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jueves, 23 de mayo de 2019

TEORÍA COMPOSICIÓN 20 EL FRANQUISMO: LAS FORMAS DE OPOSICIÓN AL RÉGIMEN.


COMPOSICIÓN 20 EL FRANQUISMO: LAS FORMAS DE OPOSICIÓN AL RÉGIMEN.

ORIENTACIONES GRUPO TRABAJO: Sempre tendo en conta a información subministrada polos documentos, o alumnado deberá demostrar que coñece e caracteriza as diferentes formas de expresión adoptadas pola oposición ao franquismo ao longo da súa existencia: desde a primeira actividade guerrilleira na inmediata posguerra ata o xurdimento de diversos movementos de oposición dentro dos piares do réxime (o exército, a Igrexa e o partido único) na etapa final do mesmo, pasando pola protesta estudantil e obreira, a organización de partidos políticos clandestinos, a actividade terrorista e a oposición desde o exterior.

La oposición al franquismo se manifiesta desde la clandestinidad y sometido a una fuerte represión. A través de la Ley de Responsabilidades políticas de 1939, se llevó a cabo una depuración de funcionarios, que fueron sustituidos por excombatientes o exprisioneros; unos 400.000 españoles fueron juzgados por tribunales militares al final de la guerra; cualquiera que hubiera militado en partidos y sindicatos o hubiera ocupado un cargo oficial en la II República tenía que pasar por ellos. 70.000 fueron condenados a penas de muerte, de las cuales 25.000 fueron efectivas. Los condenados a prisión sufrían penosas condiciones de vida. En 1943 había más de 20.000 presos haciendo trabajos forzados.
Otras leyes represivas fueron:  la Ley de Represión de la masonería y el comunismo de 1940, la Ley de Seguridad del Estado de 1941 y la Ley de Represión del Bandidaje y del Terrorismo de 1947. A ellas hay que sumar el Tribunal de orden público, el TOP, creado en 1963 para perseguir todos los delitos políticos y “cuya singularidad era subvertir, en mayor o menor gravedad, los principios básicos del Estado o sembrar la zozobra en la conciencia nacional”.
En el momento de la creación de FET y de las JONS, en 1937, hubo un movimiento de oposición a las ideas de Franco. Algunos líderes que se opusieron fueron expulsados o encarcelados por conspirar contra Franco (Fal Conde o Manuel Hedilla[1]). Después quedo completamente sometida.
LA OPOSICIÓN EN LA POSGUERRA: AÑOS CUARENTA
La oposición democrática de los partidos obreros se manifestó mediante la lucha armada de los guerrilleros, los “maquis”. Al principio, se trata de simples escapados o huidos de la represión de Franco por los montes; después se convierten en guerrilleros. Hacen acciones de resistencia desde los montes contando con el apoyo de la población civil y de la ayuda que les proporcionaba el PCE. Intentaron una penetración por el valle de Arán, en 1944, que fracasa. Después actuaron, durante varios años en las zonas montañosas (Galicia-León-Asturias, Extremadura), esperando la ayuda de los aliados, pero la falta de apoyo internacional y en el país llevó al fracaso de la guerrilla. Acaban capturados, muertos o en el exilio (algunos colaborarán en la resistencia francesa durante la 2ª Guerra Mundial). En Galicia destacaron las acciones de Benigno Andrade (Foucellas) y de José Veiga Castro (Piloto), que murió en 1965.       
En los años cuarenta, Franco también tuvo que enfrentarse con la oposición MONÁRQUICA: aristócratas y generales (Varela, Moscardó, Aranda) que defendían la vuelta a la monarquía, a la que se sumó D. Juan de Borbón en 1945 (Manifiesto de Lausana). Franco logró desarmarla colocando a los generales opositores en destinos sin importancia y proponiendo la Ley de Sucesión de 1947, por la que España se constituía en reino.
También se puede señalar durante estos años la oposición que se ejerció desde el Exilio:  los exiliados republicanos desde México, que impulsaron, a propuesta de la delegación de México, que la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptara, el 12 de diciembre de 1946, la Resolución 39, mediante la cual se excluía al gobierno español de organismos internacionales y conferencias establecidas por las Naciones Unidas. Provoca la salida de los embajadores de España y el consiguiente bloqueo. Desde los años 50, con el reconocimiento internacional del régimen de Franco, pasó a no tener importancia, incluso para el resto de opositores    SE PUEDE PONER TODO EL EXILIO AQUÍ…….

