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domingo, 18 de septiembre de 2011

LA TRANSICIÓN DEL ANTIGUO RÉGIMEN A LA ESPAÑA CONTEMPORÁNEA


LA TRANSICIÓN DEL ANTIGUO RÉGIMEN A LA ESPAÑA CONTEMPORÁNEA


1.      LOS ELEMENTOS ECONÓMICOS, POLÍTICOS Y SOCIALES QUE CONFIGURAN EL ANTIGUO RÉGIMEN

La expresión A.R. fue acuñada por los revolucionarios franceses para referirse al régimen existente hasta 1789, y con el que querían acabar. Ese régimen se define por una sociedad jerarquizada en estamentos, privilegiados y no privilegiados, por una economía rural y señorial, y por un régimen político dominado por la monarquía absoluta. 

1.1.      LA SOCIEDAD ESTAMENTAL

La sociedad del A.R. estaba dividida en tres órdenes o estamentos. Había unas características básicas: la desigualdad jurídica, el inmovilismo, y la existencia de privilegios. Los criterios de clasificación son: el nacimiento, el honor y la función. Cada estamento tenía  su ley y juzgaban los nobles (lo que los beneficia). Era muy difícil salir de un estamento, sólo burgueses ricos o ilustrados llegaban a ser ennoblecidos.

La nobleza y el clero eran los privilegiados, tenían la mayor parte de la propiedad de la tierra, no pagaban impuestos y ocupaban casi todos los cargos públicos. La nobleza era el 5% de la población, ocupaban los cargos públicos, no pagaban impuestos y vivían de las rentas que cobraban a los campesinos. Es importante destacar en Galicia el papel desempeñado por la hidalguía. Tienen una mentalidad consumidora y poco inversora. Valores aristocráticos son: no practicar ciertos trabajos (herrero, etc.), vivir de rentas sin trabajar y tener limpieza de sangre, es decir, no tener antepasados judíos, herejes o musulmanes. Los señores en sus señoríos ejercen la justicia, nombran las autoridades, exigen corveas (trabajos) y tienen privilegios.

El tercer estamento estaba formado por campesinos, burgueses y clases populares de las ciudades. No tienen privilegios y están sujetos al pago de impuestos o “pechos”.

Dentro de cada grupo hay fuertes diferencias.

Es una sociedad analfabeta, sólo unos pocos saben leer y escribir, y muy pocos tienen conocimientos universitarios.

Es una sociedad muy religiosa mezclada con supersticiones. La defensa que hacen los reyes de la religión llevó a una posición de gran intransigencia y defensa de la ortodoxia católica, en ese sentido se crea el tribunal de la Inquisición que vigilaba, juzgaba y condenado a los que atacaban esos principios; hacían autos de fe donde los condenados eran vestidos con el sambenito y paseados por la ciudad.

El régimen demográfico es de tipo antiguo: Las tasas de natalidad elevadas: natalidad sin control. Las tasas de mortalidad son altas: hambre, epidemias, guerra, muerte; tasas de mortalidad infantil muy elevadas y baja esperanza de vida. El crecimiento natural lento (rombos de crisis).

            Se entra en la fase de la transición demográfica al bajar la mortalidad, lo que dispara el crecimiento natural y provoca el éxodo rural y la emigración a las ciudades.

1.2.      UNA ECONOMÍA AGRARIA
          La agricultura es de subsistencia. Las técnicas son rudimentarias (aperos de madera). El sistema de cultivo es extensivo, con rotación bienal o trienal con barbecho. No hay abonado. Los rendimientos son muy bajos, y los pocos excedentes son absorbidos por los pagos de rentas. Apenas hay innovaciones (aquí destacamos la entrada de la patata y del maíz).

         La agricultura era la base de la economía. A esta actividad se dedicaba el 80% de la población. La propiedad de la tierra estaba en manos de la Iglesia y de la nobleza y la mayor parte estaba amortizada (instituciones laicas o eclesiástica) o vinculada (bienes de las familias), no se podía comprar ni vender (manos muertas). La institución del mayorazgo ejemplificaba esta situación. Consistía en el derecho a vincular el conjunto de bienes al título nobiliario. Además, la nobleza, iglesia y corona eran titulares de los señoríos, extensas posesiones de las que recibían rentas.

El campesinado era en su mayor parte arrendatario o jornalero. Su condición variaba en función del tipo de contrato. En Cataluña el contrato característico era el enfitéutico a perpetuidad, por lo que no estaban sometidos a aumentos de rentas. En Galicia y Asturias eran los FOROS, fijos durante tres generaciones; pero la falta de tierra provocó la división, los subforos, y con esto el minifundismo. En Extremadura y Andalucía lo característico eran contratos a corto plazo y la existencia de jornaleros. Su situación era la más dura, contando además con la competencia de la ganadería ovina extensiva. Los grandes propietarios se organizaban en el Honrado Concejo de la Mesta y preservaban la tierra para pasto.

Las actividades artesanales seguían organizadas de forma gremial, con un estricto control sobre la producción y la creación de talleres. El gremio organiza y controla la producción, regula el precio y las características de los productos, pero impide las innovaciones

El comercio era muy débil, se limitaba al intercambio de tipo local o comarcal, dificultado por los problemas del transporte (vías y medios de transporte muy pobres). Comercio internacional marítimo con América y Europa.

1.3.      UNA MONARQUÍA ABSOLUTA

El monarca absoluto constituía la encarnación misma del Estado. Los Borbón impusieron el modelo de absolutismo implantado en Francia con Luís XIV. De ese modo, asumieron la tarea de unificar y reorganizar los diferentes reinos peninsulares. Esto significó la pérdida de su soberanía.

El poder supremo o soberanía residía en el rey, y este poder debía ser ejercido sin limitaciones, ya que lo recibía directamente de Dios (justificación del origen divino del poder). Los reyes actuaban con un sentido patrimonial del estado. A pesar de estos intentos absolutistas, en España existió un alto grado de diversidad jurídica, administrativa y diferencias regionales.

2.      LA LLEGADA DE LOS BORBÓN

2.1.      LA GUERRA DE SUCESIÓN (1700-1713)

         En el año de 1700 muere Carlos II de Austria, como no tenía descendencia se promovieron candidatos para ocupar el trono. Eran Felipe d’Anjou, nieto de Luís XIV de Francia y de Mª Teresa de Austria, y el archiduque Carlos de Habsburgo, hijo del emperador Leopoldo I de Austria. Carlos II designó como sucesor a Felipe[1], que fue proclamado rey en 1701 como Felipe V.

Este nombramiento fortalecía el poder de los Borbón en Europa y así  Gran Bretaña, Holanda y Portugal declararon su apoyo al candidato austríaco y entraron en guerra contra España y Francia, en la denominada Guerra de Sucesión.

En el interior de España la cuestión sucesoria también dividió a los reinos peninsulares. Castilla fue partidaria de Felipe, mientras que Aragón se decantó por Carlos, ante el temor a las tendencias centralizadoras y uniformizadoras de los Borbón, que rompían la tendencia pactista de Aragón.

