COMPOSICIÓN 9 LA CUESTIÓN NACIONAL EN EL ÚLTIMO
TERCIO DEL SIGLO XIX.
ORIENTACIONES GRUPO DE TRABAJO:
Sempre tendo en conta a información subministrada polos documentos, o alumnado
deberá demostrar que coñece os factores
que levaron á eclosión dos nacionalismos periféricos (o seu nacemento como
unha reacción fronte ás pretensións centralistas do Estado liberal), o seu ideario, así como o seu desenvolvemento posterior (carácter
minoritario nos comezos ata a súa conversión en movementos de masas, cunha
importante influencia política, capaces de enfrontarse aos partidos da quenda).
Deberá tamén facer mención dos seus
líderes principais.
Durante el último tercio del XIX,
tal como sucede en otros lugares de Europa, se desarrollan en España los
regionalismos y nacionalismos. Aparecen como oposición a la política
centralizadora de la Restauración, sobre todo en los territorios periféricos
dotados de elementos culturales diferenciados. Podemos diferenciar entre
regionalismo y nacionalismo. El regionalismo consiste en la reivindicación de
cierto grado de autogobierno, dentro del Estado. El nacionalismo tiene como
objetivo la creación de un Estado-nacional.
La idea moderna de nación nació
en España vinculada a las transformaciones hechas por las Cortes de Cádiz. La
Constitución de 1812 fue la primera que recogió y definió la nación española
como un conjunto de habitantes en los que residía la soberanía (Art. 1º. La
Nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios. Art.
3. La soberanía reside esencialmente en la Nación, y por lo mismo pertenece a
esta exclusivamente el derecho de establecer sus leyes fundamentales). La
división posterior del liberalismo en dos corrientes (doctrinaria y
democrática) dio lugar a la aparición de distintas interpretaciones y
argumentaciones sobre la existencia, identificación y valores de la nación
española.
NACIONALISMO CONSERVADOR
ESPAÑOL:
Dominante
en los siglos XIX y XX consideraban que:
·
La nación española es una entidad
colectiva, superior a la voluntad de los individuos, fruto de la historia
que conducía a formar una unidad política inseparable (concepción orgánico-
historicista).
·
Los elementos de identidad de la nación
son: La Corona (unidad), la península Ibérica (territorio) y la religión
católica (característica que distingue de los demás).
·
Se impone el centralismo ya que la unidad
de la patria no es compatible con particularismos locales. Hay una cierta
identificación con los valores castellanos.
NACIONALISMO ESPAÑOL LIBERAL-DEMOCRÁTICO:
Defendido por
Ortega y Gasset, Azaña, Pi i Margall:
·
La nación española es un cuerpo de asociados
bajo las mismas leyes, fruto de la voluntad de los individuos en la
historia (concepción voluntarista).
·
Los elementos son: la participación democrática,
la defensa de los derechos y libertades y el laicismo.
·
La unidad de la patria es compatible con la
descentralización y la autonomía política territorial.
Para las
fuerzas de la izquierda (anarquismo, socialismo) la patria de la nación
española era considerada como una excusa de las oligarquías dominantes para
someter a los trabajadores. El anarquismo se oponía frontalmente al Estado, a
la nación y a los nacionalismos. Los socialismos marxistas defendían la idea de
un Estado que emancipase a la clase trabajadora y que eliminase las diferencias
de clase.
Las causas de la aparición de estos nacionalismos periféricos son
bastantes complejas. No obstante, existen una serie de factores comunes, al mismo
tiempo que en cada nacionalismo de acuerdo a sus peculiaridades, tienen más
incidencia un tipo de factores. Así en las regiones que tenían lengua propia
los factores culturales fueron muy importantes o en Cataluña la
industrialización y la política económica jugaron un rol fundamental o en el
País Vasco fueron los factores políticos los más trascendentes.
Un modelo de síntesis: En el desarrollo y evolución de este
pensamiento tenemos que destacar los siguientes factores:
·
La
diversidad cultural y lingüística de España.
·
El
centralismo y uniformismo derivado del nuevo Estado liberal.
