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domingo, 3 de septiembre de 2017

BLOQUE 2. La Edad Media: tres culturas y un mapa político en constante cambio (711-1474)

Bloque 2. La Edad Media: tres culturas y un mapa político en constante cambio (711-1474)

 B2.1. Al-Andalus: conquista musulmana de la Península; evolución política de Al-Andalus; revitalización económica y urbana; estructura social; religión, cultura y arte.
 HEB2.1.1. Explica las causas de la invasión musulmana y de la rápida ocupación de la Península.
 HEB2.1.2. Representa una línea del tiempo desde 711 ata 1474 y sitúa en una fila  los principales acontecimientos relativos a Al-Andalus y en  otra los relativos a los reinos cristianos.
 HEB2.1.3. Describe la evolución política de Al-Andalus.
 HEB2.1.4. Resume los cambios económicos, sociales y culturales introducidos por los musulmanes en Al-Andalus.

 B2.2. Los reinos cristianos del siglo XIII al XV: evolución política; nacimiento de las Cortes. Los reinos cristianos en la baja Edad Media (siglos XIV e XV): diferente evolución y organización política de las coronas de Castilla, Aragón y Navarra. Proceso de reconquista e repoblación.
 HEB2.2.1. Describe las grandes etapas y las causas generales que conducen al mapa político de la Península Ibérica al final de la Edad Media.
 HEB2.2.2. Explica el origen de las Cortes en los reinos cristianos y sus principales funciones.
 HEB2.2.3. Compara la organización política de la corona de Castilla, la de Aragón y el reino de Navarra al final de la Edad Media.
 HEB2.2.4. Comenta el ámbito territorial y las características de cada sistema de repoblación, así como as sus causas e sus consecuencias.

 B2.3. Los reinos cristianos en la Edad Media: régimen señorial y sociedad estamental. Tensiones sociales.
 HEB2.3.1. Describe las (tres) grandes fases de la evolución económica de los territorios cristianos durante la Edad Media.
 B2.4. Los reinos cristianos en la Edad Media: del estancamiento a la expansión económica. Crises agraria y demográfica.
 HEB2.4.1. Explica el origen y las características del régimen señorial y de la sociedad estamental en el ámbito cristiano.
 B2.5. El Camino de Santiago. Una cultura plural: cristianos, musulmanes y judíos. Manifestaciones artísticas.
 HEB2.5.1. Describe el trabajo de los centros de traducción.
 HEB2.5.2. Busca información de interés (en libros e internet) sobre la importancia cultural y artística del Camino de Santiago, y elabora una breve exposición.

B2.1. Al-Andalus: conquista musulmana de la Península; evolución política de Al-Andalus; revitalización económica y urbana; estructura social; religión, cultura y arte.
En el año 711, un pequeño ejército expedicionario musulmán dirigido por Tariq ibn Ziya, lugarteniente del gobernador musulmán del norte de África, llegó a la península como aliado de una de las facciones visigodas que luchaban por el control del reino tras la muerte del rey visigodo Vitiza. En la batalla de Guadalete (711) fue derrotado el último rey visigodo, Rodrigo. En los dos años siguientes los musulmanes acabaron dominando la Península, excepto la cornisa cantábrica (Asturias).

 HEB2.1.1. Explica las causas de la invasión musulmana y de la rápida ocupación de la Península.
Causas de la invasión.
La conquista musulmana de la península ibérica, que comenzó en el año 711, puede explicarse por dos causas o razones:
a.- El reino visigodo padecía una profunda crisis por los continuos problemas sucesorios de la monarquía. Las luchas entre la nobleza debilitaron el poder militar visigodo. Witiza contra Don Rodrigo.
b.- El ímpetu expansivo del islam que, entre los años 632 y 700, había conquistado un extenso territorio que comprendía desde el Magreb hasta el imperio persa. La Yihad
Causas de la rápida ocupación.
La rapidez de la ocupación o conquista se explica por:
-la debilidad del reino visigodo,
-el que algunos aristócratas visigodos (Teodomiro en el sudeste, Casius en Zaragoza) prefirieron pactar con los musulmanes el sometimiento a su autoridad y el pago de tributos a cambio de conservar su señorío y practicar su religión (lo mismo hicieron las comunidades judías),
 -una parte de la población que estaba descontenta con la monarquía visigoda que se muestra indiferente o incluso ayuda.
-la superioridad militar árabe.

