14. LA CRISIS DE 1917, LOS GOBIERNOS DE
CONCENTRACIÓN Y LA GUERRA DE MARRUECOS
Sempre
tendo en conta a información subministrada polos documentos, o alumnado
deberá explicar a crise
de 1917 na súa triple dimensión: militar (formación das Xuntas de Defensa), social (folga
xeral) e política (formación da Asemblea de Parlamentarios), para, a
partir da mesma, comentar a substitución do turnismo polos gobernos de concentración cuxo fracaso, xunto co
“desastre de Annual” e as súas consecuencias (expediente Picasso),
explican o establecemento da ditadura de Primo de Rivera.
A partir de 1913 comienza
la crisis definitiva del sistema de la Restauración que viene dado por el choque
entre dos concepciones distintas que no encuentran entendimiento:
El choque entre el liberalismo oligárquico,
que se legitima a través del fraude electoral, y el liberalismo democrático,
que se legitima a través de la libre participación.
El choque entre el centralismo y el
nacionalismo (la diversidad regional).
En esa situación, desde 1913, se aumentan las
tensiones por el impacto de la Primera guerra mundial en España, a nivel social
y económico; y por la progresiva fragmentación de los partidos dinásticos.
En cuanto al impacto de
la Primera Guerra Mundial sobre la sociedad española. Aunque España mantuvo
una posición de neutralidad, la sociedad se dividió en dos bandos: “aliadófilos”
(sectores más progresistas, republicanos y socialistas) y “germanófilos”
(clases altas, iglesia, ejército, etc.). La situación degeneró en una “guerra
civil de palabras” sobre las reformas que se tenían que hacer en España y que
los partidos dinásticos no llevaron a cabo. Por otra parte, la guerra provocó
una fuerte expansión económica, se incrementó la demanda externa lo que
aumentó las ganancias de la burguesía industrial y comercial, pero que no se
acompañó de un incremento salarial de los obreros, que pierden capacidad
adquisitiva. Las diferencias sociales se acentuaron, por lo que las huelgas
crecieron en ese período.
Por su parte, los partidos dinásticos siguen con su
fragmentación, por lo que eran incapaces de mantener estable el sistema de
turnos. Esta fragmentación que ya se venía produciendo, se agudiza más, e hizo
constante la intervención del monarca en el gobierno, lo que debilitó aún más a
los líderes. A eso se unía la dificultad para obtener mayorías en el
parlamento que dieran estabilidad al gobierno. En esas circunstancias las
bases del sistema de la Restauración se hacían inviables: era difícil mantener
la alternancia lo que acabó desembocando en gobiernos de concentración
(Maura, 1918), y el número de candidatos como resultado de las elecciones era
más numeroso.
También podemos hacer
mención al impacto de la revolución rusa
(1917) que influyó, sobre todo, en las organizaciones políticas y
sindicales, pero también en las clases conservadoras, que a partir de entonces
comienzan a temer que la expansión de los postulados de la revolución rusa, el
comunismo soviético, llegue también a nuestro país.
Esta problemática estalla en 1917 en forma de una triple
crisis: la militar, la política y la social.
La crisis militar viene desde principios de siglo.
Descontento con el trato del gobierno y ahora enfrentados entre ellos entre “africanistas”
(defienden los ascensos por méritos de guerra y tienen sueldos más altos,
mentalidad más conservadora) y los “peninsulares” (defienden escalafón
cerrado –ingenieros-). Y a esto se une
la inflación, desde 1914,
que afectó más a los “peninsulares”. El descontento de los oficiales desembocó
en la formación de las Juntas de Defensa en otoño de 1916. En julio de
1917 le presentaron al gobierno unas peticiones (Manifiesto de las Juntas); en
el exponían: mejoras presupuestarias, aumento de los salarios, vuelta al
escalafón y convocatoria de Cortes Constituyentes, para regenerar la vida
política. También le pedían al gobierno que defendiese sus peticiones y
defendiese el honor de los militares frente a los ataques antimilitaristas. Sus
peticiones eran solo de carácter corporativo disfrazadas con el lenguaje
“regeneracionista”. La intención era usurpar el poder civil y reforzar su
posición.
En principio,
fueron ilegalizadas por el gobierno del liberal García Prieto. Pero su presión
y el apoyo del Rey hizo que, después de la caída de G. Prieto (junio de 1917),
el gobierno del conservador E. Dato, cierre las Cortes, y después legalice las
Juntas bajo la denominación de Comisiones Informativas, aunque estas
mantenían sus exigencias e incluso las aumentaban. El gobierno cede porque los
necesita para el control del sistema.
En cuanto a
la crisis política: ante la situación de crisis (huelgas y presión de los
militares), el gobierno de Dato suspendió las garantías
constitucionales y cerró las Cortes. Como reacción la Lliga Regionalista
(Cambó, y los nacionalistas) organizó en Barcelona (19 de julio de 1917) una reunión
de parlamentarios no dinásticos a la que solo acudieron 71. Las propuestas
eran: formación de un gobierno provisional y convocatoria de Cortes
Constituyentes con la intención de
romper el dominio de las oligarquías, del turnismo y de la centralización.
La reunión fue prohibida por el gobierno, aunque se reunieron y fue disuelta
por la Guardia Civil. Pensaron en volver a reunirse en Oviedo a mediados de
agosto, pero no se hizo. (doc.1 del modelo de examen)
El movimiento
murió por las discrepancias ideológicas de los participantes y por
el inicio de las huelgas de agosto de 1917 que retrajeron a los burgueses ante el
temor a la revolución (excesiva presencia de gente de izquierdas, la revolución
rusa…).