El principio de la guerra fue favorable a Carlos. Fue proclamado rey en Barcelona en 1705 y en 1710 toma Madrid. Pero, en 1711, muere su hermano el emperador José I (1705-1711). Así, ingleses y holandeses prefirieron acabar la guerra y reconocieron como rey a Felipe V.

En los tratados de Utrech (1713) Felipe V es reconocido como rey de España y de las colonias americanas, pero los territorios europeos de la monarquía son repartidos: el Milanesado, Flandes, Nápoles y Cerdeña para Austria; Sicilia  para Saboya; fortalezas en Bélgica para los Países Bajos y Gibraltar y Menorca para Gran Bretaña, junto con el monopolio del comercio de esclavos con América (Tratado de asiento de negros). Los catalanes mantienen la guerra, pero Felipe V toma Barcelona en 1714 y el emperador Carlos VI acepta el tratado de Utrech por las paces de Rastatt y Baden.

2.2.      REFORMA DE LA MONARQUÍA: CENTRALIZACIÓN Y UNIFORMIZACIÓN
          Los reyes Borbón del XVIII son: Felipe V (1700-1724, 1724-1746), Luis I (1724, hijo de Felipe V), Fernando VI (1746-1759, hijo de Felipe V), Carlos III (1759-1788, hermanastro de Fernando) y Carlos IV (1788-1808, hijo de Carlos III).

Los reyes Borbón van a cambiar el modelo de monarquía autoritaria de los Austria por el modelo de monarquía centralizada y absoluta característica de los Borbón.  A medida que Felipe V se impone en la guerra fue llevando a cabo una serie de cambios para intentar imponer el modelo de monarquía absoluta y centralizada.

 Con Felipe V destacamos el proceso de CENTRALIZACIÓN y UNIFORMIZACIÓN.

 Felipe V mediante los DECRETOS DE NUEVA PLANTA (Valencia y Aragón 1707, Mallorca 1715 y Cataluña 1716) impuso la organización político-administrativa de Castilla a todo el territorio con la excepción de Navarra y el País Vasco. Con la Nueva Planta se abolieron las cortes de los diferentes reinos quedando sólo las de Castilla. De ese modo, todo el territorio constituía una única estructura de carácter uniforme. El Consejo de Aragón fue abolido y el de Castilla quedó como órgano esencial de gobierno ya que contaba con funciones consultivas, legislativas y judiciales y actuaba como Tribunal Supremo de Justicia.

Por encima de todo, el poder del monarca que estaba auxiliado por los Secretarios (Estado, Asuntos Extranjeros, Justicia, Guerra  Hacienda), nombrados y destituidos por el rey.

A nivel provincial, los Borbón intentaron racionalizar el territorio y para eso eliminaron los Virreinatos (salvo América) y crearon demarcaciones provinciales. Al frente de cada provincia un Capitán General, con funciones militares y administrativas. Implantaron Reales Audiencias con funciones judiciales y los Corregidores para el control de las ciudades. Por último, crearon los Intendentes (de inspiración francesa) que dependían directamente del rey y tenían como misiones la recaudación de impuestos y dinamizar la economía, controlar las autoridades locales, cuidar de las reales fábricas, confeccionar mapas, hacer censos...

A nivel de Hacienda también se producen cambios, ya que un Estado sólido necesita una Hacienda  sólida. Se pretendió, sin éxito, la unificación de las monedas y el aumento de la recaudación con un sistema fiscal basado en la riqueza de cada habitante, incluidos los propietarios, pero no fueron capaces. En la Corona de Aragón, con los decretos de Nueva Planta se aplicó la Contribución Única, en Valencia el Equivalente, en Mallorca la Talla y el Catastro en Cataluña. En Castilla el Marqués de la Ensenada intentó aplicar el modelo pero fracasó ante la oposición de la nobleza y clero.

También debemos destacar el cambio en la ley de sucesión. En Castilla las mujeres podían heredar el trono, y en la corona de Aragón las mujeres transmiten el derecho a sus hijos. Felipe V introduce la Ley sálica que da preferencia al varón desplazando a las mujeres. 

2.3. LA POLÍTICA EXTERIOR DE LOS BORBÓN
La pérdida de peso en Europa supuso un siglo de relativa paz y neutralidad que fue aprovechada para reconstruir el ejército y la flota, y mejorar la Administración y el comercio con América.
De 1717 a 1720: intentos de recuperar posesiones en Italia. Se obtienen en 1720 los ducados de Parma, Plasencia y Toscana para los infantes Carlos y Felipe (hijos de Isabel de Farnesio).

En 1725: primer tratado de Viena con Austria, asedio de Gibraltar.

En 1734: Primer Tratado de Familia con Francia, Carlos (III) obtiene Nápoles y Sicilia.

En 1743: Segundo Tratado de Familia.

En 1761: Tercer Pacto de Familia. Intervención en la Guerra de los Siete años; Paz de París de 1763, España obtiene Manila, La Habana y Luisiana (francesa).

2.4. FERNANDO VI
       En el reinado de Fernando VI destacamos su política pacifista en el exterior, para dedicar los esfuerzos económicos a revitalizar la economía interna (Marqués de la Ensenada). En lo referente a la política absoluta, destacamos la consolidación del regalismo, es decir, subordinar la autoridad de la Iglesia a la de los reyes; en este sentido nuevos acuerdos con el Papa y firma de un Concordato en 1753 (presentación de obispos).

2.5. CARLOS III. EL REFORMISMO ILUSTRADO – DESPOTISMO ILUSTRADO
       Durante el reinado de Carlos III se van a multiplicar las reformas. Esto se explica por dos razones: 1ª es el Borbón mejor preparado, 2ª confluye la llegada de la Ilustración y del despotismo ilustrado.
       La Ilustración es una corriente de pensamiento que nace en Francia en el XVIII. La característica básica es una confianza ilimitada en la razón. Nada puede estar por encima de la razón. Solo así se podría alcanzar el conocimiento, que era la base de la felicidad. Por eso defiende la educación y el progreso.

De ahí se deriva una crítica a todos los principios de la sociedad estamental: afirman la igualdad, el derecho a la libertad y niegan la transmisión hereditaria de virtudes y privilegios. Defienden la propiedad y la libertad de comercio e industria, y critican los inconvenientes de la organización económica (gremios). Se oponen al dominio ideológico de la Iglesia y sus privilegios y, finalmente, critican el absolutismo monárquico defendiendo el modelo de contrato entre gobernantes e gobernados (Montesquieu, separación de poderes; Rousseau, contrato social).

En España la difusión de estas ideas es muy lenta, se produce sobre todo a partir de 1760: Feijoo, Campomanes, Aranda, Floridablanca, etc. Se preocupan sobre todo de la educación, base del cambio, y de la lucha contra las órdenes religiosas y los estamentos privilegiados. Otro tema importante fue la cuestión económica: reformas en la agricultura e introducir la industria.