LA OPOSICIÓN EN LOS AÑOS CINCUENTA Y SESENTA
Los anarquistas (CNT), escindidos y con sus cuadros presos, perseguidos o aislados en la guerrilla rural o urbana, se diluyeron poco a poco y perdieron su influencia en el movimiento obrero. 
El PSOE y la UGT, con sus direcciones en el extranjero y desconectadas de la realidad española, intentaron continuar apostando por pactos con los monárquicos, mientras sus organizaciones casi desaparecían de España. Sólo el PCE y el PSUC (Partido Socialista Unificado de Cataluña, de orientación comunista) en Cataluña consiguieron reorganizar penosamente sus cuadros y hacer notar su presencia en los primeros movimientos populares.
Sin embargo, poco a poco, a partir de 1950 aparecen en escena otros grupos: el Movimiento Socialista de Cataluña, los demócratas-cristianos, los grupos nacionalistas en Cataluña y el País Vasco. Su actividad fue mínima y los riesgos que corrían eran enormes. Lo más importante fue el inicio de un movimiento de masas como la huelga de tranvías de Barcelona de 1951, las primeras huelgas en Asturias o la huelga de Barcelona del mismo año. Aunque es indudable que estos movimientos eran débiles y escasos, conformaron la situación que más tarde abrió paso a los movimientos de los años 60. 
En los años cincuenta y sesenta aparece también un movimiento de oposición social al franquismo que viene desde la Universidad, el movimiento obrero y la Iglesia.
EN LA UNIVERSIDAD:  Gente de clase media de tendencia liberal o democristiana. Coincide con los intentos aperturistas de Joaquín Ruiz Jiménez en la Universidad y con enfrentamientos con los falangistas. En los años 1955-56 se producen manifestaciones y enfrentamientos entre estudiantes “aperturistas” y falangistas que Franco tiene que reprimir y zanjar cesando a Joaquín Ruiz Jiménez y a Raimundo Fernández Cuesta (Falange). Estos enfrentamientos demostraban el desgaste de la Falange y el nacimiento de una oposición no vinculada a la guerra. En los años siguientes las protestas contra el SEU (sindicato único universitario) continuaron y a partir de 1964 casi ningún distrito universitario reconocía al SEU. En 1965 las manifestaciones estudiantiles aumentaron por la destitución por el Gobierno de prestigiosos catedráticos (Tierno Galván, Aranguren, García Calvo, etc.) y continúan en los años siguientes, sobre todo bajo la influencia del Mayo del 68, siendo duramente reprimidas por la policía. La agitación continuó (1967) y el Gobierno declaró el estado de excepción en toda España durante dos meses (1969).
El movimiento obrero tuvo poca importancia en los años cuarenta y principios de los cincuenta (huelga de tranvías de Barcelona de 1951). Las primeras protestas importantes no se producen hasta 1956-58: manifestaciones en las zonas mineras (Asturias) e industrializadas (País Vasco). Es en estas huelgas donde comienzan a formarse las futuras Comisiones Obreras (CC.OO.). Estas “comisiones” se fueron consolidando como alternativa a las centrales clásicas (CNT, UGT: estructuras muy débiles y escasa implantación), y con el apoyo del PCE consiguieron una fuerte implantación entre los trabajadores. Trabajaban desde la clandestinidad y también infiltrados en los sindicatos verticales (líder del movimiento Marcelino Camacho). Este movimiento obrero se fortaleció al amparo de la liberalización de las relaciones laborales que supuso la Ley de Convenios Colectivos de 1958. Sobre todo, con la “liberalización” que introduce José Solís Ruiz ministro del Movimiento y de la Organización Sindical que permite que se presenten a las elecciones sindicales trabajadores no vinculados directamente con el Movimiento.
Es en 1964 cuando podemos decir que las CC.OO. inician su andadura como movimiento organizado, logrando la permanencia y la coordinación, en gran medida, del movimiento obrero español bajo el franquismo. Las elecciones sindicales de 1966, en las que CC.OO. logra un gran triunfo, sus representantes infiltrados en las listas oficiales, supusieron un duro golpe al sindicato vertical y permitieron la consolidación de CC.OO. como movimiento organizado. Eso causó un disgusto en el régimen y a partir de ahí pasa de movimiento “semilegal” a ser perseguido sistemáticamente (el Tribunal Supremo, en noviembre de 1967, las declara subversivas e ilícitas). La represión contra CC.OO. es brutal: de 9.000 condenados entre 1963 y 1977 por el Tribunal de Orden Público (TOP), que sustituyó a los Tribunales Militares como instrumento represor, una inmensa mayoría eran militantes de CC.OO.
 En el año 1968 Marcelino Camacho, Julián Ariza y otros dirigentes sindicales son encarcelados y procesados por su pertenencia a CC.OO.
El auge del movimiento obrero es respondido por el régimen declarando sucesivos estados de excepción, destacando el de 1969 y el de 1970-71, que provocan numerosas detenciones y torturas a dirigentes obreros. Destaca la detención y condena a veinte años de prisión de los dirigentes de CC.OO. (Marcelino Camacho, etc.) (el llamado Proceso 1001, celebrado en diciembre del 73, coincide con el asesinato de Carrero Blanco) que, aunque dificulta las movilizaciones, no impide que a partir de 1973 los conflictos colectivos, los paros y las huelgas se suceden en numerosas empresas y sectores de todo el Estado, y que CC.OO. se consolide y fortalezca como organización.