·
El
desigual desarrollo del capitalismo.
·
La débil
nacionalización española: falta de consenso sobre el sistema político
(monarquía-república), sobre los símbolos (bandera, himno), el fracaso de la
política nacionalizadora del Estado a través de la educación, ejército,
participación política, etc.
·
El
descontento y desilusión por la marcha general del país: atraso económico,
cultural, (el 98).
POLÍTICOS
|
CULTURALES
|
ECONÓMICOS
|
Dos son los factores que vamos a considerar; la
reacción ante el modelo centralista y unitario adoptado por liberalismo
español y la reacción ante el desastre del 98, en el contexto del
regeneracionismo y la identidad de España.
A.-
El modelo de Estado adoptado por el liberalismo español desde los años
treinta, a imitación del francés, fue centralista y unitario, continuando el
modelo castellanizante impuestos por los borbones en el siglo XVIII, a raíz
de los decretos de Nueva Planta. Así se dividió España en provincias (Javier
de Burgos) se nombraron gobernadores civiles y militares... pretendiendo
desconocer y disolver las peculiaridades regionales comarcales en un proceso
de integración común. En 1715 los Decretos de Nueva Planta habían castellanizado
España, salvo el País Vasco y Navarra, ambas perderán sus fueros (excepto los
derechos civiles y los conciertos económicos) a raíz de la tercera guerra
carlista y el decreto de Cánovas de Castillo. Ante este intento de
uniformización van a aparecer una serie de nacionalismos periféricos que se
oponen a ello y defienden sus peculiaridades como pueblos. Planteaban una
nueva forma de ver España, defendían una España diversa y multinacional, a la
que consideraban más acorde con la realidad social e histórica.
B.-
El problema de la identidad de España se vio agudizado tras la crisis del 98.
Con "el desastre de Cuba" también se hunde ese concepto uniformista
de España y aparecen una serie de regeneracionismos que critican a la España
actual y proponen un modelo alternativo. Uno de esos regeneracionismos fue el
nacionalista periférico, que proponía una nueva estructura de España, una
España federal, culpando de los males actuales al centralismo existente. En
Cataluña y en el País Vasco ambos nacionalismos empiezan a partir de esta
fecha a obtener importantes resultados electorales, terminando con la
supremacía electoral de los partidos dinásticos en estas zonas.
|
La reacción ante el modelo
centralista y uniformizador del liberalismo español del siglo XIX fue encabezado
siempre por una contestación de carácter cultural. Así los nacionalismos
periféricos comienzan en las nacionalidades o/y regiones que tenían lengua
propia, reivindicando la utilización de esta y la existencia de una historia
y unas tradiciones propias y diferenciadas del resto de España. Este
Renacimiento cultural, que insisto va a ser el primero, va a ser seguido de
un nacionalismo de carácter más político.
|
La importancia de los factores
económicos viene dada por la aparición de la industrialización, pero las
características de esta industrialización van a marcar la aparición de los
nacionalismos periféricos. La industrialización de España fue muy dispersa
(Cataluña y País Vasco se industrializaron y el resto de España continuó
agraria), muy sectorializada (básicamente textil y siderúrgica) y muy
dependiente de la política económica de los gobiernos (necesidad del
proteccionismo, frente al librecambismo que pedía la oligarquía agraria). Así
la burguesía catalana y vasca demanda políticas proteccionistas y estas
reivindicaciones se unen y se funden a las de carácter político. O el
nacionalismo gallego y andaluz de carácter más agrario se basa en los
agravios económicos con respecto a regiones o nacionalidades más avanzadas.
|
En
España, como en otros estados europeos, aparecieron a lo largo del XIX,
distintas manifestaciones culturales y políticas, que evolucionaron en la
defensa de la existencia de naciones propias diferenciadas de la española.
Este proceso pasa por distintas
etapas más o menos largas:
·
Comienzo: Grupo reducido, burguesía
(intelectuales), se interesa por: historia, lengua, cultura...
·
Desarrollo: a lo anterior se une la agitación
política para conseguir cierto grado de autogobierno. También aumenta la base
social.
