COMPOSICIÓN 20 EL FRANQUISMO: LAS FORMAS DE OPOSICIÓN AL
RÉGIMEN.
ORIENTACIONES GRUPO TRABAJO: Sempre tendo en conta a
información subministrada polos documentos, o alumnado deberá demostrar que coñece e caracteriza as
diferentes formas de expresión adoptadas pola oposición ao franquismo ao longo
da súa existencia: desde a primeira actividade guerrilleira na inmediata
posguerra ata o xurdimento de diversos movementos de oposición dentro dos piares
do réxime (o exército, a Igrexa e o partido único) na etapa final do mesmo,
pasando pola protesta estudantil e obreira, a organización de partidos
políticos clandestinos, a actividade terrorista e a oposición desde o exterior.
La oposición al franquismo se manifiesta desde la clandestinidad y
sometido a una fuerte represión. A través de la Ley de Responsabilidades
políticas de 1939, se llevó a cabo una depuración de funcionarios, que fueron
sustituidos por excombatientes o exprisioneros; unos 400.000 españoles fueron
juzgados por tribunales militares al final de la guerra; cualquiera que hubiera
militado en partidos y sindicatos o hubiera ocupado un cargo oficial en la II
República tenía que pasar por ellos. 70.000 fueron condenados a penas de
muerte, de las cuales 25.000 fueron efectivas. Los condenados a prisión sufrían
penosas condiciones de vida. En 1943 había más de 20.000 presos haciendo
trabajos forzados.
Otras leyes represivas
fueron: la Ley de Represión de la
masonería y el comunismo de 1940, la Ley de Seguridad del Estado de 1941 y la
Ley de Represión del Bandidaje y del Terrorismo de 1947. A ellas hay que sumar
el Tribunal de orden público, el TOP, creado en 1963 para perseguir todos los
delitos políticos y “cuya singularidad era
subvertir, en mayor o menor gravedad, los principios básicos del Estado o
sembrar la zozobra en la conciencia nacional”.
En el momento de la creación de
FET y de las JONS, en 1937, hubo un movimiento de oposición a las ideas de
Franco. Algunos líderes que se opusieron fueron expulsados o encarcelados por
conspirar contra Franco (Fal Conde o Manuel Hedilla[1]).
Después quedo completamente sometida.
LA OPOSICIÓN EN LA POSGUERRA:
AÑOS CUARENTA
La oposición democrática de los
partidos obreros se manifestó mediante
la lucha armada de los guerrilleros, los
“maquis”. Al principio, se trata de simples escapados o huidos de la
represión de Franco por los montes; después se convierten en guerrilleros.
Hacen acciones de resistencia desde los montes contando con el apoyo de la
población civil y de la ayuda que les proporcionaba el PCE. Intentaron una
penetración por el valle de Arán, en 1944, que fracasa. Después actuaron,
durante varios años en las zonas montañosas (Galicia-León-Asturias,
Extremadura), esperando la ayuda de los aliados, pero la falta de apoyo
internacional y en el país llevó al fracaso de la guerrilla. Acaban capturados,
muertos o en el exilio (algunos colaborarán en la resistencia francesa durante
la 2ª Guerra Mundial). En Galicia destacaron las acciones de Benigno Andrade
(Foucellas) y de José Veiga Castro (Piloto), que murió en 1965.
En los años cuarenta, Franco
también tuvo que enfrentarse con la oposición
MONÁRQUICA: aristócratas y generales (Varela, Moscardó, Aranda) que
defendían la vuelta a la monarquía, a la que se sumó D. Juan de Borbón en 1945
(Manifiesto de Lausana). Franco logró desarmarla colocando a los generales
opositores en destinos sin importancia y proponiendo la Ley de Sucesión de
1947, por la que España se constituía en reino.
También
se puede señalar durante estos años la oposición que se ejerció desde el
Exilio: los exiliados republicanos desde
México, que impulsaron, a propuesta de la delegación de México, que la Asamblea
General de las Naciones Unidas adoptara, el 12 de diciembre de 1946, la
Resolución 39, mediante la cual se excluía al gobierno español de organismos
internacionales y conferencias establecidas por las Naciones Unidas. Provoca la
salida de los embajadores de España y el consiguiente bloqueo. Desde los
años 50, con el reconocimiento internacional del régimen de Franco, pasó a no
tener importancia, incluso para el resto de opositores SE PUEDE
PONER TODO EL EXILIO AQUÍ…….