En los años 60, desde la Iglesia también se va gestando una oposición al régimen. El distanciamiento con el régimen cobra más fuerza entre 1962-65 con motivo del Concilio Vaticano II. Una parte de la Iglesia católica, cada vez más numerosa, no sólo se distanciaba del régimen, al hilo de lo apertura acordada en el Concilio Vaticano II, sino que también lo critica y pide cambios. Son los años de la HOAC (Hermandad obrera de Acción Católica), del JOC (Juventud Obrera Cristiana) y USO (Unión Sindical Obrera, obreros cristianos, constituida en la clandestinidad en 1961), años en que las iglesias sirven de refugio a los obreros y estudiantes, años en los que es habitual la figura del "cura rojo". Estos sindicatos de inspiración católica van a servir de lanzadera del movimiento obrero. En los años setenta con el nombramiento en 1971 del cardenal Vicente Enrique y Tarancón como presidente de la Conferencia Episcopal Española, se aumentan las distancias. En septiembre de 1971 aprobaron un documento en el que se abogaba por una separación entre Iglesia y Estado y se rechazaba la participación de los obispos en las instituciones franquistas y se pedía la instalación de un sistema democrático. Esa tendencia se incrementa en 1973 con el documento titulado “La Iglesia y la comunidad política”, en el que pedían la revisión del Concordato y el respeto al pluralismo ideológico.
También desde el movimiento vecinal: las asociaciones de vecinos era una de las pocas asociaciones permitidas por el régimen, y se aprovechaban para "colar" reivindicaciones con aristas políticas siempre que se podía.
También desde finales de los años 50 y sesenta se presenta la oposición que viene desde:
Desde el nacionalismo también renace un movimiento de oposición. En el País Vasco, una escisión de jóvenes del PNV, fundaron en 1959, la organización Euskadi ta Askatasuna (Euskadi y Libertad, ETA). Reaccionaban contra la pérdida de identidad del pueblo vasco y contra la represión franquista; tenían un referente de admiración en los movimientos de liberación nacional que se estaban a desarrollar en el Tercer Mundo; comenzará las acciones armadas a partir de 1967, para acabar con la opresión del pueblo vasco. En 1968 el primer atentado contra un policía acusado de torturador. A partir de ahí se convertiría en el primer problema político y de orden público del franquismo, que respondería al desafío con una represión general e indiscriminada en el País Vasco de enorme dureza.
                En cuanto a la demás oposición política en los años 50 y 60, se encontraba muy fragmentada y tenía muy pocos militantes. Estaban: los democristianos de Gil Robles y los de Manuel Jiménez Fernández; los socialdemócratas de Dionisio Ridruejo; los liberales de Joaquín Satrústegui; los republicanos; el PSOE, liderado por Rodolfo Llopis, muy dividido entre los militantes del interior y exilio (sufre una escisión con la creación por Tierno Galván del Partido Socialista del Interior). Una de las acciones que tuvo más repercusión fue la “reunión de Munich”, de 1962. Con motivo del IV Congreso del Movimiento Federal Europeo se reunieron en Munich representantes de los movimientos de oposición del interior y del exilio. Llegaron a acuerdos sobre las reformas que tenía que efectuar España y la instauración de instituciones democráticas: garantías para el ejercicio de los derechos de la persona (en especial el de expresión), supresión de censura, libertades sindicales, etc.
El régimen reaccionó con una gran campaña de prensa contra lo que denominó el “contubernio de Munich” y con represalias con los asistentes.
En la reunión no estuvo el Partido Comunista de España (PCE dirigido por Santiago Carrillo) debido a la hostilidad de los otros participantes (contexto internacional de rechazo al comunismo) pese a ser el partido con más implantación (CC.OO.) y mejor estructurado en el interior de España.
El PC fue el partido que mejor supo mantener su organización clandestina y el único con una cierta organización de masas. Esto fue a causa de su línea política de penetración en las organizaciones de masas (comisiones obreras, sindicatos estudiantiles, asociaciones de vecinos…) y su acercamiento a todas las fuerzas antifranquistas, independientemente del lado en que hubiesen hecho la guerra: política de “reconciliación nacional”. 
LA OPOSICIÓN EN LOS AÑOS 70.
                En los años finales del franquismo se intensificaron los actos de oposición al régimen. Entre las causas podemos indicar:
-              El desarrollo económico, social y cultural que demanda libertades políticas.
-              El crecimiento del movimiento obrero y universitario y las huelgas.
-              El aumento de la prensa crítica con el régimen.
-              El alejamiento de la Iglesia e incluso de militares (Unión Militar Democrática).
-              La propia debilidad del régimen: aparición de un grupo reformista; debilidad física de Franco.

