ya

sábado, 23 de septiembre de 2017

POBLACIÓN Y MOVIMIENTO OBRERO

POBLACIÓN Y MOVIMIENTO OBRERO

1ª parte aspectos relacionados con la demografía y el cambio social
2ª parte aspectos relacionados con el movimiento obrero: inicios y evolución
Se recogen estándares vistos en bloques anteriores para dar unidad.

 B8.1. LENTO CRECIMIENTO DE LA POBLACIÓN: MANTENIMIENTO DE UN RÉGIMEN DEMOGRÁFICO ANTIGUO; EXCEPCIÓN DE CATALUÑA. (ya está visto) repaso o estudio.
                A lo largo del siglo XIX la población creció de manera importante, pero fue un crecimiento menor que en otros países de Europa por el mantenimiento de unas tasas de mortalidad elevadas. Junto con el crecimiento es importante destacar los movimientos migratorios interiores y exteriores que muestran las dificultades de la estructura económica española.
                De 1797 a 1900 la población pasó de 11,5 a 18,6 millones de habitantes, un crecimiento del 60% aproximadamente, menor que en otros países de Europa. Esto es debido al mantenimiento de un régimen demográfico propio de Antiguo Régimen, con altas tasas de natalidad y mortalidad, mortalidad infantil y una esperanza de vida de 35 años en 1900.
                La mortalidad se mantiene elevada, sobre el 29‰, desapareció la peste, pero aparecen otras enfermedades: viruela, tifus, fiebre amarilla, y sobre todo el cólera (1833, 54-55, 85), y aunque se aumenta la superficie cultivada y se introducen nuevos cultivos (maíz, patata) siguen produciéndose crisis de subsistencia provocadas por las malas cosechas.
                Las crisis demográficas están relacionadas con épocas de escasez (1857, 67-8) que se deben a problemas coyunturales (sequía) y estructurales (bajos rendimientos, etc.). A estos elementos que mantenían la mortalidad elevada y que afectaban más a las clases desfavorecidas, habría que añadir los problemas de higiene, sanidad e ignorancia.
                También hay que señalar la incidencia de las distintas guerras que se producen durante el XIX.
                La reducción de las tasas de mortalidad se produce a finales de siglo. (1900, 27 por mil)
                Finalmente, hay que hacer mención a la incidencia de la emigración en el lento crecimiento de la población.
                Los movimientos migratorios se dirigen hacia las capitales de provincia, que se desarrollan por la industrialización y el crecimiento de actividades administrativas, y que provocan zonas casi despoblados. Al mismo tiempo se produce un crecimiento, aunque muy lento de la urbanización (solo 11 ciudades superan los 100.000 habitantes en 1900). En cuanto a la emigración exterior: No alcanzaron un volumen considerable hasta principios del siglo XX, y además es muy difícil de cuantificar. Entre 1882 y 1914 se calcula sobre un millón, y como en el resto de la emigración europea está relacionada con las coyunturas económicas y políticas mundiales.
                 emigrantes eran mayoritariamente varones, procedentes de zonas rurales: Galicia, Asturias, Castilla, Extremadura, y con destino a la costa mediterránea, América del Sur e también Francia.
                La natalidad se mantiene elevada por encima del 34 ‰, las únicas causas que inciden en su descenso son las derivadas de las dificultades de acceso al matrimonio (económicas) y de su ruptura por las guerras, enfermedades o migraciones.

                Cataluña fue una excepción porque industrialmente estaba a la cabeza de España y, así, va a iniciar su transición al régimen demográfico moderno como en el resto de Europa. De 1787 a 1900 la población aumentó un 145%, sólo por debajo de Gran Bretaña. Las tasas de natalidad se mantienen elevadas, hay mucha inmigración, y se reduce la mortalidad, antes y con más intensidad que en el conjunto de España.

 HEB8.1.1. IDENTIFICA LOS FACTORES DEL LENTO CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO ESPAÑOL EN EL SIGLO XIX. (ya está visto) repaso o estudio…
                De 1797 a 1900 la población pasó de 11,5 a 18,6 millones de habitantes, un crecimiento del 60% aproximadamente, menor que en otros países de Europa. Esto es debido al mantenimiento de un régimen demográfico propio de Antiguo Régimen, con altas tasas de natalidad y mortalidad.
Los factores que influyen en este lento crecimiento son: La mortalidad se mantiene elevada por:……completar con lo anterior.
También influye la emigración…

 HEB8.1.2. COMPARA LA EVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA DE CATALUÑA CON LA DEL RESTO DE ESPAÑA EN EL SIGLO XIX. (ya está visto) repaso/estudio
                Históricamente, Cataluña siempre ha sido una región bastante más poblada que la media de la península. En el siglo XVIII, coincidiendo con el declive de la economía castellana, se produjo un resurgimiento económico catalán. Este resurgimiento, principalmente comercial, impulsó la producción y explica la aglomeración barcelonesa. En esa época, igual que actualmente, la densidad de población decrecía en proporción directa a la distancia a la capital, aunque en 1857, la población urbana no pasaba aún del 28%. No obstante, la fuerte industrialización de Cataluña produjo la llegada de inmigrantes, tanto regionales como del resto peninsular de forma constante. Desde mediados del siglo XIX el área de Barcelona recibió inmigrantes de las zonas agrarias, que elevaron sus tasas demográficas, pero la situación de exceso de mano de obra, que generaba pobreza, hizo retrasar el descenso de las tasas de mortalidad frente a otras zonas industriales.

LA SOCIEDAD EN EL SIGLO XIX
            Desde las décadas iniciales del siglo XIX se produjeron importantes cambios en la estructura y organización de la sociedad española. Los más significativos fueron la liquidación de la sociedad estamental, el crecimiento de la burguesía, la formación del proletariado obrero y la organización de la sociedad de clases. La sociedad se hizo mucho más fluida y de mayor movilidad frente a la sociedad estática e inmovilista del A. Régimen. Los negocios, la valía personal, etc., posibilitaban el ascenso de los individuos en una sociedad que valoraba más el esfuerzo, la capacidad de empresa y de trabajo, el servicio público que el nacimiento o la pertenencia a los viejos linajes nobiliarios.