El Despotismo Ilustrado es una corriente de pensamiento que pretende reforzar la autoridad del monarca, pero entendida para el servicio al pueblo. Se mantiene el poder absoluto de la monarquía y el rey se debe ilustrar (ideal de rey filósofo) con las luces de la razón para incorporar los adelantos a su pueblo y conseguir la felicidad y bienestar de todos. Su acción se resume en el lema: todo para el pueblo, pero sin el pueblo.
Las medidas más importantes son:

a)            En lo referente al fortalecimiento del estado: Aumentar los poderes del rey, aumentar la administración, mejorar los ayuntamientos, más tribunales de justicia, bandera para la monarquía.

b)            En lo referente a la agricultura: Limitar los privilegios de la Mesta, impulsar la colonización de nuevas tierras (Sierra Morena, Olavide), construcción de alguna infraestructura de regadío, defender el sistema de “montes abiertos” para mantener el ganado e impulsar los programas de Reforma Agraria[2] para aumentar los propietarios y arrendatarios. Entre estos programas destacamos los de Campomanes, Olavide y Jovellanos.

c)            En cuanto al comercio: Crear mercados de bienes y capitales fomentando el transporte y la libre circulación de mercancías (libre circulación de grano en 1765, fin del monopolio comercial de Cádiz con América, creación del banco de S. Carlos en 1782). Fomento para la creación de compañías comerciales privilegiadas con una zona y con un producto.

d)           En lo referente a la industria: Apoyar la actividad industrial liberalizando el proceso de fabricación (ataque a los gremios), estableciendo aranceles y tratados comerciales para defender la industria nacional. Uno de los esfuerzos más  interesantes fue el apoyo a las Sociedades Económicas de Amigos del País; la primera fue fundada por el conde de Peñaflorida en  1765 con la intención de fomentar la agricultura, industria y comercio. Potenciar la industria del campesino (a tiempo parcial). Defender el valor del trabajo artesanal (que es compatible con la nobleza).

e)            Reformas educativas: Defendieron los ilustrados la necesidad de una enseñanza útil y práctica. En consecuencia adoptaron una serie de iniciativas entre las que destacamos: la creación de las Reales Academias, paso de las universidades a la jurisdicción real, apoyo a los manteistas (universitarios no privilegiados) en detrimento de los colegiales, creación de los Estudios de S. Isidro con planes modernos de enseñanza, fundación de nuevas instituciones culturales y científicas (Jardín Botánico).

f)             Política regalista con la Iglesia: pretende el control y sometimiento de la iglesia al Estado. Esta política implica: restricción de los derechos temporales del clero, freno a la Inquisición, expulsión de los Jesuitas en 1767.

3.      LÍMITES DEL REFORMISMO
           Carlos III se enfrentó al principio de su reinado con una fuerte oposición de los grupos privilegiados. Las clases populares se oponían por la ignorancia y las privilegiadas por el temor a perder los privilegios.

 En 1766, el 23 de marzo, se  produce el Motín de Esquilache. Como consecuencia de una orden sobre indumentaria (capas y sombreros) estallan motines populares contra Esquilache y los “reformadores” (también se critica el precio de los alimentos, los ministros extranjeros, oposición de los privilegiados, etc.). Carlos III destituyó a Esquilache, frenó las reformas y bajó el precio de algunos productos. Los motines cesaron y Carlos III continuó las reformas con ministros españoles. En 1767 decretará la expulsión de la Compañía de Jesús por ser uno de los principales instigadores de los motines y por no supeditarse a su poder (problema con 4º voto). Fue una medida regalista para limitar el poder de la Iglesia.

Las reformas tuvieron siempre un alcance limitado ya que el límite de las reformas estaba en la pervivencia del sistema político absoluto. De este modo, cuando muere Carlos III en 1788, la mayor parte de las reformas están paralizadas, no se hizo apenas nada para evitar la concentración de riqueza en los privilegiados. Así, una parte de la población estaba desencantada: primero la burguesía urbana, que tenía dinero pero no tenía poder político, segundo el campesinado que se veía atacado por los privilegiados y por los burgueses que querían invertir en la tierra.

4.      LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN (1808-1833)

             La crisis del A.R. se produce por la conjunción de varios problemas:

            -  El modelo del A.R  no es capaz de  dar solución a los problemas que se presentan.

            -  Desarrollo de las ideas del liberalismo y la Revolución  francesa.

            -  La burguesía quiere poder político.

            -  La monarquía-gobernantes actúan mal.

            La unión de estos problemas va a hacer que el modelo del A.R entre en crisis, y que después sea sustituido por el modelo del Liberalismo.

Este cambio es progresivo; se produce del siguiente modo:

            -Reinado de Carlos IV (1788-1808): crisis del A.R.

           -Guerra Independencia-convocatoria Cortes Cádiz-Constitución 1812: llegada del Liberalismo.

           -Reinado de Fernando VII (1814-1833): lucha entre el modelo absolutista y el liberalismo.

           -1833-6 inicio Regencia de María Cristina, instalación definitiva liberalismo.


4.1.      EL REINADO DE CARLOS IV Y EL IMPACTO DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA

         El reinado de Carlos IV tiene que hacer frente a un contexto muy negativo:

a)      el fin de la prosperidad de la etapa anterior e inicio de problemas económicos.

b)      la agudización de la crítica de cierto sector de los ilustrados que demandaban cambios más profundos.

c)      El desarrollo de graves problemas políticos: la ineficacia de gobierno, la crítica de los privilegiados, el odio a Godoy, los intentos de Fernando VII de alcanzar el poder...

            Carlos IV también tiene que hacer frente a las consecuencias que se derivan del desarrollo de la Revolución Francesa. El gobierno de Carlos IV frente a la amenaza revolucionaria de Francia paralizó su política de reformas y cerró la frontera francesa. Cesó a los ministros reformistas (Floridablanca, Aranda) y se produce el ascenso de nuevas personalidades, como la de Manuel Godoy y Álvarez de Faria[3]. El 15 de noviembre de 1792 Manuel Godoy es nombrado secretario de Despacho. Ocupa el cargo después del cese de Floridablanca y de Aranda al no lograr solucionar los problemas con la Francia revolucionaria.

             El ascenso de Godoy, protegido de la reina, fue mal acogido y simbolizó la corrupción y la incapacidad de la familia real. Fue odiado por todos, nobles (por ser de origen hidalgo), iglesia (por los ataques a sus privilegios y propiedades), ilustrados, partido fernandino…

 Por otro lado, la Revolución Francesa dividió, además, a los ilustrados. Unos, como el conde Floridablanca[4] (José Moniño), se pusieron de parte de la tradición y del orden; otros, como el  abate Marchena[5], se pusieron a favor de la revolución; y los menos, como Jovellanos[6], confiaban en el Estado como instrumento de reformas.

La gestión de Godoy no fue buena y agrava la crisis. En política interior intentó impulsar una política ilustrada: intentos de contribución única, desamortización de bienes de la iglesia en 1798, aumento de la presión fiscal. Pero esas medidas no fueron suficientes y contaron siempre con la oposición de los privilegiados.

