COMPOSICIÓN 21: EL
FRANQUISMO: POLÍTICA ECONÓMICA
ORIENTACIONES GRUPO TRABAJO: Sempre tendo en
conta a información subministrada polos documentos, o alumnado deberá demostrar
que coñece a política económica do franquismo nas súas distintas etapas: os
principais trazos da política autárquica característica da primeira fase
(período de illamento internacional e bloqueo económico); a política de
liberalización económica desenvolvida polo goberno dos tecnócratas; as causas e
consecuencias do chamado Desarrollismo
e os efectos da crise económica internacional no tardofranquismo.
La política económica del
franquismo la podemos dividir en dos grandes etapas: la primera que se
extendería entre 1939-59, la etapa de la autarquía, y la etapa de 1959 a 1975,
que se puede denominar del desarrollismo.
La guerra remató con la etapa de crecimiento
económico de los treinta primeros años de siglo. Después de la Guerra Civil se
va a dar una etapa de estancamiento económico en el que se afianza un
capitalismo corporativo. La economía estará muy protegida, y el Estado
asumirá un gran protagonismo en la producción.
LA POLÍTICA AUTÁRQUICA
El
establecimiento de la política autárquica (de autoabastecimiento) parte de los
siguientes elementos: situación de destrucción después de la Guerra
Civil y la falta de capital, inicio de la Segunda Guerra Mundial y posterior
aislamiento, culminación de las tendencias proteccionistas, defensa de lo
español e interés político por controlarlo todo.
Las autoridades franquistas pretendían convertir a
España en una nación autosuficiente. Para eso se va a orientar toda la producción interior al
aprovechamiento de los recursos propios y substituyendo, en todo lo posible,
los productos extranjeros por los nacionales. Esto va a llevar a una fuerte
intervención de la Administración en la economía, que no es solo fruto de
la política económica, sino también de la imposición de la política
internacional (Guerra Mundial y aislamiento) y del interés del Estado por
controlarlo todo.
Para conseguir la autosuficiencia había que:
-
férreo control del comercio exterior para reducir las importaciones. (hay que impedir las importaciones que no
sean imprescindibles y las que sean necesarias hay que reducirlas, para evitar
la salida de capital). El modo de
conseguir el control es mediante la concesión de licencias administrativas por
parte del ministerio de Industria y Comercio. Solo se permite importar cereales,
maquinaria, petróleo y materias primas. Las exportaciones eran muy pocas,
solo cítricos y materias primas para la industria bélica (wolframio para
Alemania, por la ayuda de la Guerra Civil), que no compensan la balanza de
pagos.
Para
el control interior se crean: la comisaria de abastecimientos y transportes
(1939) y la fiscalía de tasas y Junta de precios; se establece el racionamiento
y las cartillas de racionamiento.
-
el desarrollo de la industria de forma rápida para
garantizar la autosuficiencia. Para eso se promulgan leyes para proteger y fomentar la industria
(Ley de Protección y Fomento de la Industria Nacional, Ley de Ordenación y
Defensa de la Industria Nacional, la dos de 1939). El Estado concede la
autorización para la creación de industrias de bienes de equipo, al tiempo que
impone restricciones a las inversiones extranjeras. Pero ante la falta capital
privado y como no se construyen industrias, en la década de los 40, el Estado
se convierte en un gran empresario: se nacionalíza
RENFE y la Compañía Telefónica, y en septiembre de 1941 se crea el
INI (Instituto Nacional de Industria): un conglomerado de empresas
públicas para industrializar rápidamente ante la falta de iniciativa privada.
Inversiones, sobre todo, en la producción de energía (ENDESA) y construcción de
embalses[1],
material de transporte (SEAT, CASA), siderurgia, construcción naval (ASTANO)
(industrias de carácter estratégico para el conjunto de la economía del país).
-
En cuanto a la agricultura: En principio se
continuó con la contrarreforma agraria iniciada en la guerra, a través del
Servicio de Reforma Social de la Tierra, pero solo beneficiaba a los
terratenientes. Se intentan incrementar las producciones, pero la falta de
maquinaria, abonos, malas condiciones meteorológicas (“la pertinaz sequía”, años 44, 45, 46) provocaron unos resultados negativos: no se recuperan las
producciones de antes de la guerra y sigue el racionamiento hasta los años 50
(hambre, importaciones, mercado negro –se vende casi un 50%-).