 LOS GRUPOS TRADICIONALES
            Nobleza, clero y campesinado evolucionaron de modo diferente ante las transformaciones provocadas por la revolución liberal y la formación de la sociedad de clases.
 LA NOBLEZA
                Va a sufrir un declive a lo largo del siglo XIX. En un primer momento, su situación no varía mucho: pierden los privilegios, pero mantienen la propiedad de la tierra, y aun la pudieron aumentar. Pero a medida que avanzaba el siglo los patrimonios nobiliarios fueron menguando (desinterés por la agricultura, mala gestión, caída de precios) ya que las rentas de la tierra no aumentaban al mismo ritmo del nivel de vida que mantenían. Así para compensar esa situación se pusieron a la cabeza del liberalismo y formaban parte de las “camarillas” que rodeaban a la Corona, y donde conseguían participación en negocios y privilegios. También fue frecuente acudir a matrimonios con la burguesía industrial y de negocios para mantener y aumentar las fortunas. Ya que la nobleza perdía dinero, pero mantenía su influencia social (deseo de imitarlos) y prestigio, incluso parte de la burguesía deseaba integrarse en la nobleza.
            En Galicia la hidalguía rural mantuvo su papel principal continuando como receptora de las rendas forales, dejadas al margen de la desamortización. Su permanencia manifiesta la ausencia de transformaciones agrarias en Galicia a lo largo del XIX. Los hidalgos fueron los cabecillas de las luchas contra el liberalismo, tanto en el Trienio como en la 1ª Guerra Carlista, apoyados por el clero. Desde mediados de siglo decreció su importancia hasta su desaparición a principios del XX, cuando los foros van desapareciendo en beneficio de la propiedad del campesinado.
EL CLERO
                La Iglesia sufrió un fuerte desmantelamiento. Entre 1836 y 43 se tomaron medidas decisivas para acabar con la Iglesia del Antiguo Régimen: desamortización, supresión de monasterios y conventos y abolición de los diezmos.
            El número de eclesiásticos bajó en toda España a causa de la pérdida de poder económico. Mayor fue el descenso del clero regular, debido a la supresión de las órdenes religiosas, frente al secular que fue muy semejante.
            Con el Concordato de 1851 se estableció una Iglesia renovada, que finalmente aceptó el liberalismo, la pérdida de sus privilegios y de sus propiedades, pero que conservó una sólida posición aliándose con la burguesía moderada. Mantuvo una influencia espiritual sobre los fieles, y el Estado le reconoció una función fiscalizadora sobre la educación. A cambio el Estado se hacía cargo de los gastos de culto y clero.
EL CAMPESINADO
                Su situación era muy variada. En el siglo XIX predominaba el proletariado agrícola, aunque en disminución debido a la emigración. El jornalero, trabajador sin tierra, sufría paro estacional lo que obligaba al trabajo de mujeres y niños. Después estaban los arrendatarios, que tenían cierta estabilidad sobre todo si tenían contratos a largo plazo. Finalmente, los pequeños propietarios, generalmente de pocas tierras por lo que tenían que complementar con el trabajo en otras tierras o actividades.
LOS NUEVOS GRUPOS
Burguesía y proletariado industrial constituyeron los grupos que adquirieron trazos novedosos y antagónicos en la nueva sociedad de clases.
LA BURGUESÍA
                Es el grupo hegemónico dentro de la vida política, social y económica de España hasta 1939. Era un grupo bastante heterogéneo formado por la burguesía agraria, antiguos nobles, burguesía comercial compradora de tierras desamortizadas, pequeños propietarios de tipo medio, etc. Junto a estos, un grupo formado por hombres de negocios, banqueros, nuevos industriales y comerciantes que vivían en Madrid e intentaban beneficiarse de las influencias políticas, constituyendo una burguesía nacional situada en la cima del poder.
            Al lado de esta burguesía central se encuentra la burguesía periférica formada por los burgueses industriales de Cataluña, País Vasco y Cádiz, lejos de los centros del poder, que se limitaba a pedir una política proteccionista que les permitiese desarrollar sus negocios.           
            El desarrollo económico y urbano originó la aparición e incremento de las chamadas clases medias, término que se emplea para referirse a una serie de grupos sociales que comparten su carácter de masa intermedia y diferenciada entre la alta burguesía y los trabajadores manuales.   
            La clase media es un conglomerado muy heterogéneo y al tiempo numéricamente pequeño, dado el escaso crecimiento urbano e industrial. Forman parte los rentistas acomodados, los pequeños y medianos propietarios agrarios, comerciantes, artesanos, profesionales liberales, funcionariado y ejército.         
            Entre ellos destacan los notables locales y regionales que formaban la élite de su comunidad (transmisión del sistema de poder), los profesionales liberales, los empleados de la Administración (los pretendientes y cesantes) y los mandos medios del ejército.        
            Tenían un nivel de ingresos medio, pero compartían con los grupos poderosos el estilo de vida. Eran conservadores y defendían la propiedad y el orden.
EL PROLETARIADO INDUSTRIAL
                Se desenvuelve parejo a la industrialización, de modo que este grupo no alcanza importancia numérica significativa hasta el siglo XX. Eran trabajadores procedentes del campo y también de los talleres artesanales, arruinados por la competencia de las máquinas. Los obreros industriales tuvieron que soportar unas duras condiciones de vida: jornadas extenuantes, pésimas condiciones de trabajo, códigos y disciplina laboral para favorecer al empresario, salarios ínfimos, trabajo infantil, explotación laboral, viviendas y barrios obreros insalubres, falta de higiene, enfermedades (venéreas), alimentación muy deficiente, esperanza de vida muy baja, mortalidad más elevada que la burguesía, no acceso a la educación, impuestos elevados…. por lo que tuvieron que organizar acciones reivindicativas para ir logrando mejoras salariales y laborales.
            Creció lentamente concentrándose en Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia. Las condiciones de vida eran muy duras (1919, jornada de 8 horas), compensadas con unos salarios más elevados que en el campo.

 HEB6.2.5. ESPECIFICA LAS CARACTERÍSTICAS DE LA NUEVA SOCIEDAD DE CLASES Y COMPÁRALA CON LA SOCIEDAD ESTAMENTAL DEL ANTIGUO RÉGIMEN
                La sociedad estamental del Antiguo Régimen dio paso a la sociedad de clases, en la que la posición dependía de la riqueza. Se establece la igualdad ante la ley y el reconocimiento de derechos, libertades y participación en el proceso político. En la cima estaban las clases altas, una alianza entre la vieja nobleza y la nueva burguesía enriquecida, que tenían el poder político, económico y los cargos públicos. Por debajo había unas escasas clases medias y una gran masa con poco poder económico. Las clases populares constituían el resto de la población, su denominación hacía referencia a quienes trabajaban (campesinado y clases bajas urbanas) y excluía a los marginados: mendigos o pobres de solemnidad... Con el crecimiento urbano irán creciendo las llamadas clases medias (forman parte los rentistas acomodados, los pequeños y medianos propietarios agrarios, comerciantes, artesanos, profesionales liberales, funcionariado y ejército) y, a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, irá apareciendo otro nuevo grupo social: el proletariado industrial.
            Mientras que la sociedad burguesa del siglo XIX, una vez que se implanta el liberalismo, basa su posición en la riqueza económica, la del Antiguo Régimen, se dividía en tres estamentos: nobleza, clero y pueblo llano o tercer estado. Cada uno de estos estamentos estaba definido por la posesión de un régimen jurídico y económico propio, lo que implicaba una división social basada en la existencia de privilegios (nobleza y clero: privilegiados: no pagar impuestos, ocupar cargos públicos…; y estado llano o tercer estado: no privilegiado). Era por tanto una sociedad con muy escasa movilidad social.