Los distintos partidos políticos van aumentando su base social y organización. El de mayor base social era el PCE (sobre todo en Cataluña con el PSUC) que defendía una alianza de todas las fuerzas democráticas o “Pacto por la Libertad”. Liderado por Santiago Carrillo. La estrategia del PCE, conocida con el nombre de “Eurocomunismo”, tuvo mucho éxito y consistió en fomentar la unidad de clases contra el franquismo y la “reconciliación nacional”, rompiendo con el comunismo soviético.
 En el PSOE se dio un crecimiento y cambio de dirección recayendo esta en los dirigentes que vivían dentro de España (Congreso de Suresnes, 1973, Felipe González). Los partidos nacionalistas (PNV y CDC, Convergencia Democrática de Cataluña) tenían también un fuerte arraigo en las clases medias de ambas regiones.
Junto a estos partidos aparecieron otros, a finales de los sesenta y principios de los setenta, la llamada nueva izquierda: la ORT (Organización Revolucionaria de Trabajadores), la LCR (Liga Comunista Revolucionaria), el PCE m.l (P. Comunista marxista leninista), etc. Influidos por el maoísmo, trotskismo, etc. defendían la acción directa, violenta. (De algunos grupos se desprendieron grupos violentos como el FRAP).
Dentro del régimen también aparecen escisiones: algunos cargos importantes como Fraga, Areilza, Fernández Ordóñez, Pío Cabanillas, Calvo Sotelo defienden una línea reformista, aunque sin llegar a proponer un sistema democrático (Gabinete de Orientación y Documentación, GODISA de M. Fraga; colectivo “Tácito”; Federación de Estudios Independientes, FEDISA). En el Ejército, La Unión de Militares Demócratas (UMD), sindicato clandestino creado en 1974, nunca fue más que un reducto minoritario, pero mostraba que hasta en el epicentro del Régimen había cierto descontento.
El paso final del movimiento opositor fue la realización de uniones o alianzas como pedía el PCE en su Pacto por la Libertad. Una de las primeras alianzas fue la Asamblea de Cataluña, en la que participaban todos los grupos de oposición de Cataluña. Las alianzas más importantes son las que formarán el PCE y el PSOE. En julio de 1974 se constituyó en París la Junta Democrática de España, liderada por el PCE, en la que se integraban: Partido Socialista Popular (Enrique Tierno Galván), personalidades independientes (García Trevijano), asociaciones (vecinos, amas de casa, juventud, etc.), Comisiones Obreras, etc. Sus objetivos constituían un programa democrático mínimo (formación gobierno provisional, amnistía, legalización partidos, libertad de huelga, derechos de reunión, expresión, celebración sufragio sobre la forma de gobierno, etc.). Tuvo una gran repercusión por promover la oposición política sin pertenecer a ningún partido. En 1975, las fuerzas que no habían entrado en la Junta promovieron la creación de la Plataforma de Convergencia Democrática, liderada por el PSOE, en la que se encontraban: UGT, Izquierda Democrática, Unión Socialdemócrata Española, Organización Revolucionaria del Trabajo, Movimiento Comunista y Partido Carlista. Desde el principio comenzaron conversaciones entre las dos formaciones para luchar conjuntamente. Un primer acuerdo se da el 30 de octubre de 1975 (Franco enfermo): liberalización de presos, libre ejercicio derechos humanos, libertades políticas y ruptura democrática. Las conversaciones se mantienen hasta alcanzar la unidad, en marzo de 1976, con la formación de Coordinación Democrática, que luchará por la ruptura democrática (elecciones generales a Cortes Constituyentes).
También hay que añadir el incremento del terrorismo.  La organización terrorista más importante fue ETA. Esta organización derivó ideológicamente hacia el independentismo radical y el leninismo, y llevó a cabo asesinatos (desde 1968), secuestros y chantajes a empresarios en una autodenominada lucha contra los gobiernos de España y Francia que impedían, según su visión, la libertad del pueblo vasco. El atentado más importante de ETA en este período fue, sin duda, el magnicidio que acabó con la vida del presidente del Gobierno, el almirante Carrero Blanco, el 20 de diciembre de 1973. Además de ETA, aparecieron otras organizaciones terroristas de extrema izquierda, como el Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico (FRAP) y los Grupos Revolucionarios Antifascistas Primero de Octubre (GRAPO), constituidos ambos en 1975. La extrema derecha también constituyó grupos, como los Guerrilleros de Cristo Rey, que organizaron constantes provocaciones y atentados para que el régimen no cediese a las reivindicaciones de la oposición. 
                 