Los resultados
de esta política autárquica fueron negativos: una situación de atraso
y estancamiento, con una economía poco competitiva donde la escasez, el
tráfico de influencias y corrupción eran frecuentes. Y con los niveles de
producción son muy bajos. La falta de abastecimientos impone el racionamiento
(Cartillas de racionamiento –también para los productos industriales-) viéndose
la población obligada a acudir al mercado
negro y a los estraperlistas. Todo regulado por la Comisaria de
abastecimientos y transportes.
ABANDONO
DE LA AUTARQUÍA
Estos malos
resultados de la economía ponían al régimen de Franco en una situación muy
difícil, incluso aparecen algunas protestas (algún intento de huelga…). Había
que abandonar la política autárquica. España necesitaba ayuda extranjera e integración en el mercado internacional
para desarrollar el capitalismo.
La solución a esa situación viene de la mano de los EE.UU. La política anticomunista de España era
favorable a los intereses americanos en el contexto de la “guerra fría”. Por
eso USA ayudó a desbloquear a España y a facilitar la entrada en los organismos
internacionales. Apertura de la frontera francesa, entrada en organismos
internacionales, etc. (aunque España no recibe las ayudas del plan Marshall). El
punto final de esta alianza fue el acuerdo Hispano-americano de 1953
para el uso de 4 bases militares (Zaragoza, Rota, Morón e Torrejón, en caso de
ataque de la URSS) a cambio del pago de 1500 millones de dólares, maquinaria y
alimentos. España y USA eran aliados, culminará esa amistad con la visita del
presidente Eisenhower en 1959.
Estas ayudas, junto a las buenas cosechas
agrícolas, permitieron poner fin al racionamiento (1951) y salvar la bancarrota
en la que se encontraba la economía. La economía empieza a crecer: más
industrias, más crecimiento urbano, reducción de la agricultura, aumento
demográfico…
Pero era necesario salir de la
autarquía, España necesitaba ayuda extranjera e integración en el
mercado internacional para desarrollar el capitalismo. Por eso se inicia un
proceso liberalizador dando entrada, a partir de 1957, a unos ministros
favorables al aperturismo económico.
Franco en 1957 formó un nuevo gobierno
que se decantó por la liberalización económica. Entran los tecnócratas
vinculados al Opus Dei encabezados por Laureano López Rodó, Navarro
Rubio, López Bravo, etc.
Comenzaron a cambiar poniendo unas medidas
preestabilizadoras. El punto definitivo de esta política es el
decreto-ley de Nueva Ordenación Económica (21 de julio de 1959) conocido como Plan
de Estabilización[2], que contó con la
aprobación de los organismos internacionales FMI (Fondo Monetario
Internacional) y OCDE (Organización Europea para la Cooperación y el
Desarrollo) en los que entró España en 1959 y que concedieron importantes
créditos.
Entramos en la segunda etapa de la política
económica, el desarrollismo de 1959 a 1975.
Los objetivos
del Plan de Estabilización eran los siguientes:
-
Cortar la inflación y sanear las cuentas exteriores:
limitar el gasto del sector público, elevar los tipos de interés (para frenar
el crédito) frenar importaciones especulativas, liberalizar el comercio
exterior, frenar demanda, estabilizar precios, nuevo cambio de la peseta (60
pesetas por dólar), liberalizar las importaciones de capitales, etc.
-
Deshacer el capitalismo corporativo y establecer un
modelo de economía de mercado semejante a la de Europa occidental.
El Plan
de Estabilización sentó las bases para el crecimiento. Los efectos
fueron positivos: se redujo la demanda y la inflación, saneamiento
del comercio exterior..., pero a costa
de la congelación salarial y un aumento del paro que encontrará una
solución con la fuerte emigración a Europa, que se inicia en los años 60
(vive una fase de prosperidad económica).
Para alcanzar los objetivos planteados en el
plan de Estabilización el Estado va a desarrollar la PLANIFICACIÓN
INDICATIVA: Las ideas eran: aumentar las producciones, conectar con la
economía europea, reducir el paro, redistribuir más equitativamente las rentas,
hacer más flexible el sistema económico.