LA OPOSICIÓN EN LOS AÑOS CINCUENTA Y SESENTA
Los anarquistas (CNT), escindidos y con sus cuadros presos,
perseguidos o aislados en la guerrilla rural o urbana, se diluyeron poco a poco y perdieron su influencia en el movimiento
obrero.
El PSOE y la UGT, con sus direcciones en el extranjero y
desconectadas de la realidad española, intentaron continuar apostando por
pactos con los monárquicos, mientras sus
organizaciones casi desaparecían de España. Sólo el PCE y el PSUC (Partido Socialista Unificado de Cataluña, de
orientación comunista) en Cataluña consiguieron
reorganizar penosamente sus cuadros y hacer notar su presencia en los primeros
movimientos populares.
Sin embargo, poco a poco, a partir de 1950 aparecen en escena otros
grupos: el Movimiento Socialista de Cataluña, los demócratas-cristianos, los
grupos nacionalistas en Cataluña y el País Vasco. Su actividad fue
mínima y los riesgos que corrían eran enormes. Lo más importante fue el inicio de un movimiento de masas como la
huelga de tranvías de Barcelona de 1951, las primeras huelgas en Asturias o la
huelga de Barcelona del mismo año. Aunque es indudable que estos
movimientos eran débiles y escasos, conformaron la situación que más tarde
abrió paso a los movimientos de los años 60.
En los años cincuenta y sesenta aparece también un movimiento de
oposición social al franquismo que viene desde la Universidad, el movimiento obrero y la Iglesia.
EN LA UNIVERSIDAD: Gente de
clase media de tendencia liberal o democristiana. Coincide con los intentos
aperturistas de Joaquín Ruiz Jiménez en la Universidad y con enfrentamientos
con los falangistas. En los años 1955-56 se producen manifestaciones y
enfrentamientos entre estudiantes “aperturistas” y falangistas que Franco tiene
que reprimir y zanjar cesando a Joaquín Ruiz Jiménez y a Raimundo Fernández
Cuesta (Falange). Estos enfrentamientos demostraban el desgaste de la Falange y
el nacimiento de una oposición no vinculada a la guerra. En los años siguientes
las protestas contra el SEU (sindicato único universitario) continuaron y a
partir de 1964 casi ningún distrito universitario reconocía al SEU. En 1965 las
manifestaciones estudiantiles aumentaron por la destitución por el Gobierno de
prestigiosos catedráticos (Tierno Galván, Aranguren, García Calvo, etc.) y
continúan en los años siguientes, sobre todo bajo la influencia del Mayo del
68, siendo duramente reprimidas por la policía. La agitación continuó (1967) y
el Gobierno declaró el estado de excepción en toda España durante dos meses
(1969).
El movimiento obrero
tuvo poca importancia en los años cuarenta y principios de los cincuenta
(huelga de tranvías de Barcelona de 1951). Las
primeras protestas importantes no se producen hasta 1956-58:
manifestaciones en las zonas mineras
(Asturias) e industrializadas (País Vasco). Es en estas huelgas donde comienzan a formarse las futuras Comisiones
Obreras (CC.OO.). Estas “comisiones” se fueron consolidando como
alternativa a las centrales clásicas (CNT, UGT: estructuras muy débiles y
escasa implantación), y con el apoyo del PCE consiguieron una fuerte
implantación entre los trabajadores. Trabajaban desde la clandestinidad y
también infiltrados en los sindicatos verticales (líder del movimiento
Marcelino Camacho). Este movimiento obrero se fortaleció al amparo de la
liberalización de las relaciones laborales que supuso la Ley de Convenios
Colectivos de 1958. Sobre todo, con la “liberalización” que introduce José
Solís Ruiz ministro del Movimiento y de la Organización Sindical que permite
que se presenten a las elecciones sindicales trabajadores no vinculados
directamente con el Movimiento.
Es en 1964 cuando podemos decir
que las CC.OO. inician su andadura como movimiento organizado, logrando la
permanencia y la coordinación, en gran medida, del movimiento obrero español
bajo el franquismo. Las elecciones sindicales de 1966, en las que CC.OO.
logra un gran triunfo, sus representantes infiltrados en las listas oficiales,
supusieron un duro golpe al sindicato vertical y permitieron la consolidación
de CC.OO. como movimiento organizado. Eso causó un disgusto en el régimen y
a partir de ahí pasa de movimiento “semilegal” a ser perseguido
sistemáticamente (el Tribunal Supremo, en noviembre de 1967, las declara
subversivas e ilícitas). La represión contra CC.OO. es brutal: de 9.000
condenados entre 1963 y 1977 por el Tribunal de Orden Público (TOP), que
sustituyó a los Tribunales Militares como instrumento represor, una inmensa
mayoría eran militantes de CC.OO.
