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jueves, 23 de mayo de 2019

TEORÍA COMPOSICIÓN 9 LA CUESTIÓN NACIONAL EN EL ÚLTIMO TERCIO DEL SIGLO XIX.


COMPOSICIÓN 9 LA CUESTIÓN NACIONAL EN EL ÚLTIMO TERCIO DEL SIGLO XIX.

ORIENTACIONES GRUPO DE TRABAJO: Sempre tendo en conta a información subministrada polos documentos, o alumnado deberá demostrar que coñece os factores que levaron á eclosión dos nacionalismos periféricos (o seu nacemento como unha reacción fronte ás pretensións centralistas do Estado liberal), o seu ideario, así como o seu desenvolvemento posterior (carácter minoritario nos comezos ata a súa conversión en movementos de masas, cunha importante influencia política, capaces de enfrontarse aos partidos da quenda). Deberá tamén facer mención dos seus líderes principais.

Durante el último tercio del XIX, tal como sucede en otros lugares de Europa, se desarrollan en España los regionalismos y nacionalismos. Aparecen como oposición a la política centralizadora de la Restauración, sobre todo en los territorios periféricos dotados de elementos culturales diferenciados. Podemos diferenciar entre regionalismo y nacionalismo. El regionalismo consiste en la reivindicación de cierto grado de autogobierno, dentro del Estado. El nacionalismo tiene como objetivo la creación de un Estado-nacional.


La idea moderna de nación nació en España vinculada a las transformaciones hechas por las Cortes de Cádiz. La Constitución de 1812 fue la primera que recogió y definió la nación española como un conjunto de habitantes en los que residía la soberanía (Art. 1º. La Nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios. Art. 3. La soberanía reside esencialmente en la Nación, y por lo mismo pertenece a esta exclusivamente el derecho de establecer sus leyes fundamentales). La división posterior del liberalismo en dos corrientes (doctrinaria y democrática) dio lugar a la aparición de distintas interpretaciones y argumentaciones sobre la existencia, identificación y valores de la nación española.
           
NACIONALISMO CONSERVADOR ESPAÑOL:
             
            Dominante en los siglos XIX y XX consideraban que:
·         La nación española es una entidad colectiva, superior a la voluntad de los individuos, fruto de la historia que conducía a formar una unidad política inseparable (concepción orgánico- historicista).
·         Los elementos de identidad de la nación son: La Corona (unidad), la península Ibérica (territorio) y la religión católica (característica que distingue de los demás).
·         Se impone el centralismo ya que la unidad de la patria no es compatible con particularismos locales. Hay una cierta identificación con los valores castellanos.

NACIONALISMO ESPAÑOL LIBERAL-DEMOCRÁTICO:

Defendido por Ortega y Gasset, Azaña, Pi i Margall:
·         La nación española es un cuerpo de asociados bajo las mismas leyes, fruto de la voluntad de los individuos en la historia (concepción voluntarista).
·         Los elementos son: la participación democrática, la defensa de los derechos y libertades y el laicismo.
·         La unidad de la patria es compatible con la descentralización y la autonomía política territorial.

Para las fuerzas de la izquierda (anarquismo, socialismo) la patria de la nación española era considerada como una excusa de las oligarquías dominantes para someter a los trabajadores. El anarquismo se oponía frontalmente al Estado, a la nación y a los nacionalismos. Los socialismos marxistas defendían la idea de un Estado que emancipase a la clase trabajadora y que eliminase las diferencias de clase.