HEB2.1.3. Describe la evolución política de Al-Andalus.
Al-Andalus estuvo dividido en una serie de etapas históricas, que de modo muy resumido, expondremos a continuación.
1.- La conquista musulmana (711 – 718). Debido a las causas ya explicadas, los musulmanes ocuparon en tan solo siete años casi la totalidad de la península.
2.- El emirato dependiente (714 – 756). En Al-Andalus se estableció un emirato sometido a la autoridad del califato de Damasco, centro político y religioso del mundo musulmán de esa época. Momento de la organización dependientes de un gobernador de Ifriquiya (norte de África). Intentos de llegar a Francia: derrota en Poitiers (732). Intentos de control del norte peninsular, derrota en Covadonga (722). Solo interesa recaudar tributos.
3.- El Emirato independiente (756 – 929). Abd-al-Rahman I, un Omeya huido de Damasco de la persecución de los Abbasis, creó el emirato independiente de Córdoba. Desde esta ciudad los emires ejercieron el poder político y militar de forma autónoma, aunque se siguió respetando la autoridad religiosa del califa de Bagdad.
4.- El califato de Córdoba (929 – 1031). A principios del siglo X el emirato cordobés sufrió una grave crisis. Las disensiones internas y las amenazas de unos reinos cristianos cada vez más fuertes fueron los problemas más acuciantes. En el 929 Abderramán III proclama el califato independiente de Córdoba, es decir, ahora se independizará también en lo religioso del califato de Bagdad. Etapa de gran prosperidad.
El final de califato. (1000 - 1030) A la muerte de Al-Hakam II, hacia el año 1000, se inició un periodo de pérdida del poder efectivo de los califas. Estos conservaron un poder simbólico, ya que quien realmente gobernaba era Almanzor, un hachib o primer ministro, que concentró todo el poder político y militar. A su muerte, Al-Andalus comenzó a desintegrarse políticamente en multitud de reinos de taifas.
5.- Las taifas y las invasiones bereberes (1031 – 1244). La desintegración del califato dio lugar a una veintena de pequeños Estados independientes, llamados taifas. Estas se hallaban enfrentadas entre sí en muchas ocasiones. En ocasiones las taifas pagaron parias a los cristianos para evitar los ataques. Es un momento de debilidad política, aunque de prosperidad económica y cultural. (Avances cristianos y retroceso musulmán. Se alternan periodos de disgregación -taifas- con los de unificación -almorávides y almohades-)

PRIMEROS REINOS DE TAIFAS 1031-1090
Los almorávides (1086 - 1144) Eran bereberes del norte de África que llegan a la Península ante la llamada de algunos reinos de taifas, cuando Alfonso VI conquista Toledo en 1085. Se hicieron los dueños de buena parte de estos primeros reinos de taifas hasta 1144, en el que perdieron el poder y comienzan la fase de los segundos reinos de taifas.

SEGUNDOS REINOS DE TAIFAS 1145-1172
Los almohades (1146 – 1232). En el siglo XII, ante el nuevo empuje conquistador cristiano, algunos reinos de taifas vuelven a llamar a quienes dominaban ahora en el Magreb: los almohades. Llegarán a la península en el 1146 y controlarán la parte sur de Al Andalus,. En 1212 serán derrotados en las Navas de Tolosa, comienza así la fase tercera y última de los cada vez más reducidos reinos de taifas.

TERCEROS REINOS DE TAIFAS 1219-1266
            Quedan solo los reinos de Murcia, Valencia y Granada
6.- El reino nazarí de Granada (1246 – 1492). En este periodo se mantuvo como la única entidad política andalusí en el territorio peninsular hasta ser conquistado por los RRCC en 1492. Políticamente era muy débil, manteniéndose como vasallo de Castilla, pagando tributos a los castellanos y ayudándolos en caso de guerra. Las disputas internas entre familias nobles (Abencerrajes) y la dinastía nazarí facilitaron el fin del reino de Granada.

