle del Duero y Cataluña. Dio como resultado la existencia de comunidades (aldeas o pequeñas villas) de campesinos libres y propietarios de las parcelas de tierra (alodios, tierra libre de cargas señoriales). La nobleza e Iglesia que participa en el proceso obtiene grandes señoríos.
·         Concejil: el territorio era dividido en Concejos (grandes territorios con una ciudad o villa) a los que se les otorgaba un Fuero o Carta Puebla para regular la vida municipal y atraer a la población. Se llevó a cabo en los s. XI y XII en el valle del Tajo y del Ebro. En el valle del Ebro, la población musulmana urbana abandonó las ciudades para instalarse en barrios extramuros. En el campo permanecieron los campesinos musulmanes (mudéjares), continuando la producción agrícola y artesanal.
·         Órdenes Militares:  los reyes concedieron extensos territorios a las Órdenes Militares para que las ocupasen y las defendiesen. Se llevó a cabo en   los s. XII y XIII en el valle del Guadiana y del Júcar. Esto favoreció una estructura señorial dedicada a la ganadería.
·         Repartimientos: los reyes otorgaron territorios a los nobles y soldados que participaron en la conquista de acuerdo a su categoría social. Los de mayor tamaño, grandes latifundios, fueron para nobles, eclesiásticos y órdenes militares. Se llevó a cabo en el s. XIII y XIV en el valle del Guadalquivir, Extremadura y fachada levantina.


7. EL REGIMEN FEUDAL Y LA SOCIEDAD ESTAMENTAL


El feudalismo es un sistema de organización social y económico basado en la existencia de una economía cerrada, autosuficiente de base agraria. La posesión de la tierra define la división social. Las relaciones sociales se manifiestan bajo la vinculación señor-vasallo. Desde finales del s. IX en los territorios que quedaron libres de la ocupación musulmana se impuso el feudalismo, es decir un sistema de organización económica, política y social basado en una serie de lazos y obligaciones que vinculaban a vasallos y señores. Surgió en Europa Occidental en el s. IX, alcanzo su plenitud en los s. XI-XII y tuvo su origen en la descomposición del sistema carolingio y en la situación de inestabilidad provocada por las invasiones de normandos, musulmanes y húngaros.
El régimen feudal puede definirse como un sistema de gobierno que aspira a reconstruir el estado sobre la base de un contrato voluntario (más o menos) y privado, el contrato de vasallaje, uniendo en una jerarquía de señores y vasallos a los miembros de la clase dominante. En los contratos de vasallaje los vasallos juran fidelidad al señor y se obligan a prestarle el auxilium (ayuda militar) y el consilium (ayuda en la administración y justicia), a cambio, el señor le entrega un feudo, para su manutención. Los feudos al principio son concesiones de tierras, pero también podían ser el cobro de tributos o concesiones administrativas. La importancia del feudo dependía de la importancia del vasallo. A través de estos contratos los reyes (nobles más poderosos) consiguen la obediencia de otros nobles y pueden establecer su poder/dominio/autoridad sobre los reinos.
Entre sus características destacamos: la descentralización del poder político ya que el señor acaparó las funciones propias del Estado (legislar, establecer impuestos y administrar justicia); el papel influyente de la Iglesia; una economía de base agraria y de autoconsumo y una sociedad, denominada estamental, fuertemente jerarquizada en la que predominaban los lazos de dependencia persona (vasallaje y encomienda) y en la que sus miembros eran legalmente desiguales. 