FACTORES  (se tiene que hacer una síntesis….comprimir en 6/7 líneas)
Las causas de la aparición de estos nacionalismos periféricos son bastantes complejas. No obstante, existen una serie de factores comunes, al mismo tiempo que en cada nacionalismo de acuerdo a sus peculiaridades, tienen más incidencia un tipo de factores. Así en las regiones que tenían lengua propia los factores culturales fueron muy importantes o en Cataluña la industrialización y la política económica jugaron un rol fundamental o en el País Vasco fueron los factores políticos los más trascendentes.
            Un modelo de síntesis: En el desarrollo y evolución de este pensamiento tenemos que destacar los siguientes factores:
·         La diversidad cultural y lingüística de España.
·         El centralismo y uniformismo derivado del nuevo Estado liberal.
·         El desigual desarrollo del capitalismo.
·         La débil nacionalización española: falta de consenso sobre el sistema político (monarquía-república), sobre los símbolos (bandera, himno), el fracaso de la política nacionalizadora del Estado a través de la educación, ejército, participación política, etc.
·         El descontento y desilusión por la marcha general del país: atraso económico, cultural, (el 98). 

POLÍTICOS
CULTURALES
ECONÓMICOS
Dos son los factores que vamos a considerar; la reacción ante el modelo centralista y unitario adoptado por liberalismo español y la reacción ante el desastre del 98, en el contexto del regeneracionismo y la identidad de España.
A.- El modelo de Estado adoptado por el liberalismo español desde los años treinta, a imitación del francés, fue centralista y unitario, continuando el modelo castellanizante impuestos por los borbones en el siglo XVIII, a raíz de los decretos de Nueva Planta. Así se dividió España en provincias (Javier de Burgos) se nombraron gobernadores civiles y militares... pretendiendo desconocer y disolver las peculiaridades regionales comarcales en un proceso de integración común. En 1715 los Decretos de Nueva Planta habían castellanizado España, salvo el País Vasco y Navarra, ambas perderán sus fueros (excepto los derechos civiles y los conciertos económicos) a raíz de la tercera guerra carlista y el decreto de Cánovas de Castillo.  Ante este intento de uniformización van a aparecer una serie de nacionalismos periféricos que se oponen a ello y defienden sus peculiaridades como pueblos. Planteaban una nueva forma de ver España, defendían una España diversa y multinacional, a la que consideraban más acorde con la realidad social e histórica. 
B.- El problema de la identidad de España se vio agudizado tras la crisis del 98. Con "el desastre de Cuba" también se hunde ese concepto uniformista de España y aparecen una serie de regeneracionismos que critican a la España actual y proponen un modelo alternativo. Uno de esos regeneracionismos fue el nacionalista periférico, que proponía una nueva estructura de España, una España federal, culpando de los males actuales al centralismo existente. En Cataluña y en el País Vasco ambos nacionalismos empiezan a partir de esta fecha a obtener importantes resultados electorales, terminando con la supremacía electoral de los partidos dinásticos en estas zonas.
La reacción ante el modelo centralista y uniformizador del liberalismo español del siglo XIX fue encabezado siempre por una contestación de carácter cultural. Así los nacionalismos periféricos comienzan en las nacionalidades o/y regiones que tenían lengua propia, reivindicando la utilización de esta y la existencia de una historia y unas tradiciones propias y diferenciadas del resto de España. Este Renacimiento cultural, que insisto va a ser el primero, va a ser seguido de un nacionalismo de carácter más político.
La importancia de los factores económicos viene dada por la aparición de la industrialización, pero las características de esta industrialización van a marcar la aparición de los nacionalismos periféricos. La industrialización de España fue muy dispersa (Cataluña y País Vasco se industrializaron y el resto de España continuó agraria), muy sectorializada (básicamente textil y siderúrgica) y muy dependiente de la política económica de los gobiernos (necesidad del proteccionismo, frente al librecambismo que pedía la oligarquía agraria). Así la burguesía catalana y vasca demanda políticas proteccionistas y estas reivindicaciones se unen y se funden a las de carácter político. O el nacionalismo gallego y andaluz de carácter más agrario se basa en los agravios económicos con respecto a regiones o nacionalidades más avanzadas.


En España, como en otros estados europeos, aparecieron a lo largo del XIX, distintas manifestaciones culturales y políticas, que evolucionaron en la defensa de la existencia de naciones propias diferenciadas de la española.