EL CATALANISMO
Las
manifestaciones del catalanismo son múltiples y unen reivindicaciones
culturales y políticas. El catalanismo tiene una gran variedad ideológica
(liberal o conservadora), social (burguesía e proletariado) y estratégica
(colaborar con el gobierno de España o rechazarlo completamente).
El
catalanismo parte de la idea de la personalidad diferencial de Cataluña, que se
basaría y alimentaria de: lengua propia, costumbres y derecho civil propio, la
idea de un pasado glorioso, el desarrollo industrial y la idea de la
marginación política frente al centralismo.
En
la década de los 30 aparecen en Cataluña, en el contexto cultural del
Romanticismo, un amplio movimiento cultural conocido como Reinaxença. La
finalidad era la recuperación de la lengua y cultura catalana, y no tenía
aspiraciones políticas.
Las
primeras formulaciones con contenido político vienen con Valentí Almirall,
un republicano federal que convocó el Primero Congreso Catalanista (1880), con
la intención de unificar las corrientes catalanistas en un proyecto liberal
y laico. Este movimiento culminó en la creación del “Centre Catalá”
(1882), organización que pretendía conseguir la autonomía. En 1885
presentó a Alfonso XII el Memorial de Greuges (Memorial de Agravios,
Memoria en defensa de los intereses morales y materiales de Cataluña). El
Memorial defendía el proteccionismo industrial y el derecho particular catalán
frente a la uniformización del derecho español. El problema de Almirall era que
chocaba con otras formas de entender el catalanismo de base más conservadora y
católica.
En
1891 un grupo de intelectuales fundaron la Unió Catalanista, de tendencia
conservadora con la intención de defender la tradición jurídica catalana.
Su programa se fija en las Bases de Manresa, que se basaba en los
principios de orden, tradición, religión y propiedad. Defendía una organización
confederal, la soberanía de Cataluña en política interior, y el
restablecimiento de las instituciones tradicionales de Cataluña.
A finales de
siglo la burguesía catalana dejó de apoyar a los partidos dinásticos y pasó a
defender un catalanismo moderado. Este cambio se produce en el contexto de:
-
Crisis de Cuba, pérdida del mercado colonial.
-
Crisis del sistema político, regeneración.
-
Descentralización del Estado.
A convergencia
de la burguesía con el catalanismo moderado se plasmó en la formación de la Liga
Regionalista en 1901. Su triunfo en las elecciones hizo perder peso a los
partidos dinásticos en Cataluña y provocó la crisis de la política caciquil.
Nacionalismo: evolución del catalanismo
hacia posiciones nacionalistas. (esta
parte es como un remate, ya que la redacción está planteada para el siglo XIX.
En 1901 se
creó la Liga Regionalista tras la confluencia de los intereses de
sectores catalanistas y la burguesía industrial. Entre sus líderes estaban Prat
de la Riba y Francesc Cambó. Su programa era conservador e incluso
elitista. Desde su fundación conquista éxitos electorales y, a partir de
1907, con la fundación de “Solidaritat Catalana” en conjunción con
carlistas y republicanos, dominan las elecciones en Cataluña.
EL NACIONALISMO VASCO
Las
provincias vascas tenían dentro de la monarquía española un status especial
definido por sus privilegios forales: hidalguía universal, sistema fiscal
propio, instituciones administrativas y jurisdiccionales propias, restricción
de obligaciones militares, aduanas con Castilla, limitación del poder del rey
(sometidas a los intereses vascos).
Con
la llegada del liberalismo y la Constitución de Cádiz estos privilegios son
suprimidos, pero con el regreso de Fernando VII se reponen.
Cuando
se produce la sucesión de Isabel II, los defensores de los privilegios forales
apoyan a D. Carlos. Cuando remata la guerra carlista en el Convenio de Vergara
se acuerda mantener los privilegios forales.
Con
la ley paccionada de 1841, Navarra pierde los privilegios y pasa a ser una
provincia especial, con autonomía administrativa y fiscal. Las provincias
vascas pierden todos los privilegios, pero los moderados en 1844 vuelven a
concederlos, casi en su totalidad.