En política exterior la gestión fue nefasta. Primero se inicia una guerra contra la Francia revolucionaria (1793-5, Guerra del Rosellón, de los Pirineos o de la Convención), que fue un fracaso y se tiene que firmar la Paz de Basilea[7],  que suponen pérdidas para España aunque Godoy es nombrado Príncipe de la Paz. Después nos aliamos con Francia (Tratados de San Ildefonso 1796 y 1800) y entramos en guerra contra Gran Bretaña. Esto nos supondrá la pérdida de parte de la flota en 1805 (Batalla de Trafalgar[8]) y a continuación la firma del Tratado de Fontainebleau (1807) que permite pasar los ejércitos franceses por territorio español para conquistar Portugal. Una vez conquistado Portugal Godoy sería nombrado rey de los Algarves, lo que colmaba sus aspiraciones.

La oposición a Godoy favoreció la formación de un “partido fernandino” compuesto por nobles y clérigos favorables al príncipe Fernando.  Este grupo preparó, a finales de 1807, una conspiración contra el rey, en la que estaba implicado Fernando, la Conjura del Escorial[9]. Pero Godoy  consiguió abortar la conspiración avisando en secreto a Carlos IV. Fernando VII y sus colaboradores son detenidos y él tiene que pedir perdón, pero los colaboradores son desterrados. De este modo Godoy se libraba, momentáneamente, de Fernando VII.

El punto final de este enfrentamiento fue el desarrollo del Motín de Aranjuez[10], del 17 al 19 de marzo de 1808. Motín de inspiración fernandista y dirigido por la nobleza palaciana y el clero, que se aprovecha del descontento popular por la presencia de las tropas francesas en España y por la posible marcha de los reyes hacia Sevilla y después a América. El día 17 se inician las protestas y el asalto al palacio de Godoy, que es detenido y Carlos IV cesa. El día 19 Carlos IV, ante las protestas, abdica, aduciendo motivos de salud, en Fernando. Con el motín el partido fernandino consigue la destitución de Godoy[11] y la abdicación de Carlos IV a favor de Fernando VII.

Carlos IV, arrepentido de la abdicación, quiere contactar con Napoleón para que no reconozca a Fernando y así recuperar el trono. Este también quiere el apoyo de Napoleón. Ambos, manejados por los ayudantes de Napoleón, que les indican la conveniencia de entrevistarse con Napoleón, marchan a su encuentro. Napoleón quiere una familia real desunida y ve la posibilidad de capturar a la familia real. Así, Fernando y Carlos entran en  Bayona a finales  de abril. Allí, Napoleón obligó a Carlos (5 de mayo), ante los sucesos del 2 de mayo[12], a cederle sus derechos al trono de España, con la promesa de mantener la integridad de los reinos y la defensa de la religión católica en España; al día siguiente, Fernando cedió sus derechos a Carlos IV y en los días siguientes cederían sus derechos todos los miembros de la familia real.

            El 6 de junio, Napoleón nombró a su hermano José I Bonaparte rey de España. Para ratificarlo y darle al país una Constitución, ordenó a la Junta de Gobierno que había dejado Fernando VII y que ahora presidía el general Murat, la convocatoria de unas Cortes en Bayona para junio de 1808.        

            En las Cortes de Bayona se aprobó el Estatuto de Bayona (julio de 1808). Inspirado en las ideas de la Revolución Francesa intentó una serie de reformas para acabar con el Antiguo Régimen. El Estatuto establecía un sistema político basado en la monarquía autoritaria con una gran capacidad legislativa. En segundo lugar, fijaba un poder legislativo en dos cámaras (Senado y Cortes) que respetaban la estructura estamental, elegidas por sufragio censitario, y que no tenían muchas atribuciones. También reconocía la igualdad de los españoles ante la ley, impuestos y cargos. Finalmente, las reformas económicas serían implantadas muy lentamente.

            El Consejo de Castilla no aceptó las renuncias de Bayona y reconoció a Fernando VII como rey “in absentia”. Por su parte, Gran Bretaña aceptaba a Fernando como rey de España.

5.  LA GUERRA DE INDEPENDENCIA

La guerra se inició, el 2 de mayo, cuando el pueblo de Madrid se levantó contra el ejército francés que llevaba a la familia real (el infante Francisco de Paula) para Bayona. En el  levantamiento no participan las autoridades españolas, ya que quedaran con las órdenes de los reyes de atender bien a los franceses.

Los motivos del levantamiento de las masas populares contra la ocupación francesa fueron:

è la defensa de la integridad nacional frente a un  aliado traidor,

è la convicción del carácter tiránico de Napoleón, y

è el sentido patriótico.

El movimiento fue duramente reprimido[13] por el general Joaquín Murat[14] (fusilamientos del 3 de mayo), pero continuó por todo el país (llamamiento a la defensa de España por el alcalde de Móstoles hecho el 2 de mayo y continuado por otras personas en distintas localidades) apareciendo Juntas de Armamento y Defensa (asumían el poder en su jurisdicción), primero locales hasta formar una Junta Central, presidida por el conde de Floridablanca, que coordinó la defensa contra los franceses.

Las Juntas estaban formadas por representantes de la autoridad anterior (obispos, curas, capitanes generales, etc.) y nuevas figuras que se significaban contra la ocupación francesa. La creación de las juntas fue un acto de soberanía, ya que asumían la autoridad en nombre del pueblo, que por primera vez se convertía en protagonista de la acción política. Estas Juntas eran instrumentos de autoorganización de la respuesta popular ante el vacío de poder, y se caracterizaron por:

è Tener un perfil revolucionario, al proclamarse soberanas.

è Representar una ruptura político-administrativa con el pasado.

è Asumir un poder sin limitaciones, que actuaba en nombre de Fernando VII y como responsable del pueblo/nación española.

El ejército tradicional fue incapaz de detener el avance de los franceses, aunque hay que destacar la victoria del general Castaños en Bailén (19 de julio de 1808), que da esperanza y permite mantener, en principio, a los franceses lejos de Andalucía. En la guerra debemos destacar la fuerte defensa hecha por el pueblo, que desembocó en ocasión en los llamados sitios (Zaragoza, Palafox y Agustina de Aragón), es decir, en la resistencia de algunas ciudades para desgastar al ejército enemigo y permitir la reorganización del resto del país y las acciones de las guerrillas (El Empecinado, Espoz y Mina, el cura Merino). La guerrilla es una forma espontánea y popular de resistencia armada contra el invasor. Hostigaban constantemente al enemigo. Conocían el terreno y obligaban a los franceses a tener muchos soldados desplegados y que no tuvieran un perfecto control. La Junta Central y las Cortes intentaron regularizar sus acciones. La base social era fundamentalmente campesinos. Había partidas, grupos, cuadrillas, Cuerpos de Voluntarios, Partidas de Cruzada, etc. El número de integrantes variaba notablemente, algunas acabaron integrándose y formado grupos muy numerosos (División Navarra de Espoz y Mina, Regimiento de Húsares de Burgos, 7º Ejército del general Gabriel de Mendizábal). Estaban dirigidas por antiguos soldados (Juan Díaz Porlier, Antonio Cuesta), campesinos (Francisco Espoz y Mina, Juan Martín “El Empecinado”), miembros del clero (Jerónimo Merino, el cura Merino; Juan Medieta, el Capuchino), desertores militares o contrabandistas. Sus acciones son fundamentales para la victoria en la guerra. Algunas guerrillas acabarán cayendo en el bandolerismo.
5.1.   LAS DIFERENTES FUERZAS POLÍTICAS

La invasión francesa obligó a la toma de postura por parte de las diferentes corrientes ideológicas:

               Los afrancesados, aceptaron el nuevo gobierno de José I (eran los josefinos) y participaron en él, unos por oportunismo y otros procedentes del despotismo ilustrado que creyeron que podían realizar las reformas necesarias para la modernización del país. Considerados traidores, al final de la guerra tuvieron que exiliarse.