Este proceso pasa por distintas etapas más o menos largas:
·         Comienzo: Grupo reducido, burguesía (intelectuales), se interesa por: historia, lengua, cultura...
·         Desarrollo: a lo anterior se une la agitación política para conseguir cierto grado de autogobierno. También aumenta la base social.


EL CATALANISMO

            Las manifestaciones del catalanismo son múltiples y unen reivindicaciones culturales y políticas. El catalanismo tiene una gran variedad ideológica (liberal o conservadora), social (burguesía e proletariado) y estratégica (colaborar con el gobierno de España o rechazarlo completamente).
            El catalanismo parte de la idea de la personalidad diferencial de Cataluña, que se basaría y alimentaria de: lengua propia, costumbres y derecho civil propio, la idea de un pasado glorioso, el desarrollo industrial y la idea de la marginación política frente al centralismo.
En la década de los 30 aparecen en Cataluña, en el contexto cultural del Romanticismo, un amplio movimiento cultural conocido como Reinaxença. La finalidad era la recuperación de la lengua y cultura catalana, y no tenía aspiraciones políticas.
Las primeras formulaciones con contenido político vienen con Valentí Almirall, un republicano federal que convocó el Primero Congreso Catalanista (1880), con la intención de unificar las corrientes catalanistas en un proyecto liberal y laico. Este movimiento culminó en la creación del “Centre Catalá” (1882), organización que pretendía conseguir la autonomía. En 1885 presentó a Alfonso XII el Memorial de Greuges (Memorial de Agravios, Memoria en defensa de los intereses morales y materiales de Cataluña). El Memorial defendía el proteccionismo industrial y el derecho particular catalán frente a la uniformización del derecho español. El problema de Almirall era que chocaba con otras formas de entender el catalanismo de base más conservadora y católica.
En 1891 un grupo de intelectuales fundaron la Unió Catalanista, de tendencia conservadora con la intención de defender la tradición jurídica catalana. Su programa se fija en las Bases de Manresa, que se basaba en los principios de orden, tradición, religión y propiedad. Defendía una organización confederal, la soberanía de Cataluña en política interior, y el restablecimiento de las instituciones tradicionales de Cataluña.
A finales de siglo la burguesía catalana dejó de apoyar a los partidos dinásticos y pasó a defender un catalanismo moderado. Este cambio se produce en el contexto de:
-          Crisis de Cuba, pérdida del mercado colonial.
-          Crisis del sistema político, regeneración.
-          Descentralización del Estado.
A convergencia de la burguesía con el catalanismo moderado se plasmó en la formación de la Liga Regionalista en 1901. Su triunfo en las elecciones hizo perder peso a los partidos dinásticos en Cataluña y provocó la crisis de la política caciquil.

Nacionalismo: evolución del catalanismo hacia posiciones nacionalistas. (esta parte es como un remate, ya que la redacción está planteada para el siglo XIX.
En 1901 se creó la Liga Regionalista tras la confluencia de los intereses de sectores catalanistas y la burguesía industrial. Entre sus líderes estaban Prat de la Riba y Francesc Cambó. Su programa era conservador e incluso elitista. Desde su fundación conquista éxitos electorales y, a partir de 1907, con la fundación de “Solidaritat Catalana” en conjunción con carlistas y republicanos, dominan las elecciones en Cataluña.

EL NACIONALISMO VASCO

            Las provincias vascas tenían dentro de la monarquía española un status especial definido por sus privilegios forales: hidalguía universal, sistema fiscal propio, instituciones administrativas y jurisdiccionales propias, restricción de obligaciones militares, aduanas con Castilla, limitación del poder del rey (sometidas a los intereses vascos).
           