oposición desde el exilio: tiene alguna incidencia en los años 40, pero con divisiones

Se puede señalar la influencia que ejercieron los exiliados republicanos desde México, que impulsaron, a propuesta de México, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptara el 12 de diciembre de 1946 la Resolución 39, mediante la cual se excluía al gobierno español de organismos internacionales y conferencias establecidas por las Naciones Unidas.
En 1945 se creó un gobierno republicano en el exilio, en México. Allí se celebraron las cortes republicanas de 1945 (con un centenar de los diputados de 1936) que eligieron el gobierno republicano en el exilio. Azaña había muerto y Martínez Barrios fue elegido presidente de la República en el exilio y José Giral, presidente del gobierno. Pero no tuvo reconocimiento internacional y sus acciones carecieron de incidencia. Además de estar divididos entre los que querían una estrategia exclusivamente republicana y los que aceptaban colaborar con otras fuerzas políticas. El gobierno republicano en el exilio se mantuvo hasta 1977.

Desde fines de la Guerra Mundial se reorganizan algunos grupos políticos, en el exilio, como el PSOE, la UGT o el PCE y se forman algunas alianzas entre ellos –Unión Nacional Española (UNE), dirigida por el PCE y la Alianza Nacional de Fuerzas Democráticas (ANFD)–. 
-El PSOE, liderado en el exilio de México por Indalecio Prieto, intentó un acercamiento a los partidos monárquicos como mal menor para acabar con el régimen franquista. Este acercamiento no llegó a cristalizar y por ello Indalecio Prieto dimitió en 1950. 
-El Partido Comunista estaba dividido. Finalmente, en 1942, Dolores Ibárruri, «La Pasionaria» fue elegida, en el exilio, Secretaria General del PCE, cargo que desempeñó hasta 1960, en que fue sustituida por Santiago Carrillo. El PCE pretendió crear un frente nacional republicano, pero no fueron apoyados por el resto de grupos políticos en el exilio. A partir de 1951, el PCE defiende la idea de «reconciliación nacional» y su deseo de llegar al poder por medios no violentos como la «huelga nacional pacífica»

La contestación de régimen a toda la oposición fue la dura represión; en ese sentido podemos señalar: en el año 1963 se creó el temible Tribunal de Orden Público (TOP) que juzgaba los llamados delitos políticos o actividades subversivas. Los consejos de guerra y las ejecuciones. Entre ellos destacan, el proceso de Burgos (1970) contra ETA; y el proceso 1001, contra dirigentes de CCOO (1973). En 1974 el anarquista Puig Antich fue ejecutado y en septiembre de 1975 tras un juicio militar, fueron ejecutados cinco militantes del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico) y de ETA.




[1]             Fal Conde se opuso a la unificación y tuvo que exiliarse en Portugal. Manuel Hedilla fue acusado de conspirar contra Franco y fue condenado dos veces a la pena de muerte, luego conmutada. 

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