COMPOSICIÓN
11. LOS PRINCIPALES SECTORES INDUSTRIALES Y EL PAPEL DEL FERROCARRIL (SECTORES
TEXTIL Y SIDERURGICO Y SUS DIFERENCIAS REGIONALES, Y EL DESARROLLO FERROVIARIO
ESPAÑOL Y EFECTOS EN EL CONJUNTO DE LA ECONOMÍA) … modelo de examen de
septiembre de 2018.
ORIENTACIONES GRUPO TRABAJO: Sempre
tendo en conta a información subministrada polos documentos, o alumnado deberá
demostrar que coñece xenericamente as dificultades do proceso de
industrialización en España e que identifica os sectores pioneiros e as áreas
xeográficas en que se localizan (industria téxtil, centrada en Cataluña, e
siderúrxica –individualización dos tres focos clásicos–). Respecto ao papel
xogado polo ferrocarril, deberá vinculalo coa Lei de Ferrocarrís como impulsora
do mesmo, así como analizar as principais características da rede ferroviaria
española e as súas consecuencias. Neste punto será interesante valorar a súa
relevancia como estimulador ou non da industrialización española.
Algunos
de los factores que contribuyeron a dificultar y limitar el desarrollo
económico son: (HAY QUE SINTETIZARLOS….)
- Obstáculos físicos y naturales: el
relieve que dificulta las comunicaciones, ríos poco navegables, deficiente
calidad de las tierras (mucho secano), escasas materias primas (minas de
calidad mediocre) y fuentes de energía...
- Escasas transformaciones en los sistemas
agrarios: mantenimiento de una agricultura y ganadería tradicional, que no
proporcionó ni la mano de obra ni los recursos ni el mercado para el resto de
los sectores económicos.
- Reducida capacidad de consumo del mercado
interior: poca población y niveles de renta muy baja lo que imposibilitaba
comprar nuevos productos.
- Falta de competitividad de los productos
españoles: altos costes de producción (provocados por los inconvenientes
citados antes, más la poca especialización y nula renovación técnica) que se
mantienen por el sistema proteccionista que reserva el mercado español para los
productores nacionales.
- A la ausencia de un mercado nacional
integrado. Las transformaciones se concentran en unas regiones (Cataluña,
País Vasco, Asturias…) pero el resto se desarrolla muy poco y, además, no están
bien relacionadas por las dificultades de las comunicaciones.
- Despreocupación por las innovaciones
técnicas: los grupos dominantes despreocupados de la educación e
investigación ya que el dominio político les permitía seguir al frente del
estado y el dominio económico vivir sin realizar transformaciones.
- Escasez de capitales y preferencia por
inversiones especulativas (Bolsa, Deuda) o inmobiliarias frente a las
productivas.
- Mentalidad de los empresarios y políticos:
buscan la protección del Estado, la explotación de los trabajadores y la
protección legal para esas actividades antes de volverse innovadores y
competitivos.
- La
guerra de la Independencia y la pérdida de los territorios en América. Supuso
la destrucción del tejido productivo, interrupción de las inversiones, pérdida
demográfica, etc.
EL
SECTOR TEXTIL. En Cataluña ya
existía a finales del XVIII un proceso de protoindustrialización ligado a la
industria algodonera y las fábricas de indianas (tejidos de algodón
estampados), aunque este se vio truncado en los inicios del S.XIX por la Guerra
de Independencia y la pérdida del mercado americano. El despegue del sector
textil algodonero se va a producir en los años 20 y principios de los 30,
cuando se producen unas reformas de carácter liberal que impulsaron la
actividad industrial y favorecieron la mecanización de las fábricas, unido al
proteccionismo para defenderlos de los productos foráneos. Así empiezan a
introducirse el sistema de fábrica acompañado de un proceso de mecanización en
el hilado y en el tejido. Esta mecanización (máquina de vapor –las primeras
fueron las de la fábrica El Vapor de los hermanos Bonaplata en Barcelona-, husos
mecánicos, selfactinas, etc.) se aceleró debido a la falta de mano de obra, y
por la abundancia de capital que venía repatriado de las colonias americanas.
También se benefició de la protección arancelaria. Otros sectores que se
industrializan son lo de la producción de lana (Sabadell y Tarrasa) y de seda.