               El frente patriótico, el grueso de la población que se opuso a la invasión. Hay muchas diferencias. Una parte de la nobleza y clero pretendían una vuelta al absolutismo. Los ilustrados (Floridablanca, Jovellanos...) pretendían el regreso de Fernando VII para que realizase reformas. Los sectores liberales ven en la guerra el momento para transformar España en un sistema liberal-parlamentario; pretendían: soberanía nacional, división de poderes y una Constitución.
5.2.   EL CURSO DE LA GUERRA

La resistencia popular impide el dominio francés. La defensa de Girona y Zaragoza resistieron durante meses el avance francés, y la derrota de Bailén (julio de 1808) los obligó a abandonar Andalucía. Napoleón tuvo que venir a España para intentar controlar todo el territorio, pero en 1812 la guerra con Rusia obligó a Francia a desdoblar el ejército. Así, fue incapaz de mantener dos frentes y, a finales de 1813, tuvo que abandonar España.

La guerra se divide en tres fases:

              Mayo-noviembre de 1808: derrota de los franceses en Bailen.

              Noviembre de 1808-enero de 1812: dominio francés y capitulación de ciudades  (Zaragoza, defendida por el general Palafox y Agustina de Aragón); solo Cádiz y Lisboa quedaron sin dominar.

              Enero de 1812-abril de 1814: repliegue francés (campaña de Rusia) y ofensiva hispano-inglesa (los ejércitos coordinados por Wellington ganan las batallas de Vitoria y San Marcial).

6       LAS CORTES DE CÁDIZ: CONSTITUCIÓN DE 1812

6.1.   FORMACIÓN DE LAS CORTES

Ante el vacío de poder que provoca la inacción de las instituciones frente al ataque francés, el pueblo intenta organizarse. Primero, se forman Juntas locales y provinciales, que dirigían la resistencia. Estas juntas estaban formadas por representantes de la autoridad anterior y nuevas figuras que se oponían a la invasión. Estas juntas enviaron representantes para formar una Junta Central Suprema que coordinase las acciones y dirigiese el país. La Junta, presidida por el conde de Floridablanca, se reúne en Aranjuez el 25 de septiembre de 1808 (más tarde se traslada a Sevilla y luego a Cádiz) y reconoció a Fernando VII como rey legítimo de España. En esta junta hay una gran diversidad ideológica que se pode reducir a tres grupos: absolutistas, liberales e ilustrados.

La Junta Central fue incapaz de dirigir la guerra por lo que a principios de 1810 traspasó sus poderes a una Regencia, de 5 miembros. La Regencia convocó las Cortes, el 22 de mayo de 1809, para  septiembre de 1810. El proceso de elección de diputados era muy difícil por lo que  deciden hacerlo no por estamentos, aunque la Junta Central había decidido una reunión estamental, sino en un solo brazo, por medio de un sufragio indirecto. Se escogió la representación basada en criterios poblacionales y no se concretó la forma de las deliberaciones, ni los poderes que tendrían las Cortes. Muchas provincias no pudieron elegir representantes debido a la guerra, por lo que se nombraron a suplentes que se encontraban en Cádiz. La mayoría de los suplentes eran partidarios del liberalismo, lo que junto a la mayor presencia de diputados de las ciudades del litoral, en las que tenía más peso la burguesía liberal, reforzó el sesgo progresista de los reunidos. Frente a ellos se situaron los partidarios de la vuelta al absolutismo, encabezados por el Obispo de Ourense, que era el presidente de la Regencia. Fueron unos 300 diputados, de los cuales unos 60 procedían de los territorios extrapeninsulares. La composición social era muy variada, había muchos representantes del clero, nobles y también muchos militares, abogados, miembros de la administración, comerciantes, propietarios, escritores, etc. Finalmente, destacar que no todos los nobles y curas eran partidarios del absolutismo, como tampoco todos los burgueses lo eran del liberalismo.

Las Cortes se abrieron en la isla de León en Cádiz, el 24 de septiembre de 1810, se trasladaron después al oratorio de San Felipe Neri. Funcionaron como una sola cámara y se declararon soberanas, es decir que el poder reside en la nación, y que este se expresa a través de las Cortes.

La legislación de las Cortes de Cádiz (1810-1813) respondió a dos objetivos básicos: elaborar una constitución como eje del nuevo régimen político y promover una serie de reformas socioeconómicas que liberaran las ataduras del Antiguo Régimen. Entre estas destacan:

A nivel político y administrativo: la soberanía de la nación; la división, separación y regulación de los poderes; la formación de los ayuntamientos populares y de las Diputaciones (nueva división provincial); la incorporación al Estado de todo los señoríos jurisdiccionales (se reconocen los señoríos territoriales que se asimilan a la propiedad particular: litigio entre campesinos y señores por demostrar la propiedad, resuelto en 1837 favoreciendo a los señores); la abolición de los privilegios nobiliarios, etc.

A nivel social: la igualdad ante la ley, la libertad de imprenta sin censura para garantizar la libertad de expresión, la supresión de los oficios perpetuos en manos de una familia, la libre elección de cargos públicos, la abolición del tormento, la supresión de la Inquisición, ...

A nivel económico: la desamortización de bienes en mano muerta[15], la libertad de comercio, la libertad de cercamiento de fincas, etc.

A nivel religioso: supresión de conventos y órdenes regulares con menos de 12 miembros y la incautación por el Estado de sus propiedades; supresión de la Inquisición, eliminación del Voto de Santiago.

En definitiva, un conjunto de medidas de carácter revolucionario que constituyen la abolición legal del Antiguo Régimen y la creación de un nuevo modelo político y social.

6.2.   CONSTITUCIÓN DE 1812

Es aprobada por las Cortes el 19 de marzo de 1812 (cuarto aniversario de la subida al trono de Fernando VII, fue llamada la Pepa), resultado de un compromiso entre liberales y absolutistas. Es una Constitución muy amplia y de las más radicales de la historia de España. No sólo pretendía regular el ejercicio del poder sino conseguir una reorganización de la sociedad.

La estructura del Estado corresponde a una monarquía moderada y limitada (frente a la monarquía absoluta, un rey que sea moderado y con poderes, pero limitados), que se fundamenta en la soberanía nacional y en la división de poderes. La Soberanía reside en la nación, entendida como conjunto de individuos que viven en un territorio, por lo que el origen y fuente del poder se encuentra en el pueblo; por lo tanto se entiende como una soberanía popular. Y por lo tanto, el pueblo tiene derecho a participar en la gestión del poder público mediante la elección de sus representantes (se establece el sufragio universal masculino indirecto; aunque para ser elegible es censitario ya que había que tener una determinada renta, lo que favorece a la burguesía y a la nobleza, que controlarán el proceso político).  