En
1876, con la derrota de la 3º guerra carlista, Cánovas suprime los privilegios
vascos, y concede en 78 un régimen de concierto económico: las provincias
vascas tienen capacidad para distribuir las quintas militares y recaudar las
rentas e impuestos con las que contribuyen al Estado central, que es una
cantidad negociada. Este concierto está vigente hasta 1937.
La defensa
de los privilegios forales y la lucha contra la rápida industrialización que
destruía la sociedad tradicional vasca son dos elementos centrales en el
desarrollo del pensamiento nacionalista vasco.
El 14 de julio de
1894, Sabino Arana inauguró el primer batzoki (lugar de reunión) al crear la
sociedad Euskeldun Batzokija, en Bilbao, iniciándose así la organización del
Partido Nacionalista Vasco. En julio de 1895, se constituyó como partido
político pasando a denominarse Partido Nacionalista Vasco (Eusko Alderdi
Jeltzalea) por Sabino Arana, en el contexto de los cambios políticos y
económicos de finales de siglo:
-
Abolición de los fueros en 1876.
-
Rápida e intensa industrialización acompañada de
inmigración (españolización) y formación de una burguesía vinculada al sistema
de la Restauración.
Los principios del nacionalismo se
apoyaban en la defensa de la lengua y cultura y en la etnia, su lema era
“Dios y las Antiguas leyes”. Dios y la Ley vieja es la traducción del
euskera de Jaungoikua eta Lagi zarra,
también escrito como Jaun Goikoa eta Lege
zarra. Es el lema que los hermanos Sabino y Luis Arana, fundadores del
Partido Nacionalista Vasco (PNV) establecieron al asentar las bases del
nacionalismo vasco.
El Nacionalismo vasco atacaba tanto a
las clases dirigentes (destruían la sociedad tradicional) como a los obreros
(perturbaban el orden). Sus postulados se planteaban desde el integrismo
católico y los valores culturales de la sociedad tradicional.
Defensa de los fueros eliminados con la Tercera guerra carlista.
Al
principio el nacionalismo tuvo poca presencia, hasta la incorporación del grupo
fuerista de Ramón de la Sota. En 1898-9 tuvieron los primeros éxitos en el
ámbito local y provincial. Desde entonces se mantuvieron dos tendencias, una
independentista y otra autonomista.
El
nacionalismo vasco se consolida en los primeros años del XX, y controla sobre
todo la provincia de Vizcaya. El discurso del P.N.V. se hizo más moderado para
captar a la burguesía. En 1913 el PNV pasó a denominarse “Comunión Nacionalista
Vasca” con un planteamiento autonomista y defensor de la riqueza vasca.
Después de la muerte de Arana, y al compás de la crisis de
1917, en el partido surgen dos tendencias: la independentista y la autonomista.
En 1921 el sector radical (aberriano) refundó el PNV recogiendo las viejas
tesis de Arana.
GALLEGUISMO
A partir de
la segunda mitad del XIX surge el galleguismo que reivindica:
-
reconocimiento de los intereses de Galicia.
-
la defensa del gallego y del autogobierno.
Su grado de
implantación es escaso:
a)
PROVINCIALISMO: 1840-1885.
b)
REGIONALISMO: 1885-1916.
c)
NACIONALISMO: 1916-1936.
En todas
las fases el punto de partida es:
reconocimiento de la pobreza, atraso y alejamiento; sentimiento de maltrato, y
el olvido desde Madrid.
PROVINCIALISMO:
En torno a
1840 surgen las primeras reivindicaciones en defensa de la propia personalidad y criticando al centralismo.
Culturalmente coincide con el movimiento romántico que potencia el estudio de
los elementos identificadores y
diferenciadores: la historia, cultura y lengua.
Un grupo
importante es la generación de 1846, en la que destaca Antolín Faraldo.
Al mismo
tiempo, se pide un cierto grado de autogobierno; un punto importante fue el
pronunciamiento de M. Solís en 1846, que denunció la explotación que padecía
Galicia y el deseo de regenerar su prestigio.