En el año 1968 Marcelino Camacho, Julián Ariza y otros dirigentes sindicales son
encarcelados y procesados por su pertenencia a CC.OO.
El auge del movimiento obrero es respondido por el régimen declarando
sucesivos estados de excepción, destacando el de 1969 y el de 1970-71, que
provocan numerosas detenciones y torturas a dirigentes obreros. Destaca
la detención y condena a veinte años de prisión de los dirigentes de CC.OO.
(Marcelino Camacho, etc.) (el llamado
Proceso 1001, celebrado en diciembre del 73, coincide con el asesinato
de Carrero Blanco) que, aunque dificulta las movilizaciones, no impide que a
partir de 1973 los conflictos colectivos, los paros y las huelgas se suceden en
numerosas empresas y sectores de todo el Estado, y que CC.OO. se consolide y
fortalezca como organización.
En los años 60,
desde la Iglesia
también se va gestando una oposición al régimen. El distanciamiento con
el régimen cobra más fuerza entre 1962-65 con motivo del Concilio
Vaticano II. Una parte de la
Iglesia católica, cada vez más numerosa, no sólo se distanciaba del régimen, al
hilo de lo apertura acordada en el Concilio Vaticano II, sino que también lo
critica y pide cambios. Son los años de la HOAC (Hermandad obrera de Acción
Católica), del JOC (Juventud Obrera Cristiana) y USO (Unión Sindical Obrera,
obreros cristianos, constituida en la clandestinidad en 1961), años en que las
iglesias sirven de refugio a los obreros y estudiantes, años en los que es
habitual la figura del "cura rojo". Estos sindicatos de inspiración
católica van a servir de lanzadera del movimiento obrero. En los años setenta con
el nombramiento en 1971 del cardenal Vicente Enrique y Tarancón como presidente
de la Conferencia Episcopal Española, se aumentan las distancias. En septiembre
de 1971 aprobaron un documento en el que se abogaba por una separación entre
Iglesia y Estado y se rechazaba la participación de los obispos en las
instituciones franquistas y se pedía la instalación de un sistema democrático.
Esa tendencia se incrementa en 1973 con el documento titulado “La Iglesia y la
comunidad política”, en el que pedían la revisión del Concordato y el respeto
al pluralismo ideológico.
También desde el movimiento vecinal:
las asociaciones de vecinos era una de las pocas asociaciones permitidas por el
régimen, y se aprovechaban para "colar" reivindicaciones con aristas
políticas siempre que se podía.
También desde finales de los años 50 y sesenta se presenta la oposición
que viene desde:
Desde el nacionalismo también
renace un movimiento de oposición. En el País Vasco, una escisión de jóvenes
del PNV, fundaron en 1959, la organización Euskadi ta Askatasuna (Euskadi y
Libertad, ETA). Reaccionaban contra la pérdida de identidad del pueblo
vasco y contra la represión franquista; tenían un referente de admiración en
los movimientos de liberación nacional que se estaban a desarrollar en el
Tercer Mundo; comenzará las acciones armadas a partir de 1967, para acabar con
la opresión del pueblo vasco. En 1968 el primer atentado contra un policía
acusado de torturador. A partir de ahí se convertiría en el primer problema
político y de orden público del franquismo, que respondería al desafío con una
represión general e indiscriminada en el País Vasco de enorme dureza.
En cuanto a la demás oposición política en los años 50 y 60,
se encontraba muy fragmentada y tenía muy pocos militantes. Estaban: los
democristianos de Gil Robles y los de Manuel Jiménez Fernández; los
socialdemócratas de Dionisio Ridruejo; los liberales de Joaquín Satrústegui;
los republicanos; el PSOE, liderado por Rodolfo Llopis, muy dividido entre los
militantes del interior y exilio (sufre una escisión con la creación por Tierno
Galván del Partido Socialista del Interior). Una de las acciones que tuvo más
repercusión fue la “reunión de Munich”,
de 1962. Con motivo del IV Congreso del Movimiento Federal Europeo se
reunieron en Munich representantes de los movimientos de oposición del interior
y del exilio. Llegaron a acuerdos sobre las reformas que tenía que efectuar
España y la instauración de instituciones democráticas: garantías para el
ejercicio de los derechos de la persona (en especial el de expresión),
supresión de censura, libertades sindicales, etc.