HEB2.1.4. Resume los cambios económicos, sociales y culturales introducidos por los musulmanes en Al-Andalus.
Durante siglos, con grandes diferencias según las zonas de la Península, Al-Ándalus aportó a la vida de las gentes que habitaban ese territorio formas de producir y vivir distintas a las de los reinos cristianos de la Europa Occidental, sobre todo en los primeros siglos de la Edad Media.
            Dos nuevos grupos sociales llegarán a la península con la llegada de los musulmanes. La minoría de origen árabe que formaba la élite social. Estos serán los grandes propietarios de las mejores tierras y ocupaban altos cargos en la administración. El grupo de origen bereber que tenía una posición inferior. Muchos eran miembros del ejército y de cargos menores en la administración. También podían tener otros trabajos como artesanos, agricultores, etc. En ocasiones protagonizarán revueltas.
            La mayoría de la población musulmana estaba formada por descendientes de los antiguos hispanovisigodos que adoptaron la religión, la lengua y las costumbres islámicas, los muladíes. Algunos lo hicieron porque de esa manera no tenían que pagar impuestos. Una vez que la población hispanovisigoda se islamiza, surgirá un nuevo grupo social: los mozárabes, los cuales se conformaron como una minoría cristiana dentro de esa mayoría musulmana. Como no eran musulmanes, debían pagar un impuesto especial. Los judíos formarán una minoría muy activa en el terreno económico.
            La aportación musulmana a la agricultura fue determinante para la conformación del paisaje agrícola de gran parte de España: introdujeron el regadío, una enorme variedad de árboles frutales y verduras y la agricultura intensiva, que generó excedentes orientados sobre todo al mercado urbano. Tuvo un especial desarrollo la agricultura basada en la gran propiedad trabajada mayoritariamente por pequeños campesinos en régimen de arrendamiento. Los musulmanes impulsaron la trilogía mediterránea y aportaron especies como los cítricos (naranja, limón, lima) y frutas y verduras como las espinacas, berenjena, sandía, albaricoque, plátano, membrillo. Lo más determinante fueron los sistemas de regadío, con la introducción de norias y acequias para conducir el agua. Fueron numerosos los tratados agrícolas que instruían en las formas más adecuadas para cultivar y cuidar la tierra y los productos.
            Las ciudades no decayeron, como en el resto de Occidente, eran el mercado de los productos agrícolas, y en ellas se ubicaba una activa industria artesanal (vidrio, cuero, joyas, cerámica…), especialmente la textil (lana, seda, lino, algodón, …). Algunas de las ciudades andalusíes eran las más grandes de Occidente medieval, como el caso de Córdoba, y los poderes públicos se encargaban de hacer reformas urbanas, instalar mercados, baños y bibliotecas públicas.  Las actividades artesanales se desarrollaban en pequeños talleres cuyos artesanos e agrupaban en una especie de gremios, aunque también había grandes talleres del Estado. La producción abastecía al mercado local y comarcal, pero se destinaba asimismo al comercio exterior. Al-Ándalus estaba integrado en un circuito económico que se extendía por todo el Mediterráneo, se adentraba en África, hasta las minas de oro de Sudán, y se extendía hacia Oriente (India, China…) y la zona del Báltico. La existencia de una moneda fuerte y estable -el dinar de oro y el dirham de plata- permitieron al mundo musulmán controlar, hasta el siglo XIII, gran parte del comercio en esa zona sin competencia de los reinos cristianos europeos.
            Además, la lengua árabe, las costumbres islámicas y los conocimientos aportados por su relación con territorios de Bizancio y Oriente pasaron a formar parte de nuestro patrimonio cultural. Las aportaciones de la presencia musulmana en la Península son innumerables y forman parte de nuestro patrimonio cultural. El castellano tienen más de 4000 palabras de origen árabe, entre ellas muchas de la toponimia islámica. Elementos de la vida cotidiana como la gastronomía (frutas y verduras, turrones...), el uso el botón, las bibliotecas, los baños públicos, la iluminación de las calles, etc. provienen de la herencia musulmana. También parte de nuestra música, instrumentos y folklore tienen sus raíces en las costumbres de Al-Ándalus: el pandero, la pandereta, diversos tipos de flautas, el rabel y el atabal o timbal.

B2.2. Los reinos cristianos del siglo XIII al XV: evolución política; nacimiento de las Cortes. Los reinos cristianos en la baja Edad Media (siglos XIV e XV): diferente evolución y organización política de las coronas de Castilla, Aragón y Navarra. Proceso de reconquista e repoblación.

HEB2.2.1. Describe las grandes etapas y las causas generales que conducen al mapa político de la Península Ibérica al final de la Edad Media.