 B6.5. INICIOS DEL MOVIMIENTO OBRERO ESPAÑOL: CONDICIONES DE VIDA DE LA POBLACIÓN OBRERA Y CAMPESINA; LA ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE TRABAJADORES Y LA APARICIÓN DE LAS CORRIENTES ANARQUISTA E SOCIALISTA
                Los inicios del movimiento obrero se desenvuelven parejos a la industrialización, de modo que este grupo no alcanza importancia numérica significativa hasta el siglo XX. Eran trabajadores procedentes del campo y también de los talleres artesanales, arruinados por la competencia de las máquinas. Los obreros industriales tuvieron que soportar unas duras condiciones de vida: jornadas extenuantes, pésimas condiciones de trabajo, códigos y disciplina laboral para favorecer al empresario, salarios ínfimos, trabajo infantil, explotación laboral, viviendas y barrios obreros insalubres, falta de higiene, enfermedades (venéreas), alimentación muy deficiente, esperanza de vida muy baja, mortalidad más elevada que la burguesía, no acceso a la educación, impuestos elevados…. por lo que tuvieron que organizar acciones reivindicativas para ir logrando mejoras salariales y laborales.
Con la instalación del liberalismo son suprimidos los gremios y los trabajadores no tenían ningún tipo de organización asociativa, a excepción de las asociaciones de ayuda mutua que solo servían para ayudarse en caso de una desgracia, pero que no tenían una función reivindicativa. Por eso los obreros comienzan a protestar y a intentar organizarse cuando se introducen las máquinas, aumentan los trabajadores asalariados y empeoran las condiciones de vida y trabajo.
            Una de las formas de protesta es el Ludismo, la destrucción de máquinas y fábricas. El primer foco se produce en Alcoy (Alicante), en 1821, donde queman telares y máquinas de hilar. Después, en los años 30, las protestas se desarrollan en Cataluña, cuando se inicia la mecanización de la industria textil. Una de las protestas más importantes fue la destrucción de máquinas de la fábrica de los hermanos Bonaplata en Barcelona en 1835. Después se van produciendo por toda España a medida que se cambian los modos de producción tradicionales y se introducen las máquinas. La máquina cambiaba el modo te trabajo e imponía un ritmo y unas condiciones muy duras, al mismo tiempo eliminaba trabajos tradicionales y suponía para los trabajadores un esfuerzo adicional para acostumbrarse a las nuevas formas de producción, además se producían accidentes de los cuales no se responsabilizaba el empresario, teniendo que ser cubiertos por los propios trabajadores (no tienen dinero para pagar médicos, ni tampoco seguros que cubran la baja laboral por el accidente).  Por todo ello los trabajadores contestaban con la destrucción de las máquinas. Pero pronto se dieron cuenta los trabajadores que la lucha tenía que tomar otro camino, ya que esas acciones eran duramente reprimidas por el gobierno y los patronos, no conseguían sus objetivos y quedaban sin empleos.
            Así en la década de los treinta aparecieron sociedades (al amparo de la orden de 28 de febrero 1839 que permite las sociedades obreras de ayuda mutua y beneficencia) que en principio son de oficio y tienen solo un carácter mutual, para ser después más reivindicativas (mejoras salariales...). De este modo, en 1840 se fundó en Barcelona el primer sindicato: la Asociación de Tejedores de Barcelona; sus objetivos eran: la disminución de la jornada laboral, el aumento del salario y el derecho a hacer asociaciones.
            Estas asociaciones, en principio reconocidas, son prohibidas por el Regente, Espartero, y tienen que pasar a la clandestinidad, aunque mantienen sus peticiones, como ellos expresan en un Manifiesto: ”Tejedores y demás jornaleros asociados, no os dejéis sorprender. Nuestra Asociación no necesita de la aprobación ni de la reprobación de nadie; con los derechos que nos concede la naturaleza y la ley, tenemos bastante, y los que digan lo contrario son los perturbadores. Por consiguiente, nuestra asociación es un acto voluntario y recíproco que no está sujeto a disolución. Mucha firmeza y mucho silencio es lo que debemos guardar y vengan decretos”. Manifiesto de la Sociedad de Tejedores de Cataluña, 20 de diciembre de 1841.
            La ideología dominante en estas asociaciones era el republicanismo (un programa democrático en política: sufragio universal, federación de pueblos... y reformas sociales: tributar según la riqueza, distribuir la propiedad de la tierra, etc., y también los inicios de un socialismo utópico.
            En la década moderada la situación de los trabajadores empeoró, ya que se vuelven a dictar órdenes de prohibición (en 1844 se ilegalizaron las sociedades obreras) y los conflictos son constantes. La represión es dura y las sociedades tienen que desenvolver su labor desde la clandestinidad.
            Durante el Bienio progresista, a partir del conflicto de las selfactinas de 1854 en Barcelona son reconocidas las Sociedades Obreras y autorizadas debido a la masiva petición de los obreros. En Madrid en 1854 se funda el primer semanario obrero en España, El Eco de la clase obrera. En 1854 apareció en Barcelona la primera Confederación de Sociedades Obreras de España. Su denominación fue «Unión de clases». Pero en 1855 se produce la primera huelga general en Barcelona, motivada por la orden que disolvía las asociaciones obreras ilegales, y ponía bajo el control militar todas las asociaciones de socorros mutuos permitidas. Esto une a los trabajadores de todas las empresas con el objetivo alcanzar la legalización de las sociedades obreras (obtener el derecho de asociación), la reducción de los consumos, la abolición de quintas, la preocupación por la posible imposición del librecambismo, etc. (Doc. del examen. Hace alusión a las condiciones de vida y trabajo de los trabajadores –1º párrafo— y a la petición del derecho de asociación, ya que solo se permiten las sociedades mutuales, pero no tienen capacidad reivindicativa frente a los empresarios –2º párrafo--). El gobierno contestó con una fuerte represión y Espartero no recibió a la Comisión de la huelga, dos representantes de los trabajadores que llevaban un escrito apoyado por 35.000 firmas (redactado por Pi i Margall). Después en 1856 se aprobó una Ley de Trabajo que no favorecía en nada a los trabajadores: reducía la jornada laboral a los niños a media jornada, 10 horas para los menores de 18, permite las asociaciones obreras que no pasen 500 miembros, establece, para resolver conflictos laborales, los jurados, formados exclusivamente por patronos. Esta Ley fue rechazada por los trabajadores que dejaron de apoyar a los progresistas y se alinearon con demócratas y republicanos y la conflictividad siguió creciendo, en 1856 hubo violentos motines en el campo y en las ciudades, siendo reprimidos muy duramente. El gobierno perdió el apoyo de las Cortes y Espartero dimitió. La Reina encargó formar gobierno al general O’Donnell.
            Después del Bienio, durante el gobierno de la Unión Liberal volverán a ser prohibidas. Pero el asociacionismo obrero continuó su marcha en la clandestinidad.  También se produce una calma en sus reivindicaciones, en parte por la represión y por la buena marcha de la economía. En esta época el sindicalismo se hace más fuerte, desde las asociaciones de oficio a las uniones locales y de éstas a la federación regional de clases. En los años 1864 a 1868, hubo una cierta tolerancia gubernamental que permitió reconstruir las sociedades de resistencia obrera. Al tiempo se produce un aumento en la formación cultural y de conciencia de clase y política de los trabajadores. Desde instituciones como el Fomento de las Artes de Madrid o el Ateneo de la Clase Obrera de Barcelona, se dan clases a los trabajadores y se difunden ideas socialistas.  El crecimiento de las sociedades obreras aumenta desde 1863, y en diciembre de 1865 se celebró el Congreso Obrero de Barcelona, al que acudieron 40 sociedades obreras catalanas y en el que además de las sociedades de resistencia, acudieron a participar asociaciones mutuas y cooperativas. El Congreso Obrero se pronunció a favor de la libertad de asociación, por el principio de cooperación y por la federación de las sociedades obreras. Estos sindicatos van tomando más fuerza y entran en contacto con los movimientos europeos, con los que empiezan a relacionarse.  (relación con el doc. Del modelo de examen: mensaje de las asociaciones obreras de Cataluña al Congreso de Bruselas de 1868, realizado en vísperas de la Revolución septembrina, aun en la ilegalidad, acude un representante español al III Congreso, el de Bruselas, de 1868, Antonio Marsal Anglora. Por su parte, el Consejo General de la AIT, sito en Londres, se ocupó de España en diversas ocasiones, pero siempre sin eficacia y a través de la correspondencia. En diciembre de 1868 se convocará un Congreso Obrero en Barcelona a instancias de la Dirección Central de Sociedades Obreras de Barcelona, en el que participan 61 sociedades catalanas; entre los acuerdos destacan: el apoyo al establecimiento de la República Federal y a la participación de la clase obrera en las elecciones y la decisión de publicar un semanario con el nombre de La Federación.