En 1962 se
creó la Comisaría del Plan de Desarrollo (dirigida por López Rodo) que
intentó copiar el modelo francés de planificación indicativa. Se van a elaborar
tres planes: I Plan de Desarrollo
(1964-67), II Plan de Desarrollo (1968-71) e III Plan (1972-75). Los planes
pretendían programar el crecimiento de la economía, sobre todo de la industria,
y de determinadas zonas que estaban
atrasadas pero que tenían posibilidades de crecimiento. Se pusieron en marcha los Polos de Desarrollo
y los Polígonos industriales, para extender la industria y corregir los
desequilibrios regionales (Burgos, Vigo, A Coruña, Valladolid, Zaragoza,
Huelva y Sevilla). Los planes constaban de dos partes: una, de carácter indicativo
(eran las proyecciones de crecimiento), y otra, de carácter vinculante
para a administración (indicativa para los particulares) concretada en el
programa de inversiones públicas, créditos, ventajas fiscales, etc.
La planificación tuvo un éxito importante,
unas tasas de crecimiento medio próximo al 7% anual (superior al resto
de Europa). Fue presentado por el
régimen como “el milagro económico español”. Pasamos a ser la décima
potencia mundial. Crecen todos los
sectores industriales: producción de energía-embalses, industrias de base,
de bienes de consumo (el automóvil -600-), también crece la agricultura, las
ciudades, carreteras…
Por el
contrario, no evitó los
desequilibrios regionales, ni sociales, ni la dependencia exterior (de capital
y tecnología) y permitió la entrada de capital extranjero en las grandes
empresas españolas. Los grandes problemas de la planificación fueron:
no ser verdaderamente indicativos
(proyecciones mal hechas y no revisadas), no
fueron verdaderamente vinculantes (inversiones que no se cumplieron), no fueron equilibradores (agudización
de desequilibrios interprovinciales y sociales), eran demasiado técnicos y
manejaban estadísticas poco fiables. Por
estas razones se habla de
“desarrollismo” y no de verdadero desarrollo.
LOS PILARES
sobre los que se asentó el éxito de la planificación fueron:
-
LA EMIGRACIÓN: válvula de escape al paro y a la
tensión sobre los salarios. Los efectos son: descenso del paro en España,
entrada de divisas (compensa la Balanza de Pagos), aumento del consumo en
España.
-
EL TURISMO: Pieza clave del “milagro español”.
Pasó de un millón de turistas en 1952 a 34,5 millones en 1973. Proporcionan la
entrada de divisas y compensan la Balanza de Pagos.
-
EL CAPITAL EXTRANJERO: en 1959 se liberalizaron
las inversiones de capital extranjero que vieron en España un buen lugar para
invertir por: estabilidad política, ilegalidad de las huelgas y mano de obra
barata. La inversión será sobre todo americana y dirigida a: construcción de
materiales de transporte, química, alimentación y eléctrica. Fue muy beneficiosa,
pero provocó: desnacionalización de sectores básicos, entrada de
multinacionales y más dependencia tecnológica y comercial.
LOS LÍMITES DEL
“DESARROLLISMO” Y LA CRISIS DE 1973-75
El crecimiento económico no fue constante ni
homogéneo. Hay también desequilibrios muy fuertes en la distribución de los
beneficios entre la población y sectores. Se produjo un deterioro progresivo de
la renta agraria y se acentuaron las desigualdades sociales. Las causas: apoyo
a las clases altas y grandes empresas, sistema fiscal que daña a la clase
trabajadora, fraude fiscal.
Por otra parte, existían unos grandes desequilibrios
regionales: cinco provincias concentraban en 1973 el 43% de la producción
total.
En esta
situación se inicia la crisis de 1973 por el efecto de la crisis mundial del
petróleo (alza precios consecuencia de la guerra del Yom Kipur entre árabes e
Israel en 1973) ), y se agrava durante 1974 (confluyendo con el proceso
político) y se desencadena en 1975: el PIB crece menos del 1%.
En 1975 se
produce estancamiento económico acompañado de inflación (estanflación). Aumenta
el paro y baja la renta. Era necesario un cambio en la economía.
El paro se
disparó al frenarse también la emigración. La inflación crece, se devalúa la
peseta, las empresas reducen su actividad (cierres, etc.), aumenta la
conflictividad social. Se hace necesario un cambio en la economía.
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