PRIMERA ETAPA. Siglos VIII-X: La formación de los reinos cristianos
La conquista musulmana se frenó en torno a las cordilleras cantábrica y pirenaica, donde se formaron los siguientes núcleos de resistencia cristiana:
1. Los reinos y condados occidentales. Aquí se refugiarán los hispano-visigodos, que en el año 722, al mando de un noble llamado Pelayo, vencieron en una escaramuza (Batalla de Covadonga) a los musulmanes. Esta victoria les permitirá crear el reino de Asturias y reivindicarse como herederos de la legitimidad visigoda. En el siglo X fue aprovechada la debilidad de los emires cordobeses para expandirse hasta el valle del Duero, y para su mejor control se trasladó la capital a LEÓN (914), con lo que el reino pasó a denominarse reino de León. El avance se frenó en el siglo X (Califato) por la fortaleza de los califas cordobeses y las incursiones del Almanzor, que obligó a pagar tributos a los califas. Para defender la Meseta se creó el condado de Castilla, dependiente del reino de León, hasta que Fernán González proclamó su independencia en el 927.
2. Los reinos y condados orientales. Entre el Ebro y los Pirineos, Carlomagno creó la “Marca Hispánica” (zona fuertemente fortificada) y encomendó la gestión de esos condados pirenaicos a condes, primero a francos y luego a autóctonos. Durante los siglos IX y X navarros, aragoneses y catalanes progresivamente se van independizando de los reyes francos: 817 se crea en Jaca el Condado de Aragón; en 830 el reino de Pamplona (origen del futuro reino de Navarra) que, para defender sus fronteras, tendió a aliarse con los vecinos asturleoneses y aragoneses por matrimonios, hasta que Sancho III "el Mayor" unió bajo su trono Navarra, Castilla-León y Aragón, pero a su muerte dividirá su patrimonio entre sus hijos, por lo que Navarra quedó constreñida entre los futuros reinos de Castilla-León y Aragón; en el 987 los Condados Catalanes, con el de Barcelona a la cabeza, se independizaron de los francos.

SEGUNDA ETAPA. Siglos XI-XIII: El avance cristiano.

            A partir del siglo X la expansión cristiana se centró en los territorios musulmanes. Este proceso se conoce como “Reconquista”. A continuación se exponen los hitos más importantes en ambas Coronas en sus avances territoriales.
            La Corona de Castilla. Fernando I logra dominar toda la cuenca del Duero, más tarde Alfonso VI en 1085 toma Toledo y lleva la frontera hasta el Tajo. Decisiva será la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, que supuso la apertura del valle del Guadalquivir para los reyes castellano-leoneses. Será Fernado III el que ocupe esa parte de Andalucía (1236 - 1248), más Extremadura y Murcia (1243).
            La Corona de Aragón. Desde el siglo XI este reino irá ocupando tierras musulmanas (Zaragoza 1118). Será Jaime III quien ocupe Baleares y el Reino de Valencia (1238). Con estas nuevas conquistas, la Corona de Aragón pasó a estar integrada por cuatro territorios: Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares.
TERCERA ETAPA. Consolidación de los reinos cristianos.
            Fernando I, fue el primer rey de Castilla, además de rey de León, uniendo ambos territorios bajo su mando. Después se separarán y unirán varias veces hasta su unión definitiva en 1230, como Corona de Castilla, del que en 1128 se había independizado Portugal.
            El reino de Pamplona, o de Navarra a partir de finales del XII, estará a merced de sus vecinos castellanos y aragoneses.
            En 1137, la unión matrimonial de herederos aragoneses y catalanes dio lugar al nacimiento de la Corona de Aragón, con Alfonso II como primer rey de la nueva corona. La unión entre los territorios aragoneses y catalanes aumentó la fuerza militar y propició la expansión por el sur levantino.
            En el siglo XIV, el mapa político de los reinos cristianos peninsulares presentaba aún un espacio dividido en cuatro unidades políticasla Corona de Castilla, la Corona de Aragón, el reino de Navarra y el reino de Portugal, además del reino nazarí de Granada. La tendencia en las relaciones entre estos tres territorios va a ser el de la unificación, hecho que casi ocurrirá a fines del siglo XV con los Reyes Católicos y, posteriormente, con la ocupación de Navarra en 1512 por parte de Fernando el Católico (la unificación con Portugal se producirá durante el reinado de Felipe II, entre 1580 y 1640, gracias a la política matrimonial llevada a cabo por los Reyes Católicos).