 HEB6.5.1. RELACIONA LA EVOLUCIÓN DEL MOVIMIENTO OBRERO ESPAÑOL DURANTE EL SEXENIO DEMOCRÁTICO CON LA DEL MOVIMIENTO OBRERO INTERNACIONAL
            Hacemos una alusión/referencia a la situación anterior…
            Durante el Sexenio Democrático es cuando maduran las organizaciones obreras, toman conciencia de clase y entran en contacto con las ideologías dominantes en Europa. Y al igual que en la Primera Internacional, se producirá una separación entre las ideas marxistas y anarquistas.
            La Primera Internacional o Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) fue fundada en Londres en 1864, fue una organización que agrupó inicialmente a los sindicalistas ingleses, anarquistas y socialistas franceses e italianos republicanos. Sus fines eran la organización política del proletariado en Europa y en el resto del mundo, así como un foro para examinar problemas en común y proponer líneas de acción. Colaboraron en ella Karl Marx, Friedrich Engels (marxistas o socialistas) y Mijaíl Bakunin (anarquistas).
            En noviembre de 1868, el gobierno provisional de Serrano, decretó el derecho de asociación. En octubre ya habían llegados los enviados de la Internacional, para formar sindicatos y que se adhiriesen a la Internacional. El primero fue Giuseppe Fanelli (enviado de Bakunin), y a partir de ahí se crean los primeros núcleos afiliados a la A.I.T. en Madrid y en Barcelona. (ya se habían tenido unos mínimos contactos, (doc del examen) pero había que extender en España las ideas de la AIT).
            Fanelli difundió las ideas anarquistas como si fuesen de la A.I.T.:  contrarios a la participación política y a la propia existencia del Estado, sustituido por “la unión universal de las libres asociaciones”, además de una postura claramente anticlerical. La Alianza para la Democracia Socialista, corriente dentro de la AIT de Bakunin, había sido disuelta en la AIT y sus estatutos prohibidos. Pero sus ideas son las que extiende Fanelli. El equívoco inicial fue, sin embargo, el punto de partida para el triunfo definitivo del anarquismo como la gran ideología obrera española de la segunda mitad del siglo XIX, que tendrá un gran peso en Cataluña y Andalucía, mientras que el socialismo tendrá más apoyos en el centro y norte de España.
            En 1870 se celebra en Barcelona el 1º Congreso de la Federación Regional Española de la Internacional. Pronto surgieron las diferencias entre la corriente anarquista, los llamados “aliancistas” (miembros de la Alianza para la Democracia Socialista, que fue había sido disuelta en la AIT y sus estatutos prohibidos), y la socialista. En ese congreso se aprobó:
-           El recurso a la huelga.
-           El carácter apolítico, es decir, no colaborar con grupos (partidos burgueses) que tuviesen como fin la transformación de la sociedad con medidas políticas.
            La FRE crece por Cataluña, Levante y Andalucía, llega a tener unos 40000 afiliados. Tiene una gran actividad con huelgas y protestas, como los sucesos de Alcoi de 1873 y la participación en el cantonalismo durante la Primera República, por lo que causa un gran temor en los empresarios y burguesía (durante el reinado de Amadeo de Saboya se intentó ilegalizar a la AIT pero fue rechazado por el Tribunal Supremo), lo que propicia la prohibición de las actividades de la Internacional en España, aunque seguirá clandestina hasta su disolución en 1881.
            La difusión de las ideas marxistas correrá a cargo de Paul Lafargue, que llega a Madrid en 1871 y forma un grupo con José Mesa, Pablo Iglesias Posse y Francisco Mora. Al contrario que los anarquistas, optaron por la lucha política y el moderantismo en sus reclamaciones, a la espera de que la clase obrera estuviese preparada para la revolución socialista. Partiendo de los principios marxistas (lucha por la abolición de las clases sociales, socialización de los medios de producción y dictadura del proletariado), se aferraron a un programa reformista, cuyo objetivo era lograr mejoras laborales y sociales para los trabajadores a través de la lucha política.
            Fundaron, en 1871, la Asociación del Arte de Imprimir. En el congreso de la Federación Regional Española de Zaragoza de 1872, controlado por los anarquistas, serán expulsados, lo que llevó a ese grupo a constituirse en la “Nueva Federación Madrileña”, presidida por Pablo Iglesias. Sería el núcleo del que nació el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en 1879.
            Durante la Primera República el internacionalismo tendrá su momento álgido con la intención de provocar el derrumbamiento del Estado. La Internacional española tendrá unos 25000 afiliados (un tercio en Cataluña). Eran obreros textiles, de la construcción, artes gráficas y campesinos andaluces. Tendrá una participación muy activa en los movimientos cantonales y en la huelga de Alcoy de 1873.  Los obreros fabriles se concentraron ante el ayuntamiento durante una huelga general que reclamaba una mejora salarial. El alcalde republicano, Agustí Albors, apodado Pelletes, ordenó abrir fuego sobre los manifestantes, que, encolerizados, asaltaron el ayuntamiento, mataron al alcalde y mutilaron su cadáver. Alcoy se declaró independiente y fue gobernada por un Comité de Salud Pública entre el 9 y el 13 de julio, hasta la llegada de las tropas federales.
            Inmediatamente después del golpe de Pavía, el gobierno del general Serrano decretará la ilegalización de la Internacional. Con la Restauración el movimiento seguirá siendo ilegal teniendo que pasar a la clandestinidad.  (relación con texto modelo examen, temor en la burguesía por las acciones del movimiento obrero).
            El Sexenio significó una etapa de toma de conciencia política y organizativa para el movimiento obrero, así como el momento de asimilación de las ideologías que existían en Europa: el marxismo y el anarquismo y su implantación en España.
FORMAS DE LUCHA (hay que introducir este apartado)
                Las formas de lucha empleadas por los trabajadores fueron modificándose con el tiempo. Al principio eran motines, más o menos espontáneos, cuando surgía un problema por la falta de trabajo, de alimentos o el pago de impuestos de consumos. Estos motines se producían tanto en el campo (en Andalucía podemos hablar del bandolerismo y los bandoleros como una respuesta del campesinado a la mala situación en la que viven y a las desigualdades sociales) como en la ciudad y son muy frecuentes durante la Restauración. También se producen los ataques a las fábricas desde los inicios de la industrialización (los actos luditas). En algunos momentos estos motines e insurrecciones llegaron a ser muy violentos (durante el Sexenio). Poco a poco los trabajadores se dieron cuenta de la existencia de una forma de lucha más eficaz: la huelga. Abandonado el trabajo, los trabajadores intentaban conseguir las reformas que no obtenían en la negociación con los patronos. Dentro de la huelga se puede diferenciar entre la huelga parcial (de un solo sector), general (todos los sectores) y la huelga general revolucionaria, cuando a las peticiones de carácter laboral se suman las de carácter político. Las huelgas también evolucionarán al darse cuenta los trabajadores de que su preparación y coordinación (entre distintos sectores y sindicatos) les daba más fuerza para conseguir sus objetivos. La huelga es ilegal durante todo el XIX, castigada duramente en el código penal. No es tolerada hasta 1902, y reconocida legalmente en 1909.