En la
cultura, paralelamente, se desenvuelve el REXURDIMENTO,
protagonizado por Rosalía, Curros, Pondal… Inician el movimiento de
recuperación y defensa del empleo del gallego como lengua, no solo popular sino
también literaria. Así mismo, los historiadores, Benito Vicetto e M. Murguía,
contribuyeron con sus trabajos de recuperación e interpretación del pasado de
Galicia a suministrar argumentos al naciente galleguismo.
REGIONALISMO:
Aparece en
la década de 1880. Defiende tanto el empleo de la lengua propia como la consecución del derecho a la autonomía política y
administrativa, sin romper con la unidad de España.
Tiene dos
posturas: Liberal: M. Murguía.
Conservadora:
Alfredo Brañas.
Murguía: Defiende la nacionalidad
gallega, justificada en razones: étnicas, idioma, historia, geografía.
Reivindica el derecho a la autonomía política que solo se puede lograr mediante
una amplia descentralización administrativa.
Brañas: Conjuga las reivindicaciones
regionalistas con la unidad de España empleando la idea de la doble patria
(grande y pequeña). Mantiene posiciones católicas
y conservadoras. Un rasgo fundamental del alma gallega es el catolicismo, y
el corporativismo social y gremial como base de la composición de las
instituciones.
Durante
esta época es cuando aparecen las primeras organizaciones de tipo galleguista:
Asociación Rexionalista Galega, 1891; Liga Galega, 1897; Real Academia Galega,
1906; periódico A Nosa Terra, 1907.
Las
realizaciones políticas son escasas. En 1907 se constituye Solidaridad Gallega,
uniendo a regionalistas, republicanos y neocarlistas; se centró en la lucha
anticaciquil y en la redención de foros; tuvo poco éxito.
PREGUNTA CONTESTADA
CIUG, en su página en 2018. Se pone, como ejemplo, para ver lo que contestan
para una pregunta de 30 líneas.
B) A CUESTIÓN
NACIONAL NO SÉCULO XIX
No último terzo do século XIX, a imaxe do acontecido noutros
lugares de Europa, en España desenvolvéronse os rexionalismos e nacionalismos.
Estes movementos, opostos á política centralizadora da Restauración, xurdiron
sobre todo en territorios periféricos dotados de elementos culturais
diferenciados.
No caso catalán, á altura de 1830 o movemento literario da
Renaixença impulsou un proceso de recuperación da cultura e a lingua propias. O
paso do catalanismo cultural ó político tería lugar nos anos 80, cunha
orientación rexionalista, que aspiraba a lograr un maior autogoberno para
Cataluña. A creación da Unión Catalanista en 1891, e as súas demandas de
restauración das institucións históricas e traspaso de competencias, suporían
un novo paso no proceso de afirmación catalanista. Será a principios do século
XX cando adopte unha orientación nacionalista, baixo o impulso de Prat de la
Riba.
A galeguismo tamén experimentou unha lenta evolución na
segunda metade do século XIX. Nunha primeira etapa, iniciada en 1840, o
provincialismo alentaría a progresiva toma de conciencia das particularidades e
necesidades de Galicia. Ese impulso precursor viuse reforzado nos anos 60 polo
Rexurdimento, o movemento cultural iniciado por Rosalía de Castro, que aspiraba
á revitalización do galego como lingua literaria. Con todo, será a partir de
1880 cando xurda o rexionalismo, defensor do dereito á autonomía política, e
que tivo como figuras mais destacadas o liberal Manuel Martínez Murguía e o
conservador Alfredo Brañas.
No caso vasco, a evolución foi diferente e estivo marcada
por un feito político: a abolición dos foros en 1876. As protestas levaron a
Cánovas a aprobar os Concertos Económicos dous anos mais tarde, recoñecendo a
autonomía fiscal das Provincias Vascas. Con todo, a plena reintegración foral
daría lugar a un movemento reivindicativo encabezado por Sabino Arana. O seu
ideario identificaba a etnia e cultura tradicionais como elementos
vertebradores do territorio que denominou Euskadi. Para defender a su
independencia fundou en 1895 o Partido Nacionalista Vasco.
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