La sociedad medieval es una sociedad estamental dividida en grupos, estados o estamentos, de acuerdo con la función que desempeñan: luchar, rezar, trabajar. En la cúspide de esta sociedad estaba el rey, considerado un "primus inter pares", poseía el poder supremo, según la Iglesia concedido por Dios, pero debía respetar las leyes y privilegios forales del reino. Este podía dividirlo entre sus posibles herederos, aunque a partir del s. XIII se consideraba patrimonio inalienable y debía ser transmitido integro. El poder del rey descansaba fundamentalmente en las relaciones de vasallaje que establecía con nobles y eclesiásticos. Era el señor supremo de un territorio al que todos le debían obediencia y fidelidad, pero a cambio tenía que otorgar a sus vasallos un beneficio o feudo que se consideraba como el pago que el rey les hacía para conseguir su ayuda militar. El feudo con el tiempo pasó a denominarse señorío, distinguiéndose entre señorío territorial, cuando el señor tiene la propiedad de la tierra, y el señorío jurisdiccional, cuando el señor ejerce la justicia, nombra autoridades, cobra impuestos etc.  El señorío territorial para su explotación estaba organizado en dos partes: la reserva señorial que se reservaba el señor para explotarla directamente con la ayuda de los siervos y donde se encontraban su residencia y los servicios principales: fragua, molino, telares, etc., y cuando los utilicen los habitantes del señorío tendrán que pagar al señor; la otra parte del señorío la constituyen los mansos, lotes de tierra que el señor entrega a los campesinos por los cuales tienen que pagar y estar sujetos a múltiples trabajos (corveas) en la reserva del señor.
En un segundo nivel estaban los privilegiados (nobles y eclesiásticos): basaban su poder en la posesión de tierras, estaban exentos del pago de impuestos, disponían de leyes y tribunales especiales y ejercían el poder y la justicia sobre los demás. Eran los "señores", con vínculos de dependencia personal que los unía entre sí mediante la prestación de favores mutuos, especialmente ayuda militar a cambio de tierras y honores. Fundamentaban su posición de dominio y privilegio en la dedicación al servicio de las armas o de la oración, en la defensa que realizaban de la sociedad frente a los peligros que la amenazaban y en la posesión de grandes patrimonios territoriales. Tanto entre la alta (duques, condes) y la baja nobleza (hidalgos, infanzones, caballeros...) como entre el alto (abades y obispos) y el bajo clero (curas y monjes) existían grandes diferencias honorificas y económicas. Eran frecuentes los enfrentamientos entre ellos por el incremento de sus patrimonios o por controlar el poder, pero siempre hicieron causa común frente a los demás miembros de la sociedad.
En la base de la sociedad estaban los no privilegiados (campesinos, artesanos, comerciantes, burgueses...), todos ellos pagaban impuestos (pechos). Su situación y composición fue variando con el paso del tiempo. Antes del s. X lo componían, fundamentalmente, campesinos libres (solían encomendarse a un señor para lograr protección, relaciones de encomendación por las que ceden tierras o pagan impuestos) y siervos.  A partir del renacimiento urbano apareció en las ciudades un nuevo grupo social, la burguesía que incluía a artesanos, comerciantes y menestrales (herreros, sastres...).
Por último, como grupos marginales o minorías religiosas más importantes cabe mencionar a judíos y mudéjares.


8. LAS CRISIS BAJOMEDIEVALES (CRISIS DEMOGRÁFICAS, PROBLEMAS SOCIALES, EL CASO GALLEGO: REVUELTAS IRMANDIÑAS DEL SIGLO XV).

Si bien desde el s. XI la economía y la demografía habían experimentado una fase expansiva, los siglos XIV y XV estuvieron marcados, al igual que en el resto de Europa, por una profunda crisis que afectó a todos los sectores de la sociedad. Desde comienzos del s. XIV se produjo en todos los reinos europeos una crisis demográfica que provocó fuerte descenso de la población motivado por las hambres (malas cosechas sucesivas provocadas por condiciones climatológicas adversas y crecimiento de la población por encima de de sus recursos), las guerras y las epidemias de peste. Especial virulencia tuvo la Peste Negra (1348) que procedente de Oriente se extendió por toda Europa provocando una gran catástrofe demográfica (se calcula que acabó con la tercera parte de la población europea) que fue más intensa en la Corona de Aragón, sobre todo en Cataluña (40%), que en la Corona de Castilla (25%).