La
mecanización provocó un aumento de la productividad y una disminución de costes
y precios de venta, además de aumentar la producción con menos mano de obra.
Al
principio la localización de estas fábricas en más próximas a la costa, por la
dependencia del carbón inglés para su funcionamiento. Desde los años 60 el agua
se convirtió en la escogida por muchos empresarios catalanes que trasladaron
sus fábricas de la costa hacia las cuencas fluviales para aprovechar la energía
hidráulica. Los ríos Besòs, Llobregat, Cardener y Ter atrajeron la mayoría de
la actividad industrial de aquél período. Con este cambio nacieron las
“colonias”, un nuevo concepto de producción industrial, alejado de las grandes
urbes, cuyo eje era la fábrica pero que además disponía de todo tipo de
servicios complementarios para los obreros y sus familias, entre ellos
iglesias, escuelas, economatos o las mismas residencias familiares.
El crecimiento del sector textil es
constante desde la década de los treinta. Después de superada la crisis de
1868, se produce un fuerte crecimiento por el aumento de la mecanización y por
el crecimiento de la demanda, que se veía potenciada por el sistema
proteccionista (durante la vigencia del arancel librecambista de Figuerola se
incrementaron las ventas al mercado cubano, compensando de ese modo la
facilidad de la entrada de productos extranjeros en España). La guerra de Cuba
supone otro fuerte impulso al sector por la necesidad de vestir a las tropas.
En
Cataluña se desarrolló un fuerte núcleo industrial en base a la industria
textil y a las industrias mecánicas complementaria de esa actividad. También se
desarrolló algo de siderurgia y un poco de industrias químicas (para la textil
y agrícola). El éxito se debe a la incorporación de máquina, al dinamismo de la
burguesía catalana y al proteccionismo que reservaba el mercado español a las
producciones catalanas.
A pesar de todo, en Cataluña se
siguieron manteniendo los pequeños talleres y los trabajos a domicilio.
A lo largo del siglo la industria
creció, pero le seguía faltando competitividad por:
- Costes
de producción elevados, por la falta de fuentes de energía (carbón) y materias
primas.
- La
escasa capacidad de compra.
- La
situación geográfica que elevaba los costes do transporte.
El
resto de sectores textiles en España, el lanero o el del lino, al principio de siglo mantienen sus
producciones, pero no sufren el mismo proceso de mecanización y modernización
que el sector textil, por lo que progresivamente sufrirán la competencia de los
textiles catalanes. Así los centros laneros tradicionales (Béjar, Segovia,
Ávila o Palencia) se desplazan a Sabadell o Tarrasa que facilita la
modernización, la abundancia de capital, el contacto con otras industrias
complementarias, mayor dinamismo comercial y mejores vías de comunicación para
abastecerse de materias primas y vender los productos elaborados.
LA
INDUSTRIA SIDERÚRGICA. Su evolución
refleja las insuficiencias energéticas (carbón de mala calidad), las
dificultades para la aplicación de innovaciones tecnológicas procedentes del
exterior y la falta de demanda de productos siderúrgicos.
Los
tres focos siderúrgicos que se desarrollaron durante el XIX revelan: a)
crisis del carbón vegetal, b) su sustitución por la hulla asturiana y c) el
triunfo definitivo del coque inglés como elemento impulsor del despegue vasco.
En
España había minas de carbón (Asturias, Serra Morena, León) pero de difícil
extracción, de calidad media y de situación difícil, lo que encarecía los
productos finales. Resultaba más barato el carbón británico que será empleado
al principio por la siderurgia vasca.
La siderurgia malagueña, entre 1830-64, fue la pionera en la apertura
de altos hornos, pero fracasó debido a los altos costes de producción derivados
del empleo de carbón vegetal. A mediados del siglo XIX producía el 85% del
hierro colado de España. Su decadencia fue debida a la competencia de las
instalaciones del norte y de los productos extranjeros. Tuvo su impulso por las
guerras carlistas.
La siderurgia asturiana, entre 1864-79, que no logro consolidarse al
carecer de carbón mineral de calidad y por la falta de demanda de productos
industriales. Le repercute negativamente las franquicias arancelarias para el
ferrocarril y el arancel librecambista de Figuerola.