HEB2.2.2. Explica el origen de las Cortes en los reinos cristianos y sus principales funciones.
En la Edad Media, los reyes ocupaban la cima del poder feuda y, por tanto, era el señor de todos los habitantes de reino y la principal representación del poder político. Aunque, en realidad, su poder estaba limitado por la autonomía de los señoríos y los privilegios de la nobleza y el clero.
            El rey era la figura fundamental del gobierno, pero en torno a él fue creándose un grupo de personas que le ayudaban en estas tareas, al que se denominó corte o curia regia. A partir del siglo XIII surgieron nuevas instituciones como los Parlamentos o las Cortes. Su origen está en las reuniones extraordinarias de la corte real, en la que se integró el grupo o brazo de los ciudadanos, formado por representantes de las ciudades, miembros todos ellos de la oligarquía urbana. Ante situaciones graves, el rey convoca reuniones de Cortes para debatir los temas propuestos. En estas reuniones los participantes se agrupan en función de las tres categorías sociales medievales (brazos o estamentos): nobleza, clero y estado llano o ciudades.
            El principal cometido de las cortes era discutir y votar las peticiones económicas que realizaba el rey fundamentalmente la aprobación de recursos económicos para las campañas militares (subsidios), a cambio el rey se comprometía a tener en cuenta las peticiones de los diferentes estamentos. Por ello le interesaba contar con la burguesía, ya que la nobleza estaba en parte exenta de pagar impuestos. Empezaron a formalizarse a raíz del crecimiento de las ciudades y del auge de una rica burguesía que el rey deseaba incorporar a los órganos de gobierno, al lado de la nobleza.
            Las primeras Cortes que se crearon en la Península fueron las del reino de León en 1188, y más adelante las del reino de Castilla en 1217. Con la unión de ambos, las Cortes comenzaron a convocarse juntas, aunque también se reunieron por separado hasta el siglo XV. Las Cortes castellanas mantuvieron siempre un carácter consultivo y de aprobación de los subsidios. Los poderes de las cortes de Castilla eran muy limitados, concretándose en el poder presentar quejas y hacer peticiones al rey, además de conceder impuestos y subsidios y aceptar la leyes.
            En la Corona de Aragón, cada reino tenía sus propias Cortes (Cataluña 1214, Aragón 1247 y Valencia 1283). A diferencia de las de Castilla, gozaban de cierta función legislativa y votaban los impuestos. A partir del siglo XIV se creó en Cataluña una delegación permanente de las Cortes, la Generalitat, cuya función era recaudar impuestos y vigilar por el cumplimento de las leyes.
            En el reino de Navarra, las Cortes se reunieron por primera vez en 1253, y el rey tenía que respetar los fueros, derechos y tradiciones del reino. Los fueros constituían una limitación al poder real, por la que el rey debía consultar ciertas decisiones al Consejo Real, y más adelante a las Cortes.
HEB2.2.3. Compara la organización política de la corona de Castilla, la de Aragón y el reino de Navarra al final de la Edad Media.
En la Edad Media, los monarcas se creían elegidos por Dios para gobernar sus reinos. Los reinos se consideraban un patrimonio del monarca que podía dividirlos y unirlos según sus intereses. De este modo, era frecuente que un rey repartiese el reino entre sus herederos o que, como consecuencia de un matrimonio, se agrupasen reinos separados anteriormente.
            De este modo, los monarcas medievales ejercían un poder supremo y podían declarar la guerra, convocar al ejército, dictar leyes, impartir justicia y acuñar monedas. A su alrededor organizaron una corte de consejeros que acabó convirtiéndose en el Consejo Real. También existía una Curia (tribunal de justicia), una Cancillería (administración) y una Tesorería (finanzas).
            En la Corona de Castilla la monarquía tuvo un carácter más autoritario y menos feudal que en la Corona de Aragón. El rey disponía de poderes más amplios, como la facultad de declarar la guerra, dictar leyes e impartir justicia. La unificación de Castilla y León (1230) comportó un proceso de centralización administrativa y de creación de un derecho general monárquico, el Código de las Siete Partidas (Alfonso X), que estableció una cierta uniformidad jurídica del reino, y quedó definitivamente asentado en el Ordenamiento de Alcalá en 1348. Este proceso centralizador contó con la oposición de la nobleza y de los concejos municipales, al reforzar el poder real. Sólo las tierras vascas incorporadas a Castilla siguieron rigiéndose por sus normas habituales y sus fueros particulares.
            En la Corona de Aragón, el arraigo de las estructuras feudales y el poder nobiliario impusieron el pactismo, por el cual el monarca veía limitadas sus atribuciones. Así, el ejercicio del poder se basaba en un equilibrio entre el poder real y las diferentes instituciones, y el monarca estaba sometido al control de la nobleza a través de las Cortes. El pactismo quedó definitivamente consolidado a finales del siglo XIII, cuando Pedro III dotó a las Cortes de función legislativa, hasta entonces exclusiva del monarca. Las leyes debían aprobarse de común acuerdo entre los estamentos, y el rey se comprometía a respetar el derecho y las costumbres del territorio fijados en un código que en Cataluña recibía el nombre de Usatges. En Aragón, los Fueros (1247) recogieron normas tradicionales medievales, y en Valencia se promulgaron los Furs (1261)
            El reino de Navarra se unió a Francia desde finales del siglo XIII hasta mediados del XIV con el objetivo de mantenerse independiente de vecinos tan poderosos como Castilla y Aragón. Con posterioridad, se mantendrá independiente de la tutela francesa entre la segunda mitad del XIV y primera del XV. Los reyes navarros deben respetar los fueros y colaborar con las Cortes, y, además, su poder estará fuertemente limitado por el poder de los señores feudales. Las Cortes de Navarra tienen cierta capacidad legislativa, representando los intereses del territorio frente al rey.