El descenso de la población paralizó el crecimiento económico entrando en una crisis económica. La base de la economía era la agricultura que no había cambiado desde los romanos. En esa situación, con el descenso de la mano de obra se reducen las superficies de cultivo y hay menos producción, se produce hambre y aumento de precios. A eso hay que añadir las malas condiciones atmosféricas. El descenso de las rentas de los grandes propietarios, la nobleza, fue la lógica consecuencia de esta situación. La recuperación demográfica posterior permitió su reactivación, pero con notables diferencias entre la Corona de Castilla cuya recuperación estuvo asociada a la extensión de la ganadería ovina trashumante y la Corona de Aragón donde tanto la crisis como la recuperación fue diferente según los reinos (Aragón y Valencia lograron recuperarse en el siglo XV, pero Cataluña no lo hará hasta finales del mismo). La artesanía también sufre las consecuencias, dado el descenso de la demanda provocado por el descenso demográfico y el empobrecimiento de la población. El comercio fue la actividad menos afectada por la crisis: El comercio castellano continuó creciendo.  Basado en la exportación de lana y la importación de productos manufacturados de lujo y dirigido esencialmente a Flandes. El comercio catalán en el Mediterráneo, se basó en la exportación de productos textiles y la importación de sedas y especias, se mantuvo en el siglo XIV.
 La crisis demográfica y económica tuvo un fuerte impacto sobre los grupos nobiliarios que al ver reducidos sus ingresos endurecieron las cargas feudales (malos usos), se convirtieron en encomenderos de monasterios e iglesias y presionaron a los monarcas para conseguir nuevas mercedes, rentas y tierras. El enfrentamiento entre la nobleza y la monarquía originó en algunos momentos graves conflictos internos entre las que destacamos la guerra civil entre Pedro I y Enrique de Trastámara (1369-1379). En Cataluña destaca el conflicto con los payeses de remença (la remença era el pago que tenían que hacer los campesinos si querían abandonar la tierra, expresaba la falta de libertad) que se produce en la segunda mitad del siglo XIV y se vuelve a producir en el XV, rebelándose los payeses contra los malos usos, 1462-72, y el rey Juan II los apoya para recortar el poder de la nobleza e imponer el poder real. También se puede citar el enfrentamiento entre el sindicato de la Busca (artesanos y pequeños comerciantes) contra la Biga (gobierno de la ciudad), que consigue triunfar, recuperando el control de las instituciones y reprimir con dureza a los dirigentes de la Busca (1450-1462).
Al mismo tiempo, el empeoramiento de las condiciones de vida y la explotación señorial crearon un fuerte malestar entre los grupos no privilegiados que protagonizaron diferentes revueltas entre las que destacamos las revueltas irmandiñas en Galicia. Los reyes permitieron la formación de hermandades para que los campesinos y habitantes de las ciudades  defendieran sus derechos y libertades ante los abusos de los señores tanto nobles como eclesiásticos.
En 1431 se formó la hermandad fusquenlla en tierras de los Andrade (Pontedeume y Betanzos) ante la dureza con la que Nuño Freire de Andrade, el Malo, trataba a los campesinos que vivían en sus señoríos. Dirigidos por el hidalgo coruñés Roi Xordo asaltaron y destruyeron diversas fortalezas y castillos. Las fuerzas de Andrade, ayudadas por el arzobispo de Santiago, derrotaron a los irmandiños de la fusquenlla y restablecieron la situación anterior.

 Entre 1467 y 1469 tuvo lugar la gran guerra irmandiña aunque sus preparativos habían empezado en 1465 con la formación de una hermandad general y constituyó una auténtica guerra civil en la que participaron todos los grupos sociales. Por parte de los irmandiños, unos 80.00 mil,  estaban los campesinos, habitantes de las ciudades y algunos clérigos e hidalgos, siendo sus principales dirigentes  Alonso de Lanzós, Pedro de Osorio y  Diego de Lemos. Inicialmente los irmandiños dominaron la situación e impusieron sus demandas: eliminación de los abusos nobiliarios, defensa de las libertades urbanas, revisión de impuestos, y devolución de las tierras usurpadas. Los nobles lograron reorganizarse y dirigidos por Pedro Álvarez de Sotomayor iniciaron desde Portugal una rápida campaña militar que les permitió recuperar sus territorios y someterlos. Pero los irmandiños no perdieron del todo ya que: no hay una gran represión, no se vuelven a reedificar la mayoría de las fortalezas destruidas, las restas señoriales fueron revisadas a la baja, y la garantía de paz y justicia con la llegada de Isabel I de Castilla, que eliminará los malos usos y el cumplimiento de la justicia con la creación de la Real Audiencia en 1480, para extender el poder real y someter a la nobleza. El movimiento irmandiño fue valorado de manera distinta por los historiadores: para unos, fue una revolución que pretendía acabar con el poder feudal y para otros, un movimiento de protesta contra los abusos señoriales. 