Finalmente,
está la crisis social (doc. 2 del modelo de examen). Desde el inicio de la
Primera Guerra Mundial los salarios de los trabajadores perdieron
capacidad adquisitiva, mientras las empresas aumentaban los beneficios. En 1916
comenzó un proceso huelguista que estalló en agosto de 1917 al unirse el
conflicto ferroviario iniciado en Valencia (la empresa no readmite despedidos y
la huelga se extiende a toda España y pasa a ser una huelga general
indefinida). La UGT, junto con la CNT, convocó una huelga general
revolucionaria para el 18 de agosto de 1917, para forzar la convocatoria de
Cortes Constituyentes y un proceso reformador. Pasaban de tener solo
reivindicaciones económicas y de condiciones de trabajo a intentar transformar
el sistema político. La huelga tuvo un
gran éxito (grandes capitales y centros industriales) y el gobierno contestó
con la represión: ley marcial, envío del ejército (causará más de 100 muertos),
detenciones y condenas (cadenas perpetuas para Besteiro y Largo Caballero
(PSOE), aunque amnistiados en 1918). Al final fracasó por la dura represión y
por la falta de una estrategia clara por parte de los obreros.
Como consecuencias de esta triple
crisis podemos señalar:
- Los gobiernos ya no podían mantener la
ficción del turno, se produce el colapso de las instituciones…
De 1917 a 1923 hay una constante
inestabilidad y pérdida de prestigio en el gobierno. Ni conservadores ni
liberales consiguen obtener la mayoría. Era preciso formar gobiernos de
concentración (Gobierno “nacional” de Maura en marzo de 1918 contando con
los jefes de todos los grupos para: solucionar la huelga de Correos, el
obstruccionismo de las Cámaras, la amnistía para los presos del 17 y reformar
la educación), con los principales líderes, que siempre se rompían por las
rencillas personales, o gobiernos de fracción, siempre en manos de
conservadores, pero muy débiles.
En ese contexto, el ejército tomó
un mayor protagonismo. Era el encargado de reprimir los procesos
revolucionarios y se presentaba como el salvador de la monarquía y que podía
resolver la corrupción y los problemas del país.
- La
oposición es incapaz de ofrecer una alternativa. Es una oposición menguada. Los
intentos reformistas fracasaban por el temor a la revolución (además está el
ejemplo de la Revolución Rusa). El catalanismo aumenta sus exigencias. El
nacionalismo crece, sobre todo la Lliga, y aumenta su petición de autonomía.
Estas peticiones causaron fuerte temor en la sociedad española que radicalizó
el ambiente con acusaciones de separatismo.
- A
nivel social crece la agitación: aumentan las huelgas. Los sindicatos se dan
cuenta de su fuerza. En Cataluña llega a desarrollarse el pistolerismo y en
Andalucía se habla del “trienio bolchevique”.
- El
ejército aumentó la presión sobre la política y la sociedad. Pero se produce
otra intervención que acaba en fracaso: el
desastre de Annual.
Después de la Primera Guerra
Mundial, el gobierno decidió emprender acciones militares para afianzar el
control del territorio (la Yebala controlada por El Raisuni, y el Rif por Abd
el Krim). El general Silvestre (Comandante General de Melilla), desde marzo de
1920 se fue adentrando en el Rif, para llegar a controlar más territorio y
controlar a los insurrectos. Se adentró en el Rif con el objetivo de ocupar la
bahía de Alhucemas, y penetró en un territorio extenso y de difícil orografía,
muy alejado de los centros de aprovisionamiento. Del 17 al 22 de julio cae
Igueriben ante el ataque de las cabilas de Abd el Krim. Después se inicia el
ataque a Annual, en principio se intenta mantener la posición, pero eran 5000
hombres contra 20.000. Sin armas, sin munición y sin agua. Se ordena la
retirada. Es un desastre: desorganización, faltos de mando, etc. Mueren, el 22
de julio de 1921, unos 3000 soldados, entre ellos el general Silvestre. Se van
retirando, los últimos llegan a Monte Arruit, que se rinde el 3 de agosto
(rendidos serán asesinados). En total unas 13.000 bajas. Su número varía según
los estudios.
El desastre de Annual tuvo
importantes consecuencias políticas. La prensa culpó de la derrota al gobierno
y al ejército, y se exigieron responsabilidades políticas.
El gobierno acordó instruir un
expediente que lo encargó al general Picasso. El resultado fue el Expediente
Picasso. En él se ponía de manifiesto la negligencia del ejército e incluso
la implicación del rey Alfonso XIII (hablara con militares para que tuviesen
algún éxito en Marruecos para tener más prestigio e imponerse al gobierno). La
elaboración del Expediente contó con gran obstruccionismo por parte de los
militares y del gobierno, que pretendió, por todos los medios, disminuir su
impacto. (doc.3)
Desde 1921 se iniciaba el final
de la Restauración. El régimen de la restauración solo tenía dos salidas:
democratizarse o Establecer un gobierno “duro”, llevado a cabo por el “cirujano
de hierro” del que hablaba Joaquín Costa, para dar solución a los problemas de
España.
La presión de las
responsabilidades por el desastre de Annual, la presión de las Juntas militares
(ahora Comisiones Informativas, en defensa de sus reclamaciones y contrarias a
los “africanistas”, a los que apoya el Rey), la presión nacionalista, el
crecimiento de los partidos republicanos y del PSOE, las huelgas y el
pistolerismo junto con los fracasos de los gobiernos por controlar el sistema,
hacían presagiar una intervención militar.
En ese contexto, ni el rey ni la
oligarquía dominante querían ningún cambio que les restase los beneficios
políticos y económicos, por lo que no hizo nada ante el golpe de Primo de
Rivera que se produce en septiembre de 1923 acabando con el régimen de la
Restuaración.
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