HEB2.2.4. Comenta el ámbito territorial y las características de cada sistema de repoblación, así como sus causas y sus consecuencias.
           La expansión de los reinos cristianos se produjo sobre el territorio de Al-Ándalus en una combinación de conquista y ocupación del territorio por las poblaciones cristianas. Las diferentes fases y formas de repoblación influyeron en la posterior estructura de la propiedad y en el desarrollo social de los reinos peninsulares. A grandes rasgos se dieron tres modelos de repoblación: la repoblación libre o presura, la concejil y los repartimientos.
            La repoblación libre, también llamada presura, corresponde a los siglos X y XI, y afectó a las tierras ocupadas en el valle del Duero y el sur de los Pirineos. Se otorgaba la propiedad de la tierra ocupada por las poblaciones campesinas del norte y de los mozárabes que huían del sur. Dio como resultado la existencia de comunidades (aldeas o pequeñas villas) de campesinos libres y propietarios de las parcelas de tierra.
            La repoblación concejil se dio entre los siglos XI y XII, fundamentalmente en los valles del Tajo y Ebro. Se organiza de forma colectiva a través de concejos o municipios que gozaban de libertades y a los que los reyes otorgaron privilegios (fueros y cartas puebla). Estos territorios conquistados entre los siglos XI y XII eran mucho más amplios y tuvieron que repoblarse importantes ciudades que habían quedado semidesiertas y que controlaban amplias regiones rurales (alfoz). En la corona de Aragón se permitió quedarse a campesinos musulmanes (moriscos), pero los grandes señores y órdenes militares consiguieron grandes extensiones de tierra, poco pobladas, lo que favoreció una estructura señorial dedicada a la ganadería. Los reyes, para contrarrestar el poder nobiliario, concedieron fueros garantizando sus propiedades y su libertad personal a los repobladores que quisieran establecerse en las tierras reales (realengo), y las ciudades formaron sus propios concejos para gobernarse.
            Los repartimientos se generalizaron a partir del siglo XIII tras la conquista de Extremadura y Andalucía, cuando muchos musulmanes huyeron hacia Granada y el Norte de África. Entonces, la mayor parte del territorio fue repartido en forma de grandes latifundios a los nobles, clérigos y órdenes militares que habían ayudado en las campañas militares, para que controlaran los territorios y evangelizaran a la población musulmana. Pero los monarcas también concedieron fueros a ciudades bajo su control (Sevilla, Jaén, etc.) para que fuesen repobladas y sirvieran de contrapeso a la nobleza. En las zonas ocupadas por la Corona de Aragón (Valencia, Baleares y Murcia) se empleó un sistema similar, pero en el que, a diferencia de Castilla, una parte de los musulmanes permaneció en dichos territorios y pudieron conservar su religión y sus leyes (mudéjares).

 B2.3. Los reinos cristianos en la Edad Media: régimen señorial y sociedad estamental. Tensiones sociales.