PREGUNTAS BLOQUE 1

1. EL NEOLITICO. CARACTERISTICAS Y CAMBIOS CON RESPECTO A LA EPOCA PALEOLITICA (CAMBIOS ECONOMICOS, SOCIALES Y CULTURALES)
El Neolítico (5000-2500 a. C.) llega a España (primero al sur y levante peninsular y progresivamente al resto) desde el Próximo Oriente a través del Mediterráneo y norte de África, aunque hay autores que hablan de un proceso de neolitización propio de la península Ibérica.
El Neolítico se suele dividir en dos etapas: un Neolítico inicial (5000-3000 a.C.) en que se desenvuelve la llamada cultura de la cerámica cardial (decoración hecha con los dedos o con conchas de berberecho) con yacimientos en Alicante (cueva de l'Or) y Andalucía (Nerja) y un Neolítico pleno (3500-2500) en el que se desarrolla la cultura de los sepulcros de fosa en Cataluña (tumbas individuales con ofrendas) y la llamada cultura de Almería (tholos de Antequera).
Las comunidades neolíticas iniciaron la producción de alimentos: agricultura (trigo, cebada...) y ganadería (cabras, ovejas...) pasando de la economía depredadora del Paleolítico a una productora. Hasta ese momento no se producían alimentos y la economía se basaba en la caza, la pesca, la recolección de frutos y el carroñeo. La práctica de la agricultura propició el sedentarismo y la construcción de asentamientos estables mientras que el desarrollo de la ganadería propició la trashumancia.
Unido a la agricultura y a la ganadería aparecen otras innovaciones tecnológicas entre las que destacamos: la cerámica que permite contener cereales y líquidos (La cerámica de la época inicial (hacia el 4000 a. C.) es de la llamada «cardial», con incisiones de diversos tipos en la arcilla blanda pero ya moldeada, hechas con los dedos o con punzones o espátulas de hueso o piedra pulida, pero principalmente con la concha del molusco Cardium edule (berberecho) de donde recibe el nombre), la cestería, el huso y el telar que permitieron la fabricación de tejidos (lana y lino), útiles agrícolas (azadas para cavar, hoces para segar, hachas, picos, molinos para el grano...) y nuevas técnicas para labrar la piedra ya que se pasa de la piedra tallada del paleolítico a la piedra pulimentada.
El sedentarismo provoca el desarrollo de poblados. En la península Ibérica, al principio se mantienen las cuevas y los abrigos rocosos como en el Paleolítico, después serían pequeñas chozas de madera, para ser sustituidas por construcciones en las que se emplearía el adobe. Sería grupos pequeños que estarían situados al lado de los ríos.  Restos sobre todo en el levante peninsular: Alicante, Tarragona, Almería.
Las estructuras sociales se van haciendo cada vez más complejas como consecuencia de una organización del trabajo más diversificado (ceramistas, tejedores...) y de la apropiación de los excedentes por parte de unos pocos (aparece por primera vez el concepto de riqueza). El hallazgo de objetos de prestigio en algunas tumbas indica la existencia de cierta jerarquía social. Algunos de estos objetos muestran la existencia de actividades comerciales a larga distancia.
Entre las diversas manifestaciones artísticas, además de las construcciones megalíticas que se van realizando al final del neolítico, podemos destacar la pintura. Pasamos del arte en el interior de las cuevas del Paleolítico a los abrigos rocosos del levante peninsular. Al lado de la temática animalística, propia del Paleolítico, aparece la figura humana y escenas con carácter narrativo, pero se abandona el naturalismo y el colorido para realizar figuras más esquemáticas y monocromas. La técnica sigue siendo la misma: grasas de animales y pigmentos naturales. En cuanto al sentido de esas pinturas, ahora a la idea de ser una pintura propiciatoria para la caza se añade el sentido narrativo para describir escenas. Podemos destacar la cueva de Cogull (Lérida), la de la Valtorta (Castellón), la de Alpera (Albacete) y la de la Araña (Valencia).