La siderurgia vasca se desarrolla a finales del siglo. Contaba
con varias condiciones favorables:
- El carbón galés a cambio de hierro.
Eje comercial Bilbao-Cardiff.
- La política arancelaria
proteccionista de los años 90 que hizo que el Estado comprase el material
vasco.
-
Se complementaba con el desarrollo de empresas navales y mecánicas.
Fundación
de la empresa Altos Hornos de Vizcaya en 1882.
LA MINERIA: La minería española se mantuvo estancada
durante todo el XIX por varias razones: la baja demanda por el atraso
económico, la falta de capital y tecnología para explotar los yacimientos y por
la excesiva intervención del Estado.
El
crecimiento de la minería se produce sobre todo a partir de 1868, con la Ley de
Bases sobre Minas que facilita la explotación de las minas españolas por
particulares y permite las inversiones extranjeras. Se conoció como la
desamortización del subsuelo, y permitió la venta de las minas a compañías
privadas, sobre todo inglesas y
francesas. La mayor parte de esa producción minera era exportada.
Los principales focos industriales en España se encuentran en la
periferia:
Cataluña: Es el principal y más diversificado. Su
proceso de industrialización arranca unido al sector textil (fábrica de
Bonaplata, 1832) en el que se instalan las primeras máquinas movidas por el
vapor y los modos de producción capitalistas. Paralelamente se desarrolla la
metalurgia de transformación y las industrias química, papelera etc. También
adquieren desarrollo las actividades relacionadas con el mundo agrario (vinos,
corcho, etc.). A finales de siglo aparecen también las industrias eléctricas de
producción y distribución.
Todas estas actividades se vieron
favorecidas por el establecimiento del proteccionismo del mercado interior.
Andalucía
y Levante: En estas
regiones el proceso de industrialización arranca pronto, sobre todo en
Andalucía (Málaga), unido a la industria siderúrgica, pero fracasaron por los
elevados costes de producción y la competencia de otras regiones. También
destaca las industrias extractivas (cobre, mercurio), aunque no ejercieron un
gran impulso en la zona dado que estaban en manos de compañías extranjeras
(inglesas y francesas). En cuanto a la industria textil, destaca algún sector
especializado como el de la seda.
Asturias
y País Vasco. Asturias se
desarrolla unida, sobre todo, a la minería del carbón. Su crecimiento se vio
perjudicado por la calidad del mineral y de las minas. El proteccionismo
siempre le benefició. El País Vasco creció unido al mineral de hierro. Se
convierte en el principal foco siderúrgico con las principales empresas de
altos hornos. Unido a esto está la industria metalúrgica de transformación
(maquinaria, motores, hojalata) y la naval.
Galicia: El desarrollo industrial es pobre. Los
sectores tradicionales (textil, curtidos, etc.) se arruinaron por la
competencia de otras zonas. El lino se arruinó por la competencia del algodón.
Destaca la industria de conservas de pescado que parte de las tradicionales
industrias de salazón, sobre todo a finales del XIX y en las Rías Bajas. Esta
industria se vio favorecida por tener acceso a las materias primas de forma
fácil (aceite, sal, sardina) y por el capital invertido (salazón, conservero,
familias…). Junto a la industria de conserva se desarrolla, la naval, la de
hojalata, litográfica, etc. Debemos mencionar también la instalación de pequeñas
empresas de electricidad y minería.
EL FERROCARRIL
Es un
elemento fundamental en el proceso de industrialización: primero, por el
consumo que hace de materias primas e impulso sobre otras industrias (hierro,
madera, carbón, etc.); segundo, por facilitar la introducción de avances
tecnológicos (máquinas, etc.); tercero, por la incidencia en los mercados de
trabajo y cuarto, por las ventajas que introduce en toda la economía nacional
una vez construido (abarata costes, relaciona mercados, etc.).
Desarrollo
tardío con respecto a Europa. La primera línea se abre en 1848, uniendo
Barcelona y Mataró, y a principios de los 50 la línea Madrid-Aranjuez. En esos
años es necesario aumentar la construcción para impulsar economía y dar salida
a los productos agrícolas del interior de España[1].