 HEB2.3.1. Describe las (tres) grandes fases de la evolución económica de los territorios cristianos durante la Edad Media.
          Se puede considerar en líneas generales tres grandes fases: una primera de estancamiento que abarcaría los primeros siglos de la Reconquista, una segunda de expansión que llegaría hasta el siglo XIII, centuria en la que conocería su apogeo y, una tercera etapa, que abarcaría el siglo XIV, periodo de crisis como ahora explicaremos.
 Los rasgos de cada una de estas tres fases

Primera fase: Estancamiento (siglo VIII – X). Al principio, los territorios cristianos van a llevar una pobre economía de subsistencia. Los recursos en las zonas que ocupaban escaseaban: zonas montañosas y de secano. Por tanto, vivirán en estos primeros siglos en una precaria situación económica.

Segunda fase: Expansión. (siglos XI - XIII) La economía de los reinos cristianos cambió a mejor cuando se conquistaron las tierras del sur con sus avanzados sistemas de cultivo y riego. A partir de ese momento la producción agraria mejoró adquiriendo gran importancia los cultivos de regadío de los grandes valles fluviales. La ganadería prosperó sobre todo en aquellos lugares con grandes espacios vacíos, basándose sobre todo en la oveja merina, cuya lana se exportaba. En cuanto a las actividades artesanales, hay que destacar la producción textil, la metalurgia y la construcción naval.

Tercera fase: Crisis (siglo XIV). Entre finales del siglo XIII y principios del XIV se produjo un cambio climático (Pequeña Era Glacial) que conllevó unas adversas condiciones climáticas (“veranos podridos”). Estas condiciones provocaron hambrunas y desnutrición, lo que favoreció la difusión de la epidemia de la peste. Ello desencadenó la despoblación de regiones y campos, contribuyendo así a la caída de la producción en todos los sectores productivos de aquel siglo XIV.
Los cuatro jinetes del apocalipsis recorrieron la península y Europa: la peste, la guerra, el hambre y la muerte.

 B2.4. Los reinos cristianos en la Edad Media: del estancamiento a la expansión económica. Crises agraria e demográfica. REPASAR…

A) La fase de estancamiento
Durante los siglos VIII al X los focos cristianos de resistencia del norte peninsular vivieron una fase de estancamiento económico que contrastaba con la prosperidad del Califato de Córdoba. En general, se mantuvieron las tendencias de la época visigoda (ruralización y economía cerrada prácticamente autosuficiente), pero acentuadas por la difícil condiciones geográficas y políticas en que se desarrollaron estas regiones: la base económica era una agricultura y ganadería de subsistencia, con poca actividad mercantil y escasa circulación monetaria.

B) La fase expansiva (siglos XI-XIII)
Con el avance de la Reconquista y la incorporación de nuevas tierras de vid, olivo y huerta, la agricultura se diversificó y aumentó la producción. La comercialización de los excedentes agrarios permitió salir de la economía de autoconsumo. Por otra parte, la ganadería experimentó en Castilla un gran desarrollo, especialmente la oveja merina, cuya lana de gran calidad era muy apreciada tanto dentro como fuera de la Península. Pero la escasez de pastos hizo necesaria la trashumancia, que provocó constantes conflictos entre ganaderos y agricultores. Los propietarios castellanos de rebaños, para defender sus intereses, fundaron en el siglo XIII el Honrado Concejo de la Mesta, que obtuvo grandes privilegios de la monarquía, en perjuicio de los intereses de los agricultores, debido a los elevados ingresos por el cobro de impuestos sobre el comercio de la lana.
El crecimiento demográfico y el aumento de la producción reactivaron el comercio interior y exterior, de modo que las ciudades se revitalizaron, organizando mercados fijos, itinerantes o periódicos, así como ferias anuales de carácter internacional. Por otra parte, el oro recibido de los musulmanes en concepto de tributos o parias, propició la circulación monetaria, la actividad comercial, el desarrollo de la banca y el crédito, controlado sobre todo por los judíos, ya que la Iglesia condenaba como usura el préstamo de dinero con interés.

CRISIS DEMOGRÁFICA
            Las malas cosechas se repitieron a lo largo de estos siglos. Las técnicas agrícolas no habían evolucionado lo suficiente para evitar los estragos causados por las malas condiciones atmosféricas.
            El ciclo se repitió varias veces: malas cosechas, escasez de alimentos, carestía, hambre. En esas circunstancias, la población era fácilmente atacada por las epidemias. La Peste Negra 1348-1351 fue la más brutal. En algunas zonas la población descendió entre el 20 y el 40%.