Por último, en lo que respeta a las creencias religiosas suponemos que adoraban a las fuerzas de la naturaleza (tierra, sol, agua...); que rendían culto a la “diosa madre” que podríamos identificar como la señora de la naturaleza que protegía el ganado, las cosechas y fertilizaba la tierra, y que rendían culto a los muertos (depósito de los cuerpos en telas o pieles con ajuares - puñales, anillos, broches, collares, etc.-. Quizá el desarrollo de los ritos funerarios fue lo que propició que a finales del Neolítico se iniciase la cultura megalítica. Se trata de construcciones de grandes dimensiones que suelen tener un sentido simbólico, religioso y de enterramiento. Los principales tipos de monumentos megalíticos son las tumbas, los alineamientos y los menhires. En Galicia aparecen muy temprano y predominan las tumbas, llamadas dolmen, construcción formada por una cámara de grandes piedras que puede tener un corredor o no, o mámoas (túmulos de tierra de planta redondeada sin construcción interior). Destacamos los dólmenes de Axeitos y Dombate (A Coruña).  En Extremadura y Andalucía es donde se conservan en más número. Destaca el poblado de los Millares en Almería y la cueva de Menga en Antequera. También destacan las construcciones de la cultura talayótica de la Islas Baleares.


2. LOS PUEBLOS PRERROMANOS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA (PUEBLOS DEL SUR Y DEL LEVANTE, MESETEÑOS Y DEL OCCIDENTE PENINSULAR).
Se agrupan, bajo esta denominación, los pueblos y culturas que entraron en contacto con los romanos cuando estos los conquistaron: íberos en la costa mediterránea, celtas y celtíberos en el centro y norte peninsular y cultura castreña en el noroeste.
PUEBLOS DEL SUR Y LEVANTE: Tartesos e Íberos: TARTESOS, cultura que se desarrolla entre el 700 y el 500 a. C. Situado en el suroeste peninsular en el valle del Guadalquivir. Manejamos datos con poca precisión. Muy influenciada por los fenicios, pueblo que llega al suroeste peninsular sobre el 1100 a.C. Tartesos alcanza un gran desarrollo agrario, artesanal, comercial y cultural basado en la explotación minera y el comercio con los fenicios. Posiblemente acentuaron la estratificación social: hay indicios de que grupos tartésicos explotaban a la población que trabajaba en las minas.  De su riqueza nos quedan muestras como el llamado tesoro de Carambolo.  Entraría en una fase de decadencia al agotarse las minas y perderse el comercio con los fenicios, retornando a una economía exclusivamente agrícola y ganadera. Tartesos parece citada en fuentes bíblicas y en textos griegos. La primera fuente histórica que alude a Tartessos es la Historia de Heródoto, del siglo V a. C., que habla del rey Argantonio (significa Hombre de plata y se dice que gobernó cien años) y su incontable riqueza, sabiduría y generosidad. Una fecha más tardía data del siglo IV d. C., del escritor romano Rufo Festo Avieno, que escribió una obra titulada Ora maritima, poema en el que se describen las costas mediterráneas.
ÍBEROS: conjunto de pueblos independientes (bastetanos, turdetanos que ocuparon los territorios de la antigua civilización de Tartessos, ...) de origen incierto que se asentaron en el sur y en el este de la Península entre los s. VI -II a.C. y que recibieron influencia de fenicios y griegos.  Aunque no alcanzaron la unidad política, se agruparon en ciudades-Estado, compartieron ciertos rasgos culturales e idiomáticos. Habitaban en poblados amurallados situados en zonas de fácil defensa; su economía era básicamente agrícola (cereales, vid, olivos, lino, esparto)  aunque con  gran desarrollo de la minería, la metalurgia (falcata ibérica) y la orfebrería; el comercio con los pueblos colonizadores era muy importante lo que propició la acuñación de moneda y la escritura; la monarquía era la forma  más frecuente de gobierno y la sociedad estaba  fuertemente jerarquizada: una elite aristocrática controlaba la producción de los campesinos y los dominaba mediante la fuerza militar.  Además de restos de sus poblados (Cástulo en Granada...) conservamos esculturas de influencia griega y cartaginesa (dama de Elche, dama de Baza...)  relacionadas con sus ritos funerarios y religiosos.