            Con la llegada del liberalismo y la Constitución de Cádiz estos privilegios son suprimidos, pero con el regreso de Fernando VII se reponen.
            Cuando se produce la sucesión de Isabel II, los defensores de los privilegios forales apoyan a D. Carlos. Cuando remata la guerra carlista en el Convenio de Vergara se acuerda mantener los privilegios forales.
            Con la ley paccionada de 1841, Navarra pierde los privilegios y pasa a ser una provincia especial, con autonomía administrativa y fiscal. Las provincias vascas pierden todos los privilegios, pero los moderados en 1844 vuelven a concederlos, casi en su totalidad.
            En 1876, con la derrota de la 3º guerra carlista, Cánovas suprime los privilegios vascos, y concede en 78 un régimen de concierto económico: las provincias vascas tienen capacidad para distribuir las quintas militares y recaudar las rentas e impuestos con las que contribuyen al Estado central, que es una cantidad negociada. Este concierto está vigente hasta 1937.

            La defensa de los privilegios forales y la lucha contra la rápida industrialización que destruía la sociedad tradicional vasca son dos elementos centrales en el desarrollo del pensamiento nacionalista vasco.

El 14 de julio de 1894, Sabino Arana inauguró el primer batzoki (lugar de reunión) al crear la sociedad Euskeldun Batzokija,​ en Bilbao, iniciándose así la organización del Partido Nacionalista Vasco. En julio de 1895, se constituyó como partido político pasando a denominarse Partido Nacionalista Vasco (Eusko Alderdi Jeltzalea) por Sabino Arana, en el contexto de los cambios políticos y económicos de finales de siglo:
-          Abolición de los fueros en 1876.
-          Rápida e intensa industrialización acompañada de inmigración (españolización) y formación de una burguesía vinculada al sistema de la Restauración.

 El Nacionalismo vasco atacaba tanto a las clases dirigentes (destruían la sociedad tradicional) como a los obreros (perturbaban el orden). Sus postulados se planteaban desde el integrismo católico y los valores culturales de la sociedad tradicional. Defensa de los fueros eliminados con la Tercera guerra carlista.
Al principio el nacionalismo tuvo poca presencia, hasta la incorporación del grupo fuerista de Ramón de la Sota. En 1898-9 tuvieron los primeros éxitos en el ámbito local y provincial. Desde entonces se mantuvieron dos tendencias, una independentista y otra autonomista.

El nacionalismo vasco se consolida en los primeros años del XX, y controla sobre todo la provincia de Vizcaya. El discurso del P.N.V. se hizo más moderado para captar a la burguesía. En 1913 el PNV pasó a denominarse “Comunión Nacionalista Vasca” con un planteamiento autonomista y defensor de la riqueza vasca.
Después de la muerte de Arana, y al compás de la crisis de 1917, en el partido surgen dos tendencias: la independentista y la autonomista. En 1921 el sector radical (aberriano) refundó el PNV recogiendo las viejas tesis de Arana.

GALLEGUISMO

            A partir de la segunda mitad del XIX surge el galleguismo que reivindica:
                        - reconocimiento de los intereses de Galicia.
                        - la defensa del gallego y del autogobierno.
            Su grado de implantación es escaso:
                                    a) PROVINCIALISMO: 1840-1885.
                                    b) REGIONALISMO: 1885-1916.
                                    c) NACIONALISMO: 1916-1936.

            En todas las fases el punto de partida es: reconocimiento de la pobreza, atraso y alejamiento; sentimiento de maltrato, y el olvido desde Madrid.

PROVINCIALISMO:
           
            En torno a 1840 surgen las primeras reivindicaciones en defensa de la propia personalidad y criticando al centralismo. Culturalmente coincide con el movimiento romántico que potencia el estudio de los elementos identificadores y diferenciadores: la historia, cultura y lengua.
            Un grupo importante es la generación de 1846, en la que destaca Antolín Faraldo.
            Al mismo tiempo, se pide un cierto grado de autogobierno; un punto importante fue el pronunciamiento de M. Solís en 1846, que denunció la explotación que padecía Galicia y el deseo de regenerar su prestigio.
            En la cultura, paralelamente, se desenvuelve el REXURDIMENTO, protagonizado por Rosalía, Curros, Pondal… Inician el movimiento de recuperación y defensa del empleo del gallego como lengua, no solo popular sino también literaria. Así mismo, los historiadores, Benito Vicetto e M. Murguía, contribuyeron con sus trabajos de recuperación e interpretación del pasado de Galicia a suministrar argumentos al naciente galleguismo.