La Constitución establece una rígida separación de poderes:

-         El poder legislativo que reside en las Cortes (una sola cámara),  es la institución central del nuevo régimen al corresponderle la voluntad nacional. Sus poderes son: elaboración de las leyes con el rey, aprobación de presupuestos e impuestos, sucesión de la Corona. Las Cortes se reúnen anualmente durante un período de sesiones fijado en la Constitución (ante el temor que o rey no las convocase). Hay una Diputación Permanente, de siete diputados que vela por la Constitución cuando las Cortes no están reunidas. El mandato de los diputados dura dos años, es inviolable y es incompatible con otro cargo de nombramiento real. El sistema electoral está fijado en la propia Constitución, que establece el sufragio universal masculino indirecto en cuatro grados[16]. Sólo se exige ser residente y tener una renta para los candidatos (el sufragio pasivo se restringe a las grupos acomodados, nobles, clero, burguesía), quedaban excluidos los criados domésticos y los esclavos.


-         El poder ejecutivo le corresponde al monarca (gran desconfianza ya que se está a desmantelar el absolutismo). Monarca con poderes, pero limitados. Tiene la dirección del gobierno e interviene en la elaboración de las leyes a través de la iniciativa legislativa y de la sanción (aprobación de la ley); posee veto (impide que una ley entre en vigor) suspensivo durante dos años (en el caso de volver a presentarle la ley tendrá que aprobarla). Sus decisiones tienen que estar firmadas por los ministros que el nombra.


-         El poder judicial está en manos de los jueces inamovibles, con códigos únicos en todas las materias; excepción para curas e militares.


La Constitución contiene a través de su articulado (aunque no tiene un capítulo especial como otras constituciones) una declaración de derechos de los ciudadanos: la igualdad ante la ley (manteniéndose un foro especial para el clero y militares), libertad de imprenta, de propiedad, sufragio...

A nivel religioso el art. 12 establecía la religión Católica como la “única y verdadera”; quedaban prohibidas las demás religiones.

En otros artículos de la Constitución se establece la reorganización de la administración provincial y local, la reforma de los impuestos, Hacienda, Ejército (obligatoriedad del servicio militar), la creación de la Milicia Nacional (cuerpo de civiles armados para la defensa del sistema constitucional), enseñanza, etc. El último título de la Constitución es el de su reforma, que no podía hacerse hasta pasar ocho años y por procedimientos muy rigurosos.
            Se trata de una constitución revolucionaria por cuanto altera las bases políticas y sociales del Estado sobre el que se asienta. Tenía como objetivo abolir el absolutismo y establecer un régimen constitucional con el predominio del poder legislativo, ejercido por las Cortes. Responde al interés de la burguesía, aunque contiene concesiones al AR, como en el tema religioso. Fue el primer texto constitucional aprobado en España que tendrá una gran influencia en los textos posteriores y sobre Europa. Fue un texto bien acogido por las clases medias ilustradas pero extraño para las masas populares. Las fuerzas reaccionarias sabrán emplear esta situación para intentar acabar con este nuevo régimen.

7.      LA REVOLUCIÓN LIBERAL Y LAS REACCIONES ABSOLUTISTAS EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIX: REINADO DE FERNANDO VII
El reinado de FVII se inserta en la crisis del AR, será constante el enfrentamiento entre las tendencias absolutistas y liberales.

7.1.   EL REGRESO  AL ABSOLUSTIMO: EL SEXENIO ABSOLUTISTA (1814-20)

El 11 de diciembre de 1813 Napoleón firmó el Tratado de Valençay, por el que reconocía como rey a Fernando VII, quien recobrará la corona el 22 de marzo de 1814.

Los liberales tenían dudas de que Fernando VII aceptase las reformas (había marchado como rey absoluto), por eso intentaron controlar su regreso. Las Cortes (Martínez de la Rosa) y la Regencia hacen un itinerario que Fernando VII debía cumplir para llegar a Madrid y jurar la Constitución. Fernando VII quiere recobrar la monarquía absoluta pero no sabe el respaldo que tiene.

Fernando VII entra en España y ve el apoyo popular con el que cuenta: era el Deseado, la gente aclama su regreso. Los absolutistas, por su parte, vieron la posibilidad de volver al Antiguo Régimen y le mostraron al rey su apoyo incondicional a través del Manifiesto de los Persas (12 de abril de 1814): 69 diputados firman ese documento en defensa de la monarquía absoluta. La Iglesia también quería su regreso para eliminar las reformas que atacaban sus privilegios y obtener más poder. Finalmente, en Valencia contó con el apoyo del ejército mandado por el general Elio. Con ese respaldo (pueblo, diputados absolutistas, ejército e Iglesia), el 4 de mayo de 1814, mediante un Real Decreto, que dejó en secreto, declaró “nulos y sin ningún valor ni efecto” los decretos de Cádiz y la Constitución; se dirigió a Madrid y, el 10 y 11 de mayo, los liberales, que no se percataron de las maniobras de Fernando, al ser los decretos secretos hasta la llegada a Madrid, fueron detenidos y publicados los decretos.

En los meses siguientes se restauraron todas las instituciones del Antiguo Régimen[17] y se persiguieron a los liberales. Los liberales no se dieron cuenta de las acciones del Rey ya que: no conocían los decretos, no había precedentes de que un rey atacara a quien lo defiende, creían que no habían delinquido (tampoco existía el delito, que lo creará el Rey personalmente[18]), creían que la Constitución era tan buena e importante que aunque no le gustara al Rey la aceptaría, y creían que era imposible volver a la situación anterior a 1808.  El contexto internacional también le era favorable a Fernando VII: Napoleón había sido derrotado y las potencias vencedoras consiguieron en el Congreso de Viena restaurar el viejo orden, y crearon la Santa Alianza para defender el absolutismo en cualquier país.

Fernando VII intenta gobernar de un modo absoluto y lleva a cabo una fuerte represión (no cuenta casi ni con ministros ni con Consejos, ayudado por una camarilla), pero la situación del país era desastrosa: la economía estaba rota, la Deuda era enorme, los campesinos se negaban a pagar las rentas feudales, la recaudación era insuficiente pese a los intentos de reforma. España estaba destrozada por la guerra y tenía que hacer frente a la independencia de las colonias americanas que entorpecían el comercio y aumentaban los gastos. Los intentos de reforma en la Hacienda (el ministro Martín de Garay propone un sistema de contribución proporcional a la riqueza) chocaban con la oposición de los privilegiados. Así, la oposición se manifestó rápidamente.