Pueblos Meseteños y del Occidente peninsular: CELTAS Y CELTÍBEROS: conjunto de pueblos procedentes de centroeuropa que llegaron a la Península a finales del II milenio y que se asentaron en el centro y noroeste. Pueblos celtas son los vacceos, los carpetanos, los galaicos, los lusitanos… La base de su economía era la agricultura y la ganadería; eran expertos metalúrgicos; vivían en poblados protegidos por sistemas defensivos; hablaban lenguas indoeuropeas y no conocían ni la moneda ni la escritura. Socialmente se organizaban en clanes unidos por lazos familiares (varios clanes formaban una tribu) y había una cierta jerarquización social con predominio del grupo de los guerreros. Los pueblos que habitaron entre los valles del Duero y del Ebro, adoptaron rasgos culturales iberos por lo que recibieron el nombre de celtiberos: estaban divididos en una serie de pueblos (arévacos...), vivían en poblados protegidos por sistemas defensivos (Numancia), se dedicaban a la agricultura (zonas llanas) y a la ganadería (zonas montañosas) y eran extraordinarios guerreros.
En el noroeste peninsular (Galicia, parte occidental de Asturias hasta el rio Navia y norte de Portugal entre el Miño y el Duero) se desarrolló la "cultura castreña" de la que destaca como elemento más significativo el castro (costero (Baroña, Alobre…) o interior (Viladonga)) que se define como un recinto fortificado situado en zonas elevadas y que acoge en su interior construcciones de planta, casi siempre, circular. Se desarrolló durante la Edad del Hierro a partir de un sustrato indígena de finales del Bronce sobre el que actuaron influencias culturales llegadas de Europa central (de raíz celta apreciables en aspectos como la lengua).  La base de la economía era la agricultura y la ganadería, aunque también se desarrolló una importante minería (oro, estaño, cobre, plomo y hierro) y metalurgia de la que quedan magnificas piezas (torques, brazaletes...)  usadas como distintivo de poder. No formaron una unidad política, eran grupos más o menos homogéneos e independientes, aliados o enfrentados entre sí. Los escritores romanos los consideraban belicosos, pero en las excavaciones no se encontraron muchos restos de armas. A nivel religioso debieron de combinar cultos y ritos relacionados con elementos de la naturaleza. Algunos historiadores del s. XIX (Murguía, Pondal) destacaron el celtismo como componente básico de la cultura castreña.

LA CULTURA DE LOS VASCONES: En la zona occidental de los Pirineos. Pueblo de origen poco conocido que tiene presencia desde el Paleolítico. El relieve accidentado favorece su aislamiento lo que hace que mantengan formas culturales propias entre las que destaca la lengua.

CONQUISTA Y ROMANIZACIÓN (ETAPAS DE LA CONQUISTA, ELEMENTOS DE ROMANIZACIÓN: ORGANIZACION POLITICO-ADMINISTRATIVA DEL TERRITORIO, LENGUA Y CULTURA, OBRAS PÚBLICAS)

            La conquista de la Península se inició en el contexto de la segunda guerra púnica (218-206 a.C.) Rivalidad comercial entre Roma y Cartago que se enfrentan por el dominio del Mediterráneo, e Hispania será uno de los ejes de la rivalidad de intereses comerciales. Se llevó a cabo en diversas etapas: la primera (218-197 a.C.) desde que Cneo Escipión desembarca en Emporion supuso la ocupación de la franja mediterránea y el valle del Guadalquivir; la segunda (197-133a.C) la conquista de la Meseta que se caracterizó por la feroz resistencia que opusieron lusitanos (Viriato) y celtíberos (Numancia 133 a.C.), y la tercera (29-19 a.C) la conquista del norte peninsular, Octavio Augusto, derrota a cántabros, astures y galaicos, da por concluida la conquista en el 19 a.C. La conquista de Galicia se llevó a cabo entre el 137a.C. (Décimo Junio Bruto cruza el río Limia) y el 25 a.C. (batalla del monte Medulio).