El régimen reaccionó con una gran
campaña de prensa contra lo que denominó el “contubernio de Munich” y con
represalias con los asistentes.
En la reunión no estuvo el Partido Comunista de España (PCE dirigido
por Santiago Carrillo) debido a la hostilidad de los otros participantes
(contexto internacional de rechazo al comunismo) pese a ser el partido con más
implantación (CC.OO.) y mejor estructurado en el interior de España.
El PC fue el partido que mejor supo mantener su organización
clandestina y el único con una cierta organización de masas. Esto fue a
causa de su línea política de penetración en las organizaciones de masas
(comisiones obreras, sindicatos estudiantiles, asociaciones de vecinos…) y su
acercamiento a todas las fuerzas antifranquistas, independientemente del lado
en que hubiesen hecho la guerra: política de “reconciliación nacional”.
LA OPOSICIÓN EN LOS AÑOS 70.
En
los años finales del franquismo se intensificaron los actos de oposición al
régimen. Entre las causas podemos indicar:
- El desarrollo
económico, social y cultural que demanda libertades políticas.
- El crecimiento del
movimiento obrero y universitario y las huelgas.
- El aumento de la
prensa crítica con el régimen.
- El alejamiento de
la Iglesia e incluso de militares (Unión Militar Democrática).
- La propia
debilidad del régimen: aparición de un grupo reformista; debilidad física de
Franco.
Los distintos partidos políticos van aumentando su base social y organización.
El de mayor base social era el PCE
(sobre todo en Cataluña con el PSUC) que defendía una alianza de todas las
fuerzas democráticas o “Pacto por la Libertad”. Liderado por Santiago Carrillo.
La estrategia del PCE, conocida con el nombre de “Eurocomunismo”, tuvo mucho
éxito y consistió en fomentar la unidad de clases contra el franquismo y la
“reconciliación nacional”, rompiendo con el comunismo soviético.
En el
PSOE se dio un crecimiento y cambio de dirección recayendo esta en los
dirigentes que vivían dentro de España (Congreso de Suresnes, 1973, Felipe
González). Los partidos nacionalistas (PNV y CDC, Convergencia Democrática
de Cataluña) tenían también un fuerte arraigo en las clases medias de ambas
regiones.
Junto a estos partidos aparecieron
otros, a finales de los sesenta y principios de los setenta, la llamada nueva
izquierda: la ORT (Organización Revolucionaria de Trabajadores), la LCR (Liga
Comunista Revolucionaria), el PCE m.l (P. Comunista marxista leninista), etc.
Influidos por el maoísmo, trotskismo, etc. defendían la acción directa,
violenta. (De algunos grupos se desprendieron grupos violentos como el FRAP).
Dentro del régimen también aparecen escisiones: algunos cargos
importantes como Fraga, Areilza, Fernández Ordóñez, Pío Cabanillas, Calvo
Sotelo defienden una línea reformista, aunque sin llegar a proponer un sistema
democrático (Gabinete de Orientación y Documentación, GODISA de M. Fraga;
colectivo “Tácito”; Federación de Estudios Independientes, FEDISA). En el Ejército, La Unión de Militares
Demócratas (UMD), sindicato clandestino creado en 1974, nunca fue más que
un reducto minoritario, pero mostraba que hasta en el epicentro del Régimen
había cierto descontento.
El paso final del movimiento opositor fue la realización de uniones o
alianzas como pedía el PCE en su Pacto por la Libertad. Una de las primeras
alianzas fue la Asamblea de Cataluña, en la que participaban todos los grupos
de oposición de Cataluña. Las alianzas
más importantes son las que formarán el PCE y el PSOE. En julio de 1974 se
constituyó en París la Junta Democrática de España, liderada por el PCE, en
la que se integraban: Partido Socialista Popular (Enrique Tierno Galván),
personalidades independientes (García Trevijano), asociaciones (vecinos, amas
de casa, juventud, etc.), Comisiones Obreras, etc. Sus objetivos constituían un
programa democrático mínimo (formación gobierno provisional, amnistía,
legalización partidos, libertad de huelga, derechos de reunión, expresión,
celebración sufragio sobre la forma de gobierno, etc.). Tuvo una gran
repercusión por promover la oposición política sin pertenecer a ningún partido.