CRISIS ECONÓMICA
            Amplias zonas se despoblaron, reduciéndose las tierras puestas en cultivo a la vez que, en muchas zonas, escaseaba la mano de obra campesina. El descenso de las rentas de los grandes propietarios, la nobleza, fue la lógica  consecuencia de esta situación.
            Esta nueva situación (falta de mano de obra, zonas despobladas y tierras no cultivadas que podían ser utilizadas para pastos) llevó a que en Castilla la ganadería trashumante ovina se impusiera como principal actividad económica.  Los privilegios del Honrado Concejo de la Mesta, asociación de los grandes ganaderos castellanos fundada por Alfonso X el Sabio en el 1273, aumentaron notablemente.
            La artesanía también sufre las consecuencias, dado el descenso de la demanda provocado por el descenso demográfico y el empobrecimiento de la población.
El comercio fue la actividad menos afectada por la crisis:
            El comercio castellano continuó creciendo.  Basado en la exportación de lana y la importación de productos manufacturados de lujo y dirigido esencialmente a Flandes.
            El comercio catalán en el Mediterráneo, se basó en la exportación de productos textiles y la importación de sedas y especias, se mantuvo en el siglo XIV, aunque decayó en el XV.
            En estos siglos hubo importantes avances comerciales: ferias (Medina del Campo), consulados (catalanes por todo el mediterráneo), técnicas bancarias (letra de cambio, sociedades mercantiles)

HEB2.4.1. Explica el origen y las características del régimen señorial y de la sociedad estamental en el ámbito cristiano.
El feudalismo se implantó con prontitud en la zona peninsular que estuvo bajo la influencia franca (Marca Hispánica). Hacia el siglo XI, la necesidad de proteger el territorio llevó a los nobles a prescindir de la autoridad de los reyes y convirtieron su cargo en hereditario; así mismo, muchos campesinos, libres y propietarios de sus tierras, se convirtieron en siervos a cambio de protección.
            En los territorios peninsulares también se produjo la consolidación de las relaciones feudovasalláticas y se crearon múltiples señoríos laicos y eclesiásticos. La necesidad de protección hizo que muchos campesinos libres evolucionasen también hacia un régimen de dependencia que acabó convirtiéndolos en siervos.
            De este modo, a finales del siglo XIII, la Península Ibérica estaba regida por una red de relaciones señoriales en la que los nobles y el clero obtenían rentas de sus propiedades y ejercían derechos jurisdiccionales (el derecho de gobierno sobre un territorio) mientras que los campesinos, aunque disponían del dominio útil de la tierra, se encontraban sometidos a la jurisdicción señorial.
            La sociedad medieval estaba articulada alrededor de tres estamentos: la nobleza y el clero constituían los grupos privilegiados, mientras que el estado llano estaba formado por campesinos y una incipiente burguesía de las ciudades. Los privilegiados basaban su poder en la posesión de la tierra, estaban exentos de pagar impuestos y sometidos a leyes y tribunales especiales.
            Dentro de los privilegiados cabe diferenciar por un lado a la alta nobleza, que con las repoblaciones se convirtió en propietaria de grandes extensiones de tierra; la pequeña nobleza (hidalgos, infanzones, caballeros, …), que al finalizar el proceso de conquista fue empobreciéndose paulatinamente. La vinculación de la tierra a los linajes nobiliarios se consolidó en el siglo XIV con la institución del mayorazgo, que permitía mantener el patrimonio vinculado al título. De este modo, los bienes pasaban al heredero, de forma que el grueso del patrimonio de una familia no se dividía. Por último, el clero, que poseía también grandes señoríos, cuyos ingresos se completaban con el obligado pago del diezmo.

            Los campesinos constituían la mayor parte de la población, pero su situación no era homogénea. En la mayor parte del Norte peninsular predominaban los campesinos libres y propietarios de pequeñas extensiones, mientras que en Cataluña estaban sujetos a servidumbre. En el Sur, el avance de la conquista cristiana supuso la configuración de grandes señoríos nobiliarios y eclesiásticos trabajados por campesinos en régimen de servidumbre. En cualquier caso, sus obligaciones con los propietarios de la tierra o hacia los señores jurisdiccionales (los que tenían el derecho de gobierno sobre un territorio) eran muchas.

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