            Roma, para asegurar el control del territorio, el mantenimiento de la paz, la explotación de las fuentes de riqueza,  la percepción de impuestos y la administración de justicia estableció una serie de unidades politico-administrativas: las provincias que estaban administradas por un gobernador (pretor) y que englobaban a varios conventus (unidades administrativas de carácter judicial, de recaudación de impuestos y de reclutamiento de tropas) y a múltiples civitas (formadas por un núcleo urbano y el territorio circundante). En áreas menos romanizadas también había los populus: demarcaciones territoriales que carecían de centros urbanos y que mantenían la organización indígena. Eran las zonas que tenían que soportar buena parte de los impuestos. El número de provincias en que se dividió Hispania fue aumentando: al principio dos, Citerior y Ulterior; en el año 27 a.C. Augusto organizó el territorio en tres: Bética, Lusitania y Tarraconensis y en s. III, con Diocleciano, se crearon dos nuevas provincias: Gallaecia y Cartaginensis y finalmente en año 385 se creó la Baleárica.
            Paralelamente a la conquista y organización del territorio se produce la romanización o asimilación del modo de vida y de la cultura romana.  Su influencia fue más intensa en el litoral levantino y en los valles del Ebro y Guadalquivir que en los territorios del norte donde perduraron las costumbres prerromanas, especialmente entre los vascones. Fue posible por la unidad política del Imperio, por la fuerza ordenadora del Derecho Romano, por la base lingüística de un idioma común, el latín, por la red de vías y comunicaciones que formaron la infraestructura del mundo romano, por la llegada de  inmigrantes de origen romano e itálico, que se fueron estableciendo en ciudades, creando así focos tanto de difusión cultural como de control político y administrativo, así como el uso de la moneda y la inclusión de Hispania en los circuitos económicos del Imperio.
            Las principales manifestaciones de la romanización fueron, entre otras: la divulgación del latín, que se convirtió en la lengua oficial del Imperio, y del derecho romano que sirvió de base al derecho en Occidente; la imposición de la religión romana  ( se respetan las creencias propias, pero se impone el culto imperial, que fue practicado en todo el Imperio, y el culto a los dioses romanos, basado en la triada capitolina (Juno, Júpiter y Minerva) ) y, a partir del s. IV, de la religión cristiana que se convirtió en la religión  oficial del Imperio; la integración en la cultura romana: España fue cuna de escritores (Séneca, Quintiliano y Marcial) y de emperadores (Trajano, Adriano y Teodosio); la extensión de la vida urbana: las ciudades se organizaban  bajo las reglas del urbanismo romano (plano en damero con dos vías principales: cardus y decumanus) y se llenaron de edificios públicos (teatros, anfiteatros, puentes, acueductos...); la red de calzadas  que facilitó la comunicación entre las distintas regiones e impulsó el desarrollo del comercio (vía Augusta  -Valle del Guadalquivir-Italia-, vía de la Plata -Gadir-Huelva, Mérida- Astorga-); la imposición de su sistema económico (basado en la formación de grandes latifundios, en la introducción del barbecho y el arado "romano", en la explotación minera...) y su estructura social (basada en la formación de clases según su riqueza y derechos legales: orden senatorial, caballeros, plebe y esclavos).
            Un papel fundamental en el proceso de romanización fue el desempeñado por el ejército como transmisor de la lengua latina, sobre todo el latín vulgar; por las colonias en las que convivían veteranos de guerra e indígenas y la extensión del derecho de ciudadanía a todos los habitantes del Imperio en tiempos de Caracalla (212), su concesión se usó como reclamo para facilitar la dominación romana.

4. LA MONARQUÍA VISIGODA (ORGANIZACIÓN POLÍTICA)
Los visigodos asentados desde principios del s. V (418) en el sur de la Galia, (Tolosa era su capital) penetraron varias veces en la Península (415-476) como aliados de Roma, expulsando a los alanos y a los vándalos y confinando a los suevos en el noroeste. En el 507, tras ser derrotados por los francos en la batalla de Vouillé fueron desplazados de la Galia y se asentaron en Hispania, principalmente en la zona central (unos 100.000 individuos frente a los 4 millones de hispanorromanos) y establecieron su capital en Toledo. Gran parte de Hispania se mantuvo independiente del poder de los visigodos (suevos, astures, cántabros y vascones) y, además, a partir del 554 la zona costera del sur y sureste de la Península cayó bajo el dominio del Imperio bizantino.