Los objetivos vendrían a ser entre otros:
a.- Activar
la economía nacional gracias a un medio de transporte moderno, mecanizado.
b.- Crear un
mercado nacional, en el cual gracias al ferrocarril se podían llevar las mercancías
de un lugar a otro de la Península en cuestión de días.
c.- Invertir
el capital excedente que se había ido generando en las últimas décadas.
d.-
Desarrollar la industria nacional gracias a la demanda que generaba el tendido
ferroviario.
En junio de 1855,
sale a la luz la Ley de ferrocarriles que va propiciar un crecimiento
espectacular por:
-
El apoyo del Estado: subvenciones y franquicias arancelarias para
importar materias primas.
-
Entrada masiva de capital extranjero. La ley permite la entrada de
compañías extranjeras para facilitar la construcción. Sobre todo, francesas.
-
Ley Madoz que proporciona recursos financieros.
Pero en esa
ley se señalan aspectos que condicionarán la historia económica
posterior:
-
La estructura radial con centro en Madrid, idea de
consolidar un Estado centralizado, pero que no articula el mercado interno, no
interrelaciona zonas productoras y consumidoras. Es más una red de extracción
de materias primas (cereales y productos mineros) que de relación de mercados
en el interior de España.
-
El ancho de vía (1,67m. frente a 1,44m. usado en Europa)
que dificultará los intercambios internacionales. Vías más anchas para poner
locomotoras más potentes (relieve difícil) y también era el ancho que se iba a
poner de moda en Europa[2];
también se explicó como un intento de evitar invasiones (idea errónea) o
también para poder controlar el comercio exterior.
-
La autorización para
importar los productos extranjeros que mermó el desarrollo interno al poder
importar cualquier producto (impulsa economías extranjeras).
-
La construcción y explotación podía hacerla el Gobierno o
compañías privadas. Quedará en manos privadas lo que llevará los beneficios a
particulares y a Francia, origen, en su gran parte, del capital invertido.
La idea era construir
con rapidez, que no sería posible con la producción interna, para dar salida al
cereal del interior. Pero no se pensaba en lo que se tendría que transportar.
Fases de la construcción:
-
Antes de 1855, pocos kilómetros en torno a Madrid, Barcelona y
Asturias.
-
De 1856 a 1866: Expansión por la ley y el capital invertido.
-
De 1866 a 1876: Paralización.
-
De 1877 a 1895: Relanzamiento de la actividad por la construcción
de compañía en su zona de explotación (Caminos de Hierro del Norte,
Ferrocarriles Andaluces y Ferrocarriles de Madrid, Zaragoza y Alicante).
-
De 1896 a 1936: continuación lenta.
Como consecuencias de la introducción del ferrocarril
podemos señalar las siguientes:
-
Fue un elemento decisivo en el proceso de modernización económico.
-
Revolucionó los transportes.
-
Contribuye a la integración de los distintos espacios y regiones.
-
Ayudó a la bajada de los precios y al aumento de los intercambios.
-
Aumentó la demanda de trabajo.
-
No impulsó todo lo que pudiera haber sido a las industrias siderúrgicas
y metalúrgicas españolas, por permitir a las compañías constructoras la importación
de casi todo el material.
-
La rentabilidad fue escasa para la inversión; la especulación
arrastró la economía a una gran crisis entre (1866 – 1876) que ocasionó la
quiebra del sistema bancario y un déficit presupuestario crónico. Las cargas
financieras absorbieron los beneficios y las compañías tenían dificultades para
mantener el servicio y materiales. La red empeora. La red viaria sufre
dificultades para mantener el servicio y modernizarse.
-
Los beneficios fueron para las compañías extranjeras.
-
No impulsó a industrias
nacionales.
[1]
Grandes producciones de cereales de los terratenientes que sustentan los
gobiernos de Isabel II; es necesario rentabilizar sus inversiones.
[2] El ancho de vía se fijó atendiendo a los
criterios del conocido como Informe Subercase de 24 de noviembre de1844.
Informe realizado por una comisión organizada por el gobierno para conocer las
necesidades técnicas en la construcción de ferrocarril. La comisión estaba
presidida por Juan Subercase, de ahí su nombre. Este informe se mantiene en la
Ley de 1855, pese a que ya no está de moda ese ancho de vía.
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