Los levantamientos y pronunciamientos para forzar a Fernando VII a introducir reformas liberales se suceden (Mina -Pamplona, 1814-; Porlier -A Coruña, 1815[19]-: la falta de apoyos militares y civiles propiciaron el fracaso y su ejecución el 3 de octubre), pero fracasan. El pronunciamiento consiste en la sublevación de un militar o personalidad importante que luchó en la guerra de la Independencia. Generalmente están en el exilio, en la cárcel o en puestos de poca importancia política. Tiene como finalidad  forzar la voluntad de Fernando VII (o la conquista del poder) para implantar el liberalismo mediante una acción que pretende encontrar el apoyo del resto del ejército, de las fuerzas políticas y de la mayoría de la población. La repetición de los pronunciamientos nos indica el fuerte descontento de ciertas capas sociales, sobre todo de la burguesía, ya que la mayoría de los pronunciamientos son impremeditados, impulsivos, débiles y fruto de la casualidad y acaban en la detención y ejecución de los protagonistas. Se suceden desde 1814 y así llegamos al 1 de enero de 1820 cuando se inicia el pronunciamiento del coronel Rafael del Riego: se subleva en Cabezas de San Juan (Sevilla) y recorre Andalucía proclamando la Constitución de 1812. Riego está acantonado a la espera para embarcar para América, así se une el malestar por la situación interna con la marcha para luchar en las posesiones americanas.

7.2.   EL TRIENIO LIBERAL (1820-23)

El movimiento de Riego se deshacía sin encontrar ni mucha oposición ni mucho apoyo, pero antes se extendió a otras ciudades de España. En La Coruña la mayoría de los militares, con el apoyo de la burguesía, detuvieron a las autoridades realistas, nombraron una Junta de Gobierno y restablecieron la Constitución de 1812. Fernando VII, para poder controlar la situación, tuvo que aceptar convertirse en monarca constitucional el 10 de marzo de 1820 (“…marchemos francamente por la senda constitucional”). Concedió una amnistía y convocó elecciones. Las Cortes mayoritariamente liberales comenzaron una gran obra legislativa:

-         Liquidar el feudalismo en el campo: supresión de señoríos y mayorazgos, venta de tierras, desamortización de los bienes de la Inquisición y monasterios suprimidos.

-         Liberalizar la industria y el comercio. Abolición de los gremios.

-         Modernización política y administrativa.

-         Creación de la Milicia Nacional[20] como fuerza de orden pública.

Los liberales para extender su ideología se valían de la prensa, de las Sociedades Patrióticas y masónicas y de la Milicia Nacional, pero el apoyo popular no era grande y contaban además con la oposición de la Iglesia católica.

El Rey y los absolutistas, desde el principio  intentaron boicotear todas las acciones (derecho de veto) para que fracasara el Trienio. Además los absolutistas están muy presionados (momento del “trágala”, canción que cantan los liberales para humillar a los absolutistas). Por otra parte, el campesinado ve como  su situación empeora, ya que ahora eran arrendatarios de las tierras de los señores y tenían que pagar rentas o eran expulsados, y los impuestos tenían que pagarlos en dinero y no eran capaces. Así, los campesinos empezaron a alzarse contra los liberales, que cada vez estaban más divididos entre exaltados y moderados.


Los liberales comienzan a dividirse entre moderados e exaltados:

-         Los moderados (doceañistas) buscaban una transición o pacto con sectores respetables y propietarios de la vieja sociedad. Creían que la Constitución de 1812 debía ser reformada en los aspectos más radicales. Así, reforzar el poder ejecutivo en manos de la Corona, limitar las atribuciones de las Cortes, establecer un Parlamento bicameral (Cortes y Senado para moderar), y eliminar el sufragio universal masculino.


-         Los exaltados (veinteañistas) defendían a ultranza la Constitución de 1812. Creían que las reformas debían aumentarse y para eso se tenía que dar una mayor participación popular (sufragio universal masculino).

Los absolutistas lograron levantar partidas (grupos armados) realistas en Cataluña, País Vasco, Navarra y norte de Castilla que contaban con el apoyo de la población agraria, pero fracasaron a finales de 1822. Se dieron cuenta que sólo podrían derribar  el régimen liberal con la ayuda extranjera.

El 15 de agosto de 1822 los absolutistas forman una Regencia en la Seo de Urgel (Lérida) y solicitan ayuda a Metternich (Santa Alianza, Verona[21]) que acuerda enviarle cien mil soldados[22]. El 7 de abril de 1823 los “Cien Mil Hijos de San Luis” mandados por Luis Antonio de Borbón, duque de Angulema[23] invaden España, y el 1 de octubre el rey recobra el poder absoluto.

7.3.   EL REGRESO AL ABSOLUTISMO: LA DÉCADA OMINOSA (1823-1833)

Con el regreso del absolutismo se sucede una fuerte represión (ejecuciones de Riego y Mariana Pineda) sobre los liberales que sólo va a ceder debido a los problemas económicos (actuaciones de la Superintendencia General de Policía, de los voluntarios realistas, de los tribunales de justicia e incluso de las Juntas de Fe).

La economía mantiene las dificultades pese a los intentos de reforma del ministro Luis López Ballesteros[24], que pone en funcionamiento los presupuestos y el Tribunal de Cuentas. También se funda el Banco de San Fernando (1829) y se pone en funcionamiento la bolsa de Comercio en Madrid.

Una parte del absolutismo se dio cuenta que se tenían que producir ciertas reformas para intentar frenar la quiebra del sistema. Había que permitir ciertas reformas liberales. Así, en contacto con la burguesía financiera moderada,  se intentó racionalizar la economía  a través de las reformas que se iban sucediendo, y se  elaboró un proyecto de centralización del Estado que atentaba contra la existencia de los fueros del País Vasco y Navarra.

Estas reformas provocaron la reacción de los ultrarrealistas que no querían cambios y que contaban con el apoyo del hermano del rey, D. Carlos María Isidro. La oposición fue creciendo hasta llegar a dos enfrentamientos graves:

·         La guerra de los Malcontents, o revuelta de los agraviados de Cataluña de 1827. Fue una revuelta protagonizada por los campesinos y artesanos rurales en precaria situación, y que se extendió a Aragón, Valencia, País Vasco y la Mancha, y que estaba financiada por los ultrarrealistas.

·         La cuestión sucesoria, a partir de 1830. En 1829, Fernando VII se casa (cuarto matrimonio) con su sobrina María Cristina de Nápoles. Su embarazo y la posibilidad de descendencia hace que Fernando firme en marzo la Pragmática de 1789 (Ley hecha por Carlos IV, pero no firmada) que restablece la Ley de Partida, que permite la sucesión femenina. El 10 de octubre 1830 nace Isabel que es proclamada heredera. En enero de 1832 nace la segunda hija, Luisa Fernanda. Fernando VII tenía asegurada, prácticamente, la sucesión. Entonces, los partidarios de D. Carlos se negaron a aceptar la situación ya que quedaban apartados de la sucesión y lograron en 1832 que Fernando, enfermo, repusiese a Ley Sálica[25]. Este cambio quedó en secreto (aunque fue divulgado, maniobra que parece ser que se le ocurrió a María Cristina), lo que asustó a los liberales, que temerosos de una gran represión si el trono pasaba a D. Carlos, deciden apoyar a María Cristina.  A finales del año, repuesto Fernando volvió a promulgar la Pragmática Sanción[26]. Ahora Mª. Cristina contaba con el apoyo de los absolutistas moderados y de los liberales (ante el temor a una gran represión de los carlistas). El día de la muerte del rey, el 29 de septiembre de 1833, desde Portugal, se inició el levantamiento carlista.