La monarquía visigoda constituyó su dominio sobre las tierras peninsulares a partir de un proceso de unificación territorial, político, religioso y jurídico. Los reyes Leovigildo (572-586) y su hijo Recaredo (586-601) consiguieron dominar a los vascones, cántabros y astures, expulsando a los suevos del noreste (585 Leovigildo derrota al rey suevo Teodomiro), conquistaron numerosos territorios bizantinos (572-628), que se habían instalado en el sur peninsular, y contener a los francos por el norte.
Una vez dominado el territorio peninsular los visigodos estructuraron una monarquía que era electiva, aunque en ocasiones se transformaría en hereditaria de forma efectiva en función del poder del rey. El carácter electivo de la monarquía creaba una fuerte inestabilidad, siendo frecuentes los enfrentamientos entre los nobles para hacerse con el poder.  Leovigildo intentó solucionar ese problema asociando a sus dos hijos al trono, Hermenegildo y Recaredo, con la idea que lo sucedieran. La acción tiene poco éxito. Este sistema se rompe con Liuva II, hijo de Recaredo, que será destronado y asesinado (603). Así el problema de la sucesión se mantendrá hasta el final del reino visigodo.
El monarca en teoría gozaba de gran poder: era juez supremo, jefe del ejército, legislador, encargado de la guerra y de la paz… La organización política de los visigodos se sustentaba en el derecho germánico (derecho consuetudinario). Sus reyes intentaron modificar la organización germánica, pero nunca lograron establecer una monarquía estable, con un poder real fuerte y basada en el derecho de herencia. En la práctica de gobierno se apoyaba en una serie de instituciones, entre las que destaca el Aula Regia, órgano asesor formado por altos funcionarios de la aristocracia y la Iglesia, y los Concilios de Toledo, asambleas con carácter religioso y civil, que con el paso del tiempo adquirieron un gran peso político y asumieron importantes funciones legislativas. Esto explica, en parte, la importancia y el poder de la aristocracia y la Iglesia en el mundo visigodo. El Aula Regia integra a varios órganos de gobierno y asambleas como el consilium regis ('consejo' o 'consejo real'), el senatus ('senado'), el palatium regis ('palacio' o 'casa del rey') y el officium palatinum ('oficio de palacio'). Su composición comprendía a los principales dignatarios (maiores, magnates o seniores). Entre sus funciones estaban la designación de los propios reyes (mientras la monarquía era electiva) además del asesoramiento legislativo, judicial, político y militar de las decisiones que tomaba el rey.
Los visigodos llevaron a cabo también la unificación religiosa y jurídica de la sociedad. Leovigildo, fundamentó el reino visigodo en el derecho romano y promovió la integración e igualdad de los visigodos y los hispanorromanos y derogó las leyes que prohibían los matrimonios mixtos. Posteriormente, su hijo Recaredo, junto a un importante grupo de nobles visigodos, abandonó el arrianismo y se convirtió al cristianismo (Tercer Concilio de Toledo, 589), la religión mayoritaria de los hispanorromanos. Este hecho le permitía también al rey el apoyo de la Iglesia, que se veía fortalecido en detrimento del poder de los nobles. Pero la Iglesia se volvió cada vez más poderosa y también disputa el poder al rey (supremacía del poder espiritual o temporal, San Isidoro de Sevilla –IV concilio de Toledo: la Iglesia es independiente, pero leal al rey; el rey es rey por su rectitud moral al extender el cristianismo. San Isidoro también justifica el poder de los reyes, de él es una de las primeras formulaciones de la teoría del origen divino del poder regio: "Dios concedió la preeminencia a los príncipes para el gobierno de los pueblos"). Desde ese momento, se creó otra institución de gobierno, que le concedería gran importancia a la Iglesia: los Concilios de Toledo.
 Finalmente, Recesvinto (653-672) promovió una única ley para ambos pueblos (visigodos e hispanorromanos), el Liber Iudicorum o Código de Recesvinto, Libro de los Jueces, que sustituía al Breviario de Alarico para los romanos y al Código de Leovigildo para los visigodos. Consta de unas 500 leyes, divididas en doce libros y cada uno de ellos subdividido en varios títulos.
La pérdida de poder de los reyes (por el proceso de feudalización) unido a las disputas entre los nobles por el control del trono fueron frecuentes, como ocurrió con los partidarios del noble Witiza y Rodrigo, el último rey visigodo, que facilitó la invasión musulmana de la península en el 711.