 HEB7.2.2. ANALIZA LAS CORRIENTES IDEOLÓGICAS DEL MOVIMIENTO OBRERO Y CAMPESINO ESPAÑOL, ASÍ COMO SU EVOLUCIÓN DURANTE EL ÚLTIMO CUARTO DE SIGLO XIX.
            El movimiento obrero tuvo su origen en los núcleos industriales, especialmente catalanes, hacia 1830. Trataron de conseguir mejoras laborales y salarios más altos. La consolidación de este movimiento llegó en 1868 con los aires de libertad por influencia del movimiento obrero internacional. Anarquistas y socialistas fueron los que surgieron durante la Restauración. El anarquismo fue introducido por Giussepe Fanelli, discípulo de Bakunin, que creó en Madrid y Barcelona la sección española de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) llamada “Federación Regional Española”, en 1870. El socialismo marxista lo introdujo Paul Lafargue, yerno de Carlos Marx, quien en 1871 difundió entre los obreros españoles las ideas del “Manifiesto Comunista”. Los anarquistas se extendieron principalmente por Andalucía y Cataluña y los socialistas por Madrid, Cataluña, Bilbao, Santander y Asturias.
            Las dos principales corrientes ideológicas son el anarquismo y el socialismo.
LAS CORRIENTES ANARQUISTAS
            Aprovechando una circular del ministerio de gobernación de 1881, que permitía salir de la clandestinidad a las asociaciones obreras, la F.R.E. pasó a llamarse Federación de Trabajadores de la Región Española, debido a estar prohibidas las asociaciones de carácter internacional.  A partir de ahí empieza su crecimiento, expansión y acciones. Tendrán un debate intenso entre mantenerse públicas o clandestinas (una parte quería mantenerse en la clandestinidad para evitar las represalias de empresarios) y en las acciones a desarrollar: la lucha legal o la “propaganda por el hecho”. Su base social se encontraba en Cataluña y Andalucía, pero era fuertemente reprimida por lo que una parte se decanta por la “acción directa”, comenzando a atentar contra: Estado, burguesía e Iglesia. Destacadas las acciones atribuidas a la Mano Negra en Andalucía (se produjeron en el bienio 1882-1883, en el contexto de un clima de aguda lucha de clases en el campo andaluz). De 1893 a 97 será el momento de acción más fuerte con varios atentados y un fuerte proceso represivo como los procesos de Monjuïc de 1897 en los que son condenados 5 anarquistas –atentado a Martínez Campos-).             Estas acciones dividirán a los anarquistas entre:
-           Radicales, mantienen los atentados. El anarcocomunismo: partidarios de Kropotkin.
-           Partidarios de crear un gran movimiento de masas con la creación de sindicatos, abandono del insurreccionalismo y defensa de la lucha sindical para conseguir reformas. Fundación del sindicato “Solidaridad Obrera” en 1907 y la Confederación Nacional del Trabajo (C.N.T.) en 1910. Anarco-colectivismo: defienden la propiedad colectiva controlada por los sindicatos.
            Principios anarquistas:
            - Destrucción del Estado.
            - Economía colectivizada, cada comunidad tiene autonomía.
            - Propiedad colectiva administrada por todos.
              - Rechazo de la participación política: revolución violenta para acabar con el Estado.
            - Sociedad sin clases: cada individuo tiene plena libertad.
            A principios del XX, la corriente sindicalista anarquista crece y fruto de su aumento y mejora en las formas organizativas es la creación de la Solidaridad Obrera y de la CNT en 1910. La CNT se expande desde 1914 al crecer emigración a ciudades y zonas industriales. En el congreso de 1918 integró a 75.000 obreros en Cataluña, el 30% de la población obrera catalana, y mantuvo su hegemonía hasta la guerra, porque logró integrar a los sindicatos de oficios. En años de 1918 y 1919 crece por toda España y llega a los 700.000 afiliados (más de la mitad, unos 400.000 de Cataluña, cuando aquí había unos 500.000 obreros; unos 128.000 del País Valenciano; 90.000 de Andalucía y Extremadura; 26.000 de Castilla y 15.000 de Aragón).
CORRIENTES SOCIALISTAS
            Los socialistas madrileños se reorganizaron en torno a un núcleo de tipógrafos y algunos intelectuales. En 1879 la Nueva Federación Madrileña pasó a denominarse Agrupación Socialista Madrileña, fundando Pablo Iglesias el PSOE, de carácter marxista. Su primer programa se basaba en:  la abolición de las clases y la emancipación de trabajadores, la transformación de la propiedad privada en colectiva y la conquista del poder político por la clase trabajadora; además de otras reivindicaciones políticas y laborales. Con la Ley de asociación de 1887, el grupo socialista crea un sindicato en 1888, la UGT. El partido se afilia a la 2ª Internacional, participando en la celebración del 1º de mayo de 1890. Cuenta con un periódico, El Socialista, fundado en 1886.
Los núcleos socialistas se caracterizaban por los siguientes rasgos:
-           Influencia del marxismo francés: preocupación por el proletariado industrial.
-           Lucha contra las fuerzas políticas burguesas: lleva al enfrentamiento con los republicanos.
-           Creencia en el hundimiento inevitable del capitalismo.
El crecimiento del movimiento será lento. Los lugares de mayor implantación serán Madrid, Vizcaya, Asturias, y más tarde en Barcelona y en el campo andaluz. Desde 1890 se presenta a las elecciones municipales y generales; los primeros concejales socialistas se consiguen en Bilbao en 1891, la primera acta de diputado no se consigue hasta 1910 (Pablo Iglesias) en alianza con los republicanos.
Siguiendo consignas de la Internacional, participan en 1890 en la celebración del 1º de mayo, dando lugar a numerosas manifestaciones.
Principios marxistas:
-           Propiedad en manos del Estado.
-           Estado dictatorial (dictadura del proletariado) previo a la instauración definitiva del comunismo.
-           Economía centralizada y colectiva.
-           Creación de partidos y sindicatos que promueven la conquista del estado por medio de la revolución. Las condiciones materiales y sociales determinan las condiciones sociopolíticas; el medio más eficaz para conseguir esa modificación es la lucha de clases; los cambios debe realizarlos el proletariado organizado en sindicatos y partidos políticos. Los trabajadores deben conquistar el poder, establecer una dictadura del proletariado para eliminar todas las diferencias de clase (acabar con la propiedad privada; conseguido esto todos los individuos deberían tener las mismas condiciones de vida en la nueva sociedad socialista.
-           Sociedad sin clases sociales, pero el individuo queda anulado por la colectividad.
            La guerra de Cuba permite aumentar su popularidad entre los trabajadores. Los socialistas se opusieron al servicio militar y denunciaron la guerra como imperialista y antisocial.