Por su parte los liberales mantenían una estrategia insurreccional en torno a dos militares, Espoz y Mina y Torrijos; pero estos intentos fracasaron. Así en los años treinta se cambió de estrategia. Primero, unos inicios de contactos entre liberales moderados y reformistas fernandinos como alternativa a la crisis y en apoyo de María Cristina y de su hija Isabel, ante el temor a la llegada de los ultrarrealistas. Segundo, el contexto internacional estaba marcado por el triunfo del liberalismo moderado en Francia[27], que intuía una posibilidad de transición sin revolución. Por estas razones los liberales, ante la enfermedad de Fernando VII y posible sucesión de María Cristina-Isabel II, prefieren dejar la vía del pronunciamiento y aliarse con María Cristina.

            Así, cuando María Cristina asuma la Regencia tendrá que contar con el LIBERALISMO ya que:

-          ella necesita a los liberales para defender el trono para  su hija Isabel II.

-          la economía necesita las reformas liberales para superar los problemas que tiene.

De este modo se produce la sustitución del modelo do Antiguo Régimen por el modelo del liberalismo.



[1] Los asesores de Carlos II prefirieron a Felipe porque Francia podía defender mejor la integridad de las posesiones españolas frente a las potencias europeas que querían fragmentarlas. 
[2] Campomanes: “Tratado de la regalía de la amortización”, 1765 y  “Memorial ajustado del Expediente para una Ley Agraria” ,1795.  Olavide: “Expediente de Ley Agraria”, 1784. Jovellanos: “Informe sobre la ley agraria”.
[3]  Hidalgo nacido en Badajoz, con una buena preparación cultural. Se integra en la Guardia de Corps real  en 1784. Una parte de la historiografía lo acusa de mantener una relación amorosa con la reina María Luisa de Parma y ser el motivo de su rápido ascenso. Otros de ser un noble libre de influencias no vinculado ni con el grupo de Floridablanca ni con el de Aranda y solo leal y fiel a los reyes.
[4] Secretario de Despacho con Carlos III y Carlos IV, partidario de las reformas hasta la Revolución francesa. Después defiende posturas muy reaccionarias.  Con la llegada de Godoy es cesado y pasó por la cárcel.
[5] José Marchena Ruiz, político y escritor, exiliado en  Francia participó muy activamente en la Revolución, incluso colaboró con Sieyès. Después participó en el gobierno de José I Bonaparte.
[6] Jovellanos fue expedientado por la Inquisición por sus ideas avanzadas. Nombrado por Godoy, en 1797, Secretario de Justicia. Fue cesado después y juzgado por la Inquisición y condenado a prisión en Mallorca.
[7] Francia devolvía los territorios españoles ocupados (Guipúzcoa…) y España entregaba Santo Domingo (los franceses ya ocupaban Haití).
[8] Sucede el 21 de octubre de 1805 cerca del cabo Trafalgar (Cádiz). Se enfrenta la armada franco española, mandada por el almirante francés P. Villeneuve y el español Federico Gravina, contra la armada británica dirigida por el almirante Horatio Nelson. La idea era distraer la flota inglesa para poder llevar a cabo la invasión del Reino Unido, pero el plan fracasó produciéndose la batalla que acaba con el proyecto de invasión.
[9] Godoy hizo llegar a Carlos IV, mediante anónimo, un supuesto plan, organizado por Fernando VII, para deshacerse de los reyes. Fernando VII y sus colaboradores son detenidos.
[10]  Se produce cuando se preparaba la marcha de los reyes hacia Andalucía por el temor a los franceses.
[11] Llevado a prisión, después liberado por Murat y trasladado a Francia. Fue despojado de todas sus propiedades y títulos en España. Murió en Paris en 1851.
[12] Levantamiento popular de Madrid dirigido por los capitanes Daoíz y Velarde y el teniente Ruiz para oponerse a la marcha del resto de la familia real para Bayona. Reprimido por el general Murat.
[13]  Cuadro de Goya  La carga de los mamelucos. Los mamelucos son soldados de origen turco que formaban parte de la guardia de honor de Murat. Los franceses cuentan en Madrid unos 35.000 soldados. Fusilamientos en la Moncloa, el Retiro, el Prado y la Montaña del Príncipe Pio.
[14] Murat, cuñado de Napoleón, mariscal de Francia, Gran duque de Berg. Fue gobernador de Madrid y dirigió las tropas francesas en España. Después rey de Nápoles.
[15] El Estado pone a la venta una serie de tierras propiedad de los afrancesados, de la Inquisición y de conventos desaparecidos para resolver el pago de la Deuda Pública que se arrastraba desde el reinado de Carlos IV.
[16] Reservado a los cabezas de familia y se realiza de modo indirecto a través de las juntas electorales, de las parroquias, partido y provincias.
[17] Se restablece el régimen señorial; se restaura la Inquisición, la censura previa; se suprime la libertad de imprenta...
[18] Los liberales detenidos eran encausados, pero los tribunales no encontraban delitos para juzgarlos. Así Fernando VII personalmente decide el encarcelamiento y destierro de los detenidos.
[19]  Juan Díaz Porlier, militar del ejército tradicional español, después de ser derrotado por los franceses en 1808, se pasa a preparar y formar guerrillas. Cuando regresa Fernando VII es traicionado, detenido y encarcelado en La Coruña. Aprovechando unas salidas de la cárcel, por motivos de salud, organiza el pronunciamiento. Ajusticiado en La Coruña en 1815.
[20] Cuerpo armado de voluntarios formado por clases medias, esencialmente urbanas, con el fin de garantizar el orden y defender las reformas constitucionales.
[21] La Santa Alianza (Austria, Prusia, Rusia, Francia) organiza congresos periódicos para vigilar y sofocar los focos liberales en Europa. En 1823 se reúnen en Verona. 
[22] Pero no le enviaron ayuda a Fernando VII para sofocar la independencia de las colonias americanas. Este proceso de independencia de las colonias españolas es bien visto por las potencias europeas que quieren ampliar allí su economía, por lo que en este caso no intervienen y permiten la introducción del liberalismo y la consiguiente independencia de España.
[23]  Hijo del futuro rey de Francia Carlos X.
[24] Nace en Vilagarcía de Arousa en 1872. Participa en el levantamiento contra los franceses en 1808. Nombrado señor de la Golpilleira.
[25] Durante la convalecencia del Rey, se firmó el decreto que tendría que ser “secreto”. Hacer el decreto en secreto le daba un tinte oscuro para que los liberales se decidiesen a apoyar a Isabel ante el temor a las represiones de los ultrarrealistas. Al mismo tiempo, se cambia el gobierno y los mandos militares por gente afín a María Cristina. De ese modo, a la muerte del rey, María Cristina cuenta con más respaldo frente a D. Carlos María Isidro.
[26] Con el apoyo de la hermana de María Cristina, Luisa Carlota (mujer de Francisco de Paula, hermano de FVII), que abofetea al ministro Calomarde, respondiéndole este para evitar ser cesado: “manos blancas no ofenden”.
[27] Luis Felipe de Orleans sucede a Carlos X. Fernando VII no reconoce el nuevo gobierno francés y este apoya a los liberales que se encontraban en Francia, y que protagonizaran varias sublevaciones que no tendrán éxito.

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