REGIONALISMO:
           
            Aparece en la década de 1880. Defiende tanto el empleo de la lengua propia como la consecución del derecho a la autonomía política y administrativa, sin romper con la unidad de España.
            Tiene dos posturas: Liberal: M. Murguía.
                                            Conservadora: Alfredo Brañas.
            Murguía: Defiende la nacionalidad gallega, justificada en razones: étnicas, idioma, historia, geografía. Reivindica el derecho a la autonomía política que solo se puede lograr mediante una amplia descentralización administrativa.
            Brañas: Conjuga las reivindicaciones regionalistas con la unidad de España empleando la idea de la doble patria (grande y pequeña). Mantiene posiciones católicas y conservadoras. Un rasgo fundamental del alma gallega es el catolicismo, y el corporativismo social y gremial como base de la composición de las instituciones.
           
            Durante esta época es cuando aparecen las primeras organizaciones de tipo galleguista: Asociación Rexionalista Galega, 1891; Liga Galega, 1897; Real Academia Galega, 1906; periódico A Nosa Terra, 1907.
           
            Las realizaciones políticas son escasas. En 1907 se constituye Solidaridad Gallega, uniendo a regionalistas, republicanos y neocarlistas; se centró en la lucha anticaciquil y en la redención de foros; tuvo poco éxito.



PREGUNTA CONTESTADA CIUG, en su página en 2018. Se pone, como ejemplo, para ver lo que contestan para una pregunta de 30 líneas.
B) A CUESTIÓN NACIONAL NO SÉCULO XIX
No último terzo do século XIX, a imaxe do acontecido noutros lugares de Europa, en España desenvolvéronse os rexionalismos e nacionalismos. Estes movementos, opostos á política centralizadora da Restauración, xurdiron sobre todo en territorios periféricos dotados de elementos culturais diferenciados.   
No caso catalán, á altura de 1830 o movemento literario da Renaixença impulsou un proceso de recuperación da cultura e a lingua propias. O paso do catalanismo cultural ó político tería lugar nos anos 80, cunha orientación rexionalista, que aspiraba a lograr un maior autogoberno para Cataluña. A creación da Unión Catalanista en 1891, e as súas demandas de restauración das institucións históricas e traspaso de competencias, suporían un novo paso no proceso de afirmación catalanista. Será a principios do século XX cando adopte unha orientación nacionalista, baixo o impulso de Prat de la Riba.
A galeguismo tamén experimentou unha lenta evolución na segunda metade do século XIX. Nunha primeira etapa, iniciada en 1840, o provincialismo alentaría a progresiva toma de conciencia das particularidades e necesidades de Galicia. Ese impulso precursor viuse reforzado nos anos 60 polo Rexurdimento, o movemento cultural iniciado por Rosalía de Castro, que aspiraba á revitalización do galego como lingua literaria. Con todo, será a partir de 1880 cando xurda o rexionalismo, defensor do dereito á autonomía política, e que tivo como figuras mais destacadas o liberal Manuel Martínez Murguía e o conservador Alfredo Brañas. 
No caso vasco, a evolución foi diferente e estivo marcada por un feito político: a abolición dos foros en 1876. As protestas levaron a Cánovas a aprobar os Concertos Económicos dous anos mais tarde, recoñecendo a autonomía fiscal das Provincias Vascas. Con todo, a plena reintegración foral daría lugar a un movemento reivindicativo encabezado por Sabino Arana. O seu ideario identificaba a etnia e cultura tradicionais como elementos vertebradores do territorio que denominou Euskadi. Para defender a su independencia fundou en 1895 o Partido Nacionalista Vasco. 






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