            A partir de 1900 la UGT aumentará sus afiliados. Su carácter moderado, republicano y antimilitarista tendrá una gran acogida entre los trabajadores. La UGT intentará mantenerse apartada del PSOE, pero no siempre lo conseguirá. Poco a poco se irá politizando cada vez más y dependiendo más de la dirección del PSOE.
            A partir de 1917, en el PSOE se producirá un fuerte debate a raíz del triunfo de la Revolución bolchevique y por la fundación de la III Internacional Comunista por Lenin en 1919, sobre la conveniencia o no de seguir el modelo soviético. Fruto de este debate, en 1921, se producirá una escisión fundándose el Partido Comunista de España, en el que confluyen dos grupos el Partido Comunista Español, fundado en 1920, y el Partido Comunista Obrero Español (1921) (este es la escisión del PSOE ante la negativa a sumarse a las III Internacional).
En lo referente al campesinado tiene una menor participación en la creación de los sindicatos y asociacionismo. El socialismo está más preocupado por el proletariado industrial. Es el anarquismo la ideología que más preocupación tiene y sobre todo en Andalucía. Promoverán algunas asociaciones.
Los conflictos y revueltas en el campo fueron constantes en la España del siglo XIX. El aumento de la población agraria asalariada, sin un crecimiento paralelo del trabajo y los recursos provocó un grave problema social, especialmente en Andalucía. En la década de 1840 se sucedieron las manifestaciones y ocupaciones de tierras donde los jornaleros eran mayoritarios y los años de malas cosechas provocaban situaciones de hambre crónica y sumían en la miseria a miles de campesinos. La situación provocó quemas de cosechas y matanzas de ganado en un movimiento que podría asemejarse al ludista.
            La situación se agravó en 1855 con la desamortización de los bienes comunales de los municipios, pues estas tierras de aprovechamiento común pasaron a manos privadas. Como consecuencia se produjeron alzamientos campesinos, que fueron duramente reprimidos por el ejército y la Guardia Civil. Los movimientos más intensos tuvieron lugar en Andalucía, en algunos lugares de Castilla y en las zonas montañosas de Aragón. Poco después se produjeron las fuertes revueltas de Utrera y El Arahal (Sevilla).  Todo su programa podía condensarse en esta forma: “pastos comunales y guerra a los ricos”. En 1861, un levantamiento en Loja (Granada) alcanzó gran virulencia y se extendió por las provincias de Jaén y Málaga. La represión del movimiento provocó numerosas víctimas entre los campesinos sublevados.  A raíz de estas luchas sociales, en las décadas de 1860 y 1870, el bandolerismo se extendió por Andalucía como respuesta individual y violenta a las grandes desigualdades sociales. Fue la época de los bandidos que tenían su refugio en Sierra Morena, y que reunidos en cuadrillas asaltaban caminos, cortijos y pequeños pueblos. En los años siguientes se producirán distintas acciones promovidas por asociaciones clandestinas de pocos miembros, generalmente influidos por la ideología anarquista, como la Mano Negra en la década de los 80, pero siempre duramente reprimidos por el gobierno.
            Hacía finales del XIX y principios del XX, en el mundo agrario aparece un fuerte movimiento asociativo, en parte inspirado por la Iglesia Católica. La expansión del sindicalismo agrario se produce a partir de la Ley de 1906 de sindicatos agrícolas. La mayor parte de los sindicatos acabaron encuadrados en la Confederación Nacional Católica Agraria, fundada en 1917.El Agrarismo tendrá una labor importante en el desarrollo del crédito agrícola, abonos, maquinaria y modernización.
            En Galicia las protestas campesinas no tienen motivaciones exclusivamente agrarias, sino que son conflictos sociales derivados de la abusiva presión tributaria. Hacia finales de siglo se empiezan a desarrollar en unos movimientos asociativos con el objetivo de conseguir la redención de foros. Fue un movimiento conocido como Agrarismo. El agrarismo es el término con el que se denomina la organización de los labradores en sociedades agrarias o en sindicatos agrícolas en Galicia a fines del siglo XIX y sobre todo a partir de 1907 cuando apareció Solidaridad Gallega que ayudó a dinamizar el movimiento. Los objetivos del agrarismo consistían fundamentalmente en la lucha contra el sistema foral y contra el caciquismo además de promover la renovación técnica del sector agrario gallego. En las filas del agrarismo militaron personalidades de las más opuestas ideologías, interesados en lograr mejoras para los agricultores. Uno de los más destacados fue Basilio Álvarez, sacerdote y periodista, fundador de Acción Gallega, grupo político que se presenta a las elecciones de 1910 con un programa agrarista.
LOS GRUPOS CATÓLICOS
El sindicalismo confesional tuvo poca importancia, explicable por el posicionamiento de la Iglesia que nunca llegó a asumir que los intereses de los patronos y de los trabajadores eran contradictorios. Predicaban la colaboración (sumisión) de las clases y no el enfrentamiento. La encíclica del Papa León XIII Rerum Novarum denunciaba el socialismo y animaba a encauzar los intentos de mejora de la clase obrera a través del Evangelio.
En el sector agrario fue donde tuvo más influencia, sobre todo en el norte de Castilla, creándose la Confederación Nacional Católica Agraria, CONCA, compuesta por pequeños propietarios.
LAS ASOCIACIONES PATRONALES
Los patronos, comerciantes y artesanos, también hicieron sus organizaciones para defender sus intereses, defenderse frente a los obreros y presionar al Estado. Generalmente fueron organizaciones de ámbito regional o provincial, solo alguna logró alcanzar una implantación nacional, como la Liga Nacional de Fomento del Trabajo Nacional o la Confederación Nacional Española.   
LA ACCIÓN DEL ESTADO
                La actitud del Estado frente a los problemas sociales varió según el Gobierno en el poder. En líneas generales podemos establecer tres fases: la primera, hasta los años 70, negativa a toda petición o manifestación; la segunda, hasta principios del siglo XX, de tolerancia con los trabajadores e inicios de una preocupación por su situación; la tercera, en el siglo XX, en la que se van reconociendo lentamente una serie de derechos para los trabajadores (derecho a la huelga en 1909, jornada de ocho horas en 1919).