En 1975, las fuerzas que no habían
entrado en la Junta promovieron la creación de la Plataforma de Convergencia
Democrática, liderada por el PSOE, en la que se encontraban: UGT, Izquierda
Democrática, Unión Socialdemócrata Española, Organización Revolucionaria del
Trabajo, Movimiento Comunista y Partido Carlista. Desde el principio comenzaron conversaciones entre las dos
formaciones para luchar conjuntamente. Un primer acuerdo se da el 30 de octubre
de 1975 (Franco enfermo): liberalización de presos, libre ejercicio derechos
humanos, libertades políticas y ruptura democrática. Las conversaciones se
mantienen hasta alcanzar la unidad, en marzo de 1976, con la formación de
Coordinación Democrática, que luchará por la ruptura democrática (elecciones
generales a Cortes Constituyentes).
También hay que añadir el incremento del terrorismo. La organización terrorista más importante fue
ETA. Esta organización derivó ideológicamente hacia el independentismo radical
y el leninismo, y llevó a cabo asesinatos (desde 1968), secuestros y chantajes
a empresarios en una autodenominada lucha contra los gobiernos de España y
Francia que impedían, según su visión, la libertad del pueblo vasco. El
atentado más importante de ETA en
este período fue, sin duda, el magnicidio que acabó con la vida del presidente
del Gobierno, el almirante Carrero Blanco, el 20 de diciembre de 1973. Además
de ETA, aparecieron otras organizaciones terroristas de extrema izquierda, como
el Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico (FRAP) y los Grupos Revolucionarios Antifascistas Primero de
Octubre (GRAPO), constituidos ambos
en 1975. La extrema derecha también constituyó grupos, como los Guerrilleros de
Cristo Rey, que organizaron constantes provocaciones y atentados para que el
régimen no cediese a las reivindicaciones de la oposición.
oposición desde el exilio: tiene alguna incidencia
en los años 40, pero con divisiones
Se puede señalar la influencia que ejercieron los
exiliados republicanos desde México, que impulsaron, a propuesta de México, la
Asamblea General de las Naciones Unidas adoptara el 12 de diciembre
de 1946 la Resolución 39, mediante la cual se excluía al gobierno español de
organismos internacionales y conferencias establecidas por las Naciones Unidas.
En 1945 se creó un gobierno republicano en el
exilio, en México. Allí se celebraron las cortes republicanas de 1945 (con un
centenar de los diputados de 1936) que eligieron el gobierno republicano en el
exilio. Azaña había muerto y Martínez Barrios fue elegido presidente de la
República en el exilio y José Giral, presidente del gobierno. Pero no tuvo
reconocimiento internacional y sus acciones carecieron de incidencia. Además de
estar divididos entre los que querían una estrategia exclusivamente republicana
y los que aceptaban colaborar con otras fuerzas políticas. El gobierno
republicano en el exilio se mantuvo hasta 1977.
Desde fines de la Guerra Mundial se reorganizan
algunos grupos políticos, en el exilio, como el PSOE, la UGT o el PCE y se
forman algunas alianzas entre ellos –Unión Nacional Española (UNE), dirigida
por el PCE y la Alianza Nacional de Fuerzas Democráticas (ANFD)–.
-El PSOE, liderado en el exilio de México
por Indalecio Prieto, intentó un acercamiento a los partidos monárquicos como
mal menor para acabar con el régimen franquista. Este acercamiento no llegó a
cristalizar y por ello Indalecio Prieto dimitió en 1950.
-El Partido Comunista estaba dividido.
Finalmente, en 1942, Dolores Ibárruri, «La Pasionaria» fue elegida, en el
exilio, Secretaria General del PCE, cargo que desempeñó hasta 1960, en que fue
sustituida por Santiago Carrillo. El PCE pretendió crear un frente nacional
republicano, pero no fueron apoyados por el resto de grupos políticos en el
exilio. A partir de 1951, el PCE defiende la idea de «reconciliación nacional»
y su deseo de llegar al poder por medios no violentos como la «huelga nacional
pacífica»
La contestación de régimen a toda la oposición fue la dura represión; en ese
sentido podemos señalar: en el año 1963 se creó el temible Tribunal de Orden
Público (TOP) que juzgaba los llamados delitos políticos o actividades
subversivas. Los consejos de guerra y las ejecuciones. Entre ellos destacan, el
proceso de Burgos (1970) contra ETA; y el proceso 1001, contra
dirigentes de CCOO (1973). En 1974 el anarquista Puig Antich fue
ejecutado y en septiembre de 1975 tras un juicio militar, fueron ejecutados
cinco militantes del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico) y
de ETA.
[1] Fal Conde se opuso a la
unificación y tuvo que exiliarse en Portugal. Manuel Hedilla fue acusado de conspirar
contra Franco y fue condenado dos veces a la pena de muerte, luego conmutada.
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