            En la primera etapa, no hay ninguna legislación laboral y a los trabajadores no se les reconoce ninguno derecho; se produce abolición de los gremios y de cualquier asociación que impida la libre negociación de las condiciones de trabajo entre el empresario y el trabajador (como el empresario es más poderoso impone sus condiciones…). E estado liberal siempre ejerció una fuerte vigilancia sobre el movimiento obrero, empleando la fuerza, ejército y Guarda Civil, para limitar sus demandas. La idea de que el Estado podía y debía intervenir para regular por medio de leyes las condiciones de trabajo tardó en ser aceptada por las patronales y los gobiernos: la prohibición de que trabajaran niños, la limitación de la jornada laboral, los salarios mínimos, eran medidas que provocaban un aumento de los costes laborales de las empresas y daba poder a los obreros y a sus organizaciones, que podían denunciar y exigir multas. La respuesta de patronos y gobierno era una especie de paternalismo aconsejando el ahorro, el apartarse de los vicios, el asistir a escuelas nocturna, etc. El punto final de esta situación fue la legislación efectuado durante el Bienio Progresista que no satisfacía ninguna de las demandas de los trabajadores.
            En la segunda etapa, durante la Primera República se promulgará la primera ley laboral, conocida como ley Benot (ministro de Fomento Eduardo Benot Rodríguez), que prohibía el trabajo en fábricas, talleres, fundiciones y minas de los menores de 10 años, limitaba la jornada para los menores de quince años, obligaba a las empresas a disponer de escuelas de enseñanza primaria, e introducía las primeras normas de seguridad e higiene en el trabajo. Pero la aprobación de legislación reguladora y protectora no significa que se llevase a la práctica.  Es ahora debido a la creciente presión sindical, por lo que algunos sectores liberales se mostraron partidarios de regular las relaciones de trabajo de la sociedad industrial, y al igual que se estaba planteando en otros países europeos, se vio la oportunidad de que el Estado reglase las relaciones económicas y laborales. Esta legislación se continua 1878 aprobando las primeras leyes de regulación de los trabajos peligrosos para los niños, la creación de asilos para inválidos de trabajo y la construcción de barrios para obreros. El paso siguiente fue la creación de la Comisión de Reformas Sociales de 1883, Comisión para el estudio de las cuestiones que interesan a la mejora o bienestar de las clases obreras, tanto agrícolas como industriales, y que afectan a las relaciones entre el capital y el trabajo. El primer presidente de la Comisión fue el líder conservador Antonio Cánovas del Castillo para subrayar el carácter suprapartidista del organismo, en el que estaban integrados tanto los dos partidos dinásticos, liberal y conservador, como los republicanos. Aunque no fue del gusto de socialistas y anarquistas. La Comisión de Reformas Sociales sirvió para estudiar las condiciones de vida y trabajo de la clase obrera y proponer reformas de carácter legislativo para mejorarlas. Funcionó entre 1883 y 1903, año en que fue sustituida por el Instituto de Reformas Sociales. Su misión era elaborar dictámenes sobre medidas legales concretas. De modo expreso, se enumeraban algunas prioridades para que las Cortes legislasen: el fomento de jurados mixtos, para favorecer las relaciones de obreros y patronos; la instauración de Cajas de retiros y de socorros para enfermos e inválidos; la regulación del trabajo de mujeres y niños; medidas de higiene y salubridad en los talleres; creación de instituciones de crédito agrícola; y la adopción de disposiciones para favorecer las sociedades de socorros mutuos y cooperativas, y a estimular la construcción de viviendas obreras.
            En la tercera etapa se van reconociendo los derechos. En este sentido podemos relacionar la ley Dato (doc. Del modelo de examen). Esta primera disposición legislativa, conocida como Ley Dato o Ley sobre Accidentes de Trabajo, se publicó en la GACETA DE MADRID, antecedente del actual Boletín Oficial del Estado, el 31 de enero de 1900. Se produce en el contexto de un REGENERACIONISMO (contexto histórico), PARA atender las demandas del movimiento obrero y mantener sus votos hacia los partidos dinásticos. Es el germen de lo que posteriormente se generalizó como Seguridad Social. La Ley Dato trataba de paliar, de alguna manera, las consecuencias económicas que los accidentes de trabajo tenían para los trabajadores y sus familias en caso de incapacidad o muerte. En la Ley (se usa el texto…) se define el accidente de trabajo (texto) y se obliga al empresario a hacerse responsable de los gastos que se deriven y de las indemnizaciones correspondientes (se usa texto), incluso los gastos del sepelio (se usa texto). Las cuantías son mínimas, pero es un primer paso para el reconocimiento de los derechos de los trabajadores y de su situación. Esta ley es el primer paso para la creación de un sistema de seguros sociales, y además incorporaba otras novedades: la edad mínima para trabajar en 9 años, si saben leer y escribir; tres semanas de descanso para las mujeres después de dar a luz y conservando el puesto de trabajo; la jornada de 8 horas para niños de 10 a 14 años, etc. De este modo se inicia una legislación que será continuada, sobre todo, durante el mandato de Canalejas, aunque en un primer momento la oposición consideraba que esta ley no tendría ninguna utilidad práctica.
            Estas actuaciones legislativas se continúan en los años siguientes. La Comisión de Reformas Sociales en 1903 se convertirá en el Instituto de Reformas Sociales con la finalidad de asesorar al Gobierno e impulsar la legislación en materia laboral (gobierno del conservador Francisco Silvela).  En 1908 se creó el Instituto Nacional de Previsión para la gestión de una incipiente seguridad social (creado por el conservador Antonio Maura y promulgado por Alfonso XIII por la Ley del 27 de febrero de 1908). Durante esto años se producen avances, promovidos tanto por gobiernos conservadores como por liberales, a veces más preocupados por desarmar al movimiento obrero que en atender sus peticiones. El derecho a la huelga se consigue en 1909.   
LA REIVINDICACIÓN FEMENINA
Con el trabajo industrial la mujer no mejora su condición que sigue estando discriminada desde el punto social (sometimiento al hombre), jurídico (reconocimiento legal de una condición inferior al home) y laboral (a igual trabajo, menor salario).
La condición femenina era, para el pensamiento burgués, de subordinación, sometimiento e inferioridad. Se acompañaba de los arquetipos de: dulce esposa, madre entregada y ángel del hogar.
Desde el punto de vista legal, la mujer estaba sometido al hombre para cualquier acción de tipo civil, aunque penalmente era considerada como igual (Concepción Arenal).
A nivel político, las mujeres no tenían reconocido el derecho al voto. El movimiento sufragista tuvo en España menos fuerza que en otros países de Europa (en 1918 se fundó la Asociación Nacional de Mujeres Españolas, en junio 1931 pueden presentarse a las elecciones, y votan por primera vez en noviembre de 1933).

LOS AÑOS DE 1917 A 1920:
                Son momentos de gran conflictividad: se produce el impacto de la revolución rusa, de la carestía de la vida, etc. Hay numerosas huelgas y manifestaciones. Se pide el aumento de salarios, la reducción de la jornada de trabajo. El gobierno responde con dureza y los patronos crean organizaciones para defenderse, piden al gobierno que emplee el ejército para establecer el orden y recurren al cierre patronal (lock out) para doblegar a los trabajadores.
            En 1917, la UGT y la CNT fueron juntos a la huelga, pero la falta de objetivos comunes impidió el éxito: los anarquistas querían la revolución social, impacientes por derribar el poder burgués; los socialistas pretendían una huelga pacífica que logrora un gobierno provisional para preparar elecciones democráticas y limpias. El ejército mata el movimiento y mata a 71 huelguistas. Reproches mutuos entre cenetistas y ugetistas, entre socialistas y republicanos, deshicieron el movimiento.
            La huelga de la Canadiense: El punto más duro de la lucha de clases tuvo lugar en 1919 y 1920. La huelga de La Canadiense en Barcelona paralizó durante febrero y marzo de 1919 el abastecimiento de gas y electricidad, se detuvo a miles de obreros, se militarizó al sector en huelga, se decretó el estado de guerra, pero al final se firmó -tras dos meses de huelga total- el aumento de salarios, la jornada de ocho horas, la readmisión de los despedidos y la promesa de liberar a los más de mil detenidos en Montjuïc, gracias a la intervención del gobierno de Romanones. Un éxito, el primero rotundo, sobre la patronal y un éxito de control sobre la masa de afiliados que aceptan negociación de los dirigentes cenetistas. Pero el gobierno incumplió la liberación de los más de mil obreros y vuelve a estallar la huelga pensando los cenetistas en la fuerza que tenían. Ahora la patronal fuerza la dimisión de Romanones, arma a los somatenes y los convierte en cuerpos parapoliciales con los que organiza “sindicatos libres” de pistoleros anticenetistas, y exigió la vuelta al trabajo en las condiciones previas al acuerdo firmado, todo a como estaba antes de febrero. El 14 de abril vence la patronal, los obreros vuelven exhaustos, diezmados por el pistolerismo de los “sindicatos libres” pagados por la patronal.

El pistolerismo: La línea dura de la patronal acrecienta la violencia social, exige mano dura al gobierno y logra entre 1920 y 1922 que el gobernador Martínez Anido encarcele a militantes y apliquen la trágica “ley de fugas”.
            La patronal crea bandas de pistoleros que persiguen a los líderes sindicales. Así cayeron Salvador Seguí -”el noi del Sucre”-, el más popular líder cenetista, y otros 218 obreros y, también, 127 policías y patronos además de Eduardo Dato, el conde Salvatierra o el cardenal Soldevila de Zaragoza.


No hay comentarios:

Publicar un comentario